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LUNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2021

Desaparecido, el mural de García Bustos sobre la herbolaria / Niza Rivera En el 20 aniversario de su creación, se desconoce el paradero de cinco frescos que abordan la historia de la medicina moderna realizados por el legendario grabador y muralista Arturo García Bustos (1926-2017). Se trata de La herbolaria, la farmacopea y los avances de la medicina moderna en México (2001), obra constituida por cinco paneles murales de 2.5 metros cuadrados cada uno, y que hasta el año pasado se encontraban situados en la parte exterior (aunque cubiertos) de las oficinas de la compañía farmacéutica Glaxo Smith-Kline, ubicadas en Calzada México-Xochimilco 4900, colonia San Lorenzo Huipulco, en la Ciudad de México. Se alcanzaban a ver desde la calle, a través de unas rejas. La obra monumental, además de sus méritos artísticos propios, cobra especial relevancia por varios aspectos: no sólo porque cumple dos décadas de haber sido creada por el discípulo de Frida Kahlo (uno de “Los Fridos”, junto con Fanny Rabel, Arturo Estrada y Guillermo Monroy) y uno de los representantes de la Escuela Mexicana de Pintura, sino por su temática (en el segundo año de la histórica pandemia por el covid-19 que azota al mundo). Además, por su referencia a la herbolaria, que actualmente se debate en el Congreso para reformar la Ley General de Salud en materia de Medicina Tradicional y Complementaria (Proceso 2346). En los murales se representa también la medicina prehispánica, haciendo un

recuento por sucesos y personajes hasta llegar a los más recientes avances de la medicina, la ciencia moderna y la farmacopea (hacer o elaborar medicamentos). Los detalles de la obra se ofrecen en el volumen Arturo García Bustos. En el espacio mágico del muralismo mexicano (2014), editado por la Dirección General de Publicaciones cuando aún formaba parte del entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), ahora Secretaría de Cultura. El libro recoge sendos textos del historiador Miguel León-Portilla, otro del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, del rector de la UNAM José Narro Robles, del crítico de arte Ricardo Pérez Escamilla y del primer secretario cultural del país, Rafael Tovar y de Teresa, entre otros que reflexionan sobre la trascendencia del artista nacido en la Ciudad de México. García Bustos (entre cuya creación se encuentran los murales de la escalera principal del Palacio de Gobierno de la ciudad de Oaxaca) realizó en el año 2000, por encargo del laboratorio, La herbolaria, la farmacopea y los avances de la medicina moderna en México. Todavía se encontraban hasta mediados del año pasado en las instalaciones de Glaxo SmithKline, empresa de origen británico con filiales en distintas partes del mundo. El paradero Rina García Lazo –única hija del “frido” y la también muralista Rina Lazo (19232019), discípula a su vez de Diego Rivera–,

A LOMO DE PALABRA

La chispa humana I GERMÁN CASTRO En la noche del insecto hay un minuto en que se pregunta a qué sabrá sentirse humano. El tema no le interesa demasiado: se considera superior a nosotros. José Emilio Pacheco, Noche del insecto.

¿Q Fauna

ué piensas cuando escuchas la palabra fauna? Tal en cebras, leopardos, elefantes… O quizá visualices una lechuza o un venado, un oso…, en fin, fieros o tiernos, animales de la algaba. Bestias silvestres, de zoológico, de documental… O tal vez pienses en fauna exótica: tucanes de policromo pico, monstruosos ofidios, un okapi, koalas… Difícilmente pensarás en un salchicha o en un Chihuahua, porque, con el gato y el canario y demás aves de jaula, los perros están dentro del saco de las mascotas. Tampoco uno suele relacionar fauna con vacas, gallinas, pollos… Todos ellos, más que fauna, son comida. Quizá entre costeños acuda a la mente una mantarraya, pulpos, bancos de peces… El caso es que sería extraño que alguien recuerde a los más pequeñitos, aunque ellos son los que infestan nuestro mundo. En The rise of the ants: A phylogenetic and ecological explanation (PNAS. May, 2005) Wilson y Hölldobler, certeros, detallan el colosal bestiario de menudencias que solemos olvidar: “La humanidad vive en un mundo en gran parte lleno de procariotas [seres unicelulares sin estructuras unidas a las membranas; pequeños y simples, invisibles a simple vista]… gusanos nematodos, arañas, ácaros y seis grupos de insectos ecológicos clave: termitas [isópteros], hemípteros [pulgas y chinches, por ejemplo], escarabajos fitófagos, moscas, polillas e

