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adrián florES
ASF detecta aviadores y pagos a maestros muertos en Aguascalientes
En el 2019 se hicieron pagos por más de 100 mil pesos a cuatro trabajadores identificados como decesos
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Adrián FlorEs
Durante el 2019, en Aguascalientes se estuvieron haciendo pagos a trabajadores de la educación que no estaban realizando funciones de educación, así como a trabajadores que, desde ese año o antes, ya habían muerto. Los pagos realizados ascienden a más de 10 millones 100 mil pesos y los casos permanecen “en seguimiento”.
Las millonarias irregularidades fueron detectadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la ejecución del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE), del que dispone el gobierno del estado para el pago de algunas nóminas de sus trabajadores de la educación.
Se detectaron irregularidades por más de 10 mdp en pagos a trabajadores de la educación que no realizaron funciones destinadas a la educación básica y normal
En el sistema de datos abiertos de la ASF, consultado por LJA.MX, se puede encontrar que, en el 2019 se hizo una observación al gobierno del estado de Aguascalientes del que se derivaron cinco acciones específicas; dos de ellas las que tenían que ver con pagos a trabajadores que no desempeñaron labores de educación básica y normal, así como a los trabajadores ya fallecidos.
La primera acción, con clave 2019-A-01000-19-0460-06-002, es donde se presume un daño al erario calculado en 10 millones 75 mil 513 pesos con 46 centavos, “por realizar 1,408 pagos con recursos del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo -FONE- del ejercicio fiscal 2019 a 67 trabajadores que no realizaron funciones destinadas a la educación básica y normal” y que estaban adscritos a cuatro centros de trabajo distintos. Dicha irregularidad, aún no aclarada, corresponde a la auditoría 460.
También correspondiente a esa auditoría, pero con clave 2019-A01000-19-0460-06-005, se emitió otra acción por la presunta irregularidad que implica un desfalco al erario de 101 mil 234 pesos con 66 centavos por realizar ocho pagos a cuatro trabajadores de la educación muertos.
La acción señala: “Se presume un probable daño o perjuicio, o ambos, a la Hacienda Pública Federal por un monto de 101,234.66 pesos (ciento un mil doscientos treinta y cuatro pesos 66/100 M.N.), más los intereses generados desde su disposición hasta su reintegro a la Tesorería de la Federación, por realizar 8 pagos con recursos del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo del ejercicio fiscal 2019 a 4 trabajadores identificados como decesos en el ejercicio fiscal 2019 o anteriores”.
Ambos casos planteados, que suman 10 millones 176 mil 748 pesos con 12 centavos, incumplen con sendas Ley de Coordinación Fiscal y Ley General de Educación y ambas siguen “en seguimiento”. Solamente la relativa a los pagos a profesores fallecidos tuvo ya un actualización que data de enero del 2021, pero aún no aparece resuelta.
Lo detectado en el 2019 no es un evento aislado, incluso en el 2020 se volvió a detectar una irregularidad en la que se presume el probable daño a las arcas públicas de Aguascalientes de casi un millón de pesos por realizar 104 pagos a 49 trabajadores “que desarrollaron actividades distintas a la educación básica, indígena, inclusiva y normal, que contaron con 50 plazas que estuvieron adscritos en 3 centros de trabajo”. Pagos que se consideraron “improcedentes” y que fueron detectados a través de la auditoría 492, derivado de un pliego de observación con clave 2020-A01000-19-0492-06-001.
Incluso, para el 2017 la ASF inició en Aguascalientes seis informes de presunta responsabilidad administrativa por casos que implican pagos a aviadores, figura corrupta usada para el desvío de recursos públicos.
La Sala Superior del TEPJF determina que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión debe incluir a MC
TEPJF
El Pleno de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió, por mayoría, con los votos en contra de la magistrada Mónica Aralí Soto Fregoso y José Luis Vargas Valdez, declarar fundado el incidente de incumplimiento de las sentencias relacionadas con la integración proporcional de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y ordena su modificación en un plazo no mayor a 72 horas.
En la sentencia principal del juicio electoral 281, dictada por la Sala Superior en enero de este año, se estableció que la próxima integración de la Comisión Permanente debía estar integrada conforme al principio de máxima representación efectiva, con base en los criterios de proporcionalidad y pluralidad.
