La Jornada Semanal

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LA CADENCIA DEL SUFRIR:

EL DIA RIO DE

Un disparo en la oscuridad: Ozzy Osbourne y Black Sabbath Gustavo Ogarrio

La escultura de Kiyoto Ota: energía interior vs. energía atómica José Ángel Leyva

Cesare

Cesare Pavese

Portada: collage de Rosario Mateo Calderón. Para: Isaías Isabel Mateo González.

LA CADENCIA DEL SUFRIR: EL DIARIO DE CESARE PAVESE (A 75 AÑOS DE SU MUERTE)

Tres cuartos de siglo después, la muerte del enorme poeta, narrador, ensayista y traductor italiano Cesare Pavese sigue suscitando idéntico estremecimiento que cuando, por propia mano, acabó con su vida en una habitación del Hotel Roma, en Turín, el 27 de agosto de 1950. En efecto, el amor frustrado por la actriz Constance Dowling fue el último empujón al abismo final pero, en realidad, al autor de Trabajar cansa, El diablo sobre las colinas y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, desde mucho antes lo perseguía un intenso sentimiento de fatalidad que no pudieron apaciguar ni el prestigio literario ni la perspectiva de un porvenir más que venturoso, al menos en lo profesional. Su Diario, particularmente las últimas entradas, son el sobrecogedor testimonio de la sombra que terminó por consumirlo; esos textos finales son los que ofrecemos a nuestros lectores en la presente entrega.

DIRECTORA GENERAL: Carmen Lira Saade

DIRECTOR: Luis Tovar

EDICIÓN: Francisco Torres Córdova COORDINADOR DE ARTE Y DISEÑO: Francisco García Noriega FORMACIÓN Y MATERIALES DE VERSIÓN DIGITAL: Rosario Mateo Calderón

LABORATORIO DE FOTO: Adrián García Báez, Israel Benítez Delgadillo, Jesús Díaz y Ricardo Flores

PUBLICIDAD: Eva Vargas 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. CORREO ELECTRÓNICO: jsemanal@jornada.com.mx PÁGINA WEB: http://semanal.jornada.com.mx/ TELÉFONO: 5591830300. |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

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Las mujeres del revés

Hermann Bellinghausen

Las mujeres del revés tan despacitas abrazan al destino desafiando la gravedad, sin tela de dónde cortar que no sea también cortarles las venas y abandonarlas a su suerte en el sangrar.

Las mujeres del revés no huyen de su rostro, no mutilan su anatomía ni la llenan de estopa. No arreglan lo descompuesto, lo adornan con sonrisas y caricias certeras nada más.

Las mujeres del revés comen lumbre si las arriman a la hoguera y cuando llueve se mojan voluntariamente.

Las mujeres del revés sostienen los hilos que luce el envés, anudan lo descosido, duermen con un ojo abierto y nunca se apresuran para hablar.

Las mujeres del revés gastan el doble de suelas, no se detienen ni para tomar vuelo, sacan la fuerza de alguna aguja secreta que no muestran si no se les solicita expresamente.

A las mujeres del revés si no te fijas con vista láser no las ves. Tienden la cama donde sueñas alegremente, en la mesa deslizan el pan. En la calle parecen nube, y a contraluz, producto de la imaginación.

LA ESCULTURA DE KIYOTO OTA: ENERGÍA

INTERIOR VS. ENERGÍA ATÓMICA

DEste artículo reseña la larga y pausada visita a la casa y taller del escultor y artista plástico Kiyoto Ota (Sasebo, Japón, 1948), avecindado hace décadas en nuestro país y ampliamente reconocido ‒tercer Premio Compartido de la Primera Trienal de Escultura en Ciudad de México, profesor de Talla en Piedra de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte ‒ entre otras distinciones‒ que a sus setenta y siete años afirma: “Los niños tienen esa capacidad de hacer que universos simbólicos de distinto orden establezcan semejanzas y sus analogías nos lleven a interactuar con otros mundos. Y eso es precisamente lo que hace el arte.”

esde la casa del escultor Kiyoto Ota se observa una nata oscura sobre Ciudad de México, a pesar de las lluvias torrenciales del verano. Dice el artista que cuando él y su esposa construyeron en la parte más alta de San Miguel Ajusco, había pocas casas inmersas en el bosque. Hoy, no obstante la densidad poblacional, se respira un aire puro a sus casi 3 mil metros sobre el nivel del mar. Una semana después de mi primer intento frustrado a causa de una tormenta, cometí el error de ir a buscarlo por la carretera vieja de Cuernavaca. En el kilómetro 25 giré a mi derecha para comenzar un ascenso por barrios que alternan casas campestres con zonas demográficas muy empinadas, tanto que me vi obligado a acometer una calle con una inclinación de 45 grados, sin exagerar, y cuyo pavimento de cemento está ranurado para evitar que los autos se deslicen. Por suerte caía una llovizna y no un chubasco, porque debe formarse una cascada. Los coches descienden como gatos espinados y suben temerosos de irse para atrás. Mientras degustábamos un té japonés, Miki Otani Imura, su esposa, comentó que eran terrenos relativamente baratos, pero eligieron ese sitio porque a Kiyoto le recordaba su natal Sasebo, prefectura de Nagasaki, desde donde podía ver el mar y vivir en contacto muy estrecho con la naturaleza. Esa fue la razón por la que la onda expansiva de Fat Man, la segunda bomba atómica arrojada por Estados Unidos sobre la población civil, el 9 de agosto de 1945, no causó mayor daño que Little Boy (140 mil muertos), la primera bomba lanzada tres días antes sobre Hiroshima, que se extiende sobre un terreno plano. Las montañas protegieron a la ciudad de Sasebo y a sus habitantes. Kiyoto nació tres años después, en 1948, pero recuerda que su abuela le describía la explosión y el resplandor del hongo nuclear que había segado la vida de 60 mil habitantes de Nagasaki.

José Ángel Leyva

Los días 6 y 9 de agosto se conmemora el 80 aniversario luctuoso de ambas ciudades japonesas y el escultor trabaja en tres piezas de madera que representan dichos artefactos atómicos. Kiyoto me muestra las esculturas: Fat Man y Little Boy, cercanas al tamaño real, y comenta: “Estas bombas mostraron una capacidad insos-

pechada de destrucción. Hoy son juguetes de guerra si se les compara con las nuevas armas nucleares. ¿Qué posibilidades reales tenemos de sobrevivir a una guerra en la que se usen bombas atómicas?” Vivimos una época de grandes tensiones internacionales, de odios interculturales, de chauvinismos e impunidades locales y mundiales, de crueldad normalizada. Al ver la obra de Kiyoto uno entiende que, más allá de la belleza, sus obras de arte están colmadas de significados, como sus parcas palabras. En su caso hay una búsqueda de la energía interior de la materia y de su propia fuerza creativa. Sí, justamente como los físicos nucleares desatan el poder de los átomos, pero no con un sentido destructor o de dominio, sino de transformación de la materia en obras de arte. El artista busca incidir en el espíritu del / PASA A LA PÁGINA 4

▲ Kiyoto Ota en su casa. Foto: José Ángel Leyva.
▲ Maquetas de las bombas Little Boy y Fat Man, de Hiroshima y Nagasaki. Foto: José Ángel Leyva.

24 de agosto de 2025 // Número 1590

VIENE DE LA PÁGINA 3/ LA ESCULTURA DE...

espectador para generar cambios en su sensibilidad y romper la celda que impide la comunicación del individuo con otras formas de ver y de entender la vida, de comprender al otro. “El arte debe ser capaz de abrir el corazón para aceptar lo diferente. El arte no debe hacerse pensando sólo en el arte mismo, sino en el espíritu que lo motiva y lo significa. Arte como esperanza de humanidad, de respeto por la naturaleza, por la Tierra.”

El escultor japoteca

DICE EL ARTISTA mexicano Marcos Límenes que Kiyoto es conocido por sus alumnos y sus compañeros como el Japoteco, el escultor mexicano que nunca ha dejado de ser japonés, de hablar con acento como si acabara de llegar de Tokio. Tal vez porque no pensaba quedarse atrapado en la atmósfera mexicana, tan diferente a su país y su cultura, el Sasebo de la infancia, donde Estados Unidos mantiene una base militar. La mirada de Kiyoto se torna melancólica cuando evoca las construcciones de madera de su ciudad y la casa paterna. Se le viene el recuerdo del revés sufrido cuando no aprobó el examen de admisión en la Universidad de Arte de Tokio y su determinación de ser artista a cualquier precio, por lo que durante seis años trabajó por las noches para poder pintar de día. Muchos de sus amigos buscaron terminar de formarse en París o Nueva York, pero él era renuente a sumarse a esa diáspora en las metrópolis de moda. Un día cayó en sus manos un libro que hablaba de los artistas mexicanos de la época del muralismo. Esa información activó el resorte de su curiosidad por una tierra extraña, exótica, interesante.

“La noche en que llegué a México sentí mucha hambre y entré a un restaurante. Mientras cenaba comencé a mirar el rostro de las meseras y me impresionó que todas tenían los ojos muy grandes. Entonces reparé en que ya estaba en México. No pensaba estar acá más de dos o tres meses, pero fui a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda y presenté examen de ingreso, y aquí sí lo aprobé. El examen era práctico y no teórico, por lo que no estaba obligado a hablar. Duró tres semanas y me divertí mucho. Luego conocí a Miki en la casa del maestro Shinzaburo Takeda, pintor y grabador que ahora vive, a sus noventa años de edad, en Oaxaca. Ella era su alumna y había llegado de Osaka a los siete años de edad. Nos casamos y me quedé en México, ella como profesora de química y yo como profesor de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, donde impartí clases durante treinta y cinco años.” De ese matrimonio nacieron sus hijos Leonardo (antropólogo) y Nami Abril (arquitecta). En su formación mexicana hubo dos magisterios determinantes, el del profesor sueco, radicado en México, Gustav Waldemar Sjölander, y el descubrimiento de Isamu Noguchi –artista estadunidense-japonés, de madre irlandesa y padre nipón, el poeta Yone Noguchi–, quien había venido a nuestro país en 1935 para sumarse a la dinámica creativa de los artistas de la época, entre ellos Frida Kahlo, con quien se dice tuvo una relación sentimental. En el mercado Abelardo L. Rodríguez quedó su mural La historia de México. Ota opina que en los años setenta, en México, como en Japón, la formación artística era más tradicionalista y los estudiantes se interesaban poco por el arte contemporáneo, pero el profesor Waldemar Sjölander le habló mucho del escultor rumano Constantin Brancusi y ese conocimiento se sumó a la admiración que le despertó la obra de Isamu Noguchi, quien había sido asistente del rumano.

