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A los candidatos miserables
Sus Intenciones Y Acciones
SON CONDENABLES. SON USTEDES CAPACES DE VER EL PRECIO DE TODO, PERO EL VALOR EN NADA.
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A los candidatos miserables, capaces de cambiar dignidad por votos, dinero por curules y principios por poder: Sus intenciones y acciones son condenables. Son ustedes capaces de ver el precio de todo, pero el valor en nada. Ven todo con etiquetas de precios, porque para ustedes todo está en venta en el mercado negro de las causas perdidas. El precio de una curul obtenida por el grueso de la billetera y no del currículum; el precio de un partido de cartón comprado al mejor postor con una base de afiliados débil y analfabeta; el precio de una gloria perversa que dura cuatro años pero mancha para toda la vida; y el precio de un pueblo pobre y desnutrido que es capaz de dar su voto por comida.
Es una verdadera pena que no sepan distinguir el valor de todo lo que buscan acaparar vorazmente. El valor de una curul como símbolo de un representante electo democráticamente para servir a su distrito; el valor de un partido político serio, real, que no solo promueva candidatos, pero que tenga firmes principios e ideas y una base activa de afiliados a los cuales eduque en la ideología que defienda; el valor del puesto público, que debería dignificar y no contaminar a quien pasa por él; y el valor de un pueblo necesitado pero luchador, que solamente quiere superarse así como lo han hecho otras sociedades, y exige condiciones de vida dignas como todo ser humano. No se me ocurre otro calificativo que el de “miserables”. Lo son. Miserables y cobardes. La historia —porque confiar en nuestro sistema de Justicia, hoy por hoy, es utópico— los condenará. Tarde o temprano, y esperemos que sea más temprano que tarde, para verlos pagar por su ambición desmedida a costa de un país que se cae a pedazos.
A los candidatos dignos, porque los hay, sobre todo en las listas a diputaciones al Congreso y puestos para Concejos Municipales:
Gracias por estar ahí. Gracias por las horas invertidas y las penas que conllevará participar en este circo electoral. Gracias por tener la valentía de representar a los hombres y mujeres honrados que habemos en este país. Gracias por haber fundado las únicas dos plataformas políticas serias que hay hasta ahora. Mi voto es para ustedes, y sobre todo, mi voto es para que se mantengan íntegros y no se manchen de la peste del pantano mientras navegan por encima, con la frente en alto. Unamos y reparemos ya este bendito país.