Posteriormente, se alegó el incumplimiento de la sentencia principal. El 7 de junio, la Sala Superior desestimó los argumentos de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados (JUCOPO), relativos a la imposibilidad de dar cumplimiento a lo ordenado en la sentencia principal y vinculó a los integrantes de la JUCOPO y de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente. Lo anterior, para que la Comisión se integrara con todos los grupos parlamentarios representados en el órgano legislativo y apercibió a sus integrantes a que, en caso de incumplimiento, se les podría imponer las medidas de apremio necesarias.
El 14 de junio, el partido Movimiento Ciudadano alegó, de nuevo, un incumplimiento a lo ordenado en la sentencia principal y en la determinación incidental. Al respecto, la Sala Superior, a propuesta del magistrado Felipe de la Mata Pizaña, declaró fundado el incumplimiento alegado, esencialmente, según lo siguiente:
El TEPJF es la máxima autoridad jurisdiccional en materia electoral y sus resoluciones son definitivas, firmes e inatacables, por lo que deben ser cumplidas en los términos establecidos.
El TEPJF cuenta con atribuciones constitucionales y legales para conocer de actos parlamentarios cuando se afecte el derecho a ser votado en su vertiente de ejercicio del cargo.
El derecho a la tutela judicial efectiva implica la plena ejecución de las sentencias y la eliminación de todos los obstáculos.
El incumplimiento de una sentencia es una falta que se debe sancionar, por ser una vulneración directa a la Constitución (SUP-JE-281/2022).
Por tanto, se determinó imponer una amonestación pública a los integrantes de la JUCOPO y se vinculó a la JUCOPO para que, en un plazo de 72 horas, defina a qué grupo parlamentario se le deducirá un lugar para asignárselo a la que Movimiento Ciudadano defina. Finalmente, se apercibió tanto a la JUCOPO, como a la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, para que, en caso de persistir en el desacato, se puedan tomar las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de la sentencia.
BAJO PRESIÓN Bajeza
EDILBERTO ALDÁN
El nivel del debate público es deplorable, fascinados por las reacciones que despierta emitir una opinión en redes sociales, antes que argumentos o ideas, se busca la frase hiriente que consiga el mayor número de respuestas. Se deja a un lado la discusión, la polémica, el diálogo para erigirse vencedor teniendo la última palabra.
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador al quejarse de la cobardía de quienes se burla de su hijo en redes sociales, reaccionó como lo haría cualquier padre, esto dijo durante la inauguración del Libramiento Poniente de Acapulco: “Imagínense, ayer mi pobre hijo, que lo amo, Jesús, está excedido de peso, ya saben ustedes, la edad de la adolescencia cómo es. Ah, sale una foto y con saña lo atacan. Eso es una cobardía. Si el problema es conmigo, no con él. Hasta en las verdaderas mafias se respeta a la familia. ¿No es así? Pero yo lo entiendo, es su grado de desesperación, porque no pueden”.
Tiene razón López Obrador al quejarse por los señalamientos contra su hijo, también en que “el problema” es con él y nadie más, los ataques al hijo del presidente son vulgares, nada los justifican. Sí, es cierto que el primero en rebajar a chiste y chacota la discusión sobre la política ha sido el propio López Obrador, sus seguidores le festejan fervorosamente que ponga apodos, las burlas por el aspecto, las frases discriminadoras, el ingenio socarrón… No por eso se puede alegar que quien se ríe se lleva.
La oposición sin imaginación juega con las reglas que le impone López Obrador porque así evade la responsabilidad de construir un proyecto de nación atractivo para los electores que ya no confían en los partidos políticos, desesperados por los cotos de poder que han perdido, rebajan el arte de hacer política a un encuentro callejero de albures, que sin el ingenio requerido para el albur se queda en intercambio de insultos, donde lo que se discute no son las políticas públicas o la efectividad de un gobierno, sino las cualidades y características personales.
Usar el hijo del presidente para criticarlo es indigno porque estos “argumentos” muestran la incapacidad para generar interés en los asuntos públicos y cómo se intenta generar conversación a través del odio y la discriminación, demostrando además una ignorancia rampante acerca del funcionamiento de la administración pública, pues las críticas se realizan a partir de comparar el físico del hijo López Obrador con la efectividad de la campaña gubernamental para procurar una alimentación sana, o el descuido de la pareja presidencial para con el aspecto del niño; nada de eso tiene que ver con la administración pública.