“Cuando conocí la obra de Isamu –comenta Kiyoto– sentí una energía interior que me dio el impulso para comenzar a hacer escultura, pensando más en interiores que en las superficies. Es algo que no sé explicar porque se esconde en mi más íntima sensibilidad, pero se manifiesta como expresión de una fuerza interior. Hay que escuchar la voz de la materia para resaltar sus cualidades y sus características, destacar sus volúmenes. Sacar la energía que tiene su masa.”

Úteruz y komorevi

El arte debe ser capaz de abrir el corazón para aceptar lo diferente. El arte no debe hacerse pensando sólo en el arte mismo, sino en el espíritu que lo motiva y lo significa. Arte como esperanza de humanidad, de respeto por la naturaleza, por la Tierra.

SU TALLER ES, POR el momento, más un almacén de partes de esculturas desarmadas y herramientas: brocas, taladros, escofinas, lapiceros, bolígrafos, brochas, formones, destornilladores, sierras cortadoras. Las manos de Kiyoto no son grandes pero son fuertes. Su rostro transmite un gesto de hermetismo y de bondad, de nobleza y paz interior. Miki sonríe y participa con soltura cuando les hablo de Elogio de la sombra, de Junichiro Tanizaki. Asienten cada concepto del escritor que refiere la pátina y las manchas del tiempo como signos de belleza y valores intrínsecos de la cultura japonesa. Miki lo relaciona con Úteruz, la serie que ensambla el concepto de útero y de luz, calidez y confianza, placidez e intimidad. Me dice que en ese juego dialéctico entre el exterior y el interior reside la idea de un concepto japonés: komorevi. Una palabra difícil de traducir al español pero que reúne la experiencia de la luz que se filtra por las ramas del bosque. Cuando las personas introducen su cuerpo o su cabeza en las esculturas de Úteruz, viven la experiencia komorevi; ese estar dentro de algo que le permite ver y sentir el flujo de fuera, un bosque que se hace presente y habla desde la madera convertida en expresión estética. Úteruz son también nidos en donde se respira la energía interior y el aire que entra y sale por sus huecos.

“La vivencia del komorevi es lo que Kiyoto busca transmitir a quienes se introducen en sus esculturas –comenta Miki. Kiyoto presentó una pieza de esa serie en una edición de MACO. El artista Javier Marín vio la escultura y se metió en ella. Fue tal

▲ Bombardero b2 austero con cocos. Cortesía del artista.
▲ Kiyoto Ota y su esposa Miki Otani. Foto: José Ángel Leyva.

su fascinación que la adquirió. De hecho, en uno de sus libros hay una foto de él descansando en el interior de ese Úteruz.”

Yo sigo pensando en Elogio de la sombra y me interesa saber qué opina este escultor japoteca sobre el valor de las sombras en el arte japonés. Kiyoto gruñe buscando respuestas, que en general suelen ser muy breves. Explica que, por ejemplo, no le gusta pintar sus obras. La materia, en este caso la madera, muestra sus vetas, sus manchas, su propio cromatismo. “Pero en las obras de hierro colado hay esa presencia de la sombra en sus manchas, sus tonalidades mate”, aclara el artista, y agrega que sobre todo en el metal y en la piedra permite que la intemperie también haga su trabajo. Por eso en la exposiciones que hizo en San Luis Potosí y Zacatecas: Interiores, le interesaba mostrar no sólo lo que hay dentro de las obras, sino la energía que generan las propias esculturas. Para ello, el espectador puede tocar y meterse físicamente en ellas. A la atmósfera exterior se suma la vivencia en el interior: el viento que recorre el hueco de una escultura, generado por ventiladores o por el aire que se cuela por los huecos, la luz, el sonido. Eso lo condujo a una fantasía: crear esculturas a las que llamó Habitables. El vínculo de la arquitectura con la escultura dio como resultado Casas extraordinarias, que semejan juguetes infantiles o maquetas cinematográficas de obras de ficción: Casa nómada, Casa vacía, Casa de lluvia, Casa de Alicia son títulos de esas obras que, en realidad, son inhabitables. Algunas casas extraordinarias disponen de ruedas para ser trasladadas a cualquier sitio. Son casas transportables, no funcionales, no vivibles, son simplemente espacios en los que no hay lugar para la vida humana, pero son habitados por la imaginación.

Kiyoto pone un ejemplo, Niña Casa, Zashiki Warashi en japonés, está inspirada en una mitología del norte del Japón. Monstruos invisibles viven en las casas, pero a veces los moradores pueden escuchar sus risas y sus voces; incluso los niños pueden llegar a verlos y a jugar con ella. Esta “Niña casa” expresa la relación de la casa con las mujeres, siempre atadas desde la infancia a tareas

Casa nómada, Casa vacía, Casa de lluvia, Casa de Alicia son títulos de esas obras que, en realidad, son inhabitables. Algunas casas extraordinarias disponen de ruedas para ser trasladadas a cualquier sitio. Son casas transportables, no funcionales, no vivibles, son simplemente espacios en los que no hay lugar para la vida humana, pero son habitados por la imaginación.

domésticas y del campo cuando son rurales. Educadas para servir, cuando se casan se sienten obligadas a someterse al marido y a los hijos. La casa, entonces, para ellas, no es un lugar de libertad, sino un espacio restringido, una prisión. Úteruz representa lo contrario, es un lugar íntimo y abierto a la vez, confortable. “Noguchi trabajó con masas y eso me hizo pensar en que las esculturas son recipientes de energía, que la materia con la que están hechas posee una energía interior –argumenta Kiyoto. Comencé a trabajar el hierro colado, hueco, para proponer un tipo de estructura que contiene encerrada una energía. Eso me llevó al proyecto de Úteruz, pero con otro material, la madera, cuya estructura permite el paso de la luz, del aire, del agua, del calor o el frío, del cuerpo.”

Gaia amenazada

HAY UNA ESCULTURA de Kiyoto que revela a plenitud su concepción del arte y de la vida: Gaia

Es una obra ovoidal en madera; posee una ranura vertical que significa lo femenino, el erotismo indispensable para la vida. Pero no sólo refiere a la diosa griega, dadora de la vida, sino a la vida misma. El artista realizó esta pieza pensando en la teoría de James Lovelock acerca de que la Tierra es un organismo vivo capaz de autorregularse y los seres humanos nos comportamos no como parte de ese organismo, sino como parásitos. Por ello, Gaia, o Gea, aún después de una guerra nuclear, continuará viva, pero tal vez los humanos no vuelvan a ser parte de su sistema biológico.

No obstante, para Kiyoto el humor y la ironía pueden salvarnos de la tragedia de creernos únicos y trascendentes, poderosos. No los malos chistes, sino la inteligencia de vernos, con imaginación, en otros planos, como en El coro de los jubilados, hecho con tanques de gasolina de automóviles y camiones. Obras abstractas, pero en madera, como Tercera rebelión, es concebida por él como autorretrato y como autocrítica “que deja el hígado hinchado y un malestar de estómago”, también contiene sus insatisfacciones, su rebelión callada.

Por otro lado, Extraños objetos son artefactos que fungen como juguetes a menudo mordaces porque suelen inspirarse en máquinas de guerra, como Bombardero B2 austero, de madera y carretilla, transformado en nave de sueños y alegrías. Pero también, con frecuencia tienen lugar figuras zoomórficas reducidas a esqueletos, como animales jurásicos cuyos restos son estructuras fósiles; así sucede con la Esfinge que semeja un gasto despatarrado, cansado de permanecer tantos años enterrado en la arena y luego expuesto al turismo, o Criatura marina, construida con ramas de árboles secos, a cuyos extremos están atados unos balones de basquetbol que le permiten flotar sobre cubetas con agua. Los niños pueden tocarla, moverla, hacer que pivotee sobre sus patas marinas.

“Los niños tienen esa capacidad de hacer que universos simbólicos de distinto orden establezcan semejanzas y sus analogías nos lleven a interactuar con otros mundos. Y eso es precisamente lo que hace el arte”, opina el escultor, regido por una conciencia ambientalista, por un pensamiento crítico a la conducta humana.

A pesar de haber sufrido un infarto en 2010 y padecer EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) a causa del polvo de los distintos materiales que trabaja: metal, piedra, barro, madera, aun cuando utiliza mascarillas, Kiyoto se levanta cada día a cumplir con el ritual de liberar la energía de su espíritu creativo, de la materia. “Hay herencias que todos cargamos”, afirma cuando muestra las maquetas de las bombas Little Boy y Fat Man y piensa en los hibakusha (sobrevivientes de las explosiones atómicas) que en 1956 crearon Nihon Hidankyo, la organización que se opone a la proliferación de las armas nucleares y por ello recibió el Premio Nobel de la Paz en 2024. Porque, afirma el artista, “Yo me uno a los hibakusha para evitar otra guerra nuclear. No a la guerra, sí a la PAZ mundial y a la CREATIVIDAD. No perdamos de vista una verdad, si hay naciones que construyen bombas, como sucedió con los estadunidenses, es porque están dispuestas a emplearlas.” ●

Casa vacía, 2017. Kiyoto.

La muerte de Ozzy Osbourne (1948-2025), la leyenda del heavy metal , “héroe de la clase trabajadora” como lo caracteriza una exposición en el Museo y Galería de Arte de Birmingham con motivo de su despedida de Black Sabbath, incita las reflexiones de este espléndido ensayo, en el contexto de la enormemente poderosa industria de la música y sus innumerables recursos, donde se afirma: “Quizás ese Príncipe Paranoico, Ozzy Osbourne, sentado por última vez en su trono fáustico, junto con el poder simbólico de rebeldía y oscuridad de Black Sabbath, nos estaban transmitiendo un mensaje final desde esas tinieblas aligeradas ya por la industria de masas de la música.”

