Cultura 08 noviembre 2025

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Los desafíos de la educación en el año del jubileo

El profesor Wilson Genao Núñez reflexiona sobre la carta apostólica Disegnare nuove mappe di speranza, del papa León XIV en el jubileo educativo. P.6

Las vainas de Mercader

Secuestros que alaramaron a toda la sociedad

Entre 1970 y 1975 se produjeron varios raptos en nuestro país. OGM rescata las vivencias del niño Pedro Carrión Guerra, posteriormente liberado. P.7

Percepciones al vivir entre diversas culturas

Julio Valdez, artista plástico dominicano que vive entre Estados Unidos, habla sobre la importancia del Caribe como espacio principal de su obra. P.15

El fuego del arte ucraniano Cultura

Grandes obras de artistas rusos han sido destruidas en el país de Zelensky

JOSÉ MERCADER

666mercader@gmail.com

En Ucrania, todas las grandes obras escultóricas han sido destruidas por el régimen nazi de Zelenski. La mayoría de artistas rusos, como si el arte tuviera nacionalidad. A eso le ha seguido la prohibición de textos de Tolstoi, Dotoievsky, Chejov… clásicos y universales todos, como le ocurre a García Márquez en USA, que aquí, en Occidente, se le ha llamado el “país de la libertad”, título que ellos mismos se pusieron, claro está.

Para entenderlo hay que remontarse a la II Guerra Mundial y a la llegada de Zelensky al gobierno de Ucrania. Zelensky, occidentalizado y con grandes ambiciones, continuador y admirador de Stepan Bandera, reorganizó el ejército y lo adiestró en la línea de su mentor: el nazismo.

Ucrania era, hasta el 2014, un país tranquilo, próspero, pacífico, un adelanto heredado de la URSS. Él sabía de la intención, por geopolítica, de que Estados Unidos quiere instalar bases militares por todo el mundo para garantizar su hegemonía.

Zelensky le ofreció Ucrania a la OTAN o NATO, en inglés, que es lo mismo que EU y sus viejos aliados de aquella guerra de los 40 del siglo XX. Solo que en esa guerra los comunistas de la Unión Soviética lo eran también y fueron estos lo que lograron detener las locuras de los desquiciados Adolfo y Benito. l

Nazismo

Zelensky, occdientalizado y con grandes ambiciones, admirador de Stepan Bandera, reorganizó el ejército...”

Stepan Bandera. POR MERCADER

historia de la medicina

La situación farmacéutica en la Segunda República

Ecos y farmacéuticos en la Segunda Republica. Por eso presentamos este reporte elaborado utilizando mis escritos y fuentes, pero desarrollado por inteligencia artificial. El Estado de la Farmacia en la Segunda República Dominicana (1865-1900): Entre la turbulencia política y la modernización farmacéutica.

El período comprendido entre 1865 y 1900, conocido como la Segunda República, marca una era de profunda transformación y, al mismo tiempo, de considerable inestabilidad para la naciente nación dominicana. Esta turbulencia política se entrelazó con una situación de salud pública extremadamente precaria. Un ejemplo notable de la interconexión entre la crisis política y la sanitaria fue la epidemia de cólera que azotó Santo Domingo en 1868. La enfermedad se propagó en una población ya diezmada y sitiada por las tropas de Buenaventura Báez, lo que agravó la crisis humanitaria. La ciudad se encontraba militarmente aislada, un factor que, de manera inesperada, limitó la propagación del brote al resto del territorio nacional. La omnipresencia de estas enfermedades y la alta mortalidad generaron una demanda constante y desesperada de tratamientos. Esta demanda actuó como un motor económico para el sector farmacéutico, fomentó el desarrollo y la importación de cualquier producto que prometiera alivio, a menudo sin importar su origen o eficacia real.

dustrial de la profesión. Las preparaciones se basaban en una variedad de ingredientes, que incluían plantas, minerales, y otros compuestos, lo que mezclaba el conocimiento empírico con la incipiente química de la época. A pesar del rudimentario marco institucional, la profesión de farmacéutico gozaba de un prestigio considerable, en parte debido a la notoria escasez de médicos en el territorio nacional después de la proclamación de la República en 1844. En este contexto, el farmacéutico a menudo cumplía un rol más amplio en la comunidad, similar al de un médico, al proveer no solo medicamentos sino también asesoramiento sanitario. Esta posición de influencia se ejemplifica en la figura de Francisco Ulises Espaillat, un farmacéutico de profesión que fue un destacado luchador en la Guerra de la Restauración y que llegó a la presidencia de la República Dominicana en 1876. Su carrera demuestra que el conocimiento en salud era una forma de capital social y político en la época. La presencia de profesionales extranjeros en la década de 1860 indica que la importación de conocimiento y práctica profesional era tan importante como la de los medicamentos.

El farmacéutico actuaba como un eslabón vital entre el conocimiento médico y la atención al paciente, a menudo sirviendo como el primer y único punto de contacto con el sistema de salud para la mayoría de la población.

salón de la fauna

La práctica farmacéutica durante la Segunda República era un oficio en transición. El profesional de la época, conocido como boticario, desempeñaba un rol dual: era tanto un artesano que preparaba medicamentos como un comerciante que los vendía. Las boticas, precursoras de las farmacias modernas, no eran meros puntos de venta, sino laboratorios donde se elaboraban las “fórmulas magistrales” de manera individualizada a partir de un petitorio de sustancias. Este proceso incluía la utilización de alambiques, morteros y prensas, lo que subraya la naturaleza manual y prein-

El marco regulatorio de la farmacia en la República Dominicana durante este período es un tema que revela la fragilidad institucional del Estado. Si bien se afirma que “no existía regulación para ejercer la medicina y farmacia” , esta afirmación debe matizarse con la existencia de intentos de control previos al inicio de la Segunda República. Durante el período de anexión a España (18611865), la Reina Isabel II creó la Junta Superior de Medicina, Cirugía y Farmacia de Santo Domingo. Presidida por Carlos Jacobi, esta institución y el Reglamento de Medicina y Cirugía promulgado por Pedro Santana estaban basados en normativas ya vigentes en Cuba y Puerto Rico. l DR. HERBERT STERN

Yoshinobu Yamamoto

(DÉCIMA CIBAEÑA)

Se acabó ya la pelota

Fin de la Serie Mundiai

A los Dayer vi ganai

En una victoria grandota

Celebran con champán y vodka

En honoi a Yamamoto

Éi pichó como un coloso

Callaíto y sin arrogancia

No valió rezo o fragancia

En la lomita ej un oso.

¡Qué cierre epeitaculai ! Ai ganaile a Toronto Vlady se hizo ei tonto Pa abrí la boca y vociai

Que no le valió rezai Ni maidecí a Japón

Solo pensaba en jonrón Y Yamamoto en ponchailo sacaile out y callailo Pa’ llegai a ete fietón. l JOSÉ MERCADER

3 Cultura

El arte destruido en Ucrania

Los comunistas soviéticos fueron traicionados por sus aliados Churchill y Roosevelt, quienes acogieron lo que quedó de aquellos alemanes en desbandada y se les metió en la cabeza la pendejá de la hegemonía mundial, igual que a Hitler. A partir de ahí los comunistas eran malos y enemigos y había que destruirlos para que el dominio total fuera completado. Rusia ha sido su mayor obstáculo.

China emerge con Mao y se establece con Deng Xiaoping como la mayor economía mundial afianzada por Xi Jinping, comunistas también y aliado de los rusos que ya no son ni soviéticos, ni comunistas, dos países prósperos sin necesidad de saquear a otros.

Es así como, al aceptar Zelensky las instalaciones militares, misiles poderosos y todo lo que la OTAN le pidiera, obviamente que Rusia no lo aceptó por el acuerdo de Minsk que establecía que en esas zonas no se podían acercar. Antes de que ocurriera, lo que sería una fuerte amenaza para Rusia, estos invadieron Ucrania.

De instalarse los misiles de la OTAN en Ucrania, Rusia sería destruida en cuestión de segundos, como ya ocurrió con Iraq, Libia, Siria, Egipto, en la Moneda de Allende, en el gobierno de Arbenz, en el Congo de Lumumba, en la Bahía de Cochinos de Cuba que no se les dio.

Esa situación es parecida a la que ocu-

rrió en el año 1962 en Cuba cuando Fidel, amenazado, les pidió a los rusos aquellos misiles que apuntaban a Miami y New York. Claro que Estados Unidos no podía permitir tal amenaza. En las negociaciones quedaron que ya no habría mas invasiones tipo Bahía de Cochinos y Nikita se llevó sus “tiritos gallitos” de regreso. Pero Zelensky no lo hizo. Si Cuba no retira sus cohetes, la borran del mapa como Nagasaki o Hiroshima. Como Zelensky no aceptó, también será arrasado, como ya ocurre. Cuestión de lógica y estrategias militares.

Ucrania pudo y puede ser derrotada en menos de una semana, pero ello significaría, igual que en la II Guerra Mundial, dejar estructuras intactas con altas posibilidades de volver. Una guerra, como la actual, dejará a Ucrania totalmente despojada de armamentos y tropas. Zelensky encontrará su mansión en el mismo lugar que los alemanes derrotados de la II Guerra Mundial, la juventud ucraniana, arrastrada a esta guerra provocada por la provocación, caerá inútilmente. El arte caerá a un punto CERO.

No hay que comparar, por ignorancia y por fanatismo religioso, esta ocupación con la masacre de Israel a los palestinos. Allí se instaló un régimen ingrato y trai-

dor que fue desalojando familias indefensa para robarles sus casas y apoderarse de toda Palestina con la fachada y el cuento de “la tierra prometida”, que no es solamente esa, sino toda la zona, el Líbano, Egipto, Siria, Jordania, Irán, aunque el plan también incluye a Rusia que es lo que explica el uso de Ucrania como carne de cañón.

Esa es la estrategia occidental para la hegemonía imperial. Después de Rusia sería China, la India, Asia completa, Áfri-

ca, Groenlandia, Canadá, América del Sur, la Luna, Marte y Plutón.

En su avance, si pueden, borrarían todo vestigio de las diversidades culturales, música, pintura, literatura, esculturas, costumbres, idiomas. Reinaría lo que Hitler soñó que reinara: la sumisión, “la fe” ciega, la barbarie, la eliminación de “razas inferiores”, la esclavitud y el caos y la prosperidad y abundancia para el 1 % de la población.

Tanto el fortalecimiento económico como cultural de China y Rusia se han realizado por una política correcta de laboriosidad y respeto, en equilibrio con las leyes humanas de prosperidad colectiva, de beneficio general y no particular.

Ese impulso individualista ha dejado en la pobreza a millones, ha hecho que ciudades enteras queden en la ruina, ha hecho que se comercialice todo y el Arte, en vez de ser una manifestación espiritual y una búsqueda de la belleza, se ha convertido en una mercancía cuya calidad no depende de su factura de hechura sino del valor que el Mercado le dé. De ahí la degradación del arte “contemporáneo”, de ahí la destrucción de tantas esculturas en Ucrania, de ahí las declaraciones para comprar a Groenlandia, o anexar Canadá, de ahí las estupideces de Milei, de ahí la premiación de “la palmita”, de ahí las drogas, los dembows y la banalidad, de ahí la necesidad de trabajar con los niños y la juventud para que no confundan paz y guerra, arte y basura. l

Escultura destruida por Zelensky en Ucrania 2. F. E. Escultura destruida por Zelensky en Ucrania 5. F. E. David Burliuk (1882-1967). F. E.
Oleksandr Murashko (1875-1919). F. E.
María Bashkirtseva (1858-1884) 2. F. E.
Escultura destruida por Zelensky en Ucrania. F. E.
Oleksa Gritchenko (1883-1977). F. E.
<VIENE DE LA PORTADA

4 Cultura

Realismo y magia

PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es

Hay magia y realismo en «El libro de las maravillas», magia como quien dice a borbotones, cosas maravillosas a granel junto a muy minuciosas descripciones realistas. Hay realismo y magia y cosas mágicas y realistas, hay un sinfín de historias que subvierten la imaginación. Lo real va casi siempre de la mano con lo maravilloso:

«Cuando el Gran Khan se encuentra en su gran salón listo para comer, sentado frente a su mesa, que está mucho más arriba que las de todos los demás, y las copas de oro están puestas como a diez pasos de donde está el rey, llenas de vino, leche y otras bebidas deliciosas, los hechiceros y encantadores hacen que estas copas vuelen por el aire hasta la mesa del Gran Khan, y lo hacen así para que nadie más las toque.

»Cuando el rey ha terminado de beber, las copas vuelven una vez más a su sitio, y todo esto sucede frente a diez mil testigos, pues el Gran Khan quiere que vean estos prodigios. Y todo esto es verdadero, sin ninguna mentira, como lo he relatado».