Ante los señalamientos por la vulgaridad de este hostigamiento, en redes sociales se defiende este acoso al hijo de López Obrador indicando que no se puede quejar que se metan con el niño, porque el presidente ha dejado sin medicamentos a niños con cáncer; así la bajeza, sin argumentos, sin ideas, sólo con insultos.
Tiene razón López Obrador, el pleito es con él, y por esa razón es que el nivel del debate público es deplorable, porque hemos dejado que la discusión sobre política se transforme en un pleito personal.
Coda. El tuit de Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “Discriminar a cualquier persona es inadmisible. Hacerlo con un niño por odio político es una bajeza que pinta de cuerpo entero a las y los cobardes que usan las RRSS para evidenciar su miseria humana”.
Guerrero es el estado del país que recibe más inversión social, afirma presidente; inaugura Libramiento Poniente de Acapulco
Gobierno De México
El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la inauguración de la primera etapa del Libramiento Poniente de Acapulco en Guerrero, donde destacó que este año la inversión federal en caminos de la entidad es de 3 mil millones de pesos.
De acuerdo con información de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, el tramo La Venta-Bajos del Ejido tiene una longitud total de 21 kilómetros; conectará la Autopista del Sol con la costa grande. Beneficiará a más de 800 mil habitantes de Acapulco y Coyuca de Benítez.
El financiamiento de la obra se realizó a través del Fondo Nacional de Infraestructura; significó una inversión de 4 mil 248 millones de pesos. Generó más de 60 mil empleos directos e indirectos. Contribuirá a impulsar la actividad turística y económica.
Cuenta con cuatro puentes, dos entronques a desnivel, cuatro viaductos y una caseta de cobro.
El mandatario informó que Guerrero es uno de los tres estados que históricamente concentran mayor marginación y pobreza, junto con Oaxaca y Chiapas, por lo que son los que reciben más Programas para el Bienestar.
En el caso de Guerrero, es el primer lugar de las 32 entidades federativas con el mayor número de beneficiarias y beneficiarios de los apoyos: un millón 297 mil 322 derechohabientes de un total de 942 mil 43 viviendas.
“¿Qué significa esto? Que casi en todos los hogares llega cuando menos un apoyo del presupuesto federal, por eso tenemos que seguir combatiendo, desterrando la corrupción y también no permitir las extravagancias, los lujos en el gobierno”, enfatizó. El jefe del Ejecutivo sostuvo que seguirá impulsando la transformación del país desde el territorio.
“Estamos para servir al pueblo, son los ciudadanos los que mandan; tenemos que estar con ellos”, expresó.
Asistieron al evento la gobernadora de Guerrero, Evelyn Cecia Salgado Pineda; el secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis Díaz Leal; el subsecretario de Infraestructura de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño Lara; el director general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, Jorge Mendoza Sánchez; la directora general de Caminos y Puentes Federales, Elsa Julita Arévalo y la presidenta municipal de Acapulco de Juárez, Abelina López Rodríguez.
Magistrado Presidente del PJEAGS concurre a la 2º Asamblea Plenaria ordinaria CONATRIB 2022
staff
El Magistrado Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado Dr. Juan Rojas García, acudió a los trabajos de la Segunda Asamblea Plenaria Ordinaria de la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos (CONATRIB).
El evento, que contó con la presencia de los y las presidentes/ as y representantes/as de los Tribunales Superiores de Justicia del país, tuvo verificativo en el estado de Chiapas y fue encabezado por el Presidente de la CONATRIB, Dr. Rafael Guerra Álvarez, Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. Contó con la presencia, como invitado de honor, del Gobernador de aquel Estado Rutilio Escandón Cadenas y con la anfitrionía del presidente del Poder Judicial del Estado de Chiapas, Juan Oscar Trinidad Palacios. Los trabajos de la asamblea abordaron temas relativos al mejor acceso a la justicia en México, la protección y salvaguarda de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, la justicia indígena en el marco del pluralismo jurídico, el fortalecimiento del estado de Derecho, códigos de ética y conducta, migración y la creación del Fondo de Apoyo a los Tribunales Superiores de Justicia, entre otros.

Dr. Juan Rojas García
Silencio y escucha
/ Diana Lastiri
Para la Compañía de Jesús, con mi dolor y mi indignación.