Gustavo Ogarrio

OZZY OSBOURNE Y BLACK SABBATH UN DISPARO EN LA OSCURIDAD:

Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más.

“El Cuervo”, Edgar Allan Poe (Versión de Julio Cortázar)

All day long, I think of things

But nothing seems to satisfy Think I’ll lose my mind if I don’t Find something to pacify… “Paranoid”, Black Sabbath (Letra de Geezer Butler, música de Tommy Iommi)

Heavy metal y proletariado: una triste premisa

REBELDÍA EN PENUMBRA proletaria, dualidad de símbolos, bodas entre el cielo y el infierno, ángeles caídos con las alas quebradas, pero también una secularizada curiosidad por el espiritismo y las ciencias ocultas, sin llegar a ser del todo un culto con música diabólica, sólo un gesto performativo y perturbador desde el escenario. Una cruz cuya semiótica se sacude al derecho y al revés, o se aquieta ya invertida; oscuridad profunda invocada en un mundo pop lleno de superficies, la dureza de la vida moderna que produce sus propias contradicciones aladas, con voces casi luciferinas que venden millones de

discos. La industria de la música que atrae a su imán de mercancías los símbolos de un derrumbe de almas que provienen del mundo obrero de Birmingham, Inglaterra, en el que uno de los mejores guitarristas genera su propia mitología de yemas de los dedos cortadas por la industria pesada. Y pesado es el riff que nace de ese rebane de mano de Tommy Iommi; luminosa y extraviada es la penetrante voz de Ozzy Osbourne; Bill Ward dispuesto para la espesura de una batería decisiva y compleja; Geezer Butler, su bajo melódico y atmosférico; todo esto provenía, de alguna manera, de la psicodelia, del blues, del jazz, para convertirse sicalípticamente en heavy metal. Sin embargo, inexactas son las etiquetas que rodean con furia la despedida y muerte de Osbourne y el final de Black Sabbath.

En el Museo y Galería de Arte de Birmingham, con motivo de la despedida de Ozzy y de Black Sabbath, se llevó a cabo la exposición Ozzy Osbourne: Héroe de la Clase Trabajadora en la que resuena el movimiento básico y contradictorio de cierta apropiación cultural de la industria de la música de las expresiones populares y obreras durante la postguerra. Esa clase trabajadora que es resultado de una experiencia de lucha y de conciencia política, como afirma E.P. Thompson, es la que ha sostenido no sólo el mundo del trabajo del capitalismo industrial, también es el

▲ Ozzy Osbourne con su familia en la 42 edición de los Premios Grammy, Los Ángeles, California, 2000. Foto: AFP.

soporte de la industria de masas de la música que se empieza a conformar en los años sesenta del siglo XX. John Lennon, Joy Division y The Clash, comparten este camino que va de la irrupción artística y plebeya de músicos nacidos en el seno de la clase obrera en las cavernas inglesas, para terminar como “héroes” en las grandes plataformas digitales y con ello perder algo muy importante de su espíritu de revolución proletaria. La “triste premisa” de Thompson sobre la destrucción de la subjetividad del mundo obrero en pie de lucha de los años sesenta y setenta se cumple de manera trágica en la transformación luciferina de Ozzy Osbourne: esa rebeldía proletaria inicial hecha oscuridad, se convierte paulatinamente en la gran industria del heavy metal, su potencia matriz es captada y mediatizada por un mundo del espectáculo en streaming que le concede la ternura maldita de una gran despedida, para transformarlo en la mayor mercancía digital.

Vuelta al comienzo: locura y paranoia EN UN PERFORMANCE de tinieblas nostálgicas y casi melodramáticas, donde desfilan algunos de sus herederos de al menos dos generaciones, el 5 de julio de 2025, de regreso a la dureza del mundo materno en Birmingham, se terminan estas leyendas que sacudieron a la industria del espectáculo de masas por última vez. Back to The Beginning se tituló la vuelta a un origen ya desfigurado por el tiempo, por la industria, por la finitud de los procesos culturales. La despedida de Ozzy aniquila y devora a Black Sabbath, las bodas entre la paranoia y el infierno logran la mayor audiencia en la brevísima historia de estos soportes tecnológicos: casi 6 millones personas siguieron la transmisión en vivo. Si la eternidad ahora es digital, si una parte de la memoria cultural le apuesta a la repetición virtual, ese ruido y esa furia casi trágicas, nunca como la de Macbeth, son la única metáfora de este regreso a casa: un disparo en la oscuridad de un mundo contemporáneo que se siente cómodo en todos los apocalipsis que se transmiten por streaming Sin embargo, también se puede entender este mundo de semiótica musical y comercial a través del sentido figurativo y metafórico que producen. Por ejemplo, Henry, un demonio volador e icono de Black Sabbath, figura alada con cuernos y cola de diablo, que representa algo de ese entorno simbólico del heavy metal. Mensajes y figuras dilatadas que en los años setenta y ochenta se dieron a la tarea de divulgar el hábitat de esta música.

¿Qué papel jugaron, en los años iniciales de la banda, las playeras, las calcomanías, los acetatos, los carteles, los pósters, con la iconografía e imágenes de Black Sabbath y de otras bandas de heavy metal en este proceso de aclimatación de la música en inglés en contextos latinoamericanos? Un puente entre dos oscuridades: el mundo obrero del cual provenía el heavy metal se conectaba con el mundo represivo latinoamericano, la censura después de Avándaro en México y la penumbra cultural de las dictaduras; “tierras baldías” que se alcanzaban a representar y vivir marginalmente desde la música. La tragedia de la historia contemporánea ya no estaría contada por un loco, como en Macbeth, más bien estaría cantada por un paranoico y tocada por una banda de heavy metal: Ozzy Osbourne y Black Sabbath. Sonido y furia: la lepra, la locura, la paranoia; tres momentos de ese “juego de exclusiones” al que se refiere Michel Foucault en su estudio sobre la locura en la época clásica. Así como la lepra

se retiró en su momento del naciente mundo moderno, parece que la locura se retira del mundo contemporáneo para que sea el sujeto paranoico el que cante su propia exclusión social perturbada. El paranoico que se desmorona, que duda de toda la realidad y que se vuelve contra sí mismo, que pide ayuda para llenar su mente de algo. En América Latina, ese canto del paranoico se conecta con las paranoias propias: las que provienen del miedo y del extermino de las dictaduras y de la represión cultural de sistemas políticos longevamente autoritarios. La paranoia es definida como un delirio, un mecanismo de defensa de un sujeto abrumado, en ese conflicto permanente que proviene de los deseos reprimidos sostenida y profundamente. Es interesante que, en su tema “Paranoid Android”, Radiohead expresa que la siguiente metamorfosis de este juego de exclusiones estaría en el sujeto paranoico trasfigurado ya en androide. Sería preferible ser paranoico a ser un androide; sin embargo, en el delirio de transición del paranoico al siguiente momento personificado en el androide, se escuchan ruidos en la cabeza perturbada, voces de pollos no nacidos. Quizás ese Príncipe Paranoico, Ozzy Osbourne, sentado por última vez en su trono fáustico, junto con el poder simbólico de rebeldía y oscuridad de Black Sabbath, nos estaban transmitiendo un mensaje final desde esas tinieblas aligeradas ya por la industria de masas de la música: el virtuosismo artístico de cuatro hijos del mundo obrero de los años sesenta que se conectaron con nuestras propias oscuridades para romper un silencio autoritario y abrir las puertas hacia algo más. Ozzy Osbourne pidiendo ayuda en nombre de todas y todos nosotros desde su delirio paranoico y desde una herida que suplicaba que nos llenaran la cabeza de algo para no estrellarnos contra nosotros mismos. Quizás en este último y posible pacto fáustico en tiempos de transmisión digital, queda algo precisamente de las palabras del Fausto de Goethe y de la tarea que se le asigna a Mefistófeles: “La misión diabólica es hacer que los anhelos fáusticos se disparen hacia lo imposible, con toda la soberbia y patetismo que esto implica.” Quizás simplemente estábamos ante el preámbulo de nuestra entrada casi irreal a un mundo contemporáneo de oscuridades infinitas.

Morir a tiempo: la casi tragedia de Ozzy Osbourne

POCAS VECES SE sabe de alguien que haya muerto a tiempo. Que una vida, cualquier definición que ésta haya tenido, coincida con el momento “idóneo” de su terminación. Quizás Ozzy Osbourne, esta leyenda del rock y del heavy metal, de esa psicodelia en declive y reelaborada con el blues, una leyenda ahora hipermediática y que casi obliga a todas y todos a definirse ante él y ante su muerte, se está imponiendo como una nostalgia común, como un duelo mediático que quizás terminará cuando surja otra tendencia de largo alcance en las redes. Ozzy murió el 22 de julio, unos días después de su despedida como solista y con Black Sabbath (5 de julio).