A pesar de que Marco Polo sucumbe muy a menudo a la fantasía y la superchería, y a pesar de su mentalidad y prejuicios medioevales, son muy valiosas sus descripciones de las culturas y pueblos de Asia Central, la China y la India y otras regiones. Pocas cosas escapan a su escrutinio, a su insaciable curiosidad. Marco Polo da cuenta, con lujo de detalles, de la organización política y social del vasto imperio mongol, se explaya, asimismo, en la explicación de técnicas agrícolas, estrategias militares, en la forma de vida de muchos pueblos, su alimentación y cultura, la forma en que se organizan y viven, sin olvidar los curiosos y a veces chocantes hábitos sexuales y de higiene y limpieza:

«Viven de carne, leche y caza. Comen ratas de faraón, de las que abundan en las llanuras y por doquier. Comen indistintamente carne de caballo y de perro, es decir, toda clase de carne, y beben de la leche de yegua».

Marco Polo admiraba en muchos aspectos a los mongoles y admiraba incluso a Gengis Kan, el fundador del más grande imperio continuo de la historia, con treinta y tres millones de kilómetros cuadrados. El mundo quedaría asombrado al leer en el llamado libro de las maravillas cosas como las que siguen:

«Y cuando le eligieron rey, todos los tártaros del mundo que se hallaban des-

parramados en países extranjeros se llegaron a él y le aclamaron como gran señor. Y Gengis Khan mantenía su autoridad franca y llanamente. Los tártaros acudieron numerosísimos, y cuando Gengis Khan vio que había tal multitud, se calzó las espuelas, se armó de arco y coraza y fue a la conquista de otras partes del reino. Y conquistaron ocho jornadas de tierra. Pero como con los vencidos usaba de clemencia y no les hacía daño alguno, se sumaban a sus huestes y proseguían la conquista de otros pueblos».

En mayor medida que a Gengis Kang admiraba a Kublai, el monarca al que sirvió durante te diecisiete años:

«Os quiero relatar en nuestro libro todas las grandes proezas y maravillas del Gran Khan que reina en la actualidad, llamado Cublai, que en nuestro idioma quiere decir el señor de los señores. Y lleva ese título justificadamente, pues es sabido de todos que es el hombre más poderoso en tierras, huestes y tesoros que jamás haya existido desde Adán, nuestro primer padre, hasta nuestros días».

Una de las cosas que causó mayor estupefacción e incredulidad fue la descripción de ciudades tan grandes y fastuosas que los europeos no concebían que pudieran existir:

«La ciudad de Cambaluc (actual Pekín), donde se levanta el hermoso palacio de Kubali Khan, se encuentra a la orilla de un gran río en la provincia de Catai, y antiguamente fue famosa y quiere decir en nuestra lengua “La ciudad del señor”. A Cambaluc llegan tantas y tan maravillosas mercancías, que superan en volumen a cualquier ciudad del mundo entero: allí llegan piedras preciosas, perlas, seda y preciosas especias en incalculable abundancia desde la India, Mangi, Catai y otras regiones lejanas. Está situada en un lugar óptimo y se puede llegar allí desde todas las regiones con mucha facilidad, pues Cambaluc se encuentra en el centro de muchas provincias.

De esta forma, según los cálculos que llevan a cabo los comerciantes de la tie-

rra, no pasa un día en todo el año en que no lleguen allí mercaderes extranjeros con más de mil carretas cargadas de seda, pues en la ciudad de Cambaluc se elaboran infinitos trabajos en oro y seda». Resultaría también asombroso para los europeos enterarse de la existencia del papel moneda, que entre los mongoles era cosa corriente:

«Para fabricar la moneda el Gran Khan envía a unos hombres para traer la corteza de unos árboles que nosotros llamamos moreras y que en el lenguaje de ellos se llaman gelsus (…). De la corteza extraen la pulpa y la trituran y apelmazan como hojas de papel, parecidas al papel del algodón. Después las cortan en pedazos de diferentes tamaños, pedazos grandes y pequeños a modo de dineros y marcan en ellos diversas señales, según lo que ha de valer tal moneda».

La magnificencia del Kan, según Marco Polo, incluía medidas de protección a los desamparados:

“Todos los años el Kan despacha a sus fieles mensajeros e inspectores a todas las provincias de su reino, para indagar si algunos de sus súbditos perdieron sus cosecha aquel año, ya sea por causa de las langostas, las orugas, alguna sequía o una peste. Si alguna comarca o región ha sufrido una catástrofe, el Señor entonces les perdona los tributos que debían entregarle ese año y hace que se les lleve todo el grano que necesiten en cantidad suficiente para la comida y para que puedan sembrar de nuevo. Lo que demuestra la gran bondad con la que el Gran Señor trata a sus súbditos».

Otra cosa sorprendente era la protección de que disfrutaban los comerciantes y viajeros en algunos lugares: «En todas las vías principales que atraviesan la provincia de Catai y las comarcas vecinas, por donde pasan los mercaderes, los mensajeros y otros caminantes, el rey ha ordenado plantar árboles a poca distancia unos de otros. Los ha mandado plantar de una especie de árboles muy fuertes y grandes, para que así su altura se pueda ver desde la distancia. De

esta manera todos pueden reconocer los caminos, y no pierden la ruta ni de día ni de noche y tienen también sombra para descansar. Cuando el terreno es pedregoso y desierto, el Gran Señor ordena plantar señales y columnas que también marcan la senda».

Algo igualmente notable es que, personas como Marco Polo, que viajaban como embajadores o enviados del Kan, recibían una especie de pasaporte, un salvoconducto, una tablilla de oro llamada paiza o gerege, que otorgaba privilegios y ventajas y permitía reclamar alojamientos, bienes o servicios. Irrespetar sus exigencias era un delito grave, como se podía leer en la misma tableta.

No todo es color de rosa, por supuesto. La leyes y la administración de justicia son duras en grado extremo y favorecen por supuesto a los ricos:

«Si roban un caballo les condenan a ser cortados por medio de una espada. Si el ladrón tiene con qué pagar, paga nueve veces el valor del objeto robado, y entonces es dejado en libertad».

Algo en verdad terrorífico es lo que pasaba al morir un Kan: lo que sucedía a los infelices que tenían la mala suerte de encontrarse con el cortejo fúnebre y la manera desenfadada y distante con que lo cuenta Marco Polo: «Sabed en verdad que todos los grandes señores que descienden de la dinastía de Gengis Khan son sepultados a su muerte en la montaña llamada Altai. Cuando mueren los grandes señores de los tártaros, aunque se hallen a cien jornadas de esta montaña, convienen en que les lleven allí. Y es gran maravilla que cuando el cuerpo de estos señores es llevado a esta montaña —aunque esté a cuarenta días de distancia—, todos los hombres que encuentra el cortejo fúnebre a su paso son pasados por las armas y atravesados por una espada por los que conducen el cadáver, que les dicen: «Id a servir a vuestro señor al otro mundo», pues creen firmemente que el que así muere irá al lugar de la bienaventuranza a servir a su señor. Y la misma suerte corren los caballos: cuando muere el gran señor, sus mejores caballos son sacrificados para que vayan a servirle al otro mundo. Y sabed que cuando finó Mongu-Khan, más de 20.000 hombres murieron hallándose al paso del cuerpo que llevaban a la sepultura.»

No es fácil determinar si la larga estadía de la familia Polo en oriente fue del todo voluntaria, pero fue sin duda fructífera. Lo cierto es que regresaron justo a tiempo, cuando el Kan envejecía, después de mucho negociar el permiso de salida.

Independientemente de la veracidad de los relatos de Marco Polo, lo cierto es que su libro ensanchó un poco el mundo, abrió las mentes, convenció a los habitantes de la minúscula península europea de que más allá había civilizaciones y había cultura y que no necesariamente eran inferiores, sino diferentes. Uno de los casos en que la literatura abrió mentes y abrió paso por caminos insospechados.l

elCaribe, SÁBADO 8 DE NOVIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

Apuntes de infraestructura

España, España…

A don Mario Hernández Sánchez-Barba, In Memoriam

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

La desaparición (en diciembre de 2021) del ilustre historiador español don Mario Hernández Sánchez-Barba ensombreció el ámbito intelectual de su nación, tanto como abatió de tristeza al cenáculo de sus amigos dominicanos.

En horas de estudiante, don Mario anduvo de la mano de eminencias como Jaume Vicens Vivens, en la Universidad de Barcelona, y Fernand Braudel, en la École Pratique des Hautes Études de Paris. Luego devino catedrático de la Universidad de Madrid (después Universidad Complutense de Madrid) y de la Universidad Francisco de Vitoria.

Canario de nacimiento, la mirada y el instinto hicieron de él un americanista. Abordó, así, la intelección de aquella España trasplantada a un mundo nuevo, repasó las tensiones históricas en el siglo XX hispanoamericano, e hizo el bosquejo de los nacientes signos de identidad en el trascurso histórico de un universo que nacía.

El 13 de mayo de 2015, en la sede de la Academia Dominicana de la Historia, don Mario y yo representamos animadamente (podría decirse, casi, que teatralizamos) la vieja polémica de los años 50 del pasado siglo entre Américo Castro y Claudio Sánchez-Albornoz, en torno a las raíces de la hispanidad. Como tributo a la memoria de tan preclaro amigo, reproduzco algunos párrafos concernientes al tema de aquel coloquio.

Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón.

Antonio MACHADO

El añoso litigio en torno a la identidad nacional española (que algunos llamaron el ‘Problema de España’ o el ‘Ser de España’) emerge de nuevo con el ‘Regeneracionismo’ a fines del siglo XIX. Ya en 1881 los argumentos del aragonés Joaquín Costa anticipan, con líneas de umbrosa premonición, el desenlace trágico de las Dos Españas y el desgarramiento fratricida de 1936.

Luego del ‘Desastre’ de 1898 en que España pierde Cuba, Puerto Rico y las Filipinas tras una guerra con los Estados Unidos, los abatidos hombres de letras de la ‘Generación del 98’ se lanzan a la búsqueda de unas fuentes que hagan inteligible la esencia de lo español; de unas razones que

les indiquen los signos y la naturaleza de aquella identidad escurridiza: ahora, ante sus ojos, resuelta en sombras. De este modo, los del 98 orientarán la mirada hacia el pasado inasible. Ángel Ganivet, ‘regeneracionista’, dice en el Idearium español: “Los árabes no nos dieron ideas; su influjo no fue intelectual, fue psicológico. La distancia que hay entre un mártir de los primeros tiempos del cristianismo y Santa Teresa de Jesús marca el camino recorrido por el espíritu español en los ocho siglos de lucha contra los árabes”. Y agrega: “Don Quijote no ha existido en España antes de los árabes, ni cuando estaban los árabes, sino después de terminada la Reconquista. Sin los árabes, don Quijote y Sancho Panza hubieran sido siempre un solo hombre, un remedo de Ulises”. Ramiro de Maeztu ensaya, a través de los mitos más representativos, una interpretación del carácter, del ‘ser moral’ de España. En su libro Don Quijote, Don Juan y la Celestina descubre la carencia de ideales del español: en Don Quijote, a causa del desengaño; en Don Juan, porque toda la fuerza de su voluntad está dirigida hacia un anhelo inferior: la satisfacción de sus caprichos; en la Celestina, por no tener otro afán que su propio beneficio.

En su obra Luces de Bohemia, Ramón del Valle Inclán expresa (a través de Max, uno de los personajes): “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”.

Y ya Mariano José de Larra (dilecto paradigma de los del 98) había sentenciado: “Aquí yace media España; murió de la otra media”.

Con todo, la sucesión de auges y caídas en este peregrinaje ontológico –nacido a la sombra de febriles ilusiones deshechas, como apremios de un amor irremediablemente hundido en aquellas conciencias finiseculares– hubo de desenvolverse largos años. Hasta que don Américo Castro, en 1948 y con el libro España en su historia, trajo a la lid muchas de aquellas intuiciones, de aquellas inspiradas vaguedades, ahora encajadas en el seno de una provocativa concepción historiográfica; acaso la más original de todo el siglo XX en torno a la esencia de lo español, a su razón histórica de ser y de estar en la realidad.

Lo central para Américo Castro será “la especial clase de civilización construida

por los españoles, gracias precisamente a haberse constituido España como una convivencia y un desgarro de tres clases, de tres castas de gentes: cristianos, moros, judíos”. “En el encuentro y diferenciación de cristianos, judíos y árabes -dice Castro- el pueblo español surge históricamente”.

La estructura de este pensamiento historiográfico se asienta en dos conceptos básicos: la determinación de lo “historiable” y de la “morada vital”. Castro reaccionó desde un comienzo contra las historias tradicionales, contra el deseo desmesurado de objetividad que las hacía meras narraciones de sucesos, más o menos importantes, dispuestos en cierto orden cronológico.