Todos los testigos directos del horror –pienso en particular en Primo Levi y Jorge Semprún– se han hecho una misma pregunta: ¿de qué manera narrarlo para hacerlo sentir a otros y suscitar en ellos una conmoción que evite repetirlo? La pregunta es más que nunca pertinente en México, un país atravesado por el horror, donde crueldades que se dieron y se dan en campos concentracionarios se llevan a cabo de manera dispersa y sistemática a lo largo y ancho del país. Lo es aún más porque después de tantos años de relatos e imágenes espantosas hemos aprendido a hacerlo parte de nuestra vida diaria.
Muchas son las respuestas. Yo he intentado algunas en estas páginas de Proceso. Me parece, sin embargo, que es Jorge Semprún, en La escritura o la vida, quien se aproxima a una de las más precisas. El problema, nos dice, no está en las narrativas. Toda la literatura está llena del mal y su horror. No se diga la literatura testimonial que nació después de la Segunda Guerra Mundial. En México esas narrativas no han dejado de suscitarse. Desde el levantamiento zapatista, hasta el reciente movimiento feminista y la multiplicidad de atrocidades que continúan cometiéndose, pasando por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y Ayotzinapa, el sufrimiento y el horror se han expresado con una claridad y una precisión omnipresentes. Ciertamente han conmovido y producido sentimientos de terror, compasión, indignación y solidaridad. Pero es evidente también que los hemos olvidado y diluido en la banalidad de los acontecimientos de todos los días, como si eso fuera equivalente al anuncio de un dentífrico, a las ofertas del mercado o a las frivolidades de la política. El problema, vuelvo a Semprún, es que toda narrativa, por más precisa y aterradora que se presente, no logra trasmitir la sustancia propia del horror que las víctimas llevamos con nosotras y que Semprún define, paradójicamente, como “una experiencia de muerte”. Las víctimas no vivimos el horror como un accidente o una enfermedad de la que sobrevivimos. Mucho menos como algo que le sucede o le sucedió a otros y nos aterra, indigna y conmueve por connaturalidad. No somos sobrevivientes de acontecimientos terribles de los que escapamos “porque no nos tocaba” o porque “esas cosas le suceden a otros”. Somos, dice Semprún, revenants. La palabra no tiene equivalente preciso en español, pero define a alguien que volvió de la muerte y la trae consigo; alguien que vivió su horror en un ser amado, es decir, en su propia carne, y lleva consigo las huellas del mal como si lo hubieran grabado con un hierro al rojo vivo y volviera transfigurado de un largo e inesperado viaje. Podemos reír, compartir las alegrías de estar vivos, pero no escapar de la experiencia. La vida adquiere así un sabor agridulce que lleva la impronta indeleble del espanto y la muerte.
Quien no lo ha vivido en carne propia o, como los grandes narradores, se ha dejado invadir por su sustancia; es decir quien mira en las víctimas una pura descripción del horror –el ropaje, el espantoso adorno con el que el mal se reviste– sólo puede experimentarlo de manera abstracta, es decir, intelectualmente, como una narración que no los compromete, cuyo ropaje, por más objetivo y espeluznante que sea, le sucede a otros y no les pertenece; les es ajeno.
El hecho mismo de hablar, como lo hace Semprún, de una experiencia de muerte que se lleva consigo, parece absurdo, porque la muerte “para el pensamiento racional”, es decir, para un pensamiento que sólo conoce mediante la abstracción, la muerte “es el único acontecimiento del que jamás podemos tener una experiencia individual”, un acontecimiento que sólo puede asirse “bajo la forma de la angustia, del presentimiento o del deseo funesto…”. Por ello podemos fácilmente apartar la mirada y el oído de su sustancia que se ha vuelto colectiva, diluirla en un ansiolítico o entre los múltiples distractores de la cotidianidad y el parloteo mediático o, como lo hacen los criminales y los políticos, en la sordera y la ceguera de la imbecilidad.