refiere a Proceso que hacia finales de 2020 se retiraron y que desconoce su paradero. Arquitecta de profesión, García Lazo explicó que a principios del año pasado la contactaron de los laboratorios para consultarla sobre qué podrían hacer con la obra, pues éstos se mudarían de sede, al parecer a oficinas en la Torre Mítikah (en construcción), en los límites entre las alcaldías Coyoacán y Benito Juárez: “Ellos habían tenido una comunicación con mi madre bastante cordial; cuando me contactaron me comentaron que no sabían qué hacer con ellos debido a que se mudarían de oficinas. Primero los puse en contacto con el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), y aunado a eso tengo entendido que los visitó una empresa especializada en traslados, Córdoba-Plaza. “Incluso me comentaron de la posibilidad de vender la obra, porque se ve que alguien se los valuó –a un precio muy bajo por cierto–, y cuando les comenté que tendrían un valor mucho mayor, invaluable diría yo, les sugerí que también podrían donarlo”. El Cencropam a su vez, a través de la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), respondió a Proceso mediante un documento escrito. En él se menciona que, en efecto, acudieron a la revisión de la obra a petición de García Lazo, “en carácter de asesoría”, a una reunión en donde se discutió la posibilidad de la movilidad de los frescos:

himenópteros, entre otros abejas, avispas y, mayoritariamente, hormigas”. Se trata de la fauna que, mientras no sea un problema, ignoramos, aunque nos rodee, aunque parte de ella nos habite —sin contar millones de millones de virus, más de diez billones de bacterias y arqueas deambulan dentro de una persona—. Hormigas Las hormigas son “especialmente notables entre los insectos por su dominio ecológico como depredadoras, carroñeras y herbívoras indirectas. Aunque las once mil especies de hormigas (Formicidae) constituyen sólo el 2% de la fauna de insectos, conforman al menos un tercio de su biomasa”. Y no surgieron ayer. Fósiles de ámbar báltico testimonian que hace al menos 45 millones de años “las hormigas se encontraban entre los insectos dominantes, y la especie en su conjunto tenía un aspecto claramente moderno”. Las hormigas han venido evolucionando a lo largo de los últimos 150 millones de años (NSF. “Ancient Ants Arose 140-168 Million Years Ago”. ScienceDaily, April 2006). Lentas pero ganadoras: se estima que, poblando casi todos los ecosistemas del planeta, actualmente hay entre mil billones y diez mil billones de estas sabandijas, las cuales representan entre el 15 y el 25% de la biomasa total de todos los animales terrestres. Su éxito se debe tanto a su capacidad de organización social —como las termitas, las abejas, las avispas y un par de roedores, son animales eusociales—, como a que han evolucionado aparejadamente con otras formas de vida, lo cual les ha permitido establecer un montón de relaciones simbióticas. Las antañonas hormiguitas, organizadas entre sí y en armonía con su entorno, perduran. Homínidos Frente a las humildes hormigas y sus 45 millones de años de existencia sin necesidad de cambios genéticos mayores, por no mencionar los 150 millones de años que lleva su evolución, nosotros, los soberbios homo sapiens, lucimos como una irresponsable improvisación de la Naturaleza. Con orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos, somos parte de la familia Hominidae. Los Australopithecus son uno de los géneros más antiguos