Según él, “la ingenua urgencia de narrar o averiguar, sin más, lo que pasó, hace olvidar a veces la auténtica realidad de los hechos y de las obras de la historia humana; una realidad sólo es historiable cuando es puesta en correlación con la estructura humana en que existe, y con los valores en los cuales se hace significante. De ahí que no todo lo sucedido y hecho por la humanidad sea digno de ser historiado”.

Don Américo agrupa el pasado en tres categorías: (a) lo cronicable, (b) lo narrable y (c) lo historiable, definidas por él como sigue:

(a) El nivel más bajo corresponde a los grupos llamados primitivos: son vías muertas de lo humano, marcan el paso indefinidamente. Una descripción de cómo existen basta para expresar la realidad de su vivir; sus comportamientos son fácilmente referibles a sus motivaciones: fisiológicas, psíquicas, económicas. Sus acciones duran por su reiteración”.

(b) “Por encima de lo que llamo espacio vital describible, aparece la vida de tipo narrable. La de ciertos pueblos –total, o parcialmente, o a trechos— es tema para la narración y nada más… Cabe dentro de la vida narrable mucho de lo denominado hoy progreso y civilización… A este tipo de vida le aplicaría el calificativo de ‘importante’, y su forma expresiva sería la crónica o la ‘eventografía’, no la historiografía propiamente dicha”.

(c) “Lo historiable, sea fenómeno individual o colectivo, expresa vida total que se afirma como vida abierta y problemática –sea como conciencia de estar existiendo, sea como respuesta clara y pensada a problemas que el existir plantea”.

De este modo, Castro nos dice que “his-

toriar requiere entrar en la conciencia de vivir de otros a través de la conciencia del historiador, es decir, sirviéndose de su vivencia del vivir de otros”. Por ello, la “primera obligación del historiador es intuir y tener presente el área interior en donde la historia acontece”. Al lugar ‘en donde está’ lo histórico de la vida humana lo llama él la ‘morada vital’, esto es, el horizonte de posibilidades de un pueblo; en tanto la “vividura” será el modo, la práctica de cómo se afrontan estas posibilidades.

La más contundente respuesta a las ideas de Américo Castro provino del profesor Claudio Sánchez-Albornoz, en un libro publicado ocho años más tarde (en 1956): España, un enigma histórico. En el texto de Sánchez-Albornoz se rechazaba el concepto de la historia de Américo Castro, a quien acusaba de caer en generalizaciones fáciles, y defendía la necesidad de partir de un conocimiento de los hechos y de la utilización de todo tipo de fuentes.

Por otra parte, Sánchez-Albornoz sustentaba que la esencia de España y de lo español estaba ya latente en los pueblos prerromanos que se asentaron en la Península (celtas e íberos), y que fueron los romanos y los visigodos quienes la configuraron al construir la unificación política y cultural de Hispania. Respecto a la Edad Media, no consideraba él decisiva la aportación del judaísmo ni de la islamización. Aquí se postulaba: España es ante todo cristiana y occidental; es más, España se contempla desde Castilla.

Como réplica a Ortega y Gasset, cuando afirmaba que España era la explosión de un simple querer sin saber por qué se quiere, se recibió de Sánchez Albornoz la siguiente réplica: “Porque quisimos ser la espada de Dios sobre la tierra”.

A la distancia, una relectura de estas ideas nos devuelve al punto de inicio, al enigma inaugural. Preguntémonos: ¿Subsiste aún, y, de ser así, en qué medida sirve o resulta fructuosa aquella metafísica noción de hispanidad? ¿Cuál es la ‘vividura’ (o de qué modo se plasman las regionales ‘vividuras’) dentro de esa ‘morada vital’, de turbado acento multicolor, que hoy constituye España? ¿Habrá un español, siquiera uno, que ahora perciba su existencia dentro de las fronteras inmutables del ‘espíritu del pueblo’, alojado en el generoso vientre protector de aquel romántico Volkgeist? No creo posible, ante ninguna de esas incógnitas, el ofrecer una respuesta absoluta, unívoca o, por lo menos, estimable. El espíritu del ‘señor español’ habría de estar hilvanado en una multiplicidad de visiones y de perplejidades, que devienen y se expresan en el más angustioso dilema existencial que conociera pueblo alguno en la historia.

Puesto que jamás, con tal ardor, albergó dudas vivenciales el alemán o el francés o el inglés, acaso resida ahí el íntimo impulso que provocó aquel grito europeísta de don José Ortega y Gasset: “Dios mío: ¿Qué es España?”. l

Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984). F.E.
Américo Castro (18851972). F.E.
Mario Hernández SánchezBarba (1925-2021). F.E.

WILSON ENRIQUE GENAO NÚÑEZ

PROFESOR A TIEMPO COMPLETO

VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN WilsonGenao@pucmm.edu.do

La educación ha sido parte importante en la misión de la Iglesia. En la actualidad la contribución de la Iglesia católica al campo educativo se traduce en la administración de 74.550 escuelas infantiles frecuentadas por 7.639.051 480 alumnos; 102.455 escuelas primarias con 36.199.844 alumnos; 52.085 institutos de secundaria con 20.724.480 alumnos. Además, 2.688.615 estudiantes asisten a institutos superiores y 4.468.875 a institutos universitarios vinculados a la Iglesia Católica (Agenzia Fides, 2025)

También, la importancia de la educación ha estado presente en el Magisterio de la Iglesia. El pasado 28 de octubre se cumplieron 60 años de la declaración conciliar Gravissimum educationis sobre la importancia decisiva de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo. Para tal ocasión y en el marco del Jubileo del Mundo Educativo, celebrado del 27 de octubre al 2 de noviembre de 2025 el Papa León XIV publicó la Carta Apostólica Disegnare nuove mappe di speranza (Diseñar nuevos mapas de esperanza)

Esta Carta Apostólica que invita a dibujar caminos nuevos inicia con un prólogo que presenta el contexto y el propósito, seguidos de diez títulos que abordan la cuestión de la educación en la historia de la Iglesia y los desafíos del presente. En el tema “Una historia dinámica”, se resalta que la historia de la educación católica es la historia del Espíritu en acción. Haciendo un recorrido histórico destaca que los “carismas educativos no son fórmulas rígidas: son respuestas originales a las necesidades de cada época”.

En el siguiente tópico “Una tradición viva”, afirma que la “educación cristiana es una obra coral: nadie educa solo. La comunidad educativa es un nosotros en el que el docente, el estudiante, la familia, el personal administrativo y de servicio, los pastores y la sociedad civil convergen para generar vida”. Destaca que “educar es un acto de esperanza y una pasión que se renueva porque manifiesta la promesa que vemos en el futuro de la humanidad”.

Continúa con “La brújula de Gravissimum educationis” planteando que la declaración conciliar Gravissimum educationis reafirma el derecho de todos a la educación y señala a la familia como la primera escuela de humanidad. Finaliza el tema destacando que “la educación católica tiene la tarea de reconstruir la confianza en un mundo marcado por los conflictos y los miedos”.

El siguiente tópico es “La centralidad de la persona” donde se refleja su experiencia como docente señalando que la educación no es solo transmisión de contenidos, sino que también es aprendizaje de virtudes. En ese sentido se “forman ciudadanos capaces de servir y creyentes capaces de dar testimonio, hombres y mujeres más libres, que ya no están solos”. En el tema “Identidad y subsidiarie-

Los desafíos de la educación en el Caribe: Una mirada desde la carta Disegnare nuove mappe di speranza

dad”, recurre al Concilio Vaticano II para destacar el derecho a la educación y sus principios fundamentales como universalmente válido y destaca que la “educación católica se convierte en levadura en la comunidad humana: genera reciprocidad, supera los reduccionismos, abre a la responsabilidad social”. Sostiene que “la tarea hoy es atreverse con un humanismo integral que habite las preguntas de nuestro tiempo sin perder la fuente”.

En el punto sobre “La contemplación de la Creación” defiende la necesidad de una educación que “involucre la mente, el corazón y las manos; nuevos hábitos, estilos comunitarios, prácticas virtuosas”. Plantea que “la paz no es ausencia de conflicto: es fuerza mansa que rechaza la violencia. Llama a una educación para la paz desarmada y desarmante”.

En el tópico “Una constelación educativa” afirma que el mundo educativo católico es una red viva y plural y destaca la “necesidad de intercambios de profesores y estudiantes, proyectos comunes entre continentes, reconocimiento mutuo de buenas prácticas, cooperación misionera y académica”.

En el tema “Navegando por nuevos espacios” aborda la cuestión de la actitud hacia la tecnología la cual nunca puede ser hostil, porque “el progreso tecnológico forma parte del plan de Dios para la creación”. Sin embargo, hace un llamado “al discernimiento en el diseño didáctico, la evaluación, las plataformas, la pro-

tección de datos y el acceso equitativo”. Resalta que, en “cualquier caso, ningún algoritmo podrá sustituir lo que hace humana a la educación: la poesía, la ironía, el amor, el arte, la imaginación, la alegría del descubrimiento e incluso la educación en el error como oportunidad de crecimiento”.

El siguiente punto es “La estrella polar del Pacto Educativo”. En él destaca el camino del Pacto Educativo Global promovido por el Papa Francisco. A las siete vías propuesta por el Pacto le agrega el cultivar la vida interior, usar la tecnología con sabiduría (humanizando lo digital) y educar para la paz desarmada y desarmante.

Finaliza con el tema “Nuevos mapas de esperanza” en el que hace un llamado a las comunidades educativas a que desarmen las palabras, levanten la mirada, custodien el corazón.

Las reflexiones que hace el Papa León XIV no son ajenas a la realidad caribeña que enfrenta desafíos importantes en un mundo cambiante y en un entorno educativo complejo, fragmentado y digitalizado. Esta Carta Apostólica ofrece orientaciones a las instituciones educativas católicas incluyendo a las caribeñas para abordar los desafíos de la era digital, la ecología y la justicia social, enfocándose en la persona como fin último y no como un medio.

Un tema que también resalta en el documento y en otras declaraciones es el re-

lacionado con la inteligencia artificial que no solo en el Caribe sino en el mundo toma cada vez más relevancia. En el documento se propone que “la inteligencia artificial y los entornos digitales deben orientarse a la protección de la dignidad, la justicia y el trabajo; deben regirse por criterios de ética pública y participación”. Todo esto acompañado de una reflexión teológica y filosófica a la altura.

Finalmente, el abordaje que hace el documento al resaltar la centralidad de la persona, el discernimiento ético sobre la tecnología digital, la educación para la paz y la ecología y el fortalecimiento de la familia y la comunidad y su visión de una educación para la esperanza que forme ciudadanos libres y con un propósito debe resonar en todos los espacios educativos del Caribe.

Referencia

Agenzia Fides (2025). Las estadísticas de la Iglesia Católica 2025. https:// press.vatican.va/content/dam/salastampa/it/fuori-bollettino/pdf/ES%20 -%20Estad%C3%ADsticas%20de%20 la%20Iglesia%20cat%C3%B3lica%20 2025.pdf

León XIV (2025) Carta Apostólica Diseñar nuevos mapas de esperanza. https://www.vatican.va/content/leoxiv/es/apost_letters/ documents/20251027-disegnarenuove-mappe.html l

Centro estudios caribeños. PUCMM.

El papa León XIV ha publicado recientemente la carta apostólica sobre la educación. FUENTE: VATICAN NEWS

elCaribe, SÁBADO 8 DE NOVIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

OGM

Central de Datos

Los secuestros que pusieron en vilo a la República Dominicana

El secuestro de Pedro Carrión Guerra, de apenas 10 años, fue el noveno registrado en el país entre 1970 y 1975, en medio de una ola de raptos que alarmó a la sociedad dominicana.

LENIN RAMOS lramos@elcaribe.com.do

Alo largo de la historia de la República Dominicana, varios secuestros han acaparado las portadas de los periódicos. Durante la década de 1970, algunos de los más destacados marcaron la atención pública, ya sea por sus víctimas o por los responsables. La Zona Retro revive uno de estos secuestros que conmocionó al país desde su inicio hasta su desenlace. De acuerdo con los periódicos de la época, el secuestro del niño de 10 años Pedro Carrión Guerra fue el noveno ocurrido en el país a mediados de la década de 1970 y el tercero registrado en ese mismo año, 1975, un periodo marcado por una creciente ola de secuestros que sacudió a la sociedad dominicana.