La única forma en que podemos escucharlo y ser interpelados por él es haciendo un profundo silencio. Sólo así es posible escuchar, ver y sentir eso incomunicable que está en el ropaje mismo del horror y la muerte. El poeta Daniel Goldin lo llamó recientemente un “silencio sonoro”, un silencio que de tan profundo y atento permite escuchar y sentir esa sustancia que nos lleva al encuentro de los otros. Ese silencio, nos recuerda otro poeta, David Huerta, pertenece a un tipo de arte que debemos reaprender en un mundo en el que el parloteo virtual ha reducido la realidad a un show: el arte de escuchar. Sólo se escucha y se es verdaderamente interpelado por la sustancia de un relato en el silencio. Los relatos del horror, sobre todo el de las víctimas, piden algo más de lo que Sor Juana pedía a sus lectores: “Óyeme con los ojos”; algo más de lo que Quevedo hacía con los escritores muertos: oírlos con sus ojos. Piden ser escuchados con todos los sentidos, ser acogidos en su experiencia de muerte: “Óyeme y siénteme en tu carne” para que juntos creemos esa región del alma donde la fraternidad, como quería Semprún y cada víctima, se opone y resiste al galimatías del mal. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los LeBarón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a México.
/ Patricia mayorga
“¿Dios me va a perdonar, padre?”, preguntó El Chueco al sacerdote que atestiguó los asesinatos que éste acababa de cometer: el del guía de turistas Pedro Palma y el de los jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, quienes durante décadas cumplieron su compromiso pastoral y social con los pobres de Cerocahui. En los habitantes de esta comunidad queda ahora “una sensación de orfandad”, comenta Luis Gerardo Mora, provincial de la Compañía de Jesús en la región. Y afirma que los jesuitas tienen claro qué quieren del gobierno: “que detenga la violencia y voltee hacia la pobreza y la injusticia que hay en la Tarahumara. Porque si no, en un mes va a seguir todo igual”.
CHIHUAHUA, CHIH.- En la tarde del lunes 20 Noriel Portillo Gill, El Chueco, entró al templo de Cerocahui con un hombre muy golpeado. Era Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez, conocido en la región como un guía de turismo con más de 40 años de servicio. Los sacerdotes jesuitas que estaban en el templo se acercaron para abogar por él y trataron de disuadir al agresor de que no le disparara.
El padre Joaquín Mora Salazar intentó darle los santos óleos, pero fue en vano. El Chueco le disparó a Pedro Palma y al cura. El jesuita le suplicaba que pensara bien lo que estaba haciendo. Intervino Javier Campos Morales, conocido como el padre Gallo, y Portillo también disparó contra él, asesinando a los tres.
Los crímenes han conmocionado a La comunidad catóLica y jesuita en eL mundo.
“El otro padre que estaba viendo se quedó helado. En algún momento (El Chueco) cae en la cuenta, se arrepiente y pide perdón al padre y le dice que quiere confesarse. Luego hay unos minutos largos en que el asesino le está hablando al sacerdote”, relata en entrevista desde Creel el padre provincial de la Compañía de Jesús, Luis Gerardo Mora Madrid.
El vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez Espinosa, cuenta también en entrevista que El Chueco le preguntó al cura que sobrevivió: “¿Dios me va a perdonar, padre?”. El sacerdote le respondió que sí. El Chueco le avisó que se llevaría los cuerpos, pero el jesuita le insistió que no. “¿Usted me perdona, padre?”, reiteró el agresor y el religioso le respondió que sí, pero que no se llevara los cuerpos. El Chueco no le hizo caso.
El jueves 23, tres días después de los asesinatos, cuando llegó a Cerocahui el provincial de los jesuitas de esa parroquia, encontró a éstos encerrados. Los pobladores respetaron su silencio y su encierro. Pero recibían llamadas de manera incesante de todos lados y decidieron desconectar el teléfono fijo. La gente del pueblo también estaba “guardada”, en espera de sus sacerdotes.
Ese jueves “que vieron que salieron los padres conmigo, me tocó ver a personas que empezaron a acercarse. Y era un pesar, llorando y abrazando a los padres (…) El cariño y preocupación por ellos fue un momento conmovedor. No podemos dejar sola a la gente”, advierte el provincial Mora Madrid.
Al visitar a las hermanas de las dos congregaciones que laboran en Cerocahui las encontró juntas a todas. “Han dado toda la solidaridad a la gente. El obispo de la Tarahumara también estaba ahí, más en un tono de animar y ellas muy comprometidas. Porque los jesuitas ahora están siendo el foco de aquí, pero ellas están firmes en la Tarahumara. La valentía de las mujeres que dijeron que ahí se quedan y ellas también estaban amenazadas por El Chueco.