Casi melodrama, casi tragedia. La muerte de Ozzy llegó “tan a tiempo” que parece melodrama, redención, quizás ese mismo pacto fáustico descargado de tragedia: perdió su alma a cambio de un principado de heavy metal y de tinieblas en el mundo pop. Sin embargo, los pactos luciferinos ya no son como antes y menos en sociedades cuya complejidad cultural desborda y hace anacrónicas las leyendas y narrativas fáusticas. Se ostenta que Ozzy Osbourne murió a tiempo para cerrar su ciclo de solista y con Black Sabbath; un performance de música y de tinieblas mediáticas propio del capitalismo de plataformas digitales; el biopoder del entretenimiento devorando a las leyendas de la industria de masas; el adiós ‒que quedará “eternamente” en las redes‒ del sujeto paranoico que arrancó su carrera con Black Sabbath cantando su propia historia de terror y de misterio: una “paranoia” que también prefiguraba ya las tinieblas de las drogas psicodélicas, LSD y cocaína. Un personaje a veces lúgubre, a veces patético, a veces de cierta ternura espantosa, envuelto en la borrachera de la fama y el extravío, que en el escenario mordía murciélagos vivos que le arrojaban sus seguidores. Un personaje que quizás, a pesar de ese patetismo de reality show, por la actitud artística y rebelde de su propio extravío conectado a nuestras propias paranoias, merezca la redención de los que se arrojaron al abismo en busca de un poco de belleza y estruendo… y un epitafio con palabras de William Shakespeare: “Las tinieblas del Caos nos recobran cuando la belleza muere.” ●

▲ Ozzy Osbourne tras ganar el premio a la Mejor Interpretación de Metal por “God is Dead?”, 56 edición de los Premios Grammy, Los Ángeles, California, 2014. Foto: AFP

LA CADENCIA DEL SUFRIR: EL DIARIO DE CESARE PAVE

Importantísima figura de la literatura italiana del siglo pasado, Cesare Pavese (1908-1950), autor de dos libros de poesía ‒ Trabajar cansa y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos ‒ y catorce títulos de narrativa, entre ellos, su obra maestra La luna y las fogatas , es también muy conocido por El oficio de vivir. Diario 1935-1950 , del que aquí se traducen los últimos seis meses, en los que da cuenta de su profundo y malhadado enamoramiento de la actriz estadunidense Constance Dowling (1920-1969), razón, o pretexto ‒se plantea aquí‒ de su suicidio, desde donde el poeta afirma: “No se suicida uno de amor por una mujer. Se suicida uno porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, indefensión, nada.”

Hemos querido traducir del Diario de Cesare Pavese (El oficio de vivir) los seis últimos meses de su vida, porque es cuando menciona o alude a la actriz estadunidense Constance Dowling, el último y desesperado amor sin porvenir, a quien suele mencionar por sus iniciales C.D.

Rosario de la Peña enfatizaba que en el suicidio de Manuel Acuña ‒tenía razón‒ fue pretexto y no causa, aunque para sus contemporáneos y la posteridad fue causa. De su ardua lectura de los mitos antiguos, a Pavese le atrajo la unión de amor-muerte; Constance Dowling era un gran pretexto, pero sus amigos sabían que desde muy joven la idea del suicidio lo acompañaba. Probablemente Pavese conoció a la actriz neoyorquina a principios de aquel 1950; por ese tiempo ella filmaba en Italia; acababa de actuar en 1949 en La ciudad doliente, dirigida por Mario Bossard. Era una mujer alta, rubia, de rostro angulado, de carácter, algo masculinizada. Ignoramos cómo se conocieron. En su biografía (Il vizio assurdo, 1960), su gran amigo, el periodista comunista Davide Lajolo, no lo dice.

Pavese escribe acerca de sus cualidades: “Es tan buena, tan calmada, tan paciente. Tan hecha para mí. Después de todo ella me ha buscado.” Y el 16 de marzo: “Increíble dulzura de ella, palabras de esperanza.” Hay el gusto de estar con él. Pavese sabe que no es nada del otro mundo: una muchacha normal.

Desde el 9 de marzo, leemos en el Diario, el amor ya ha echado hondas raíces en él, que se sorprende de sus reacciones físicas. En lo que resta de marzo sólo alude o la menciona a ella. Hay un vacío en el Diario en el mes de abril; lo retoma el día 20 porque la actriz estadunidense está viajando en ese momento a Nueva York. Le ha prometido regresar en dos meses; no saben que ya no se verán. Las amigas de Pavese, entre ellas la hermana de Constance (Doris), tratan de disuadirlo: la relación no funcionará; él lo intuye ‒lo sabe‒, pero un leve resplandor lo sostiene. No deja de sorprender asimismo que, en abril, cuando publica su obra maestra (La luna y las fogatas), y cuando empieza a escribir su tristísimo libro de poemas de abandono (Verrà la morte e avrà i tuoi occhi) no los menciona en el Diario, como tampoco escribirá nada cuando va a recibir en junio el Premio Strega en Roma, y donde lo tratan como rockstar. Desde mayo hay ya la “cadencia del sufrir” y el dolor oscuro se vuelve insoportable. Quedan entre líneas del Diario intersticios y grietas que será imposible colmar. Estuvo enamorado de Constance hasta el último día. Pavese muere la noche del 26 y 27 de agosto en el Albergo Roma de la ciudad de Turín. Había

Cesare Pavese
▲ Ilustración de Rosario Mateo.

SEMANAL 24 de agosto de 2025 // Número 1590

SE (A 75 AÑOS DE SU MUERTE)

Cuántas cosas no le he dicho. En el fondo el terror de perderla ahora, no es el ansia de la “posesión”, sino el miedo de no poderle volver a decir estas cosas. Cuáles sean estas cosas, ahora no sé. Pero vendrán como un torrente cuando esté con ella. Es un estado de creación. Oh Dios, haz que la encuentre de nuevo.

vencido en Pavese lo que llamaba Italo Calvino, quien lo trató los últimos cinco años, su lado “negativo y desesperado”; su lado positivo, el de la obra admirable, hecha con un enorme esfuerzo, nos queda desde 1950 hasta ayer y hoy. Natalia Ginzburg escribió, al final de unas melancólicas páginas de recuerdos, una jornada que pasan los amigos un mes después en la tierra nata natal de Pavese (“Ritratto d’un amico”, 1957): “Miramos, sobre las orillas herbosas y los campos arados, ascender la noche de septiembre. Éramos todos muy amigos y nos conocíamos desde hacía tantos años; personas que juntas habían trabajado y pensado. Como sucede entre quienes se quieren bien y han sido golpeados por una desgracia, buscábamos ahora querernos más y cuidarnos y protegernos el uno con el otro, porque sentíamos que él, de una manera misteriosa, nos había siempre cuidado y protegido. Más que nunca estaba presente sobre aquel linde de la colina”.

Barbara Bertoni y Marco Antonio Campos

Los seis últimos meses

18 de febrero

La cultura debe comenzar desde lo contemporáneo y documentarlo, desde lo real, para ascender ‒si es el caso‒ a los clásicos.

Error humanístico: comenzar por los clásicos. Eso acostumbra a lo irreal, a la retórica, y en definitiva al desprecio cínico de la cultura clásica ‒total, no nos ha costado nada y no hemos visto de ella su valor (la contemporaneidad en el tiempo de ellos).

26 de febrero

Paseo Toscana-Emilia. Pensé en el ensayo sobre la poesía y la cultura popular. Pensé sobre todo en la relación entre terruño y cultura, en las raíces campesinas (botánicas y minerales) del arte. En Florencia (Rovezzano) y en Val Pesa, Elsa, etc. ‒Siena‒ sentí cómo de aquella tierra ha nacido un arte. Campiña que se volvió gracia florentina y senese. Pero cuando una civilización ya no es campesina ¿cuáles serán las relaciones radicales de su cultura? ¿Estamos ahora fuera del influjo botánico, mineral, estacional del terruño sobre el arte? Parecería.

27 de febrero

He vuelto a ver a S. Seco, duro, taciturno, cansado. Ha hablado de sus placeres, paseos en el campo y en la montaña, detrás de los coleópteros, bajo la lluvia; ha escuchado en silencio ausente mis discursos sobre la Toscana, mis vivezas, mis poses. No ha hecho ningún comentario. La incomodidad que probé hace tiempo habría sido de derrumbe, de tragedia. ¿Qué me sostiene? El trabajo hecho, el trabajo que hago.

6 de marzo

Esta mañana a las 5 o 6. Luego la estrella diana, ancha y destellante sobre las montañas de nieve. El orgasmo, la taquicardia, el insomnio. C. fue dulce y sumisa, pero, en fin, desapegada y firme. El corazón me ha saltado todo el día, y no se detiene aún. (Desde hace tres noches casi no dormía. Hablaba, hablaba). Eso que se llama pasión ¿no será simplemente este batir del corazón, esta tara nerviosa?

Estoy muy deteriorado desde 1934 y 1938. Entonces estaba muy agitado pero no enfermo

24 de agosto de 2025 // Número 1590

VIENE DE LA PÁGINA 9

/ LA CADENCIA DEL...

Y sin embargo todo me parece un wandepuntkt1 de época. Todo. ¿Pero la figura de ella, social y moralmente? ¿Y si fuera un malentendido? ¿Y yo? ¿No me ilusiono en el viejo modo, confundiendo con valores humanos los simples condimentos de distinción, glamour, aventura, haut monde? Los Estados Unidos mismos, su regreso irónico y dulce, entra como valor humano ¿cierto?

9 de marzo

Taquicardia, temblor, suspirar infinito. ¿Es posible a mi edad? No me pasaba distinto a los veinticinco años. Y sin embargo tengo un sentido de confianza, de (increíble) tranquila esperanza. Es tan buena, tan calmada, tan paciente. Tan hecha para mí. Después de todo ella me ha buscado. Pero ¿por qué no me he atrevido el lunes? ¿Miedo? […….]2. Es un paso terrible.

16 de marzo

El paso ha sido terrible, y, sin embargo, se hizo. Increíble dulzura de ella, palabras de esperanza. Darling, sonrisa, largo repetir el gusto de estar conmigo. Las noches de Cervinia, las noches de Turín. Es una muchacha, una muchacha normal. Y sin embargo es ella -terrible. Desde lo profundo del corazón: no merecía tanto.

20 de marzo

Mon coeur reste encore à toi.3 Frase de condescendencia de mayor a menor. ¿Por qué alegrarse tanto? Es claro que soy el beneficiado. Echomai ouch eco 4 ¿Cómo poseer sin ser poseído? Todo depende de esto.

De los discursos de esta noche (con la P.) resulta claro que yo “soy poseído” porque gozo la parte interesante del “hombre poseído”. Debo gozar aquella impasible del patrón. Seré más amado. Sólo así seré amado. Pero ¿hay aún placer? Todas las veces que he poseído, no he probado placer (***, ***, etc.). Vieja historia. Se necesita ser poseído sin demostrarlo. ¿Es posible hacerlo con la “sabia resignada comprensión”?

21 de marzo

Jornada difícil. Situación internacional, situación italiana con una latente guerra civil, voces varias de reacción atómica en cadena para abril. Todo tiende a separarme de ella, a volverla a mandar a Estados Unidos, a bloquear Roma, a empacar todo. ¿Sufría así antes? Sí, entonces sufría por el miedo a morir. Ahora, por el de perderla. Es siempre un sufrimiento. Resignados. Estoicismo, esto cuenta. Si fractus illabatur orbis 4

22 de marzo.