Antecedentes

El 25 de marzo de 1970, a las 6:40 de la mañana, un grupo de hombres armados raptó al coronel Donald J. Crowley, quien se desempeñaba como agregado aéreo de la embajada de Estados Unidos en el país, mientras este se encontraba en la cancha de polo del hotel El Embajador. El oficial estadounidense permaneció en cautiverio durante dos días, hasta que, después de una serie de negociaciones, el gobierno dominicano accedió a enviar al extranjero a un grupo de presos políticos a cambio de la liberación de Crowley. El 4 de junio de ese mismo año, el joven Horacio Álvarez Dubreil, de 19 años, fue secuestrado. Los delincuentes pidieron un rescate de RD$100,000.00 a su familia. Al día siguiente, la familia Álvarez Dubreil entregó el dinero a los secuestradores y el joven fue liberado.

Al igual que esos casos, varios secuestros ocuparon las portadas de los periódicos hasta la mañana del 5 de noviembre de 1975, cuando dos desconocidos secuestraron a un hijo adoptivo del industrial Pedro Justo Carrión, propietario de una firma fabricante de ron, en San Pedro de Macorís.

El niño Pedro Carrión Guerra, de 10 años, fue llevado del Colegio San Pedro, donde cursaba sexto grado de primaria, por un hombre de “estatura media y piel negra”, quien lo engañó y lo subió a un vehículo.

Siete horas después, tras el pago del rescate, el niño fue liberado debajo del puente Ramón Matías Mella, que en ese

Carrión Guerra acudió junto a su padre, Pedro Justo Carrión, a visitar al jefe de la Policía tras haber sido secuestrado y posteriormente liberado luego del pago de diez mil pesos realizado por su progenitor. OGM

momento se encontraba en construcción en Santo Domingo. La liberación ocurrió una vez se entregaron RD$10,000 como pago por el rescate.

Declaraciones del infante

Según relató el niño, después de sacarlo del colegio, el secuestrador recogió a un hombre “blanco con melena” que lo esperaba en una esquina cerca de la Universidad Central del Este, en San Pedro de Macorís. Juntos lo metieron en el maletero del automóvil.

De esta manera, el niño estuvo aproximadamente siete horas dentro del maletero de un vehículo blanco con la placa 106-596, el cual fue abandonado por los secuestradores debajo del puente Ramón Matías Mella.

Según relató el menor Carrión Guerra en el despacho del jefe de la policía, mayor Nivar Seijas: “Un hombre de es-

tatura media y piel negra fue a mi colegio y le dijo a la secretaria que me dejara ir porque mi papá iba a la capital y quería llevarme”.

En este sentido, explicó que la secretaria accedió a la solicitud, y “el hombre me metió al carro, y luego más adelante recogió a otro, quien me puso un cuchillo en el cuello”. Luego, señaló que fue en ese momento cuando lo metieron en el maletero del vehículo.

El joven comentó que los hombres abrieron el maletero nuevamente cuando ya estaban en el aeropuerto (Las Américas), porque él había comenzado a tocar.

Negociaciones: el señor Carrión y los secuestradores

Según indicó el señor Pedro Justo Carrión, los secuestradores lo llamaron por teléfono a su residencia en San Pedro de

Macorís desde el aeropuerto para informarle sobre el secuestro de su hijo. “Y me exigieron inmediatamente diez mil pesos por su liberación”, expresó. En esta línea, afirmó que el hombre que lo llamó se identificó como Juan Cruz y le confirmó que la llamada provenía del aeropuerto. Relató que al principio dudó en contestar, pero cuando le dijeron que era algo muy importante, decidió hacerlo. Fue entonces cuando le informaron sobre el secuestro y que debía entregar el dinero para la liberación de su hijo a un hombre en la cafetería La Colonial, ubicada en la calle El Conde. Comentó que solicitó al secuestrador un plazo para conseguir el dinero, porque en su casa no disponía de esa cantidad.

Acción policial

El mayor general Nivar Seijas comentó, por su parte, que las primeras noticias sobre el secuestro se las había proporcionado Federico Nina, y que de inmediato comenzó a tomar acciones. Mencionó que, de haber sido informado de inmediato, habría actuado con rapidez. No obstante, una vez que recibió detalles sobre el caso, ordenó establecer una vigilancia en las cercanías de la cafetería La Colonial, en la calle El Conde. Añadió que los secuestradores debían ir a recoger el dinero a las 2:00 de la tarde. Nivar Seijas detalló que a las 2:30 de la tarde, uno de los secuestradores llamó a la cafetería y pidió hablar con el señor Carrión, a quien le indicó que dejara el rescate en la avenida George Washington, cerca del Obelisco, y luego regresara a la cafetería La Colonial.

Después de que se cumpliera la solicitud, el mismo hombre volvió a llamar a la cafetería, según informó Seijas, y le pidió a Carrión que recogiera el dinero del lugar donde lo había dejado, porque la zona estaba siendo vigilada por la Policía. El jefe de la policía añadió que, a continuación, el secuestrador le exigió a Carrión que depositara la suma frente a la Iglesia Santa Bárbara y lo amenazó con matar al niño si la Policía no levantaba la vigilancia.

Además de esto, el señor Carrión culpó a la Policía de cualquier cosa que pudiera ocurrirle al joven, por lo que Nivar Seijas pidió a los oficiales que se retiraran.

Poco después de que el señor Carrión dejara los RD$10,000 exigidos por los secuestradores cerca de la Iglesia Santa Bárbara, y de que estos lo recogieran, el menor fue liberado alrededor de las 4:00 de la tarde. l

Pedro
Pedro Justo Carrión. OGM
El joven Pedro Carrión Guerra. OGM

crítica arte

LILIAN CARRASCO lilycarrascor@hotmail.com

Rebirth / Renacer: Aida Vásquez Yarull

La pintura de Aida Vásquez Yarull se inscribe dentro de una sensibilidad contemporánea que concibe el acto pictórico como reflejo emocional más que como búsqueda formal. En su trayectoria, cada serie brota de un estado anímico distinto, pero todas conservan, como una huella invisible, un hilo simbólico que las conecta. La artista pinta desde el sentir, y en ese gesto su obra fluctúa entre la exuberancia cromática y la introspección contenida. Su exposición Rebirth / Renacer en Arte San Ramón, curada por la Dra. Paula Gómez Jorge, marca un punto de inflexión en su camino creativo. Aida abandona buena parte de la placidez que caracteriza sus primeras propuestas —esas superficies luminosas, plenas de espiritualidad y equilibrio— para adentrarse en un territorio más gestual, más incierto, incluso inacabado.

Sin embargo, esa apariencia inconclusa no debe entenderse como falta de resolución, sino como afirmación del proceso mismo. En la tensión entre lo hecho y lo que todavía está por revelarse, su pintura adquiere un pulso nuevo y sostenido. El recorrido expositivo devela obras de factura y energía dispares, donde piezas de la serie “The Great Escape” dialogan con otras de espíritu más lírico. Esa convivencia genera un intercambio complejo que exige del espectador una lectura activa. Tal vez la museografía, en su afán de crear continuidad, suaviza diferencias sustanciales entre etapas, pero a la vez refleja la voluntad de la artista de reconocerse en tránsito. Destaca la presencia de trabajos sobre papel, un soporte poco habitual entre los creadores dominicanos y que en su caso adquiere una fuerza singular. El papel no sustituye al lienzo, sino que se convierte en territorio de vulnerabilidad, donde la fragilidad del material intensifica la emoción del trazo y lo integra al discurso plástico. “Rebirth” más que una exposición; es una declaración. Aida Vásquez Yarull ha decidido romper con lo previsible, asumir la ruptura y convertir su arte, más allá de toda complacencia, en experiencia de vida. l

crítica cine

ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

Regreso a Cold Mountain

Al situar “Cold Mountain” durante la Guerra Civil norteamericana (1861-1865), la historia gana profundidad y resonancia, lo que le permite explorar temas universales de amor, pérdida y la búsqueda de redención en un contexto históricamente rico y cargado de emociones. Cuenta la historia de un soldado confederado herido que abandona su unidad y se embarca en un peligroso viaje de regreso a su hogar en Cold Mountain, Carolina del Norte, para reunirse con su amada Ada Monroe. La película retrata la devastación y el costo humano de la guerra, destaca las luchas de los que quedaron atrás y que deben valerse por sí mismos en una sociedad desgarrada por la guerra. El caos y la destrucción de la guerra resaltan las luchas de los personajes por la supervivencia y la resiliencia. El viaje de regreso a casa de Inman y los esfuerzos de Ada por mantener su granja reflejan la lucha más amplia de las personas que intentan resistir y reconstruirse en medio de la devastación. La Guerra Civil sirve de telón de fondo porque fue una época de inmensa agitación, conmoción y transformación en los Estados Unidos: fue uno de los eventos más definito-

el libro vive

franknunez463@gmail.com

Mateo Morrison en la Feria de Yuma

Un verdadero banquete cultural constituyó la presencia del Premio Nacional de Literatura, Mateo Morrison en la XIV Feria Internacional del Libro San Rafael del Yuma 2025, que organiza cada año en ese municipio de la provincia La Altagracia el Club Andrea Evangelina Rodríguez Perozo, esta vez dedicada al poeta y editor Isael Pérez. El autor de Aniversario del dolor y Visiones del transeúnte no solo hizo gala de su arte poético durante su participación en el Restaurante Boca de Yuma, pues también mostró sus condiciones de teórico sobre los movimientos literarios locales y universales el manejo magistral del avezado contertulio.

desde mi ventana

SANTIAGO

ALMADA

salmada@elcaribe.com.do o

El exilio

El ostracismo, palabra que tiene su origen en que en la antigüedad se escribía en un caparazón de ostra o de tortuga el nombre de la persona que sería exiliada después de una votación, es sinónimo de exilio, es decir, abandonar la tierra de origen casi siempre por razones políticas, persecuciones y peligro de muerte, entre otras razones.

En los años 70 las dictaduras que gobernaron Latinoamérica exiliaron y obligaron a exiliarse a muchas personas por razones políticas, la mayoría fue gente que huyó antes de ser apresada por las fuerzas represivas de esos estados, gobernados por militares golpistas.

rios de la historia estadounidense, marcado por un intenso conflicto, división y cambio. Ambientar la historia durante este período permite una profunda exploración de la condición humana en circunstancias extremas. Películas con este tipo de abordaje muestran que la guerra sirve como metáfora de los conflictos personales y las transformaciones que experimentan los personajes. La deserción de Inman y su búsqueda para regresar a Ada reflejan los temas más amplios de la búsqueda de paz y significado en un mundo fracturado. Su separación y añoranza se intensifican con la guerra, lo que hace que su reencuentro sea aun más conmovedor. Al enfrentarse los estados del Norte, antiesclavistas y defensores de la unión federal de 1776, y los secesionistas del sur, el conflicto trajo consigo cambios sociales y culturales significativos, particularmente en el Sur. La película explora estos cambios a través de las experiencias de los personajes, arrojando luz sobre la dinámica cambiante de la sociedad durante este período. La ofensiva bélica (1861-1865) transformó profundamente el capitalismo en Estados Unidos. Al derogar la esclavitud, permitió una economía de mercado más competitiva e impulsó el crecimiento industrial. Se estableció un sistema bancario nacional y una moneda única, se estabilizó la economía y se facilitó la expansión. Además, abrió nuevos mercados y recursos naturales, lo que consolidó el capitalismo. En Netflix. l H H H H GÉNERO: cine épico con drama romántico. DURACIÓN: 155 minutos.

“De la semilla al verbo: Evolución de la poesía latinoamericana”, así tituló Morrison la conferencia que ofreció al selecto público, compuesto por escritores, gestores culturales, invitados del hermano país de México, con delegaciones de España y Monseñor Nouel, la provincia invitada.

El celebrado poeta de la Generación de Postguerra reflexionó ante la concurrencia de la tercera versión del Festival del Mar, como la referida feria, sobre los que considera “dos grandes hemisferios poéticos”, el español y el latinoamericano, estableciendo la evolución de la poesía desde Rubén Darío hasta los autores denominados por el crítico Saúl Yurkievich como fundadores, entre los que se destacan Vicente Huidobro y Pablo Neruda, chilenos; Jorge Luis Borges y Oliverio Girondo, argentinos; César Vallejo, peruano y José Lezama Lima, cubano. En la interacción con los contertulios se plantearon inquietudes sobre el posible impacto de la Inteligencia Artificial en la creación literaria, ante las que Morrison argumentó que el fenómeno tecnológico es uno más de los que cíclicamente surgen en la civilización, e hizo un símil con lo ocurrido al descubrirse la imprenta y otros recursos que han resultado novedosos para las diferentes generaciones.

La Feria de Yuma, con la presencia de Morrison, se convirtió en escenario de nostalgias en torno a los tiempos pasados cuando los jóvenes poetas usaban el género para la protesta social. De verdad que el bardo capitaleño dejó el ambiente yumero encendido, con evidente empatía colectiva. l

Existe también lo que se puede definir como autoexilio, cuando una persona decide irse por voluntad propia de su país de origen, sea para probar suerte o mejorar sus condiciones de vida, como es el caso de quien esto escribe, que a los cuarenta y cinco años decidió dejar casa, trabajo y toda su zona de confort para aterrizar en el solar dominicano, enamorado y dispuesto a empezar de nuevo.

