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LUNES 11 DE ENERO DE 2021
Ciudad de México: Los enfermos asumen su propia recuperación / Sara Pantoja En la CDMX muchos de los enfermos de covid-19 se ven obligados a asumir ellos mismos su recuperación ante la saturación de los hospitales y la recomendación de las autoridades que, impotentes ante la pandemia, sólo atinan a recomendarles que permanezcan en casa. Proceso recogió los casos de pacientes que decidieron aislarse, comprar o alquilar sus tanques o concentradores de oxígeno y sus medicamentos con su propio dinero... y han logrado sobrevivir. El 31 de diciembre de 2020, a las 21:00 horas, Luis Antonio Macías abandonó el cuarto donde estaba aislado a causa del covid-19 para acompañar a su esposa a rellenar el pequeño tanque de oxígeno que lo mantenía vivo. Ella no quería manejar sola de noche, temía sufrir un accidente. Prácticamente estaban solos, pues algunos de sus familiares estaban en la playa y otros estaban aislados. La pareja llegó a la zona de hospitales de Tlalpan y localizó un establecimiento con una fila interminable de personas que buscaban lo mismo que ellos. Luis Antonio, de 41 años, y su esposa tuvieron que esperar tres horas en el auto. La desesperación por no saber “si era el principio del fin” le provocó al hombre una sensación de ahogo, como él mismo lo describe. Su esposa pidió ayuda al despachador del establecimiento, quien le preguntó si Luis Antonio estaba muy mal. –Sí –respondió ella–. Ya no puede respirar, se va a desmayar. –Le presto un tanque de emergencia. ¡Póngaselo para que se tranquilice! Ese gesto de solidaridad la sorprendió y le devolvió la vida a Luis Antonio quien, apenas se estabilizó, llamó a sus hijos, de 11 y seis años, que estaban solos en su casa. Los pequeños le respondieron con un “¡Feliz año nuevo, papá!” La de Luis Antonio es una de las miles de historias cotidianas en la Ciudad de México donde las personas con covid-19 no tienen más opción que intentar sobrevivir en su casa con sus propios medios. Hoy es casi imposible conseguir cama en un hospital. Al cierre de edición, el sistema hospitalario en la capital estaba con 84.2.% de ocupación, pese a las múltiples ampliaciones de espacios en instituciones locales, federales y privadas. De las 6 mil 419 personas internadas, 4 mil 799 estaban en camas de atención general y mil 620 en terapia intensiva. El viernes 8 por la mañana, la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo informó que, independientemente de que esos niveles de hospitalización continuaban, el Semáforo Epidemiológico Rojo continuaría una semana más en la Ciudad de México. El otro calvario Los enfermos de covid-19 sufren lo indecible. Cuando dan positivo, los doctores les recomiendan conseguir, alquilar o comprar un tanque o concentrador de oxígeno para sobrevivir, comprar sus medicinas y aislarse; y cuando se les agota el oxígeno, deben formarse en las tortuosas filas para rellenar sus tanques. En un principio, cuenta Luis Antonio, llamó al número de emergencia 911, pues su oxigenación estaba en 80%. La doctora que lo atendió en videollamada le dijo: “¡Ya vete a un hospital, si no, no la vas a librar!”. Cuando le contestaron en el
| Foto Gobierno de México servicio que, según Sheinbaum Pardo, se caracteriza por su efectividad y prontitud, le respondieron: “No tenemos ningún hospital que te atienda. Necesitas estar tranquilo y atento a que tu oxigenación no baje más de 80% por más de cinco horas”. Luis Antonio optó por quedarse en casa, en la alcaldía de Tlalpan. “Mi esposa llamó a no sé cuántos números que nos pasaron varios amigos para conseguir un concentrador de oxígeno, porque nos dimos cuenta de que el tanque no era opción”, recuerda. Y es que en un momento marcó 70% de oxigenación. Luis Antonio comprendió que no podía seguir “chiquiteando” el tanque por el que había pagado 7 mil pesos. Por suerte una persona les rentó un concentrador por 4 mil 500 para un mes; su familia tuvo que ir por él hasta Lomas Verdes, Estado de México.
