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43o. Aniversario de la quema de la Embajada de España

Hoy, 31 de enero, se conmemora el cuadragésimo tercero (43º) aniversario de la “Quema de la Embajada de España”, ocurrido el 31 de enero de 1980, que es un suceso trágico en el que fallecieron cremadas 37 personas. Dicho evento funesto ocurrió durante el régimen militarista de Romeo Lucas (1978-82), a raíz de la ocupación de dicha sede diplomática por subversivos, quienes portaban bombas incendiarias de fabricación casera y armas de fuego, y retuvieron por la fuerza a las personas que se hallaban en su interior.

Es un hecho incontrovertible que las fuerzas de seguridad de Guatemala irrumpieron en las instalaciones de la Embajada de España, ubicada en la zona 9 de la Capital, sin que el gobierno español y/o la misión diplomática española acreditada en nuestro país solicitaran, consintieran o autorizaran el asalto de la sede diplomática por las fuerzas de seguridad guatemaltecas. Esto supuso una flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, así como la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.

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Desde luego que la policía procedió a tomar por la fuerza las instalaciones de la Embajada de España, sin el consentimiento o autorización del gobierno español y/o de la respectiva misión diplomática, el gobierno guatemalteco asumió todas las consecuencias y responsabilidades por su actuación; de lo contrario, el gobierno español habría asumido dichos costos. Sin embargo, a estas alturas, no se ha aclarado plenamente la controversial actuación del ex Embajador de España, Máximo Cajal y López, sobreviviente al incendio, a la que se refiere el abogado Adolfo Molina Sierra, hijo del ex Canciller de Guatemala, Adolfo Molina Orantes, quien pereció en la sede diplomática, en su libro titulado:

“Historia Verdadera de la Quema de la Embajada Española”, en el que se incorpora una investigación documentada sobre los antecedentes y hechos.

En la sección de Opinión se publican columnas como contribución al debate público, las cuales son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan la visión de elPeriódico o la de su línea editorial.

Am Lcar Lvarez

EN TODO CASO, A LOS FRANCESES

LES VIENE DEL NORTE, LO QUE HACEN Y DEJAN DE HACER LOS PRESIDENTES EN SU VIDA PRIVADA.

Son dos polos que se tocan. La historia está llena de anécdotas desde Cleopatra, hasta Presidentes como Fracoise Hollande en Francia y Silvio Berlusconi en Italia, - Il Cavaliere- famoso por organizar las fiestas bunga, bunga con bellas modelos en sus tiempos de Primer Ministro, llevándolo al precipicio político. Los antecesores de Hollande no se salvan, también tuvieron su affaire. Resalta Giscard D’estaing, que conduciendo un Ferrari rojo en Paris, acompañado de una bella dama, colisionó con el camión de un lechero a las cinco de la mañana. El escándalo fue mayúsculo. Por algún motivo misterioso, los lecheros siempre salen bailando en los líos de los enamorados, desde los tiempos de los pensadores griegos hasta el sol de hoy, viendo tranquilos You Tube, sentados en una mecedora de bejuco. La excepción es Rompiche, el lechero de la Antigua Guatemala, al darle guaruras de un expresidente una soberana paliza, sin mayor explicación ni derecho a vivir resentido: murió. La causa aparente, fue estorbar con su bicicleta y los tambos de leche, el paso de la caravana presidencial. Hollande hizo vida en común con una guapa periodista, hasta que un fotógrafo shute lo sorprendió visitando a su nuevo amor, la famosa artista Julie Gayet, en ese tiempo de cuarenta y un años, poniendo en jaque la securité. Su expareja sumida en un mar de lágrimas, fue a para al hospital con un soponcio de película. Es claro que la causa no fue un simple polvo, por lo que una ambulancia la trasladó, con la parafernalia del caso al nosocomio. Días después, Hollande compareció ante la prensa y, más fresco que una lechuga, dijo: L´amour c´est fini, y a otra cosa mariposa. En Francia, se valora la privacidad de los gobernantes, exigiendo respeto. En la sociedad estadounidense por su origen religioso, los puritanos llevan a la hoguera al que se salte las trancas, como Bill Clinton con Mónica Lewinsky, y el general David Petreus por enredarse con una dama, defenestrado con todo y su colección de medallas, ganadas en el campo de batalla. Al final de cuentas, la única que perdió fue la del amor, quedando del itinerario de su aventura solo las cenizas. Y como no hay dos sin tres, hoy, la prensa rosa se da un banquete con el affaire del premio Nobel Vargas Llosa, al romper la relación con la socialité Isabel Preysler, exesposa del cantante Julio Iglesias.

HUGO MAUL R.

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