#ANALISIS
EN OPINIÓN DE…
Forma y fondo

POR: LETICIA MONTAGNER
SALVAN DEL BURÓ DE CRÉDITO ¡A JUAN RULFO!
Juan Rulfo falleció en 1986, pero una mujer que luego vivió en su departamento no cambió su nombre de los servicios, que se dejaron de pagar en los últimos meses de 2025. El escritor Juan Rulfo, autor de joyas literarias como Pedro Páramo y El Llano en Llamas, estuvo a punto de terminar en el Buró de Crédito, pese a que falleció en 1986. La peculiar anécdota fue revelada por la Comunicadora Fernanda Caso, quien narró su trámite en el Registro Civil de la Ciudad de México para evitar que Rulfo fuera boletinado derivado del deceso de una de sus tías.
Vamos a poder cancelar la línea y Rulfo no irá al buró de crédito, dijo. Puede descansar en paz, según publicó el diario El Norte de Monterrey, Nuevo León.
Resulta, contó Caso hace poco, que mi tía vivía en un departamento donde antes había vivido él y los recibos estaban al nombre de Juan Rulfo; mi tía decidió no cambiarlos y siguió toda la vida pagando los servicios y ahora tengo, por ejemplo, recibos de Telmex a nombre de Juan Rulfo.
“Ya me llegaron notificaciones diciendo que lo van a mandar al Buró de Crédito porque mi tía falleció y nadie ha pagado esos recibos en los últimos meses”, señaló.
Como se requiere un acta de defunción para cancelar un servicio, explicó Caso, la comunicadora acudió al Registro Civil capitalino. Aunque la oficina gubernamental le pidió volver porque no encontró el acta del escritor, Caso informó que Telmex le dio una solución a cambio de pagar 2 mil 666 pesos.
leticia_montagner@hotmail.com Periodista. Catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la BUAP. Pionera en Puebla de noticiarios y programas de radio con perspectiva de género desde 1997.
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POR: RAY ZUBIRI
LA GENTE MÁS ALEGRE DEL MUNDO VIVE EN LUGARES EN LOS QUE NO SABEN SI MAÑANA ESTARÁN VIVOS: IVÁN PRADO
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En el 2002 estábamos actuando en un colegio situado en un campo de refugiados en la frontera de Cisjordania y en la franja de Gaza en Eres. Y tres payasos que se estaban cambiando en un cuarto de escobas detrás del escenario mientras otros recortaban papeles de periódico porque se habían quedado sin confeti. De repente, el ejército israelí empezó a bombardear y no sabían dónde esconderse. En medio del caos y del miedo absoluto, yo miré a través de la puerta y vi una imagen que cambió mi vida para siempre: 200 o 300 almas infantiles, de pie, aplaudiendo y cantando para mitigar el ruido de las bombas y así insuflar la valentía suficiente a los payasos porque para ellos su cotidianidad es el bombardeo, la falta de comida, etc, etc, pero que llegaran 3 payasos era algo mágico y no se querían mover aunque caían morteros en su propio campo de refugiados, ahí entendí la importancia de la alegría como herramienta para luchar por el mundo que queremos construir”.
Frio y con un nudo en la garganta me quede al escuchar esta anécdota que me conto Iván Prado de esas personas mágicas que te tocan el alma y que agradezco profundamente poder platicar con ellas en esta vida y que a pesar de ser considerado uno de los mayores exponentes actuales del circo solidario a nivel internacional, hoy nos comparte su historia como artista y activista.
El se ha presentado en escenarios como el colegio que acabamos de mencionar, así como en fábricas de municiones, en la guerra de Irak, las Favelas de Brasil, los Campamentos de refugiados en el Sáhara, las Comunidades Indígenas en Chiapas y los Campos de refugiados de Palestina.
“No es lo mismo hacer una gira por Alemania que hacerla en una Favela Complexo do Alemao en Rio de Janeiro, donde he visto al público de las favelas hacer filas por 2 o 3 horas para entrar al espectáculo y la gente celebraba cada acto, por fuera de la carpa caía una tromba de agua y yo no pare de llorar en esa hora y veinte donde vi un público tan hambriento de cultura, en esos lugares del mundo te das cuenta del valor real del arte, en donde la gente necesitamos esa comunicación,
esa empatía, ese contando, esa magia, el circo es el mundo de la utopía, nosotros nos dedicamos a hacer que aquello que parece imposible se vuelva posible y lo que es posible se vuelva bello”. Iván Prado, es actor, formador teatral, director de clown, pero, sobre todo, es un incansable defensor de los Derechos Humanos, actividad que le ha llevado a participar y a crear decenas de proyectos artísticos solidarios que van desde la fundación de la 1ª Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos en Chiapas hasta la creación del primer Festival Internacional de Clown en el mundo árabe.
Gracias al empeño de Iván Prado y al enorme trabajo de la Asociación de Cooperación Internacional Pallasos en Rebeldía, el primer Festival Internacional de circo solidario en Palestina vio la luz por fin en septiembre de 2011 pese al hecho de que le detuvieran y expulsaran de Israel en 2010 por el delito de “llevar la risa al pueblo palestino armado con una nariz de payaso”
“El circo social es una bocanada de aire fresco‚ un arco iris después de la lluvia‚ una oportunidad de vivir la defensa de los Derechos Humanos desde la esperanza y la ilusión”.
Tras una acción contra el muro durante el 1er Festiclown Palestina, Iván, escribió: “De vuelta al checkpoint, cansados, llenos de polvo, sudando a mares, pero plenos de satisfacción, un niño se cruza en nuestro camino y Patch Adams lo sube a su espalda con los globos en alto. La sombra dibujada en el muro adquiere relieve y la promesa de libertad empieza a caminar, el niño se marcha con docenas de globos que le regalamos -entre ellos esos que se construyen a base de sueños y utopías”.
En los últimos años, desde 2009, Prado ha impartido numerosos talleres de risoterapia y clown a comunidades palestinas. Una de ellas, formada por chicos jóvenes, los ‘Jenin boys’ motivó al director de Festiclown las siguientes palabras que integraron una de sus crónicas:
Uno de los mayores tesoros que he encontrado en este océano son las palabras de Abo Skha cuando he llegado por segunda vez para dirigirles. Le pregunté que qué quería de mí. La manera en la que podía ayudarles y sus palabras fueron brutales:
“Desde la última vez que viniste me siento mucho más seguro. He ganado confianza en mí mismo. Ahora no me da vergüenza ser estúpido y mostrar mi estupidez como payaso. Eso quiero, que me des confianza en el “show”. No sé lo que tienes que hacer, porque no sé cómo lo haces, pero sé que lo haces”. En su trayectoria como risoterapeuta ha trabajado con mujeres de Yenín maltratadas por el ejército israelí, alumnos de circo provenientes de las Favelas de Rio de Janeiro, miembros del EZLN en México, y personas sin hogar de las calles de Madrid. Y en todas estas esperanzas se ha declarado un convencido seguidor de: La risa como arma de construcción masiva.

#TENENCIARESPONSABLE