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“La revisión de la obra fue realizada por especialistas del Taller de Mural del Cencropam y se observó que se encuentra en buen estado de conservación y, por la técnica constructiva, es posible su traslado en caso de ser requerido. El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura está en posibilidades de apoyar, con profesionalismo, el traslado de la obra a un nuevo destino, sí así se considera necesario.” Sobre la posible donación, la heredera de García Bustos refirió haber sugerido que se considerara a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a la cual ella misma acudió: “La gente de la universidad me comentó que necesitaban someter a consejo la decisión.” Posteriormente, de Glaxo solicitaron documentación, aceptando que se trasladara ahí. En la UNAM incluso se discutió la posibilidad de que tuvieran como sede la Facultad de Medicina, pero de un momento a otro Glaxo dejó de contestar. Explicó la arquitecta: “Pasó un tiempo y, al buscar de nuevo a la persona con la que había tenido contacto, me comentó que ya no trabajaba ahí; me atendió un ingeniero, pero la comunicación decayó. De ser muy amables y cordiales, simplemente ya no tuve respuesta, dejaron de contestarme.” Proceso buscó contactar a Glaxo Smith-Kline ante la posibilidad de visitar los murales; sin embargo la comunicación fue hermética desde la recepción, y aunque se enviaron correos electrónicos y se contactó vía telefónica al ingeniero Luis Aguilar –con el que García Lazo tuvo su última comunicación–, éste refirió que “no era la persona indicada para comentar al respecto” y pidió un tiempo para dar mayores detalles, pero al cierre de esta edición no ha habido respuesta.

de nuestra subfamilia. Estos homínidos, muy probablemente los primeros bípedos, surgieron de la cadena evolutiva no hace 45 millones de años —cuando ya existían las hormigas modernas—, ni 20 ni 10 millones…, ni siquiera cinco…, sino hace apenas unos cuatro millones de años. Lucy y la menos célebre niña Selam pertenecieron a una de las especies de esta subfamilia, los Australopithecus afarensis, a quienes, conforme con el acuerdo científico generalizado, debemos considerar nuestros respetables ancestros. Ya mucho más cerca, el Homo erectus fue un modelito de ser humano que se mantuvo vigente a lo largo de casi dos millones de años —existió entre 1.9 millones y 117 mil años antes del presente—. El llamado niño de Turkana es un ejemplar de una de las subespecies de Homo erectus, los Homo ergaster, que habitó África entre 1.9 y 1.4 millones de años antes del presente. Se especula que pudieron ser los primeros homínidos que desarrollaron el lenguaje simbólico. Si así fue, no dejaron prueba de ello. Luego, hace ya sólo poco menos de medio millón de años surgió una poderosa especie humana, los neandertales. Lograron sobrevivir durante el Paleolítico medio, y además se extendieron por buena parte de Europa y el Oriente Próximo, e incluso desarrollaron un complejo de soluciones tecnológicas, el Musteriense: entre 125 mil y 40 mil años antes del presente, elaboraron herramientas de sílex y cuarcita como raederas, puntas, hendidores, cuchillos, denticulados, raspadores…, y seguramente otros muchos chunches hechos con madera, de los cuales no quedó ningún rastro. Un enorme salto respecto a todo lo que hasta entonces habían hecho los homínidos y el reino animal en pleno. Claro, hay otra manera de expresarlo: a lo largo de casi cien mil años estos humanos no pasaron de tallar piedras. Respecto a las hormigas, el neandertal tuvo una rauda existencia —los restos más antiguos datan de hace 430 mil años (Meyer, Arsuaga, et al. “Nuclear DNA sequences from the Middle Pleistocene Sima de los Huesos hominins”. Nature 531; 2016.)—: perduraron el 0.3% del tiempo que las Formicidae llevan trabajando en la Tierra, y de aquellos humanos no queda ni uno. @gcastroibarra


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