Una de las hermanas del enfermo recorrió innumerables farmacias en busca de inyecciones de anticoagulante. Y cuando las encontró, después de varias horas, tuvo que pagar 3 mil 200 pesos. Luis Antonio también tuvo que comprar otros medicamentos y hacerse los estudios de laboratorio que le recomendó la neumóloga vía telefónica. Por suerte, Luis Antonio tenía guardado el dinero de su aguinaldo que cobró como trabajador administrativo de la UNAM, con lo que solventó los gastos que hasta el momento ascienden a 17 mil pesos, y eso que la neumóloga aún no le ha dicho cuánto le cobrará por sus honorarios. Otro caso es el de Benjamín Farías que no tuvo la misma suerte que Luis Antonio. Farías y su familia residen en la Unidad Ermita Iztapalapa, en Iztapalapa, la alcaldía con más casos confirmados del virus
en el país –34 mil 244, según el Monitoreo de casos en México por Municipios, de la UNAM. Viven al día con lo poco que él gana cortando el cabello en un pequeño salón acondicionado en su casa, de por sí dañada por el sismo de 2017. Tiene una discapacidad, es padre de dos pequeños y, cuando puede, ayuda un poco en la manutención de su madre de 78 años. Ignora si alguno de sus clientes lo contagió, pero cuando empezó a sentirse mal dejó de trabajar. Justo por la situación económica que vive, no le dijo a su familia que se sentía mal –“para no preocuparlos”–, pero llegó el momento en que ya no lo pudo ocultar. “Desde el 22 de diciembre me empecé a sentir muy mal, pero, por necio, hasta el 31 me hice la prueba, que salió positiva”, cuenta Benjamín. Su sobrina, quien vive en Tlaxcala, asumió el mando para su atención. Lleva una semana viajando entre esa entidad, Puebla y la CDMX para conseguir los medicamentos que, a estas alturas de la pandemia, son escasos; la mayoría de las veces sólo se adquieren mediante conocidos que trabajan en el sector salud. Madre soltera con dos hijos adolescentes, tuvo que organizar un grupo familiar de WhatsApp en el que reporta la evolución de Benjamín y la dificultad para conseguir las medicinas, incluido su costo. Por esa vía no tuvo otra opción que solicitar la cooperación económica entre tíos y primos. En una semana gastó poco más de 7 mil pesos y tiene apalabrada la compra de unas inyecciones que cuestan casi 3 mil pesos y otro medicamento de unos mil 500, que debe recoger en Puebla y regresar a contrarreloj a la CDMX para que el enfermo los consuma. Por fortuna, la familia Farías no tuvo que pasar por el martirio de conseguir un tanque de oxígeno, ya que la madre de Benjamín depende de ese recurso y tiene acceso a él como derechohabiente del IMSS. “Estaba en 77% de oxigenación, pero ya subí a 86% y casi todo el tiempo estoy boca abajo, como me dijo el doctor. Ya aprendí y estoy con mucho ánimo por mis ‘gordos’ que están muy chiquitos. Primero Dios, voy a salir adelante”, comenta Benjamín.
La pandemia hermanó al mundo UNAM Los gobiernos deben invertir más en salud para que las unidades de terapia intensiva tengan equipo adecuado con médicos bien preparados, y la sociedad tiene la obligación de cuidar el planeta para evitar fenómenos como esta pandemia, afirmó Arnoldo Kraus Weisman, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM. Aseguró que hoy, luego de varios meses de pandemia en México, el virus nos ha derrotado por su capacidad mortífera y de contagio; además, porque presenciamos la segunda ola de contagios y se piensa que habrá una tercera, siendo la esperanza las vacunas. El universitario comentó que el covid-19 no es la pandemia que más gente ha matado, sino la gripe española que acabó con la vida de más de 50 millones de personas. La diferencia es que en la actualidad existe conocimiento científico más avanzado, y por ello la serie de cuestionamientos de lo que ha acontecido durante estos meses. Kraus Weisman detalló que de los 203 países registrados en Naciones Unidas, 198 han sido víctimas del SARS-CoV-2. Los
Es esencial tener responsabilidad social e individual a través de pequeñas, pero grandes acciones virus son agentes complejos para los virólogos y epidemiólogos, que han estudiado durante varios años el ébola, VIH/SIDA, el MERS o la influenza, y lo difícil de eso es que cada uno es distinto y a veces no se tiene una vacuna para erradicar la enfermedad que provocan, pero sí tratamientos que atenúan sus efectos en forma casi absoluta. Reflexionó acerca de la necesidad de replantearse algunos conceptos, como la muerte, ya que ahora la gente fallece de forma distinta; es decir, nunca se imaginaron estar en una unidad de terapia intensiva sin saber si saldrían o no. “Al respecto existe una doble muerte fea, la persona que no tuvo tiempo de elaborar su muerte y la gente que no pudo acompañar en sus últimos momentos a los suyos, y que difícilmente podrá elaborar el duelo porque no se estuvo con esa persona, dejando heridas y cicatrices profundas. Muchas personas han fallecido por covid-19, incluso jóvenes que ni siquiera habían realizado todo lo que deseaban hacer en su vida”, lamentó.
Arnoldo Kraus agregó: “La pandemia nos ha hermanado, porque todo el planeta sufre las consecuencias de un virus y, por tanto, es necesario aprender de lo que vivimos en la actualidad para ser mejores seres humanos”. Al respecto apuntó que es esencial tener responsabilidad social e individual a través de pequeñas, pero grandes acciones, como cuidar el agua, utilizar menos productos desechables y reducir contaminantes. Los responsables fundamentales del cambio climático son los gobiernos que se niegan a firmar protocolos internacionales, como Estados Unidos, que tienen como fin comprometerse a realizar acciones a favor del medio ambiente, sostuvo durante su participación en el programa La UNAM responde. Dijo que cada década aumenta un grado la temperatura mundial y si esto incrementa hasta cinco grados centígrados, el planeta se destruirá, por lo que las futuras generaciones sufrirán bastante.