Los exiliados por razones políticas no pueden regresar a su país mientras persistan las condiciones que los obligaron a irse, en cambio los que se autoexilian pueden volver siempre que tengan posibilidades económicas de hacerlo, lo que no siempre sucede.

En un lenguaje poético se pudiera decir que hay otro tipo de exilio, cotidiano y rutinario, que comienza en las mañanas cuando los hombres y mujeres que trabajan en las más variadas profesiones y oficios abandonan sus hogares para dirigirse a sus lugares de trabajo, a esos espacios de los que no es posible salir hasta que se haya cumplido el horario laboral o se haya terminado de efectuar la tarea encomendada, como nos sucede a los que trabajamos en la prensa.

La adaptación a una nueva cultura, a otra forma de hablar el español que es nuestra lengua, a otro tipo de comida, de música, de convivencia, suele ser un proceso que se vive con expectativa al principio, cuando todo parece nuevo porque se ve con ojos de turista.

Pero siempre estará la nostalgia de la patria lejana, de la familia y los amigos que se quedaron, hasta que esa adaptación permite asentarse definitivamente en la nueva tierra y se aprende a ser feliz después de todo. l

CERTIFICO Y DOY FE

La familia hoy. Esperanza, desafío y misión

Introducción

La familia ha sido, desde los orígenes de la humanidad, el espacio más sagrado donde la vida comienza, crece y aprende a amar. En ella se pronuncian las primeras palabras y se siembran los valores que acompañan a la persona durante toda su existencia. La historia de cada ser humano se escribe, en gran parte, con la tinta invisible del amor recibido en su familia. Sin embargo, hablar de la familia hoy es hablar también de una realidad profundamente desafiante. Vivimos tiempos de cambios acelerados, de nuevas configuraciones sociales, de profundas crisis éticas y de modelos culturales que, muchas veces, ponen a prueba la estabilidad de la institución familiar.

Y, sin embargo, la familia no ha dejado de ser, ni dejará de ser, el corazón vivo de la sociedad, la primera escuela del amor, la cuna de la fe y el taller donde se aprende la convivencia, la generosidad y el perdón. Precisamente por eso, hablar de la familia hoy es hablar de esperanza: de lo que podemos reconstruir, fortalecer y custodiar en medio de un mundo fragmentado.

1. La familia, don y tarea

La familia es ante todo un don, un regalo de Dios. No es una invención humana. Nace del mismo corazón creador de Dios, que al formar al hombre y a la mujer, los bendijo con la capacidad de amarse y de colaborar con Él en el don de la vida. Por eso, cada familia, aun con sus fragilidades, participa del misterio del amor divino. En su origen más profundo, la familia es reflejo de la comunión de las Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero si la familia es un don, también es una tarea. No basta haber nacido en una; hay que construirla día a día. Amar no es sólo un sentimiento, como repiten los de Encuentro Católico para Novios, sino una decisión constante. Crear un hogar es una labor que requiere paciencia, diálogo, comprensión, renuncia y perdón. Los esposos no se limitan a compartir un techo, sino que están llamados a compartir un proyecto de vida. Ser familia implica asumir la cruz de las diferencias y los desencuentros, pero también la alegría de los reencuentros y la gratitud por lo que se construye juntos.

Hoy, cuando muchas personas ven el amor como algo temporal o desechable, la familia nos sigue diciendo que amar es permanecer.

2. La familia, escuela de humanidad En la familia se aprenden las lecciones fundamentales de la vida: hablar y escuchar, compartir y respetar, agradecer y servir. En ella se aprende a ser persona. Ninguna institución, por buena que sea, puede sustituir completamente lo que significa crecer en un hogar donde se respira amor. Cuando un niño se siente amado, valorado y acompañado, su corazón se fortalece para enfrentar el mundo. Por eso, los padres tienen una misión sagrada: ser los primeros educadores del corazón. No basta ofrecer bienes materiales o asegurar el éxito académico; lo esencial es transmitir valores, dar testimonio de fe y enseñar el sentido del bien. Un padre o una madre que reza, perdona, trabaja con honestidad y ama sin condiciones está dejando a sus hijos un legado más valioso que cualquier herencia.

En la familia también se aprende la dimensión social de la existencia. Se aprende que nadie vive solo, que los otros importan, que el egoísmo destruye la convivencia. Por eso, cuando una sociedad pierde el sentido de familia, termina deshumanizándose: se vuelve más fría, más violenta, más individualista.

3. Causas y heridas de familias en crisis

Sería ingenuo hablar de la familia sin reconocer las crisis que afectan a muchas. Muchas familias sufren hoy por la precariedad económica, la violencia doméstica, el abandono, la emigración forzada y la falta de comunicación. Otras, por el contrario, se ven arrastradas por modelos culturales que desdibujan el sentido del compromiso y del amor duradero. Las redes sociales, la cultura del descarte, la prisa y la superficialidad han creado entornos donde la vida familiar se debilita. Muchas veces, los miembros de una familia conviven bajo un mismo techo, pero viven aislados: cada uno con su pantalla, su ritmo, su mundo cerrado. Se habla poco, se escucha menos, se com-

micas, el envejecimiento de la población y la pérdida del sentido del compromiso. A esto se suman los ataques ideológicos que buscan relativizar la verdad sobre el matrimonio y la familia natural.

Frente a esto, no se trata de condenar ni de juzgar, sino de iluminar, de proponer con claridad y misericordia la belleza del plan de Dios. La familia es un proyecto de futuro. Es urgente que los Estados protejan la institución familiar, que promuevan políticas públicas que la fortalezcan, que aseguren trabajo digno, educación de calidad y tiempo suficiente para la vida en común.

También es necesario promover una cultura de la vida. Cada familia debe ser santuario de respeto a la existencia humana desde la concepción hasta la muerte natural. En un tiempo donde la vida parece negociable, la familia debe ser su guardiana más fiel.

6. El papel de los abuelos y la familia extendida

parte casi nada.

Además, hay heridas profundas que marcan la vida familiar: separaciones, traiciones, distancias afectivas. En medio de todo esto, muchos niños crecen sin referentes estables, buscando en otros lugares el afecto que no encontraron en casa. El resultado es una sociedad fragmentada, donde abundan las carencias afectivas y la soledad.

Pero incluso en medio de las crisis, hay esperanza. Cada familia puede renacer si hay amor, humildad y deseo de comenzar de nuevo. El perdón es siempre posible. La reconciliación puede sanar lo que parecía roto. Cristo, que santificó la vida familiar al nacer en Nazaret, puede restaurar los vínculos más heridos y devolver la paz a los hogares que lo acogen. 4. La familia cristiana es comunidad de fe y esperanza

Para los creyentes, la familia tiene una misión que va más allá de lo humano: ser una pequeña Iglesia doméstica. En ella se debe vivir y transmitir la fe, no solo con palabras, sino con acciones concretas. Rezar juntos, participar de la Eucaristía, bendecir los alimentos, ayudar a los necesitados, enseñar a perdonar… son formas concretas de hacer presente a Cristo en el hogar.

La familia cristiana está llamada a ser luz en medio del mundo. Se trata de dejarse guiar por el amor de Dios. Un hogar donde se ora, donde se confía en la Providencia y donde se vive la caridad es un testimonio poderoso en una sociedad que muchas veces vive de espaldas a Dios. Por eso, la pastoral familiar en la Iglesia es esencial. No basta predicar sobre la familia, hay que acompañarla y fortalecerla. Los matrimonios necesitan apoyo espiritual y humano, espacios de formación, orientación y comunidad. La familia necesita sentir que la Iglesia camina con ella también en los momentos difíciles.

5. Nuevos desafíos para la familia de hoy

El mundo actual presenta retos inéditos para las familias. Entre ellos, la migración, el impacto de las tecnologías, los nuevos modelos de convivencia, las crisis econó-

No podemos olvidar el valor de los abuelos, tíos, padrinos y demás familiares. La familia extendida ha sido, en nuestra cultura, un espacio de sabiduría y apoyo. Los abuelos, en particular, transmiten historias, valores y tradiciones que fortalecen la identidad. Estamos en una época en que a veces margina a los ancianos, por ello es necesario devolverles su lugar en el corazón de la familia. Ellos son los guardianes de la fe y la ternura.

7. La familia como esperanza para el mañana

Pese a los desafíos, la familia sigue siendo la gran esperanza de la humanidad. Si logramos familias más unidas, habrá una mejor sociedad. Y si hay hogares más felices, habrá menos violencia.

No hay futuro sin familia. Ningún progreso técnico, político o económico podrá suplir el calor de un hogar donde se ama de verdad. La familia es el primer rostro de la patria, la primera escuela de ciudadanía, el primer templo donde se aprende a adorar.

8. Volver al corazón

Hablar de la familia hoy es una llamada a volver al corazón. A redescubrir que lo más valioso de la vida no se compra ni se acumula, sino que se comparte, se cuida, se ama. Que no hay éxito que compense un hogar destruido, ni logro personal que sustituya la paz de una familia unida.

La familia es un proyecto de amor que siempre está en construcción. Dios, que es amor, sigue confiando en ella. Que cada hogar sea, entonces, una llama encendida que ilumine el mundo con el fuego del amor fiel y generoso.

Y que, en medio de las pruebas de nuestro tiempo, podamos seguir creyendo que la familia sigue siendo el lugar donde el amor de Dios se hace carne y esperanza.

Conclusión

CERTIFICO que la familia de hoy sigue enfrentando desafíos, pero es misión nuestra brindarle apoyo y la esperanza de un mejor porvenir.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los siete (7) días del mes de noviembre del año del Señor dos mil veinticinco (2025). l

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO

10 Cultura

Los primeros hijos de América: raíces del pasado

La historia de los pueblos prehispánicos no comenzó en 1492, a raíz del descubrimiento. No, solo se comenzó a poner en papel, pero estos pueblos existían desde mucho antes. Aquí vivían nuestros ancestros, aquí estaban plantadas nuestras raíces, y de ellas conocieron los colonizadores sus frutos.

De tal modo, esta, y toda la demás historia escrita nos permite conocer con mayor exactitud las costumbres de los habitantes naturales de la isla y, a través de ella, conocer nuestros orígenes; como señala Clorinda Matto de Turner (1889), la historia es el espejo donde se miran los pueblos.

En ese sentido, Relación acerca de las antigüedades de los indios, obra que llegó a Sevilla hacia 1498, recoge lo escrito por Fray Ramón Pané, por orden del almirante Cristóbal Colón, acerca de las costumbres y creencias de los nativos de la isla La Española. Al llegar Pané a la isla, comienza su empresa de convertir indios a su santa religión. Permanece dos años con un cacique, hasta que no le es posible y se traslada con otro. En este tiempo documenta las tradiciones que los mismos tainos le relataron.

Los textos escritos durante y después de la colonización evidencian que cada uno de los pueblos prehispánicos tenía sus creencias particulares. Aunque pudiera haber coincidencias entre unos y otros, también existían particularidades. En La Española, por ejemplo, los taínos creían que el origen del mar se debía a los huesos de Yayael, hijo de un hombre llamado Yaya, los cuales estaban colgados dentro de una calabaza. Al dejarla caer en tierra, de ella brotó el agua:

“Dicen que fue tanta el agua que salió de aquella calabaza, que llenó toda la tierra, y con ella salieron muchos peces; y de aquí dicen que haya tenido origen el mar.”

Para los taínos, las cuevas representaban un espacio importante. Según decían, de una cueva llamada Cacibajagua, ubicada en una montaña que se llama Cauta en la provincia de Caonao, salieron la mayor parte de los pobladores de la isla. Además, prueba irrefutable de su relevancia son las pictografías que en ellas podemos observar aun en la actualidad, una muestra de la forma de estos pueblos para contar su historia. Muchos de sus mitos surgieron a partir de cuevas, como es el caso del sol y la luna, elementos de suma importancia en la naturaleza y en sus creencias:

“Y también dicen que el Sol y la Luna salieron de una cueva, que está en el país de un cacique llamado Mautiatihuel; la cual cueva se llama Iguanaboína, y ellos la tienen en mucha estimación, y la tienen toda pintada a su modo, sin figura al-

guna, con muchos follajes y otras cosas semejantes.”

Que los muertos no tienen ombligo es otro de los mitos que también sostenían. Llamaban goeíza al espíritu de la persona estando viva, y después de muerta la llamaban opía, no solo “alma”, como la conocemos ahora.

