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Abrir puertas con la inteligencia artificial
from Revista EC 119
Cuando la Educación Especial se convierte en una llave hacia nuevas oportunidades
El Proyecto que os detallamos en estas páginas ha sido posible gracias al compromiso y la implicación de un fabuloso equipo de profesionales formado por María Bueno, Noelia Cebrián, Irene García, Rafael Molina, Fernando Morales y Rebeca Santos (tutores especialistas), Cristina Álvarez, Jacobo Lería, Rafael Molina y Sonia Ramos (Departamento de Innovación Pedagógica de EC). Nuestro agradecimiento se extiende a los 42 profesores de los 11 centros participantes, que se atrevieron a innovar y abrir caminos nuevos, y a los 333 alumnos, verdaderos protagonistas de esta experiencia, que nos ha demostrado que la inclusión y el aprendizaje son siempre posibles cuando se abren puertas con confianza y esperanza.
Irene Arrimadas. Directora del Departamento de Innovación Pedagógica de EC
La educación es una puerta que abre infinitas posibilidades a cada alumno. Algunos accesos son más sencillos, otros requieren llaves distintas, paciencia o creatividad para girar la cerradura. El Proyecto “EnganchaTIC con inteligencia artificial”, impulsado por Escuelas Católicas y cofinanciado por el MEFPD durante el curso 2024-25, ha demostrado que incluso aquellas puertas que parecían más pesadas pueden abrirse cuando se utilizan las llaves adecuadas y se confía en el potencial de cada alumno, también cuando presenta una discapacidad.
La apuesta por la “innovación inclusiva”
Con este proyecto, que ha involucrado a 11 centros (Fundación A la Par, La Purísima, María Corredentora, Ponce de León, San Juan García-FEST y Santa María del Pilar de Madrid; La Purísima de Zaragoza; Sagrada Familia de Tarazona; San Rafael de Granada; Nuestra Señora de la Luz- ASPRODIS de Badajoz; y Virgen Reina de Gijón), 42 profesores y 333 alumnos con Necesidades Educativas Especiales derivadas de discapacidad, nos propusimos algo tan ambicioso como necesario: aprovechar las posibilidades de la inteligencia artificial generativa para mejorar tres competencias clave en la vida de cualquier persona: la comunicación lingüística, la digital y la capacidad de aprender a aprender.
En un mundo donde la digitalización avanza a pasos de gigante, no podemos permitirnos dejar a nadie atrás. Para estos alumnos, muchas veces enfrentados a barreras de comunicación, aprendizaje o participación, la IA puede convertirse en un aliado inesperado. Herramientas como ChatGPT, Copilot, Gemini, Canva IA o Character AI, utilizadas con rigor pedagógico y propósito educativo, bajo la supervisión del docente y promoviendo un uso ético y responsable, no han sido simples recursos digitales, sino auténticas llaves maestras para acceder al conocimiento, ayudar a expresar y construir aprendizajes significativos y personalizados.
Puertas que se abren: la voz y la palabra
Uno de los mayores logros del proyecto ha sido el impulso de la competencia lingüística. En todos los centros participantes los alumnos han creado cuentos, canciones, presentaciones e incluso los han compartido en público. La IA les ha dado un espacio seguro para ensayar, equivocarse y avanzar. Aunque la mejora no ha sido uniforme (hemos detectado muchas dificultades ortográficas y limitaciones en la expresión escrita), lo más importante es que la gran mayoría de alumnos logró avances evidentes. Y, sobre todo, se generó un cambio de mirada: cada vez que un alumno compartía en voz alta un producto creado con ayuda de la IA, se celebraba no solo un resultado, sino un puente tendido hacia la confianza en sí mismo.
En un mundo donde la digitalización avanza a pasos de gigante, no podemos permitirnos dejar a nadie atrás
Aprender en la era digital: de la limitación a la autonomía
Otro de los retos del Proyecto ha sido la mejora de la competencia digital del alumnado con NEE. Muchos de estos alumnos apenas habían tenido contacto con entornos tecnológicos más allá del uso lúdico. Con la IA, llegaron a manejar dispositivos con ayuda para generar productos propios: infografías, imágenes, textos...
No fue un camino exento de obstáculos. Sin embargo, cada vez que un estudiante lograba crear algo por sí mismo, no solo se abría una ventana digital, también se abría un horizonte de autonomía personal.
La aventura de aprender a aprender
Quizá el terreno más complejo fue la competencia de aprender a aprender. En estrategias como la planificación, el ensayo-error o la autonomía han presentado resultados más modestos, porque muchos alumnos necesitan un acompañamiento constante. Sin embargo, se plantó una semilla valiosa: la idea de que equivocarse es parte del aprendizaje y que cada error puede ser un puente hacia una solución nueva.