“Ese era nuestro temor; si andaba tan mal el hombre, podría desquitarse con ellas también”, refiere Mora Madrid.
El provincial de los jesuitas acudió a Cerocahui para conocer la versión directa de los sacerdotes que fueron testigos de los tres asesinatos. Además del sacerdote que es parte de aquella parroquia, se encontraba el visitador general de la Compañía de Jesús, quien había viajado desde Roma.
“El visitador había llegado ese mismo día con el padre Gallo y pasó lo que pasó. Por eso era imposible de parar esto ante el mundo, cuando había toda esta situación y había otro sacerdote también y pudo pasarles también a ellos”, añade el vicario de la diócesis, Martínez Espinosa.
Mora Madrid detalló que aún falta por reconstruir una parte del crimen: “Una puerta parece forzada. Uno de los padres fue sacado de los cabellos de la sacristía y (el agresor) lo llevó al altar; es lo que reconoce uno de los testigos”, comenta el provincial.
Relata: “Lo que entendemos es que, al darle la absolución, el otro se pone pesado y el padre se va a la sacristía queriendo huir y (El Chueco) va por él, lo jala de los cabellos hacia el altar. El padre muere asesinado y entonces a los dos sacerdotes los lleva al altar”.
Cree que tal vez El Chueco no quiso matar al guía de turistas en un lugar público y por eso lo llevó al templo.
Cerocahui es una misión jesuita ubicada en el municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara. Y también fue uno de los principales centros ceremoniales para el pueblo rarámuri. Es una de las principales estaciones del recorrido del tren turístico El Chepe, por sus paisajes imponentes.
Pero desde hace más de 10 años bajó el turismo en la zona y las imágenes de hombres con armas largas que pasean por el pueblo se volvieron comunes.
Los rituales indígenas son menos frecuentes porque la intimidación y amenazas de El Chueco, un delincuente que impunemente sembró el terror durante al menos una década, también los alcanzaron.
Asesinato de jesuitas en Cerocahui: entre la “sensación de orfandad” y reclamos al gobierno

PrototiPos de misioneros
Al padre Javier Campos le llamaban El Gallo porque imitaba perfectamente a ese animal y toda la gente que le conocía se lo pedía continuamente.
“El padre era de los más emblemáticos en la Sierra Tarahumara, con más de 55 años de presencia en la sierra y 50 como sacerdote. Los cumplía este mes. Ya le preparábamos sus bodas de oro, pero pidió esperar porque festejaría en Monterrey, donde todavía tenía familia”, recuerda el padre Martínez Espinoza.
El Gallo fue coordinador de las comunidades eclesiales de base y vicario de la Pastoral de la Diócesis de la Tarahumara, cargo en el que lo sustituyó Martínez Espinosa.
“Sabía de memoria la geografía humana y física de la sierra. A muchos nos desesperaba ir con él porque se paraba, a todos los conocía de nombre, conocía a los abuelos, conocía a los papás. Tenía ahijados por todos lados. Es como el prototipo de misionero bondadoso, asertivo, relajado, parecía que tenía toda la vida para esperar a la gente. A todas partes llegaba tarde porque se detenía con la gente”, agrega el vicario.
Para Martínez Espinosa, el padre Gallo era quien tenía más capacidad para las relaciones humanas, entre los sacerdotes de la sierra. “Él tenía el don de hacer sentir bien a cada persona que se le acercaba”.
Él vivió la cultura rarámuri. Hablaba muy bien el idioma de la Baja Tarahumara y tradujo a ese idioma el Nuevo Testamento, así como un texto para aprender el idioma rarámuri.
“Era inspirador en la pastoral indígena y uno de los inspiradores de las comunidades eclesiales de base. Él las fundó en Guachochi, en la Tarahumara. Y sufrió mucho porque los párrocos ya no iban por esa línea. Él era seguidor de monseñor Romero”, dijo en alusión al obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980.
El Gallo nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México. Durante su niñez y adolescencia vivió en Monterrey e ingresó a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959 a los 16 años. Lo ordenaron el 8 de junio de 1972. Un año después inició su misión como superior local, vicario pastoral y episcopal en la Sierra Tarahumara.