Asimismo, tenían diversos cemíes, como el catolicismo tiene santos. A unos les rezaban para la fertilidad de la tierra; a otros, a la salud, la caza o para consultar los posibles resultados de las batallas. En las casas o bohíos de cada taino se podían encontrar estos dioses hechos de piedra —a veces de madera—, a quienes rendían pleitesía y recurrían cuando había problemas, como la ausencia de lluvia. La forma en que se hacían estos ce-

míes era particular, pues anunciaban su presencia a un individuo; le pedía llamar a un behique, y el mismo le preguntaba al cemí quién era, qué quería y cómo debía honrarlo. Decían que, si les rezaban, enseguida llovía. Para ello, ponían comida a los cemíes como forma de respeto y súplica. Sin embargo, creían que, de no rendirles ofrenda, venía un mal, manifestado como enfermedad y considerado castigo por su falta. De recalcarlo se encargaba el médico brujo, llamado behique:

“Has de saber que has comido una cosa que te ha producido el mal que padeces; mira cómo te lo he sacado del cuerpo, que tu cemí te lo había puesto en el cuerpo porque no le hiciste oración, o no le fabricaste algún templo, o no le diste

alguna heredad.”

Otro de los temas que toca el fraile Pané en su relato es cómo aquellos pobladores, a los que llamaban indios, ya habían tenido la advertencia de la venida de gentes que usarían ropas para cubrir todo su cuerpo; aun así, los recibieron sin resistencia. Pané se aloja incluso con el cacique Guarionex, usando como intérprete a Guatícabanu, pues en La Española no solo se hablaba una lengua general.

Guarionex fue instruido en la religión cristiana, hasta que se enojó porque los que se hacían llamar “buenos cristianos” estaban tomando sus tierras. Pané entonces se desplaza hacia donde otro cacique que sí permitiera ser adoctrinado y bautizado según su religión, porque el indio anterior ya comenzaba a rebelarse. Era hora de buscar a otros más dóciles y seguir difundiendo su fe:

“Y así nos fuimos a otro cacique principal, que nos mostraba buena voluntad, diciendo que quería ser cristiano. El cual cacique se llamaba Mabiatué.”

Continuó Pané su obra de conversión por La Española, trayendo cada vez más devotos a su religión, la cual muchos aceptaron con agrado. Sin embargo, ni el adoctrinamiento voluntario impidió los posteriores sucesos que por la historia conocemos.

Los españoles llegaron a las islas de América y encontraron pobladores en cada una: todos con una lengua, forma de vida y creencias específicas. Habitantes quizá no versados en el arte de la escritura, pero con una cosmogonía definida y transmitida de generación en generación. Creencias que formaban las bases de su existencia, que explicaban de dónde había surgido el todo, porque estas tierras no eran la nada. No era tierra de nadie: aquí estaban sus dueños, despojados más adelante de ella y de la vida que conocían, para adaptarse a costumbres impuestas por la fuerza.

Se piensa popularmente que quien llega es el que debería adaptarse; pero aquí, los que llegaron impusieron donde ya había, tomaron tierras que a alguien pertenecían y lo llamaron “descubrimiento”, como si aquí desde antes gentes no existían.

Referencias

Caveda de la Guardia, E. (2024). El sol y la luna dentro de la cosmogonía taína. Cuba Arqueológica, 15(2). https://cubaarqueologica.com/wp-content/ uploads/2024/02/ra15n2-02.pdf

Pané, R. (1988). Relación acerca de las antigüedades de los indios (3.ª ed., versión con notas, mapa y apéndices por J. J. Arrom). México: Siglo XXI Editores. Matto de Turner, C. (1889). Aves sin nido. Recuperado de Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/aves-sinnido--1/html/ff1eb698-82b1-11df-acc7002185ce6064_7.html. l

AIDA REYES DEL CARMEN
Especial para elCaribe

Cómo entender una ópera… con Daddy Yankee y Bizarrap

ANDRÉS TOVAR

Especial para elCaribe

Una de las cosas más bellas de la música es que sus estructuras se repiten a lo largo de los siglos. Lo que hoy escuchamos como unas “rimas con flow” no está tan lejos de lo que, hace trescientos años, un compositor llamaba recitativo o aria. Por eso, cuando Daddy Yankee reapareció esta semana con la Bizarrap Music Session #0/66, encontré una oportunidad irresistible: leer esa canción como si fuera una ópera moderna.

Y no, no es una exageración. Si escuchamos con atención, la sesión tiene todo lo que necesita una ópera: una obertura instrumental, tres actos emocionales y una coda o finale donde el “héroe”, el propio Daddy Yankee, se despide del escenario.

La Obertura

En la ópera, la obertura prepara el alma del espectador para lo que va a presenciar. Antes de que un cantante pronuncie una palabra, la orquesta abre la historia: Don Giovanni anuncia su drama con acordes sombríos; La Traviata insinúa su tragedia con un suspiro de cuerdas.

En la sesión de Bizarrap, esos primeros segundos de sintetizadores son exactamente eso: una obertura electrónica. La melodía y el beat entran con energía y nos colocan frente al telón que está a punto de abrirse. Daddy Yankee presenta los motivos: “Nueva temporada ya empezó, dale play / Sonido del bajo, Bizarrap, suena el bass / Código 787, alias El Calentón / Pon la batería, que llegó el reggaeton)”. Como en Verdi, la obertura no cuenta nada, pero precede todo.

Acto I: El recitativo

En la tradición operística, el recitativo es el momento en que el personaje habla cantando. No busca belleza melódica, sino avanzar la historia. Es la parte narrativa: Otello cuenta su hazaña, Figaro planea su boda, Carmen reta al destino. Aquí, Daddy Yankee se convierte en narrador de sí mismo. “Que lo bueno se metió pa’ tu casa / Rey sin misterio levantando la raza / Ando con el poder que to’ los male’ arrasa / To’ el mundo me dice: ¿Qué te pasa?”. Cada frase corta, sincopada, funciona como un recitativo urbano. No hay adornos: solo historia. Bizarrap actúa como un director de orquesta moderno. Sube y baja el volumen, abre espacios, cambia de registro; no dirige violines, sino texturas digitales. Pero el efecto es el mismo: conduce un drama. En las óperas de Rossini o de Mozart, el recitativo prepara el terreno para el momento en que el personaje estalla en emoción. Eso está a punto de suceder.

Acto II: El aria

El aria es el corazón de la ópera. Es don-

de el personaje se detiene a sentir. Si el recitativo contaba la historia, el aria la transforma en emoción.

Y llega el instante: el ritmo cambia, el beat se limpia, y Daddy Yankee canta no con arrogancia, sino con melancolía. “Si me pregunta’, a nadie yo le debo / Cuando me vaya de aquí, nada me llevo / Solo me voy con un amor verdadero / Los pie’ en la tierra, siempre mirando al cielo”. La voz se estira, las palabras pesan. Es su Nessun dorma, su Addio del passato, su gran despedida.

En ese tramo, la canción deja de ser reguetón para volverse una meditación sobre la fama y el tiempo. El escuchante lo siente: es un canto de cierre. Como Violetta en La Traviata, el héroe comprende que su historia ha llegado al último compás.

El aria no necesita explicación; simplemente, nos desarma.

Acto III: El clímax y la redención Toda ópera culmina en un acto donde la tensión se libera. En Otello, la orquesta ruge; en Tosca, el coro irrumpe como un trueno; en Carmen, la muerte y la libertad se confunden en un solo golpe.

En la sesión #66, esa catarsis llega cuando Bizarrap acelera, superpone capas y multiplica la energía. Es el equivalente digital de una orquesta en pleno forte. El “héroe”, Daddy Yankee, ya no se queja ni se explica: se eleva: “Fino es el chamaco y se le nota el barrio / Mi flow es eterno, ya no es legendario / No te estoy hablando dólar, pero traigo el cambio / Es mi padre quien llena el estadio”. Hay algo teatral en esa mezcla. Como

Si Bach hubiera tocado guitarra ConCierto Sentido

Lsi, detrás del cristal del estudio, hubiera luces que se apagan lentamente mientras el público aplaude. La música urbana se convierte en un acto de ópera total: escenografía sonora, personaje, conflicto y desenlace.

La Coda: El final

Toda ópera termina con silencio. Es un silencio que pesa más que cualquier nota. Cuando Don Giovanni cae al infierno o La Bohème se apaga entre sollozos, lo que queda no es ruido, sino vacío.

En la sesión de Daddy Yankee y Bizarrap, ese instante ocurre al final, cuando la música cesa y solo queda la sensación de haber asistido a un adiós verdadero. Ese silencio tiene el mismo valor simbólico que el cierre de un telón. “¡Fuego!, ¡Fuego! (Zúmbale mambo pa’ que mis gatas prendan los motore’)”.

La ópera y el reguetón, aunque parezcan mundos opuestos, comparten un mismo hilo invisible: la necesidad de contar una historia con música. Uno usa violines; el otro, sintetizadores. Pero ambas buscan lo mismo.

El héroe que se despide Cada generación tiene su Otello, su Rodolfo, su Don Giovanni. En la nuestra, uno de ellos se llama Daddy Yankee. Y, como todo héroe de ópera, su despedida no podía ser discreta. Tenía que ser un espectáculo.

Bizarrap, ese joven argentino que maneja los timbres digitales como Verdi manejaba las trompetas, se convierte en su director de orquesta del siglo XXI. Juntos ofrecen algo que va más allá del entretenimiento: una lección de estructura, emoción y teatralidad.

Por eso, si alguna vez quisiste entender cómo funciona una ópera, no necesitas buscar en los teatros de Milán. Basta con ponerte los audífonos, abrir la Bizarrap Session #0/66 y dejarte llevar. Escucharás una obertura, un recitativo, un aria y una coda. En otras palabras, una ópera completa.

Y, quizá sin darte cuenta, habrás aprendido que Mozart, Daddy Yankee y Bizarrap hablan el mismo idioma: el de las emociones humanas. l

as Variaciones Goldberg (Goldberg Variations) de Johann Sebastian Bach (1741), originalmente escritas para clavecín -antecesor del piano-, han inspirado numerosos arreglos, incluyendo versiones que van desde cuartetos de cuerdas hasta el acordeón. Esta vez, son dos guitarras construidas a partir de la madera de un mismo árbol las que proporcionaron la excelente materia prima con la que Thibaut Garcia y Antoine Morinière diseñaron su arreglo (2025) de la que muchos consideran la obra cumbre del “padre de la música”.

La cautivadora interpretación del dúo de esta poderosa composición para teclado hace que el intrincado contrapunto de Bach cobre vida, especialmente por el agudo carácter que adquiere cada cuerda pulsada, equilibrado por una cálida y rica tonalidad.

El virtuosismo técnico de ambos guitarristas es impresionante. Garcia y Morinière respiran y piensan como una sola persona, compartiendo una conexión telepática y una comunión espiritual. Morinière y Garcia desvelan cómo puede lograrse naturalidad en una adaptación de una obra escrita para un instrumento complejo como era el clavecín a un sencillo instrumento de cuerda pulsada.

El dúo encuentra soluciones ingeniosas de tempo y registro para que la polifonía se exprese con claridad. El contrapunto de la Variación 12 es cristalino y la Variación 15 está estructurada con una sobria solemnidad.

Para algunos, esta versión resultará más fácil de escuchar que una interpretación de 70 minutos para clavecín; en cualquier caso, se trata de una interpretación reflexiva y bien ejecutada de una obra maestra. l

Bizarrap y Daddy Yankee durante la BZRP Music Session #0/66. FUENTE EXTERNA
Daddy Yankee. FUENTE EXTERNA
ANDRÉS TOVAR EDITOR DIGITAL

12 Cultura

Houellebecq y Mamdani

Cuando leí por primera vez en el 2015 la novela “Sumisión” de Michel Houellebecq, creí que el autor estaba llevando su imaginación al extremo deliberado que tanto irrita y fascina a sus lectores. Una Francia fatigada, escéptica de sus propias certezas, aceptando sin resistencia el ascenso de un líder islamista moderado que prometía devolverle sentido y cohesión. Los partidos tradicionales derrumbados, los intelectuales cansados de pensar, la Sorbona convertida en universidad islámica y los profesores, antaño estandartes de la laicidad republicana, que aceptaban a cambio de mejores salarios y alguna que otra esposa adicional la frase que simboliza su rendición espiritual: “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”.

En aquel momento pensé que Houellebecq estaba exagerando, como quien ilumina con un haz de luz demasiado intenso para que los contornos se reconozcan. Una parábola, me dije, sobre el cansancio moral de Occidente, sobre la creciente incapacidad de Europa para sostener aquello que alguna vez llamó “valores”. Una advertencia poética, sí, pero acaso excesiva, sombría, casi apocalíptica.