Nada. No escribe nada. Podría estar muerta. Debo acostumbrarme a vivir como si esto fuera normal.

Cuántas cosas no le he dicho. En el fondo el terror de perderla ahora, no es el ansia de la “posesión”, sino el miedo de no poderle volver a decir estas cosas. Cuáles sean estas cosas, ahora no sé. Pero vendrán como un torrente cuando esté con ella. Es un estado de creación. Oh Dios, haz que la encuentre de nuevo.

23 de marzo.

El amor es verdaderamente la gran afirmación. Se quiere ser, se quiere contar, se quiere ‒si morir se debe‒ morir con valentía, con clamor, en suma, permanecer. Y sin embargo siempre le está enla-

Desde el 9 de marzo, leemos en el Diario, el amor ya ha echado hondas raíces en él, que se sorprende de sus reacciones físicas. En lo que resta de marzo sólo alude o la menciona a ella. Hay un vacío en el Diario en el mes de abril; lo retoma el día 20 porque la actriz estadunidense está viajando en ese momento a Nueva York. Le ha prometido regresar en dos meses; no saben que ya no se verán.

zada la voluntad de morir, de desaparecernos: ¿tal vez porque eso es tan prepotentemente vida que, desapareciendo en él, la vida sería afirmada incluso más?

25 de marzo.

No se suicida uno de amor por una mujer. Se suicida uno porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, indefensión, nada.

26 (de mañana).

Antes de partir para Milano: Nada. Siempre nada. ¿Cómo acostumbrarme? Ahora por la calle, solitario, hablo muy bien inglés.

27 (noche).

Nada. Tengo un carbón en el cuerpo, brasas bajo las cenizas. Oh C., ¿por qué, por qué?

28 de marzo.

Bien. Había escrito. Le he hablado, distante. No me quiere de inmediato. Y bien, esto es bello. Trabaja.

20 de abril.

Tal vez esté volando sobre el Atlántico. Por dos meses. Cómo esperar tanto. ¿Y qué esperar?

Todos ‒Lalla, Nat., Doris, etc.‒ todos dicen que las cosas no andarán, que somos distintos, que no hay nada que ganar. “¿Qué quieres?” Te quiero a ti, la vida entera. ¿Es posible que baste?

26 de abril miércoles.

Cierto, en ella no hay sólo ella, sino toda mi vida pasada, la inconsciente preparación ‒Estados Unidos, la retención ascética, la impaciencia de las pequeñas cosas, mi oficio. Ella es la poesía, en el más literal de los sentidos. ¿Es posible que no lo haya percibido?

Curiosa esta procesión de mujeres I., L., R., L., e –inconscientes– V. y D. Todas saben o presienten

que en mí se celebra un misterio sacro y se sorprenden.

La opinión de todas las que saben es que ella ha sido deslumbrada, que piensa en mí más de lo que yo creo. ¿Es posible que estén todas equivocadas? Son mujeres.

27 de abril.

Y ahora. Todo pasa junto. De verdad, a quien tiene será dado. Pero quien tiene no toma. Vieja historia.

8 de mayo. Ha comenzado la cadencia del sufrir. Cada tarde, al oscurecerse, se oprime el corazón –hasta la noche.

10 de mayo. Se me aclara la idea, poco a poco, de que, incluso si regresara, será como si no estuviera aquí. “I’ll never forget you”, se dice a quien se tiene la intención de dejar.

Por demás, ¿cómo me he comportado yo con aquellas que me caían pesadas, me molestaban, que no quería? En idéntico modo.

El acto ‒el acto‒ no debe ser una venganza. Debe ser una tranquila y cansada renuncia, un cierre de cuentas, un hecho privado y rítmico. El último compás.

12 de mayo.

Escribo de otro tema: Amor amargo. ¿Y qué con esto? Tendrá el mismo destino. Y si aun tuviese uno mejor ¿servirá para otra cosa que a alejarla más?

13 de mayo.

¿En el fondo, en el fondo, en el fondo, no he aprovechado al vuelo de esta extraordinaria aventura, esta cosa inesperada y fascinante, para volver a mi viejo pensamiento, a mi antigua tentación…? Amor y muerte – este es un arquetipo ancestral.

16 de mayo.

Ahora el dolor invade también la mañana.

27 de mayo.

La felicidad del 1948-49 está del todo cumplida. Detrás de aquella satisfacción olímpica estaba esto –la impotencia y el rechazo a comprometerme. Ahora, a mi modo, he entrado en el torbellino: contemplo mi impotencia, me la siento en los huesos, y me he comprometido en la responsabilidad política, que me aplasta. La respuesta es una sola: suicidio.

Dilema. ¿Debo ser un amigo absoluto, que todo hace por su bien, o un resuelto endemoniado que se desencadena? Pregunta inútil ‒ya está decidido por todo mi pasado, por el destino: seré un amigo endemoniado que no obtendrá nada– pero acaso tendrá la valentía. La valentía. Todo será que la tenga en el buen momento –cuando no le haré daño– pero que lo sepa, que lo sepa. ¿Se puede renunciar a esto?

Cierto, yo sé más cosas de ella que ella no sepa de mí.

30 de mayo. Todas estas quejas no son estoicas.

¿Y qué con esto?

22 de junio. Mañana en la mañana, parto a Roma. ¿Cuántas veces diré aún esta palabra?

Es una felicidad. No hay duda. Pero ¿cuántas veces la gozaré todavía? ¿Y luego?

Este viaje tiene el aire de que va a ser el máximo triunfo. Premio mundano, D. que me hablará –todo lo dulce sin el amargo. ¿Y luego? ¿Y luego? ¿Sabes que han pasado dos meses? ¿Y que, any moment, puede regresar?

14 de julio.

Hace rato que volví de Roma. En Roma, la apoteosis. ¿Y qué con esto?

Aquí estamos. Todo se derrumba. La última dulzura la he tenido de D. y no de ella.

El estoicismo es el suicidio. Por lo demás, en los frentes, la gente ha vuelto a morir. Si jamás será un mundo pacífico, feliz ¿qué pensará de estas cosas? Tal vez lo que nosotros pensamos de los caníbales, de los sacrificios aztecas, de los procesos a las brujas.

All is the same.

Time has gone by.

Some day you came, some day you’ll die.

Some one has died long time ago.6

20 de julio.

No se puede terminar con estilo. Ahora, la tentación de ella.

13 de agosto.

Es algo distinto. Es ella, la que vino del mar.7

14 de agosto.

Y ella también termina del mismo modo. También ella. Está bien. Son olas de este mar.

16 de agosto.

Querida: quizá eres de veras la mejor ‒aquella verdadera. Pero no tengo ya el tiempo de decírtelo, de hacértelo saber– y luego, si aun pudiese, queda la prueba, la prueba, el fracaso.

Veo hoy claramente que desde los 28 hasta hoy siempre he vivido bajo esta sombra ‒alguno diría un complejo. Y se diga incluso: es algo mucho más simple.

También eres la primavera, una elegante, increíblemente dulce y flexible primavera, dulce, fresca, esquiva –corrupta y buena– “una flor del dulcísimo valle del Po”, diría quien sé yo.

Y sin embargo, eres también sólo un pretexto. La culpa, además de mía, es sólo de la “inquieta angustiosa, que sonríe sola”.

¿Por qué morir? Nunca he estado tan vivo como ahora, nunca tan adolescente

Nada se suma al resto, al pasado. Recomenzamos siempre.

Clavo saca otro clavo. Pero cuatro clavos hacen una cruz.

Mi parte pública ya la hice ‒lo que podía. He trabajado, he dado poesía a los hombres, he compartido las penas de muchos.

17 de agosto

Los suicidas son homicidas tímidos. Masoquismo en vez de sadismo.

El placer de afeitarme después de dos meses de cárcel ‒de afeitarme yo mismo, delante de un espejo, en un cuarto de hotel, y afuera era el mar.

Es la primera vez que hago el balance de un año que aún no termina.

En mi oficio, pues, soy rey.

En diez años he hecho todo. Si pienso en las vacilaciones de entonces.

En mi vida estoy más desesperado y perdido que entonces. ¿Qué he logrado? Nada. He ignorado por algunos años mis taras, he vivido como si no existieran. He sido estoico. ¿Era heroísmo? No, no ha sido fatigoso. Y luego, al primer asalto de la “inquieta angustiosa” he vuelto a caer en las arenas movedizas. Desde marzo allí me debato. No importan los nombres. No son sino nombres azarosos, nombres casuales ‒¿si no aquellos, otros?

Sólo que ahora sé cuál es mi más alto triunfo ‒y a este triunfo falta la carne, falta la sangre, falta la vida.

No tengo nada más que anhelar sobre esta tierra, salvo aquella cosa que quince años de fracasos ahora excluyen.

Este es el balance del año no terminado, que no terminaré.

¿Te asombras de que los otros te pasen a un lado y no sepan, cuando tú pasas al lado de tantos y no sabes, no te interesa, cuál es su pena, su cáncer secreto?

18 de agosto. La cosa más secretamente temida acaece siempre. Escribo: oh Tú, ten piedad. ¿Y luego?

Basta un poco de valentía.

Más el dolor es determinado y preciso, más el instinto de la vida forcejea, y se desmorona la idea del suicidio.

Parecía fácil pensarlo. Y sin embargo mujercitas lo han hecho. Se necesita humildad, no orgullo.

Todo esto es asqueroso. Nada de palabras. Un acto. No escribiré ya.

Traducción de Barbara Bertoni y Marco Antonio Campos.

Notas:

Esta mañana a las 5 o 6. Luego la estrella diana, ancha y destellante sobre las montañas de nieve. El orgasmo, la taquicardia, el insomnio. C. fue dulce y sumisa, pero, en fin, desapegada y firme. El corazón me ha saltado todo el día, y no se detiene aún. (Desde hace tres noches casi no dormía. Hablaba, hablaba). Eso que se llama pasión ¿no será simplemente este batir del corazón, esta tara nerviosa?

