COLUMNA
LA MIOPÍA chilena
Por Guillermo Bilancio, Consultor de empresas y profesor en la Universidad Adolfo Ibáñez.
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laro, muchos dirán que los resultados alcanzados, que el crecimiento, que la relación con el contexto internacional, que las comparaciones permanentes, que los rankings. Pero a pesar de ello sigo sosteniendo mi diagnóstico de miopía. Si consideramos que un país está sostenido en tres pilares que son la cultura (los valores), la estrategia (el rumbo) y la gestión (la administración y la forma de llevarla a cabo), los actores que participan sufren de miopía. Esos actores son los políticos, los empresarios, los trabajadores, el ciudadano común, que tienen como par-
Muchas veces nos preguntamos acerca de cómo nos ven en el extranjero. Me sucede a menudo, aún viviendo parte de mi tiempo en Chile, que gente cercana trata de consultar mi percepción de argentino sobre la vida de los chilenos. Y siempre me encuentro con la disyuntiva de quedar bien o de promover el enfrentamiento, pero mi origen directo me hace decir lo que realmente pienso: Chile sufre de miopía.
ticularidad la dificultad de ver a lo lejos y a los costados. Los negativos efectos de mirar a corto plazo El corto plazo se manifiesta
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en la política mezquina de acceso al poder y a la definición de temas profundos con soluciones inmediatas y poco sustentables, como los claros ejemplos acerca de la
educación, la salud, el marco jurídico legal, que no son propiedad de unos pocos en pocos años, sino que son decisiones que trascienden en el tiempo por lo que generan. Y trabajar en ese corto plazo confunde claridad con velocidad. El corto plazo se manifiesta en la voracidad empresarial que confunde la rentabilidad y la acumulación de riqueza con el real significado de crear valor. La creación de valor implica optimizar el potencial de generar riqueza a partir de un presente continuo, de una película y no de una fotografía instantánea representada en un estado de resultados anual. Cada