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El desafío de la Gran Comisión
El cristianismo sigue siendo la religión con mayor número de creyentes; sin embargo, no es la de mayor crecimiento, según un análisis del Pew Research Center. La misión de la Gran Comisión es para todos y el terreno de los que quieren conocer a Cristo es fértil, pero necesita labradores y nuevas estrategias para llevar el Evangelio a nuevos niveles.
La Gran Comisión es una directriz a seguir, un mandato a obedecer y un decreto a ejecutar, pero su cumplimiento va más allá de la labor desarrollada por los misioneros en distintas partes inhóspitas de la tierra, sino que también involucra el discipulado, la unión de las iglesias en una meta común, la capacitación y formación de líderes.
“Alcanzar el estándar bíblico de la unidad cristiana sigue siendo un desafío importante para el cumplimiento de la gran comisión. La falta de diálogo y cooperación puede dar lugar a la competencia y a una duplicación de esfuerzos. Es necesario que cultivemos
una comprensión comunitaria de la fe a través del amor y del diálogo”, explica el informe Estado de la Gran Comisión elaborado para el Congreso Mundial de Lausana, este nombre se debe a una reunión de líderes cristianos de 150 países que se celebró en Suiza en 1974, en donde se firmó un pacto que sigue vigente hasta hoy: “desafió a los cristianos a trabajar juntos para dar a conocer a Jesucristo en todo el mundo”.
El desafío de la generación digital
Las nuevas generaciones tienen diversos hábitos, pensamientos de vida y paradigmas sociales, culturales y espirituales que suponen uno de los mayores retos para la evangelización. La creciente dependencia de lo digital, su preocupación por temas de conciencia como el medio ambiente y los derechos humanos, así como el rompimiento con diversos paradigmas tradicionales, que sus antepasados veían como prioridades, hace necesario replantear muchas estrategias de como conocen, viven y comparten el Evangelio en su día a día. Esto no significa que se deba cambiar la teología cristiana ni negociar los principios bíblicos, pero sí cambiar la forma de transmitir el mensaje de transformación y de salvación que nos enseñó Jesús.
“Antes no teníamos acceso a radios, ni a canales de televisión. Hoy los tenemos. El problema ya no es la tecnología, sino la creatividad, la intencionalidad y la conexión con el corazón de la audiencia. Me preocupa que seguimos usando vehículos obsoletos. No estamos leyendo bien los códigos culturales. Y eso nos aleja de quienes más necesitan el mensaje. La generación actual está conectada todo el tiempo. La pregunta es: ¿estamos nosotros allí con un mensaje que haga la diferencia? Ya no basta con reproducir modelos del siglo pasado. El Reino necesita creatividad y audacia”, señaló el pastor Arnold Enns, presidente de Confederación Iberoamericana de Comunicadores y Medios Masivos (Coicom), en entrevista con el Diario Cristiano Internacional.
En esta misma línea, el reporte del movimiento de Lausana señala: “Que el alcance de la comisión sea exhaustivo sugiere que en cada generación, los seguidores de Cristo tienen que buscar influir en todas las personas para que consideren válida la afirmación de que Jesús es el Señor”.
Cristianismo disminuye en países ‘cristianos’
Una de las principales conclusiones del informe del Movimiento de Lausana es que el cristianismo está disminuyendo en Europa y Norteamérica, pero tiene un buen crecimiento en países de Latinoamérica, África y Asia.
“Las iglesias crecieron exponencialmente, lo que nos llevó a descubrir, con sorpresa, a principios del siglo XXI, que el rostro del cristianismo ya no era estereotípicamente blanco. Ahora era más probable que la imagen del cristianismo en el mundo fuera la de un rostro negro de África, Latinoamérica u Asia Oriental. Philip Jenkins (autor de The Next Christendom [La próxima cristiandad]), proyectó en 2002 que de los 2.600 millones de cristianos que se estima que haya en 2025, 633 millones vivirán en África, 640 millones en Latinoamérica y 460 millones en Asia. Europa, con 555 millones, pasará a ocupar el tercer lugar”.
En este sentido, se deben plantear y poner en acción gestiones como fortalecer el discipulado, la unión de las iglesias en una meta común, asociar
y aterrizar el Evangelio para enfrentar las problemáticas actuales, y robustecer la capacitación y formación de líderes en evangelización para llegar y afectar con el mensaje de salvación a todos y en todo lado.
“El llamado no es solo para unos pocos grupos de personas cuidadosamente seleccionados, sino a todos. Que el alcance de la comisión sea exhaustivo sugiere que, en cada generación, los seguidores de Cristo tienen que buscar influir en todas las personas para que consideren válida la afirmación de que Jesús es el Señor”, sostienen Ivor Poobalan, director del Seminario Teológico de Colombo, y Victor Nakah, director internacional para el África subsahariana de Mission to the World e integrantes del Movimiento de Lausana.
Finalmente, y como sostienen estos autores cristianos: “El cumplimiento de la gran comisión no se mide tanto por las distancias viajadas como por la cualidad del seguidorazgo de aquellos a quienes se atrajo y nutrió para que guarden lealtad a Cristo en su vida diaria”.