Sin embargo, hace unos días, mientras leía los periódicos norteamericanos, me encontré con una noticia que me obligó a recordar esas páginas. En el corazón de Manhattan —esa selva vertical donde los rascacielos parecen desafiar a Dios y donde las luces no se apagan porque el sueño es una pérdida de tiempo— ha sido elegido alcalde Zohran Mamdani, musulmán, socialista democrático, representante de una corriente política que, hasta hace muy poco, habría sido impensable como depositaria del mando en la ciudad más simbólica del mundo occidental. No se trata de un concejo de barrio ni de un distrito periférico. Se trata de Nueva York, esa Babel moderna donde confluyen el capitalismo financiero, la industria cultural global, el periodismo influyente, la imaginación artística, el ruido y la vanguardia. La ciudad que marcó el pulso del siglo XX y cuyo latido todavía se siente en todo el planeta. Que un musulmán socialista gobierne Nueva York es, para muchos, una extravagancia. Para otros, una amenaza. Para algunos, una señal de madurez democrática. Diré lo que pienso: es una prueba. Una prueba que la democracia norteamericana se ha impuesto a sí misma

y que, con sus contradicciones, parece estar superando. Porque, seamos francos: ¿podemos imaginar algo semejante en sentido inverso? ¿Un cristiano liberal, defensor de la libertad económica y crítico del islam político, ganando las elecciones en El Cairo, Teherán o Riad? La pregunta no es provocadora; es simplemente realista. La respuesta es no. Allí, la estructura religiosa, política y jurídica está diseñada para que el poder no sea disputado, sino heredado o administrado dentro de un marco doctrinal rígido.

Estados Unidos, con todas sus cicatri-

ces —y son muchas: la esclavitud, la segregación racial, la violencia policial, la desigualdad obscena— tiene, sin embargo, algo que muy pocos países poseen: una democracia que se permite ser contrariada. Un sistema institucional que no solo tolera al disidente, sino que le concede la posibilidad de gobernar si así lo decide la ciudadanía.

No es una democracia pura. Ninguna lo es. Pero es una democracia resistente. Capaz de integrar a Wall Street y a los sindicatos, a los evangélicos del profundo sur y a los progresistas de Brooklyn, a los veteranos de guerra y a los jóvenes desencantados del campus universitario. Es un sistema que se encuentra en tensión constante, y esa tensión lo mantiene vivo.

La elección de Mamdani no es un accidente. Es el resultado de la participación de una ciudadanía diversa, a veces contradictoria, siempre ruidosa, que entiende que la democracia no consiste en elegir al gobernante que se parece a uno, sino en respetar la voluntad de los otros. Ese acto, tan simple en apariencia, tan difícil en la práctica, es el verdadero corazón del sistema liberal.

Muchos verán este hecho como un síntoma de decadencia. Otros, como una victoria progresista. Pero más allá de los entusiasmos y los miedos, lo que revela es algo más profundo: que la democracia estadounidense es capaz de soportar la sorpresa, la inquietud y el desequilibrio sin caer en la tentación autoritaria.

Y vuelvo a Sumisión. No como quien cita una novela provocadora, sino como quien recuerda una advertencia. Houe-

llebecq no describe una distopía lejana, sino una posibilidad íntima: la de una sociedad que, al perder la fe en sí misma, encuentra consuelo en la obediencia. No porque sea impuesta, sino porque libera del peso de decidir. Su Europa no cae por violencia ni por invasión, sino por cansancio moral. Por la fatiga de ser libre. En Nueva York, sin embargo, la escena es otra. Turbulenta, sí. Inestable. Pero viva. Donde Europa, en la ficción, eligió la paz de la sumisión, aquí todavía se elige el conflicto de la libertad. No hay armonía, pero hay voluntad. Y eso no es poco.

La diferencia es profunda. Houellebecq muestra a hombres que renuncian para no tener que elegir. La historia, aquí, muestra a ciudadanos que, a pesar del caos, todavía eligen.

Y eso plantea una pregunta más honda: ¿qué preferimos —la seguridad del dogma o la intemperie de la libertad? Porque la libertad exige, no protege. No da sentido: obliga a construirlo. Y quizá por eso es tan fácil abandonarla cuando flaquean las certezas.

No sé qué vendrá. Las democracias, como las personas, pueden colapsar sin hacer ruido. Pero lo que este episodio me deja no es optimismo, ni alivio, sino una sospecha persistente: que mientras haya alguien dispuesto a sostener el peso de la incertidumbre, la libertad no está perdida. Y tal vez, al final, esa sea la única victoria real que una sociedad puede reclamar: seguir eligiendo, incluso cuando no hay promesas, ni garantías, ni redención. Houellebecq imaginó un futuro rendido. Pero aún no estamos allí. Y mientras eso sea cierto, el final no está escrito. l

Zorhan Mamdani, musulmán, socialista, elegido alcalde de Nueva York. F.E.
Portada del libro de Michel Houllebecq. F.E.

elCaribe, SÁBADO 8 DE NOVIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

NOVELA POR ENTREGAS

13 Cultura

Encuentro en Valladolid

BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA

ESPECIAL PARA elCaribe

III. Shakespeare en Castilla William Shakespeare no estaba acostumbrado a viajes tan largos ni a cortes tan extrañas. Había visto Londres en todo su bullicio, con sus teatros de madera abarrotados y sus mercados de pescado pestilente, pero Castilla era otra cosa: un territorio seco, de campos dorados, de pueblos que parecían salidos de una pintura antigua.

El viaje hasta Valladolid había sido extenuante. La comitiva inglesa, con sus quinientas almas, avanzaba con pompa y lentitud. Shakespeare había tenido tiempo de escribir notas apresuradas en un cuaderno, de observar gestos y escenas que podrían convertirse en diálogos. Todo lo que veía era material para el teatro: los campesinos que miraban con recelo a los extranjeros, los nobles españoles con sus collares de oro, los niños descalzos corriendo junto a los caballos.

A sus cuarenta y un años, Shakespeare ya era célebre en Inglaterra. Había estrenado Hamlet, Otelo y Mucho ruido y pocas nueces. Sabía lo que era arrancar aplausos y lágrimas de un público exigente. Pero en España no era nadie. Aquí, su nombre no tenía peso. En el séquito inglés, él no era más que un acompañante privilegiado, un poeta que había tenido la fortuna de ser invitado para dar lustre cultural a la misión diplomática.

Y, sin embargo, había oído hablar de algo curioso. En Madrid primero, y ahora en Valladolid, circulaban ejemplares de un libro reciente: la historia de un caballero enloquecido por leer demasiados libros de caballerías. La descripción le arrancó una sonrisa. En Inglaterra también abundaban las historias de caballeros y damas, pero la idea de un héroe trastornado por su propia imaginación le pareció de una audacia extraordinaria.

Una tarde, mientras descansaba en la posada que le habían asignado, pidió que le trajeran un ejemplar. El castellano no era su lengua, pero conocía lo suficiente para seguir los hilos principales, y, con la ayuda de un intérprete, fue desentrañando los pasajes. Rio con la aventura de los molinos y se quedó pensativo con la soledad del hidalgo.

—Este Cervantes… —murmuró en voz baja—, sabe mirar en el alma del hombre. Lo que más le intrigó no fue la parodia, sino la ternura escondida en cada página. En ese loco de La Mancha había más verdad que en muchos reyes de tragedia. Shakespeare reconoció algo que él mismo buscaba en su teatro: el contraste entre la grandeza y la fragilidad humanas. En los banquetes oficiales, escuchó comentarios sobre el autor. Algunos cortesanos lo celebraban; otros lo despreciaban, llamándolo soldado fracasado, recaudador de impuestos arruinado, o incluso buscavidas. Shakespeare sonreía. Sabía bien lo que era ser tachado de improvisado o de comediante vulgar. El genio, pen-

saba, siempre camina por un filo incierto. Durante una cena en la casa de un noble vallisoletano, oyó claramente el nombre:

—Miguel de Cervantes Saavedra, vecino de esta misma ciudad.

Shakespeare sintió un impulso extraño. Valladolid le resultaba inhóspita, con sus noches frías y sus calles embarradas. Pero de pronto la ciudad se le antojó más viva: allí, a pocas calles, habitaba el hombre que había creado a Don Quijote.

Esa noche, al volver a su aposento, anotó en su cuaderno una sola frase en inglés: Perhaps the Spaniard and I share the same ghost. (Quizá el español y yo compartimos el mismo fantasma.)

IV. El rumor de un encuentro Las ciudades, incluso las grandes, son al final como aldeas: todo se sabe, todo circula. Y en Valladolid, convertida en corte improvisada, los rumores eran más veloces que las campanas.

Cervantes escuchó primero el nombre de Shakespeare en voz de un librero italiano, instalado cerca de la calle de la Platería. El mercader, que vendía estampas venecianas y libros importados, lo mencionó como quien habla de un astro lejano:

—Ese inglés, maestro Cervantes, es famoso en Londres. Sus tragedias se representan ante reyes y plebeyos por igual. Algunos lo llaman el nuevo Sófocles. Cervantes arqueó una ceja. Sabía lo que significaba la exageración en boca de un vendedor, pero guardó el nombre en su memoria.

Mientras tanto, Shakespeare oía referencias cada vez más precisas sobre el autor del Quijote. Un secretario del embajador le habló de cómo los estudiantes de Salamanca y de Alcalá comentaban las aventuras del hidalgo manchego en las tabernas. Otro cortesano, más burlón, le dijo que Cervantes era un “soldado viejo, manco y arruinado, que ahora pretende hacerse poeta”. Shakespeare no supo si tomarlo como insulto o como señal de grandeza.

En las calles, la figura de Cervantes empezaba a hacerse reconocible. Algunos lo miraban con respeto, otros con sorna. Una tarde, mientras paseaba por la Plaza Mayor, escuchó a dos mozos que se reían:

—Ahí va el padre de ese loco caballero. Cervantes, acostumbrado a las ironías de la vida, respondió con una sonrisa cansada:

—Sí, hijos míos, padre de locos… y huérfano de fortuna.

El rumor creció: en Valladolid estaban dos escritores mayores de su tiempo, uno de Castilla y otro de Inglaterra. Nadie sabía si se verían, pero la idea excitaba la imaginación. En las tertulias se hacían apuestas: ¿se encontrarían? ¿Se entenderían siquiera? ¿De qué hablarían?

Una noche, en una cena en la casa del conde de Lemos, alguien sugirió que sería un honor para la ciudad propiciar un encuentro entre ambos. El conde, protector de poetas y amigo de Cervantes, sonrió con ironía.

—Los genios no se buscan —dijo—, se encuentran.

Shakespeare, en paralelo, sintió la misma atracción y la misma duda. ¿Qué podía decirle a aquel soldado español que había convertido la locura en literatura? Y Cervantes, por su parte, se preguntaba qué tenía en común con un dramaturgo inglés que nunca había empuñado una espada en Lepanto ni probado el cautiverio. El rumor se transformó en expectación. Valladolid, entre banquetes y procesiones, parecía contener la respiración. El destino estaba preparando su mano, moviendo discretamente los hilos que unirían dos voces del mundo.

V. Primeros pasos hacia el encuentro Los días que siguieron a la llegada de la embajada inglesa fueron un desfile de ceremonias, banquetes y sermones. Valladolid estaba encendida de protocolos y festejos, pero en sus rincones más discretos se fraguaban otras curiosidades: las de los hombres que, sin formar parte directa de la política, buscaban en aquel

bullicio materia para sus pensamientos. Cervantes, aunque no era cortesano, tenía amigos en el círculo literario del conde de Lemos y de otros nobles. Fue en una de esas reuniones, en una sala baja iluminada por candiles, donde un secretario real habló de los extranjeros: —Traen consigo un poeta célebre, William Shakespeare. Dicen que sus obras conmueven a reyes y villanos en igual medida.

El comentario quedó flotando, y Cervantes fingió indiferencia, pero su mente se agitó. ¿Qué clase de hombre podía ser aquel inglés para despertar lágrimas a los humildes y a los nobles en una misma representación teatral?

Shakespeare, por su parte, no soportaba el exceso de rigidez de la corte. Prefería escabullirse de las recepciones y caminar por las calles, con un intérprete o solo, observando a los artesanos, a los niños jugando en las plazas, a las mujeres que vendían pan y vino. Una tarde, en una librería cercana a la Universidad, preguntó tímidamente por Don Quixote. El librero, al reconocer el acento extranjero, le sonrió:

—El autor vive aquí mismo, en Valladolid. Quizá lo encontréis paseando por la plaza.

El dramaturgo inglés se llevó el ejemplar bajo el brazo, con la sensación de estar cada vez más cerca de aquel extraño español.

