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De parejas
LO IMPORTANTE ES LO QUE SE DIGA , NO QUIEN LO DIJO…..
-La vida es un constante movimiento (Parkinson).
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-No hay nada tan importante que no podamos olvidarlo (Alzheimer).
-Mi esposa posee un gran físico (Einstein).
-Hay varios accesorios que incrementan el amor en una mujer. El Rolls Royce Imperial es uno de ellos (Lyn Laver).
-Estoy rodeado de animales (Noe).
-Hacer el amor es una de las nueve buenas razones para reencarnar… Las ocho restantes son irrelevantes. (George Burns) .
-“Eres la única mujer en mi vida” (Adan).
-Mi novia es una perra (Pluto). -Estoy hecho una vaca (Un toro maricón).
-Es mejor dar que recibir (Mike Tyson).
-La mujer requiere una buena razón para hacer el amor… el hombre solo una oportunidad. (Bill Crystal).
La voz femenina agota el cerebro del Hombre.
Un estudio científico reciente intenta explicar la incapacidad que posee el hombre de mantener la atención frente a la voz femenina, eventualmente la de la esposa.
Esta reveladora conclusión fue publicada en varias revistas científicas de prestigio en las que el profesor Hunter de la Universidad de Sheffield explica que los tonos de la voz femenina acaparan toda el área auditiva del cerebro masculino-provocándole cansancio- mientras que la voz del hombre al proyectarse ocupa únicamente un espacio reducido evitando así la exacerbación de la corteza cerebral y logra con ello resultados más bien relajantes .
Debido a estas contundentes conclusiones – estudio que no incluimos aquí in extenso por falta de espacio- es razonable comprender la dificultad que tiene el esposo en mantener su atención frente a la habitual palabrería de su acompañante femenino y la razón de su respuesta habitual automática y distraída : “si mi amor”… .
Y es por ello que las esposas exasperadas suelen quejarse que sus maridos no las escuchan y no responden adecuadamente a sus planteamientos. Pero lo que no realizan ellas es que detrás de esa actitud masculina hay fundamentos científicos que le impiden al esposo poder concentrarse frente al parloteo de su compañera. Este acto involuntario masculino sería, según el Profesor Hunter, un reflejo inconciente de defensa para obviar daños y perturbaciones cerebrales irreversibles al forzar peligrosamente su atención a las largas peroratas del consorte femenino.