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Los buenos matrimonios sí son posibles ¡sobre la roca!

Esta afirmación tan deseable ronda la cabeza de muchos cristianos de forma velada, pero es fundamental demostrarla con números. Para poderlo comprobar, se realizó una investigación como trabajo de grado en la carrera de Psicología, aprovechando aquellos espacios de análisis donde la psicología y el cristianismo comparten intereses comunes. Para la investigación se tomaron dos grupos de matrimonios. Un grupo de parejas con estudios teológicos prolongados y otro sin estudios, ni teológicos ni espirituales de ningún tipo. Se aplicó un cuestionario con 111 ítems, el cual analizaba el conflicto marital. Los resultados arrojaron que en ambos grupos se presentaba el factor de Polarización al mismo nivel, es decir, muy alta. La polarización es una interacción destructiva e inflexible que busca cambiar a la otra persona de la pareja; es decir, se entiende como la respuesta que tienen los miembros del matrimonio frente a los comportamientos que quieren cambiar en el otro. Las partes implicadas toman una posición inflexible dificultando la comunicación.

El otro factor identificado fue la denominada ‘trampa mutua’, la cual llega como resultado de la polarización. Es el momento en el que cada una de las partes presenta desesperanza frente a la relación, se aferra en su posición y genera un enganche emocional, que impide la comprensión del otro. Es llamada una trampa porque obstaculiza y dificulta la solución de los conflictos cotidianos o impide la resignificación de los mismos, llevando así a la pareja a experimentar una intensa y permanente insatisfacción emocional. Un integrante, o los dos integrantes de la pareja, se asignan mutuamente una etiqueta que emerge en cada situación conflictiva, generando respuestas reiteradas que alimentan o perpetúan el conflicto marital. Los demás factores se pueden profundizar al analizar la investigación.

En el resultado se observa que en matrimonios en donde uno de los miembros o ambos han cursado estudios teológicos -durante al menos cuatro años- se desvanece o no existe la trampa mutua, a pesar de la alta polarización. La psicóloga experta Diana Obando ya había indicado en sus aportes de 2014, que la ausencia de trampa mutua se traduce en satisfacción marital; situación que resulta muy reveladora como producto genuino de nuestra investigación pues logra documentar y demostrar que se puede tener conflicto marital y a pesar de ello, estar satisfecho en pareja.

Adicionalmente, cuando se analiza el resultado por sexos también aparece algo interesante. Existe una diferencia muy marcada entre mujeres que pertenecen a matrimonios con estudios espirituales (a nivel de formación teológica cristiana), las cuales presentan 7 % de conflicto marital frente al 36 % de conflicto marital de mujeres que pertenecen a matrimonios sin estudios espirituales ni formación teológica cristiana. Los hombres con estudios teológicos tienen un 20 % de conflicto marital frente al 38 % de hombres que pertenecen a matrimonios sin formación espiritual o teológica cristiana.

Como psicóloga pude comprobar que los buenos matrimonios sí son posibles a pesar del conflicto marital. Para ello, recomiendo a los matrimonios integrantes de iglesias cristianas protestantes, realizar juntos estudios de formación teológica, de manera prolongada, pues además de profundizar en el conocimiento de Dios se contribuye a mantener la satisfacción marital. Tener a Dios como el tercer hilo que une la relación matrimonial, permitirá crear matrimonios satisfechos, mantener familias estables y construir una mejor sociedad.

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