Un tercer elemento vino a acelerar la proximidad. Entre los sirvientes de la embajada y los mozos vallisoletanos se había corrido la voz: los dos poetas debían encontrarse. Algunos lo planteaban como espectáculo, otros como un duelo de ingenios. Un escribano anónimo llegó incluso a redactar un panfleto en el que se imaginaba una conversación entre “el poeta de Inglaterra y el soldado de España”. El pliego circuló en corrillos y provocó risas y comentarios.

Cervantes oyó hablar de ese pliego. No le divertía demasiado ser convertido en personaje antes de tiempo, pero reconoció que la idea tenía algo de destino. Shakespeare también escuchó el rumor y se preguntó si no era una señal.

El azar terminó de intervenir un atardecer. Caminando por la ribera del Pisuerga, Shakespeare vio a un hombre de porte firme, cojeando levemente, rodeado de un grupo de curiosos que lo saludaban con respeto. Preguntó quién era.

—Miguel de Cervantes, el autor del caballero don Quijote.

El nombre resonó en sus oídos como una campana. No se atrevió a acercarse todavía, pero aquella imagen quedó grabada en él.

Esa misma noche, Cervantes escuchó de labios de un conocido: —Os vio hoy un inglés a la orilla del río. No cualquiera: era el poeta de Londres. Cervantes sonrió. El destino parecía estar jugando con ellos, acercándolos con rodeos y señales.

La ciudad ya lo murmuraba: el encuentro estaba próximo. l

14 Cultura

Microrrelatos de Mario Guevara Paredes

VALENTÍN AMARO

ESPECIAL PARA elCaribe

Nuestro invitado en “Espejo de tinta” nació en Cusco (Perú) en 1956. Escritor, guionista y gestor cultural. Director de Sieteculebras, revista andina de cultura, y editor de Moment: Une Revue de Photo. Sus cuentos han sido publicados en diversas revistas nacionales e internacionales, y traducidos al inglés, alemán, italiano, hebreo, holandés y quechua.

Ha publicado, entre otros libros, Cazador de gringas & otros cuentos (1995), Usted, nuestra amante italiana (2010) y Gringas sí, yankis no / cuentos escogidos (2021). Su obra forma parte de distintas antologías del cuento peruano y latinoamericano. Asimismo, desde inicios de la década de 1980, escribe microcuentos.

En la 9.ª FIL Cusco 2022 fue homenajeado por su contribución a la literatura peruana.

EL BOXEADOR

Desde infante se preparó para ser boxeador, y conforme crecía, su única preocupación era convertirse en famoso peleador. Por eso, comía como boxeador, pensaba como boxeador y dormía como boxeador. Cuando por primera vez subió al ring subestimando al rival, cayó fulminado por knock out en el primer round.

BRICHERO

Después de agotadoras jornadas de placer, el amor que le profesaba se había diluido. Pero la gringa (una lágrima se deslizaba por la sonrojada mejilla) estaba firmemente convencida de que él volvería. Aunque la posdata de la carta decía: «Amor mío, sólo me llevo quinientos dólares porque te quiero».

EL SOÑADOR

Era un hombre que soñaba mucho. Soñaba, por ejemplo, que era feliz aunque no tenía trabajo. A veces no comía, pero en sus sueños almorzaba en el Sheraton Lima Hotel. Soñaba tanto, que incluso llegaba a imaginar que algún un día lo elegirían presidente de la república. Al final, su sueño se hizo realidad. En la actualidad, tenemos a un sonámbulo en el sillón presidencial.

LA HORMIGUITA

Desde hace tiempo, una hormiguita me

visita. Aparece en las noches en mi apartamento, y sin incomodarse se introduce en la cama. A veces, hacemos el amor; otras, sólo nos acariciamos tiernamente. Anoche, después de acostarnos, soñé que nos encontrábamos a orillas de un inmenso mar, revolcándonos en la arena, bajo el ardiente sol del verano. Al despertar, quedé atónito: mi despistada y amorosa hormiguita yacía aplastada en la alfombra de la habitación.

SUBVERSIVO

Para el teniente Matamoros, este no era su día de suerte. En la choza donde había pernoctado, pasó la noche lidiando con voraces piojos que no le permitieron entrecerrar los cansados párpados. Aun así, se levantó con temible optimismo: estaba decidido a arrancarle información al detenido, un profesor de una escuela enclavada en las serranías ayacuchanas. Su único delito: haber brindado alojamiento a una columna de subversivos que asolaba la región. Entonces, sin mediar palabra alguna, lo golpeó con violencia, conminándolo a hablar, a vista y paciencia de los soldados del pelotón. El indefenso profesor, que permanecía con las manos atadas a la espalda, el rostro cubierto de sangre y los ojos cerrados y amoratados, estampó en la cara del uniformado su ira contenida. El teniente, luego de limpiarse con la mano el salivazo sanguinolento, desenfundó la pistola que llevaba al cinto y de un balazo le destapó el cráneo. Después, como si nada hubiese ocurrido, murmuró con fastidio: «¡Mierda, otra vez se me fue la mano!».

EL INSTRUMENTO

No era la primera vez que despertaba sobresaltado. Era el mismo sueño: la misma mujer y las constantes e interminables peleas. Como siempre, la pesadilla terminaba cuando ella, en un arranque de furia contenida, cercenaba el instrumento de placer del cual él tanto se jactaba. Pero esta vez no solo despertó sobresaltado, sino terriblemente adolorido

SUDACA

A pesar de todo, te llamarán extranjero; algunos, trotamundos; otros, emigrante. Y para la despistada mayoría, siempre serás un indeseable sudaca. Pero tú, trabajador responsable, que laboras como un indocumentado, sin horario ni paga justa, que duermes mal y comes peor, eres, para colmo, latinoamericano; es decir, una pequeña e insoportable mierda. Aun así,

en tus intermitentes sueños cargados de nostalgia, sigues buscando con insistencia a la madre patria. Pero, lamentablemente, encontraste a la puta madre.

FEMME FATALE

Dicen que es una femme fatale, pues sus cinco maridos fallecieron repentinamente. No obstante, si desea convertirse en el sexto de esa singular lista, no lo dude: búsquela, y será feliz, aunque quizás por poco tiempo, al descubrir sus delicados y terribles encantos.

CAPERUCITA ROJA

No sé porque me dicen Caperucita Roja. No tuve una abuela insufrible que vivía en el bosque. Jamás conocí a un señor llamado Lobo Feroz. Ni a un leñador que dizque cortaba árboles con motosierra. Lo único que sé, es que visto pantalones ro-

jizos ajustados, camisas floreadas, zapatos blancos de charol, y por supuesto, todos los días me depilo la incipiente y dispersa barba. Y aun así, los muy malditos me siguen llamando Caperucita Roja.

LA HEROICA

Nadie sabe dónde está La Heroica. Años trabajó para el Partido y gracias a ello se ganó ese apelativo. Nadie como ella, hacía lo que otros no podían, y siempre cumplía disciplinadamente cada encargo. A veces, mientras los demás caían rendidos por la extenuante labor, ella seguía y seguía, imprimiendo el boletín y los volantes del Partido. Ahora que la policía se llevó por la fuerza a La Heroica, la extrañamos profundamente. Nos arrebataron a nuestra querida máquina offset Davidson 700, que batalló toda una vida por el Partido sin cobrar un puto centavo. l

elCaribe, SÁBADO 8 DE NOVIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

A lo largo de más de tres décadas de trabajo ininterrumpido entre Santo Domingo, Nueva York y Washington, Julio Valdez se ha convertido en un referente para el arte visual dominicano contemporáneo. Su obra transita entre la memoria, la identidad y la experimen-

tación técnica, que asume el Caribe como un espacio en constante transformación. Explora el grabado, la pintura y las técnicas mixtas como campos de diálogo entre lo personal y lo colectivo, entre lo ancestral y lo cotidiano. Su última exposición, “Retrato de pandémi-

15 Cultura

cos”, presentó los rostros de quince dominicanos fallecidos por el COVID-19. Por esta obra, Julio Valdez recibió el Gran Premio en la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales, y dejó un testimonio de una época marcada por el dolor y la memoria compartida.

“Vivir entre diferentes culturas me da agudeza de percepción”

LILIAN CARRASCO

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l Con una trayectoria de más de tres décadas en Nueva York, ¿cómo se articulan en tu obra las memorias de Santo Domingo con las sensibilidades multiculturales que has absorbido viviendo fuera del país?

l Vivir entre diferentes culturas me da agudeza de percepción. Para mí, el arte es la esencia de la conciencia. Diría que las memorias son abstracciones de las experiencias vividas, por eso se articulan sin uno pensarlo, a nivel subconsciente.

l Tu trabajo ha sido reconocido a nivel internacional. ¿Cómo han influido estos contextos foráneos en tu lenguaje visual y en la evolución de tu obra?

l Siento que el reconocimiento internacional es consecuencia del nivel de compromiso con la identidad personal, con mi verdad como artista. Mi lenguaje personal se nutre y enriquece cuando se ve la obra en el contexto de los maestros del continente que nos han precedido. Cuando trabajaba con la galería Latin American Masters en Los Ángeles, era el artista más joven y mi obra estaba siempre rodeada de las de Tamayo, Toledo, Matta, Mérida, Syzslo, Roche, Acosta, Amaral y muchos otros maestros. Lo mismo pasó con galería Botello en Puerto Rico y con June Kelly Gallery en New York con maestros estadounidenses y con Legacy Fine Art en Panamá.

l Fuiste artista en residencia en el Studio Museum in Harlem en un momento clave de tu carrera. ¿Qué impacto tuvo esa experiencia en tu práctica artística y en tu visión como creador?

l Fue un año realmente importantísimo en mi vida, pues también nació mi hijo en ese tiempo. Fue el momento en que mi madurez creativa se consolidó pues los reconocimientos estaban basados puramente en la calidad y profundidad del trabajo creativo, en el diálogo conceptual y curatorial con profesionales desvinculados del mercado del arte. Al concluir la exposición del Studio Museum, la curadora sénior del museo me aconsejó que ya estaba listo para que probara trabajar con galeristas comprometidos. Que ya mi obra ofrecía un valor que la hacía atrac-

Según Julio: “Mi obra es un canto a nuestra cultura, que es caribeña y universal a la vez”.

tiva y coleccionable.

l ¿Recibiste el Gran Premio de la XVII Bienal E. León Jimenes en el año 2000. ¿Qué significó ese reconocimiento para ti en relación con la escena artística dominicana?

l Para mí siempre ha sido importante mantener la presencia en mi país. Mi obra es un canto a nuestra cultura, que es caribeña y universal a la vez. La pieza premiada en esa bienal fue de mi serie Travesías, que refleja el drama de los naufragios entre nuestras islas. Además fue cuando la sensible y exquisita historiadora franco-venezolana Federica Palomero vio mi obra en persona por primera vez. Ella profundizó tanto en mi tra-

bajo que decidió escribir un magnífico libro sobre mi obra.

l El agua es una constante en tu obra, tanto como elemento físico como metáfora. ¿Cómo ha evolucionado este recurso en tu trabajo a lo largo de los años?

l La cultura caribeña es principalmente acuática. Vivimos rodeados de agua por todos los lados. Nuestras aguas están cargadas de historias, de excesos, pillajes y de colonialismo. Son las aguas donde los imperios peleaban sus guerras y sus fronteras. En mi obra temprana de 1988-94, los símbolos aludían más a la intención de mantener viva la memoria ancestral de la mitología Taína, la visión del mun-

do de nuestros habitantes precolombinos en Quisqueya. El enfoque era más en lo que pasaba en la mitología humana, más terrenal.

l En tu obra “Retrato de pandémicos”, presentas los rostros de quince dominicanos fallecidos por el Covid-19 y que recibió el Gran Premio en la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales, ¿qué impacto ha tenido en tu carrera, podrías profundizar sobre el proceso creativo y el proceso de selección de las figuras representadas?

l Durante el confinamiento por la pandemia del Covid-19, encontré en el arte una forma de resistencia y consuelo. Comencé realizando autorretratos diarios sobre mascarillas desechables, transformé este objeto de protección en soporte artístico y símbolo de vida. La muerte de figuras queridas como Jenny Polanco y Víctor Víctor me llevó a crear retratos en su homenaje, a expandir el proyecto hacia otras víctimas del virus. Así nació la serie Retratos Pandémicos, donde la creatividad se volvió una afirmación de existencia ante la pérdida. Gracias al impulso de mi amigo Ezequiel Taveras, presenté quince retratos —incluido uno anónimo— en la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales, obtuve el Gran Premio y dejé un testimonio de una época marcada por el dolor y la memoria compartida. l

Opinión

Para mí, el arte es la esencia de la conciencia. Yo diría que las memorias son abstracciones de las experiencias vividas. Por eso se articulan sin uno pensarlo, a nivel subconsciente”.

Consideración

Siento que el reconocimiento internacional es consecuencia del nivel de compromiso con la identidad personal, con mi verdad como artista...”.

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