1. El término alemán correcto es Wendepunkt, es decir, momento crucial o punto de inflexión.

2. Omitida una línea

3. En francés, “Mi corazón sigue siendo tuyo”.

4. Juego de palabras basado en dos formas del verbo griego ἔχω, que puede traducirse como “estoy poseído, no poseo”. Pavese ya había utilizado la misma expresión en una carta del 20 de octubre de 1940 a Fernanda Pivano, en la que, refiriéndose a la mujer, se lee: “Como el amor es reconocido por ella como de un valor muy alto, totalitario, uno tiembla ante la idea de caer en él. Si F. fuera una ‘viveuse’, la suya sería una aplicación del ἔχω

‒habere, non haberi.”

5. “Si el orbe se fracturara, se colapsaría...”

6. “Ya todo es lo mismo/ y el tiempo se fue‒/ Algún día viniste,/ un día morirás./ Alguien ya murió/ hace mucho tiempo–” Últimos versos de su libro Verrà la morte e avrà i tuoi occhi, es decir, de su obra poética. Escritos en inglés. Faltan los dos últimos, que no quiso transcribirlos: “some one who tried/ but didn’t know” […] “alguien que intentó/ pero no sabía”.

7. Así le habla a Constance Dowling en su último libro de poemas: “sei venuta dal mare”.

Qué leer/

El emperador de Alegría, Ocean Vuong, traducción de Daniel Saldaña París, Anagrama, España, 2025.

OCEAN VUONG CREA un retrato intrépido de la asociación, de las atenciones y de personajes a quienes les conviene apalear el uno al otro. El autor plantea: “Pero este lugar es hermoso, hasta los fantasmas están de acuerdo. Por las mañanas, cuando la luz lo riega todo de color avena, ellos se elevan como una niebla sobre la cebada que crece al otro lado de las vías y avanzan a trompicones hacia los pinos de agujas negras en busca de sus nombres, nombres que ya no viven en la boca de ningún ser vivo. Nuestro pueblo se alza sobre una costra de tierra a lo largo de un río en Nueva Inglaterra. Al derretirse los glaciares prehistóricos, el valle se convirtió en un lago tan grande como un mundo, y cuando éste se secó dejó un hilillo plateado a lo largo de esa cuenca llamada Connecticut: palabra algonquina que significa ‘largo río de mareas’. En este sedimento abundan todas las partículas capaces de albergar la vida.”

Contra el Arte y otras imposturas,

Chantal Maillard, Galaxia Gutenberg, España, 2025.

LA ESCRITORA SUGIERE: “Las artes propiamente dichas, la necesaria recuperación de la utilidad que éstas siempre tuvieron hasta que se adoptase la definición kantiana del arte como aquella actividad que tiene su fin en sí misma. Nada más

pernicioso. Las artes siempre tuvieron un papel esencial en la formación de las sociedades y en su cultura, y tuve conciencia, desde los comienzos de mi docencia en ese ámbito a inicios de los años noventa, que esto era algo que debíamos recuperar. El denominado ‘arte puro’ es una etapa que ha de darse por finalizada.”

Acaece, sin embargo, lo verdadero, Adan Kovacsics, Acantilado, España, 2025.

EL AUTOR –QUE se refiere a su trayectoria e indaga en su identidad en función de su fallecimiento– repasa sus recuerdos como traductor, lector y escritor, “tres pasiones que lo han llevado a recorrer diversas capitales europeas, tal vez para rastrear su poliédrica identidad”. Kovacsics se refiere al final: “es mi tiempo de preparación para la muerte. Ahora sí, ahora llegan la actividad frenética y la dejación frenética que acompañan a los preparativos. Por un lado, dejar las cosas en orden. Por otro, dejarlas caer. Soltar el timón. Dejar que me arrastre la oscura corriente. […] La masa es el triunfo de la cantidad. La imposibilidad de discernir y de expresar la calidad. Lleva inherente, además, la violencia de la turba y, por extensión, la violencia colectiva”.

Dónde ir/

Gabriel de la Mora.

La Petite Mort.

Curaduría de Tobias Ostrander. Museo Jumex (Miguel de Cervantes Saavedra 303, Ciudad de México). Hasta el 8 de febrero de 2026. Martes a viernes y domingos de las 10:00 a las 17:00 horas y los sábados de las 10:00 a las 19:00 horas.

La Petite Mort es una muestra de la práctica del artista plástico a lo largo de veinte años. Gabriel de la Mora es reconocido por la metamorfosis de materiales que realiza a través de procesos aparentemente alquímicos –afirma el curador Tobias

En nuestro próximo número

BOB DYLAN,

Ostrander– para generar objetos distinguidos y superficies fascinantes. “Estos procesos pueden ser de gran complejidad, como la cuidadosa disección y montaje de alas de mariposa o cabello humano en composiciones geométricas, o la minuciosa recuperación de techos históricos y desgastados sobre lienzo.”

Pez globo.

Dramaturgia de Daniela Arroio. Dirección de Valeria Fabbri y Daniel Ortiz. Con Luis Curiel, Bobby Mendoza, María Kemp y Daniel Ortiz. Teatro del Centro Cultural Helénico (Revolución 1500, Ciudad de México). Hasta el 31 de agosto. Sábados y domingos a las 13:00 horas.

LA DRAMATURGA DANIELA Arroio narra la historia de León: “Es un niño con una sensibilidad extraordinaria que se enfrenta a un gran desafío: aprender a dejar de llorar para evitar las burlas en la escuela. Mientras que Jacinta, su pez, se traga sus emociones e infla como globo. Ambos conviven y descubren la importancia del manejo, respeto y expresión de los sentimientos.” ●

Arte y pensamiento

Las tres últimas entregas de esta columna han reseñado a vista de pájaro el trabajo de algunos de los más interesantes artistas visuales activos en Ciudad Nezahualcóyotl. El artista visual y promotor cultural Luis Valverde fue mi guía por los estudios de Ulises Licea, Alfredo Arcos y Alejandro Pérez Cruz, tres creadores cuyo trabajo vale la pena explorar.

Ulises Licea vive y trabaja entre Tepoztlán y Ciudad Neza, donde nació y creció: “Somos artistas que tenemos una identidad y somos orgullosos promotores de nuestro municipio.” Sus cuadros revelan una técnica pictórica impecable inspirada en los maestros antiguos que parafrasea en escenas de un realismo fantástico que entrevera referencias al arte moderno, al pop, la historieta, la publicidad, la animación y los temas religiosos. Su poderosa obra El Cristo sediento parte del Cristo amarillo de Gauguin, que representa “una imagen religiosa grandilocuente y no doliente que habla de la belleza, de la naturaleza mágica y grandiosa. También hablo de la publicidad y tomo prestado el sol y la cerveza de anuncios publicitarios, el calzón de nopal que alude al hombre mexicano, latinoamericano.” El tono kitsch que imprime a sus pinturas es una alusión al falso lujo, la falsa elegancia; incluso incorpora, en algunas de sus piezas, brillantinas y diamantinas que imprimen

un guiño lúdico y hasta cierto punto irónico a sus alegorías y fantasías.

Alfredo Arcos, quien llegó a Neza a los seis años de edad, es un artista irreverente y transgresor que ha buscado caminos no convencionales para expresar con humor y pasión desbordada sus cuitas y obsesiones. La fachada exterior y muros del patio interno de su casa-estudio están cubiertos por exuberantes figuras plenas de erotismo y vitalidad realizadas con trazos esgrafiados que denotan su alta calidad dibujística. En 1996 realizó un gran mural en el Centro Regional de Cultura titulado El rostro sensible de Neza, que expresa en un lenguaje crudo y sin tapujos la realidad social del municipio en términos de marginación y violencia. Han sido significativas sus acciones performáticas que conjuntan humor y crítica al cubrir con cinta canela, plásticos y leyendas estatuas cívicas de los héroes nacionales, como hizo con el monumento a Nezahualcóyotl con su colaboradora Laura García. Una vertiente más lúdica de su creación son las camisetas que pinta en directo con referencias al cómic y personajes que rayan en lo grotesco.

La gráfica es un medio idóneo de comunicación visual que ha tenido una importante evolución en los últimos tiempos gracias a la tecnología. Alejandro Pérez Cruz ha utilizado este medio

para atraer la atención de los jóvenes en Neza, proponiendo talleres al aire libre donde los chavos se pueden acercar a aprender el oficio de una manera totalmente desenfadada. Su Taller de Gráfica Actual (TGA) es un espacio abierto a la exploración de técnicas experimentales, como afirma el destacado artista gráfico Demián Flores, quien fuera su discípulo en los inicios de su carrera: “Es fundamental el trabajo de Alejandro porque es heredero de la tradición gráfica que ha innovado y colocado en la vanguardia.” Desde la cátedra de gráfica en el postgrado de la UNAM desde hace más de treinta y cinco años, Pérez Cruz ha formado generaciones de artistas gráficos, a partir de la conjunción de técnicas tanto tradicionales como alternativas que dan lugar a la hibridación, según nos comenta: “A principios de los noventa empecé a incursionar con tecnología y con cuestiones de intervención que niegan la idea de la edición para hacer de cada pieza una obra única.” Ciudad Nezahualcóyotl es un centro vibrante de producción artística. La exploración continuará más adelante, para seguir descubriendo artistas y colectivos, creadores que, desde muy diferentes ángulos, coinciden en la búsqueda de identidad y pertenencia de una comunidad caleidoscópica que posee una personalidad muy propia ●

▲ 1. , El Cristo sediento, Ulises Nicea, 2002
2. Mural esgrafiado en su casa-estudio en Neza, de Alfredo Arcos. 3. Taller Gráfica Actual (TGA), Ciudad Nezahualcóyotl.