El otro sacerdote asesinado, Joaquín Mora Salazar, Morita, era introvertido y tímido, pero brillante en sus pláticas, dice el vicario.
“Dicen que su biblia era Mi pie izquierdo, el texto que les ponía a leer a sus alumnos en Tampico, donde lo recuerdan con gran cariño. Yo veía esa historia en muchos lados, sí era su biblia.
“El texto habla de que no hay límites y desde ahí hacía sentir a sus alumnos que no había límites, que nosotros poníamos los límites mentales. Y una persona que no se pone límites mentales, podía superar sus límites físicos”.
A sus noventa años impresionaba a sus compañeros que continuara manejando: iba y venía a todos lados.
Morita nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey. Ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958, a los 16 años. Fue ordenado el 1 de mayo de 1971 en Monterrey. Desde 1976 permaneció en la Tarahumara. huahua. En el gobierno de César Duarte Jáquez fue acusado del desplazamiento forzado de decenas de comunidades indígenas, de amenazas a gobernadores rarámuri, de masacres y de controlar el territorio imponiendo terror.
En el gobierno de Javier Corral fue declarado uno de los 10 delincuentes más buscados. Es parte del Cártel de Sinaloa, dentro del grupo Los Salazares, cuyo líder, Crispín Salazar, está prófugo por el asesinato de la periodista Miroslava Breach.
Funcionarios del gobierno de Corral reconocieron que en Cerocahui no hubo desarrollo forestal durante cuatro o cinco años por orden de El Chueco: exigió a los pobladores del municipio no talar árboles sin su consentimiento, porque de otra manera, les quemaría sus casas. Ninguna autoridad actuó.
Ahora, tras los crímenes contra los jesuitas, los gobiernos federal y estatal iniciaron investigaciones y prometieron una recompensa de 5 millones de pesos a quien dé información certera sobre El Chueco. Y a petición de la Fiscalía General del estado de Chihuahua, el Instituto Nacional de Migración emitió el pasado miércoles 22 una alerta migratoria a nombre de José “N” para evitar que se sustraiga de la acción de la justicia, porque está imputado por varios delitos, incluidos los homicidios de los dos jesuitas y el guía de turismo. Pero unas horas antes del triple homicidio en el templo de Cerocahui, El Chueco desapareció a dos hermanos: Paúl y Armando B.
Los hermanos jugaron un partido de beisbol días antes y le ganaron a un equipo patrocinado por El Chueco. El mismo lunes 20 de junio, antes de llevar al guía de turismo al templo, el delincuente fue a la casa de los dos hermanos y le disparó a uno. Luego se llevó a los dos. Hasta ahora no aparecen.
En el lugar había una mujer y un menor de edad, quienes lograron escapar sin que El Chueco los dañara. Al huir con los dos hermanos privados de la libertad, Noriel Portillo incendió la vivienda de esa familia.
“Que nada siga iguaL”, eL cLamor jesuita
Después de los asesinatos del guía y los sacerdotes hay un vasto despliegue militar en Cerocahui. “Es exagerado. ¿Está bien? Sí, porque están buscando al agresor, pero nuestro temor es lo que va a pasar después de que se vayan la Sedena y la Guardia Nacional. ¿Va a volver a estar todo igual hasta que otra vez haya una matanza de sacerdotes? Sabemos que (la vigilancia) va a durar unos pocos días, mientras baja la noticia y adiós. Pero son las comunidades de la Tarahumara, no sólo Cerocahui”, plantea el provincial Luis Gerardo Mora. La noche del jueves 23 los jesuitas de la diócesis se reunieron en Creel con su provincial.
“Nos quedó claro qué queremos en la Tarahumara, lo que queremos exigir a los gobiernos federal y estatal; porque no sólo encontrando los cuerpos o deteniendo al criminal vamos a detenernos, queremos algo más: queremos exigir detener la violencia en la zona y que volteen las autoridades estatales y federales la vista a la pobreza, a la injusticia que hay en la Tarahumara. Porque si no, va a pasar esto y en un mes o en 15 días va a seguir todo igual. Los grupos van a seguir igual, y el control de muchos pueblos, y el miedo va a ser igual, y la pobreza va a ser igual y la falta de escuelas, la falta de medicinas, todo va a ser igual. Nada más cambian de jefe, lo sabemos”, sentencia.