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Y LAS LIBERTADES, SIGUEN FRACCIONADOS…

Con diferentes camisetas, en Guatemala desfilará una lista nutrida de candidatas/os buscando votos entre un electorado acrítico, con pensamiento difuso o temeroso, desconfiado o desinformado.

Esos núcleos urbanos o rurales donde confluyen conglomerados subordinados al sistema imperante, que privilegia la concentración de bienes en pocas manos a costa de empobrecer y controlar a la mayoría de la población. Una vez más, como cada cuatro años ocurre, se verán acciones de proselitismo superfluo y despilfarro de propaganda, en tanto las reglas de la contienda lo permiten.

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Es necesario recordar que quienes han dado vida al llamado pacto de corruptos, aunque en este proceso electoral lleven distintos membretes y colores, en su mayoría forma parte de una corriente política que avala la permanencia de las mafias dentro y fuera del aparato estatal, en tanto lleva implícito la existencia de condiciones para seguir robando recursos públicos de manera impune. Esta corriente tiene sus tentáculos en toda la institucionalidad civil y militar del Estado, incluyendo el campo financiero y empresarial. Ha adquirido una fuerza enorme en este país centroamericano, como igual ocurre en otras naciones del continente, y se caracteriza por respaldar dogmas fundamentalistas y relaciones de poder abusivas. Está integrada por quienes aceptan reprimir a las voces opositoras y están anuentes a corromper la administración de justicia, la gestión central y municipal, la elección de directivos en la universidad pública, etc.

Esta corriente de derecha hoy dividida en distintos partidos está conformada por quienes mantienen una ideología conservadora opuesta a las libertades políticas, por ejemplo: la libertad de expresión y organización, el derecho a decidir de las mujeres. Aunque digan defender la democracia y “el derecho a la vida desde la concepción”, lo cierto es que rechazan cualquier cambio a favor de la emancipación de las personas, en tanto su meta es mantener privilegios e indultos para unos cuantos, así que suscribirán otros pactos y así garantizar que nada cambie.

CARLOS A. DUMOIS

de sucesión suele correr otro de institucionalización, que busca crear estructuras de organización y de gobierno que descentralizan el poder y propician la toma de decisiones en equipo.

LA SUCESIÓN NO ES EL TRASPASO DEL MANDO DE UN EMPERADOR A OTRO.

Cuando hablamos de sucesión en los grupos familiares muchos empresarios fundadores o refundadores piensan que nos referimos a quién quedará en su lugar, como si todo tratara de replicarse en una siguiente generación. La realidad es mucho más compleja.

La mayoría de las empresas familiares de primera generación terminan operando bajo un modelo de estructura imperial. Obviamente el emperador es el dueño fundador, líder de Dueñez y a veces también Director General. Él es la máxima autoridad en la familia y en los negocios.

Muchas veces el emperador es el papá quien fundó la empresa que ahora es de primera generación. En otras ocasiones uno de los hermanos es quien ha liderado la compañía con ese mismo poder casi absoluto.

Aunque se trate del primer caso - padre emperador - o del segundo - hermano emperador - la sucesión no pretende, generalmente, perpetuar el mismo sistema de gobierno. Adicional al proceso

Al institucionalizar normalmente creamos nuevos órganos de gobierno en distintos ámbitos de gestión: Consejo de Administración, comités, Consejo de Familia, etc. A su vez, estos instrumentos demandan el desarrollo de una constelación de líderes que juntos conforman el esquema de Dueñez compartida que cada familia construye.

Paralelamente a todo esto también ocurren programas de reordenamiento patrimonial con mecanismos jurídicos de respaldo, como fideicomisos, empresas de control y otros. Estos facilitan la herencia de padres a hijos y la protección del patriominio familiar, y conviene alinearlos todos para facilitar la gobernabilidad de las compañías.

Orquestar todos estos pasos es parte fundamental de un plan integral de sucesión. Lograr hacerlo con efectividad y armonía frecuentemente se convierte en el corazón de la permanencia de los negocios de familia.

Todo esto implica que la sucesión no suela ser la entrega del mando de un emperador a otro. En el fondo se trata de una trasformación profunda que parte de un modelo organizacional centrado en el poder unipersonal a otro basado en el poder colegiado.

FÚTBOL

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