Tomar la palabra/ Agustín Ramos Medio siglo en el poder (I de II)

1.PARA MÉXICO, como para toda América Latina, las consecuencias de las recientes reuniones de Trump no son para alegrarse. Trump seguirá con su estilo-personal-de-comunicar pero ahora no le bastarán ni las conversaciones-telefónicasmuy-productivas ni el aplazamiento en la aplicación de aranceles o de intervenciones armadas por-negociaciones-decoordinación-no-de-subordinación. Por un lado, un contexto electoral cada vez más próximo y la cola de pedofilia que le están pisando, tienen a Trump, tic tac tic tac, como chivo en precipicio. Por otro está la sangrienta historia de EU, de invasiones y despojos, perfeccionada con la doctrina neoliberal del calambre y el descontón. Trump no puede con Canadá y menos con Groenlandia; en vez de poner paz en Ucrania y completar el genocidio en Gaza, le pone alfombra roja a Putin y apapacha a Netanyahu; hace el ridículo con China y con Brasil y, vista la abyección canina de Milei y Bukele y el juego de guiñol con Zelenski y la Unión Europea, Trump ya no tiene otras ligas que estirar y nada más le quedan los inmigrantes y el patio trasero.

2. Por el narcoprianismo, un hombre estuvo encarcelado veinte años por una falsa acusación de secuestro y un candidato presidencial fue anulado durante un lapso similar al del prisionero mediante maquinaciones fraudulentas. Por intereses diversos ‒todos aberrantes‒, delincuentes encaramados con y sin nombramiento oficial en organismos de Estado, fabricaron causas penales contra inocentes y urdieron estafas electorales contra la mayoría ciudadana. Y la defensa de Vallarta corrió la misma suerte que el maratón de López Obrador para llegar a la meta sin romper un solo vidrio: ambas causas fueron ganando simpatía en la misma proporción en que las perversas y/o ineptas maniobras institucionales iban perdiendo credibilidad. Entre tantos responsables de la fabricación de culpabilidad de Israel Vallarta resaltan Fox y Calderón, Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino, Eduardo Margolis e Isabel Miranda, Carlos Loret, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas y…

3. Vallarta salió libre y López Obrador se retiró tras ocupar la Presidencia de la República… La distancia temporal muestra a las claras la conjura contra AMLO, inscrita y descrita en revistas mafiosas, en las portadas y los editoriales periodísticos, en spots, noticiarios y mesas de opinión de radio y tele. Esa conjura se cimentó en la pepena del Pepito de los cuentos de la democracia salinista y de otros mangoneadores del voto popular, como el gran jefe cara pálida Mapache Berrinchudo, Córdova el Pequeño… La fuerza popular fue decisiva para que los electores se salieran con la suya y, de rebote, para que un inocente resultara absuelto. Pero a la luz de los resultados electorales de 2018 en adelante ‒sin los cuales la liberación de Vallarta habría sido imposible‒ constatamos que AMLO no confió lo suficiente en la voluntad mayoritaria y apostó de más por operadores expriistas de la calaña de Monreal y Adán Augusto, y que también se equivocó al pactar con los aleluyos del PES, el yunquismo de Germán Martínez, los telebodrios lilitelleros y, sobre todo, con una pieza clave que ‒con la complacencia de unos y la complicidad de otros y otras‒ lleva ya medio siglo en las esquinas más siniestras del tablero.

Biblioteca fantasma/ Evelina Gil

Réquiem por Irene

NO ME COHIBE afirmar que Dios no escucha el chillido de los cerdos, de Alfonso Orejel (Los Mochis, 1961), es de las mejores novelas mexicanas de venganza que he leído; de esas que, quizá, no te reciba con las mejores maneras (aterradora y repulsiva desde la primera página), pero una vez se ingresa al ámbito aquí propuesto, te costará mucho trabajo salir, y/o pausar la lectura. Todo comienza con el asesinato de la mascota de una niña, la que a su vez será secuestrada y devuelta a los angustiados padres sin condiciones de por medio. Lo verdaderamente horrible será el asesinato del padre de la niña a manos de un asesino muy afecto a disfrazar a su víctima y crear en torno a ésta una escenografía espeluznante. La historia se repetirá, idéntica, con otras dos familias. Lo primero que intenta la policía es establecer un vínculo entre las víctimas, pero son totalmente diferentes entre sí: Mario Soberanes, tras un despido tiene que sacar adelante a su familia con empleos temporales; Vicente Quiroz, alguien por el estilo aunque incurra en eventuales delitos y, para terminar, Ezequiel Rocha, un empresario porcino, hijo de un senador de la república. Es justo el último el que fuerza a la policía a resolver estos sangrientos casos.

otros agentes de mayor jerarquía hablan y hablan de cómo atrapar a ese desgraciado, sin hacer gran cosa por poner en práctica sus ideas.

AL GOBIERNO DE México le urge el mayor margen posible de maniobra frente a Trump; por lo tanto no es coherente ni conveniente, prudente ni necesario, sostener a un agente imperialista que para colmo es independiente de los poderes de la Unión. La respuesta de este agente ante la liberación de Israel Vallarta dice más que mil imágenes. (Continuará.)

Dios no escucha el chillido de los cerdos (Nitro Press/ ISIC/ 2024) no cuenta con un protagonista, un héroe. Lo que más se le aproxima, aunque se trate de un personaje roto y aparezca más bien poco, es un policía de nombre Gunter que ha sido acusado por su ya pronto ex esposa de haber abusado del hijo de ambos. La sola acusación hubiera bastado para terminar con la carrera del hombre, pero su parentesco con el jefe de la policía lo salva de perder también su empleo. El surgimiento de lo que a todas luces es un asesino serial, podría representar una oportunidad para Gunter, si bien la inseguridad lo domina. El amor por su hijo y la posibilidad de perderlo para siempre es lo que le aporta el valor que requiere para enfrentar a lo que pareciera un psicópata hambriento de sangre, aunque

Tenemos también a Tadeo Manzanares, una especie de “incel”, antes de que los incels existieran pues ya cuenta cuarenta años, y si bien es incapaz de acercarse a una mujer, en su intimidad realiza ciertas prácticas que rozan lo criminal, como reunir fotos de niñas, aunque llega a rastrear pornografía infantil con el propietario de un videoclub (que, junto con la ausencia de celulares, nos hace ver que la historia transcurre en otra década) quien solo cuenta con símiles de adultas aniñadas. Tadeo ha sido criado por una madre que no hace sino recordarle que es un inútil, un estúpido, al tiempo que afirma que no le permitirá casarse con nadie que no elija y apruebe ella, y que no sea una mujer de esas que ya no son fáciles de encontrar, es decir, un ama de casa tradicional....pero tampoco parece muy apurada por contar con una nuera, y Tadeo no pretende renunciar a sus entretenimientos para convertirse en el Hombre de la Casa. La rareza de Tadeo lo vuelve firme candidato de los oficiales de mayor nivel para endilgarle los asesinatos de los tres hombres. Pero a Gunter le basta verlo para albergar dudas razonables respecto a que sea autor del triple homicidio. Orejel no permite resuello, ni a sus personajes ni a sus lectores. Es experto en crear atmósferas pavorosas; de describir olores repugnantes, no nada más de nombrarlos, y se regodea en la crueldad de los crímenes. A Gunter no le bastará con armar el primer rompecabezas. Una vez encontrado el vínculo entre las víctimas habrá de localizar al monstruo...y sólo éste podrá explicar sus motivos para matarlos precisamente a ellos. Pero a Gunter, y a los lectores, le esperan muchas más sorpresas, entre otras, la triste historia detrás de tanta violencia y las horribles consecuencias de la misma ●

Bemol sostenido/ Alonso Arreola

@escribajista

Arte y pensamiento

Cincuenta años y un deseo

LLEGAMOS AL CINCUENTA aniversario del álbum Wish You Were Here de Pink Floyd, uno de los más emblemáticos en la historia del rock británico. Lanzado en septiembre de 1975, refleja un punto de madurez artística que consolida la identidad sonora y conceptual del grupo, algo que hoy sigue influyendo en músicos y melómanos del orbe.

Para empezar, el arte de portada diseñado por Hipgnosis (Storm Thorgerson) es paradigma de una estética inteligente. Allí dos hombres de negocios se dan la mano con un desolado fondo industrial (estudios de Warner en California). El de la derecha va envuelto en llamas. Ambos transmiten alienación, despersonalización y crítica al sistema corporativo. En general, la imagen anticipa una mascarada sentimental, motor en varias de sus letras. Esa metáfora de “quemarse” al negociar (propiamente anglosajona), simboliza también la pérdida de autenticidad; la hipocresía que oculta verdaderas intenciones y demonios. En su lírica hallamos, desde luego, un aire de nostalgia profunda. “Shine On You Crazy Diamond”, verbigracia, es un homenaje a Syd Barrett, otrora colega creativo del cuarteto. Allí se exhiben reflejos relacionados con su declive mental e impacto en la banda. Roger Waters combina igualmente elementos autobiográficos con crítica social, como en “Welcome to The Machine”, que cuestiona la industrialización del arte y la manipulación de su ecosistema. “Have a Cigar”, en otro sentido, utiliza la ironía para satirizar a ejecutivos discográficos, mientras que la canción magistral que da nombre a la obra, “Wish You Were Here”, ronda la ausencia, pérdida y conexión con quienes se han alejado, corrompido o muerto, concluyendo el todo en tono introspectivo. En esos últimos versos hallamos una hermosa contraposición de conceptos; una dialéctica que enfrenta la convención social con el espíritu individual, intento de prevalencia ante la pérdida. La manera como están cantados, además, nos deja hundidos en la melancolía. Son poesía gracias al manto armónico que se instala desde la introducción, allí donde una guitarra acústica rubrica el cuadro en plan campirano.

Instrumentalmente, el disco exuda sofisticación y cohesión. Los solos eléctricos de David Gilmour combinan precisión técnica con una expresividad encomiable. Richard Wright, fiel a su estilo, genera texturas elegantes de sintetizador y piano eléctrico mientras la sección rítmica de Nick Mason y Waters mantiene un equilibrio perfecto entre lo etéreo y el acompañamiento sólido.