Funciones ejecutivas: organizar, recordar, decidir
Más allá de las competencias clave, el Proyecto tuvo un impacto claro en las funciones ejecutivas. Los alumnos mejoraron su capacidad de atención sostenida gracias a la motivación que despierta la tecnología; aprendieron a diseñar prompts guiados; reforzaron su memoria y secuenciación al construir productos digitales; y, lo más importante, ganaron autonomía en la toma de decisiones.
Cada pequeño paso en estas áreas no es solo un logro escolar, es un puente hacia la vida diaria, hacia esa independencia que toda persona anhela.
Las llaves pedagógicas: puentes hacia el éxito
Los resultados alcanzados se explican por una serie de decisiones pedagógicas intencionadas que marcaron la diferencia:
Personalización del aprendizaje. Cada actividad y tarea que se trabajó en las aulas se adaptó al perfil del alumno, ajustando el uso de la IA a sus ritmos, intereses y capacidades. Esto permitió que la motivación floreciera y que cada estudiante se sintiera capaz de avanzar a su manera.
Aprendizaje práctico y productos significativos. Los alumnos no solo “usaron” la IA, sino que crearon con ella. Cuentos, canciones, infografías o presentaciones se convirtieron en huellas tangibles de lo aprendido, conectadas con su vida cotidiana.
Enfoque inclusivo y colaborativo. Se trabajó de manera individualizada y en grupo, se compartieron logros y se celebraron los productos finales. Esta dimensión social reforzó la autoestima y el sentido de pertenencia.
Acompañamiento experto. Los seis tutores especialistas que acompañaron a los 11 centros participantes fueron un apoyo constante y fundamental para los profesores, y estos para cada uno de sus alumnos. Este acompañamiento resultó decisivo para superar barreras técnicas y pedagógicas y alcanzar logros muy significativos.
Metodologías participativas con feedback inmediato. La implicación y participación del alumnado en su propio proceso de aprendizaje y la retroalimentación constante de su profesorado ha generado un aprendizaje dinámico y flexible.
Integración curricular. La vinculación con el currículo desde las necesidades específicas de cada alumno permitió un aprendizaje contextualizado con aplicación en la vida real.
Celebración del aprendizaje. Mostrar y difundir los productos generados dio un sentido profundo al esfuerzo de los alumnos. Cada paso fue reconocido y celebrado, reforzando la autoestima y el deseo de seguir aprendiendo.
Uno de los mayores logros del proyecto ha sido el impulso de la competencia lingüística
Un aprendizaje compartido: la escuela como comunidad
El éxito de este Proyecto no puede entenderse sin la colaboración docente. Los 42 profesores involucrados se atrevieron a experimentar, aprendieron junto a sus alumnos y compartieron estrategias en un clima de apoyo mutuo. La escuela se transformó en un auténtico laboratorio de innovación inclusiva, donde el error fue visto como una oportunidad y cada logro, por pequeño que fuese, se celebró como un gran avance colectivo.
Barreras que se transforman en retos
Por supuesto, no todo ha sido sencillo. La falta de dispositivos o de conectividad, la necesidad de mayor formación docente o las dificultades añadidas de algunos perfiles de alumnado fueron piedras en el camino. Pero la respuesta ha sido clara: cada obstáculo se convirtió en un motivo para pensar soluciones creativas y buscar apoyos adicionales. En lugar de cerrarse puertas, el Proyecto demostró que siempre hay bisagras nuevas que ajustar y llaves distintas que probar.
Un horizonte abierto
El impacto del Proyecto ha sido tan positivo que ya se ha aprobado su continuidad en la convocatoria del MEFPD para el curso 2025-26. Y esto no es solo una buena noticia para nosotros y los centros participantes, sino para todos los centros que aspiran a hacer realidad la inclusión desde sus aulas, demostrando que cuando la innovación se pone al servicio de la inclusión, se abren horizontes de equidad y calidad educativa.
Tenemos muy claro que la inteligencia artificial no sustituye al docente, ni resuelve por sí sola las dificultades de aprendizaje, pero sí puede ser un puente poderoso hacia la personalización, la motivación y la participación de los alumnos con discapacidad. Y, lo más importante, puede reforzar algo esencial: la certeza de que todos los estudiantes, sin excepción, tienen derecho a aprender y a ser protagonistas de su propio proceso.
La llave está en la mirada
Las conclusiones de “EnganchaTIC con inteligencia artificial” nos recuerdan algo que va más allá de lo tecnológico: que la verdadera llave para abrir puertas está en la mirada educativa. Cuando vemos al alumno no desde lo que le falta, sino desde lo que puede lograr; cuando tendemos puentes en lugar de levantar muros; cuando celebramos cada paso como un logro, entonces la educación se convierte en el motor más transformador de la sociedad. Porque toda persona, con o sin discapacidad, tiene dentro de sí un potencial inmenso, y la tarea de la escuela es clara: acompañar, facilitar y creer, para que cada puerta, por más pesada que parezca, pueda abrirse hacia la oportunidad de aprender y crecer.
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