Con todo ello, la producción de Alan Parsons asegura una claridad que permite el paso del “aire”, realzando la espacialidad y el discurso de cada elemento. Lo que no se contrapone a un sonido envolvente que ha envejecido con gracia, marcando la transición entre la psicodelia experimental de los setenta y la conceptuación que se encumbrará en The Wall. Es una época de expansión para la industria musical. Las influencias de jazz, blues y música clásica se perciben en numerosas obras de rock progresivo. Momento perfecto para cambiar la narrativa sonora e integrar metáforas visuales. Así, a pesar de los conflictos posteriores entre los miembros de la banda y la muerte de Richard Wright, huellas como ésta siguen siendo señalética valiosa en nuestras vías. Destacamos finalmente la integridad artística de Pink Floyd en un momento sin internet ni redes sociales; sin tentaciones de superflua especie. Escúchelo y confirme su condición de clásico atemporal; testimonio de la capacidad para combinar crítica social, introspección y belleza, lectora, lector. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos ●

Cinexcusas/ Luis Tovar @luistovars
Guanmortáim

FUE HACE POCO menos de una década, en 2017, cuando Nosequién tuvo la idea, que con toda seguridad consideró brillante, de oficializar cada 15 de agosto como el Día del Cine Mexicano. Acostumbrados a que, sin importar si se trata de algo relevante o algo decididamente trivial, hay un “día de” para absolutamente cualquier cosa, de inmediato la idea prendió y al parecer, como la música de Seisveinte, llegó para quedarse. Este ponepuntos ignora si todavía es así, pero al menos en aquellos años a la iniciativa privada, en este caso léase los exhibidores cinematográficos, por razones nada patrióticas sino por completo mercadotécnicas manejaba que septiembre era “el mes del cine mexicano”, aunque en realidad se limitaba al par de fechas celebratorias que Todomundo ya sabe. Lo que siguió fue una convergencia: las instancias oficiales concentraron en este octavo mes lo mejor de sus esfuerzos en materia de difusión y exhibición, que dicho con toda sinceridad tampoco es que sean pingües ni voluminosos, mientras que las cadenotas de salas de cine trasladaron al mes de agosto sus promocionales y sus programaciones abocadas al cine nacional, de todos modos más bien escasas y pichicatas, y entonces tutti contenti o, para decirlo en el idioma que más les gusta a ellos, japiebribodi

Carencias e insuficiencias

EN EL ÍNTER, no desde aquel 2017 sino a partir del año siguiente, como es bien sabido la política cultural en materia cinematográfica dio un giro que no dejó contento casi que a nadie: a los siempreapoyados la chichi se les acabó, o por lo menos les escaseó como nunca, en favor de los casinuncapoyados, cuyo cine, que por fin pudieron hacer sin las enormes dificultades históricamente enfrentadas y con casi cero recursos, sustituyó al de losdesiempre pero sólo en lo que hace a la producción pues, burla burlando, hasta la fecha ambos siguen siendo igual de invisibles para el público realmente masivo.

A primera vista, y ya fuese en los hechos un día, una semana o un mes, no suena y no está mal que haya un “día del cine mexicano”; es de agradecerse cualquier esfuerzo por hacer más visible un arte tan afectado de ostracismo, como desde hace décadas es el cine mexicano, y no son ánimos de fungir como aguafiestas, pero aquí el problema es conceptual, por la lógica misma del recurso. El día de la madre, del padre, de la mujer, etcétera, quizá funcionen como lo quieren sus promotores, pero ni ellos ni nadie puede evitar que a la larga sirvan como curadores de salud: a mi mamá le llevamos serenata, la llevamos a comer, le compramos un pastel, le decimos que la queremos mucho y listo, ya cumplido el trámite, nos vemos hasta el próximo 10 de mayo, con enorme tranquilidad de conciencia.

Trasladado el símil, el hecho concreto es que las cadenas de exhibición aprovechan que existe el “día de” para limitar a un lapso, necesariamente breve y por lo tanto insuficiente, la programación de un cine que, salvo cuando se trata de copias palmarias del peor cine hollywoodense, nunca les ha gustado ni les gustará proyectar porque jamás les ha dado ni les dará las ganancias que sí les dan los pitufos, supermán y cuanto monigote, animado o de carne y hueso, venga a sustituir a los anteriores. Desde el lado oficial, por lo que concierne a difusión y exhibición, la cosa no es muy diferente: públicos o privados, los espacios son insuficientes y, mientras eso no cambie, por muy bien que queden inaugurando una nueva sede –eso sí, buenísima– y celebrando todo lo celebrable, preciso es insistir, el problema es de concepto o, si se quiere, de lógica: no será focalizando esfuerzos, espacial y temporalmente, como podrá recuperarse una audiencia mal dispuesta, escéptica ante su propio cine y, por añadidura, a estas alturas ya habituada también a la idea equívoca de que al cine mexicano “le toca” en agosto, luego de lo cual hay que seguir, guanmortáim, consumiendo –y esa es la palabra que mejor se ajusta– todo menos nuestro cine ●

Imagen de Alonso Arreola.

Vilma Fuentes

Grace Kelly: una rica cenicienta

La exposición este verano en el Palacio de Mónaco Grace #1 sobre la afamada actriz Grace Kelly (19291982) que se casara con el príncipe Rainiero de Mónaco (1923-2005) incita esta reflexión, con su contexto histórico y literario, sus mitos y exageraciones, sobre el cuento de hadas del noble y la plebeya que se unen y viven felices.

LA HISTORIA DE la Cenicienta es, sin duda, uno de los cuentos de hadas más conocidos en el mundo. Las diferentes civilizaciones lo adaptan a sus costumbres y tradiciones, pero la trama de la bella joven pobre, o simplemente plebeya, desposada por un príncipe, es el argumento invariable que trasciende la narración y la convierte en leyenda. Un mito al gusto de todos y, por ello, universal. Cuento infantil y también historia para adultos. Las versiones toman carices distintos según la época y el medio a través del cual se expresan, audiovisual o escrito.

En Occidente, este cuento se conoce sobre todo a través de las versiones de Giambattista Basile en La gatta Cenerentolla, Charles Perrault en La

petite pantoufle de verre y los hermanos Grimm en Aschenputtel. Existen, desde luego, otras múltiples versiones en el mundo. Como muchas historias pertenecientes al patrimonio oral, existe el cuento-tipo del infante que pasa de las cenizas al trono en todas las épocas y culturas.

Entre las múltiples versiones antiguas de ese cuento, la Historia retiene la transcrita en el siglo III por Claude Elien: la leyenda de Rhodope, joven griega embarcada en Egipto como esclava. Un día, un águila le roba uno de sus zapatos mientras ella se baña. El ave deja caer la zapatilla a los pies del faraón Psammétique. Estupefacto ante la delicadeza de la sandalia, promete desposar a su propietaria. Es probable que Elien retome una leyenda ya contada por Strabon a propósito de la pirámide de Mykérinos, de la cual se dice que era la tumba de una cortesana llamada Rhodopis (“Ojos de Rosa”).

En Asia, la historia de Yexian, proveniente de una obra china del siglo IX, Youyang zazu, posee numerosas similitudes. Tramas semejantes se encuentran en Las mil y una noches o en la historia de Chüjö-hime llamada la Cenicienta japonesa. En América, el cuento de Oochigeas, popularizado por una canción hacia 1990, es una versión de Abénaquis de la Nueva Inglaterra, cuya heroína es una joven marcada por el fuego a quien devolverá la belleza de su rostro el amor de un príncipe invisible que sólo ella puede ver.

En Europa, Mathilde de Morimont, quien vivió entre los siglos XI y XII, inspiró la Légende de la petite Mathilda, narración cerca de quinientos años más antigua que el cuento de Perrault, lo cual no es asombroso pues sus cuentos se inspiran en relatos de la historia cristiana medieval. Aunque en ruinas, el castillo de Morimont, situado en la frontera suiza, es muy visitado por el público.

Cabe señalar que existen versiones masculinas de este cuento, protagonizadas por un antihéroe

equivalente a Cenicienta: Askeladden en el folclor noruego o Ivan Zapetchnik, es decir “Iván-detrásde la-estufa”, el cual se encuentra en numerosos cuentos rusos, por ejemplo Zivko Bourko. En nuestra época, existe la muy popular versión de La Cenicienta de Walt Disney, película estrenada en 1950 con la que su autor alcanzó la cima de su celebridad, después de la aparición de Blanca Nieves y los siete enanos en 1937. Existe, más reciente, una adaptación moderna de este cuento con la película Pretty Woman, interpretada por Julia Roberts. El éxito de este filme se debe, sin duda, a los ecos que se dejan oír de la legendaria Cenicienta.

En la realidad, este cuento de hadas fue encarnado por Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Mónaco. El principesco matrimonio, difundido a través de todos los medios de comunicación, constituyó la real interpretación del cuento de Charles Perrault. Al menos así fue narrado en su momento: una plebeya estadunidense, actriz hollywoodense, fue elegida consorte de un príncipe europeo. Grace Kelly era entronizada la más bella princesa del planeta. Pero bajo esta realidad se escondía otra realidad más real: la del dinero. Hija de Jack Kelly, empresario de la construcción, la joven Grace debuta en el teatro antes de conocer el éxito con Mogambo de John Ford. El maestro del suspenso, Alfred Hitchcock lanza su carrera como protagonista en varias de sus películas. Recibe el Oscar a la mejor actriz en 1955 y da fin a su carrera el año siguiente para casarse con el príncipe Rainiero de Mónaco. El cuento de hadas se sella con la fórmula que reza: se casaron, tuvieron hijos y fueron felices mucho tiempo.

Aunque plebeya, Grace Kelly es la hija de un hombre riquísimo. Y, en esos años, el principado de Mónaco tenía problemas financieros. Onassis aconseja al príncipe casarse con Marilyn Monroe o Grace Kelly “para salvar Mónaco y el turismo”. Raniero prefiere a Grace por su conducta más comedida, a pesar de sus relaciones amorosas con Bing Crosby y el costurero Oleg Cassini. Jack Kelly debe pagar una dote de dos millones de dólares y Grace someterse a un test de fertilidad. Detalles prosaicos que la leyenda desvanece.

Más de medio siglo después del principesco matrimonio, una exposición sobre Grace Kelly en las salas del palacio de Mónaco tiene lugar este verano para atizar el fuego de la leyenda de esta bella Cenicienta que sigue haciendo soñar como un verdadero cuento de hadas ●

▲ Cinderella, illustración de Carl Offterdinger.
▲ Grace Kelly , 1953.

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