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Noviembre 30, 2020 Suplemento Electoral presentado por
Año 2 / Número 5 lja.mx/nessun-dorma
" Consejos que no pidieron y por eso se los brindo"
NO CONFUNDAS ENCUESTA ELECTORAL CON ESTUDIO DE OPINIÓN Por Álex Solís
Foto: Cristian De Lira
Aclaración pertinente: respeto el trabajo de las y los demoscopistas. Reflexionemos sobre los detalles relacionados con la opinión pública y las encuestas electorales que marcan la diferencia entre una buena interpretación de la realidad electoral y una visión distorsionada de la misma. Si usted en los próximos meses va a contratar una encuesta electoral, tome en cuenta lo siguiente: contrate a la casa encuestadora que le ofrezca un método concreto para diferenciar al electorado atendiendo al sentido y estabilidad de sus actitudes políticas. Es decir, que conozca la diferencia entre estar registrado como elector (votante potencial) y población que sí vota (votantes). Estamos en efervescencia electoral, la ciudad amanece atiborrada de espectaculares de “pro homines” (así aludo a la humanidad en su conjunto); en los cuales no nos dicen abiertamente “yo quiero” (cuestión de no violentar la ley), pero sí lo dicen con su imagen y una frase. En la última década, cuántas veces ha escuchado: ¡Una encuesta electoral es la fotografía de un momento! Quien la dice no nos aclara si esta fotografía es panorámica, retrato o autorretrato. Veamos las diferencias entre mercadólogos metidos a encuestadores electorales (modelo norteamericano) e investigadores de opinión haciendo encuestas electorales (modelo europeo). Modelo norteamericano. Los tecnócratas entraron a la batalla electoral e impusieron la moda de que el triunfo dependía de la publicidad en medios de comunicación masiva, por lo cual buscaron candida-
tos que retrataban bien además de ser telegénicos, produjeron spots publicitarios “monos”, acuñaron buenos eslóganes y tocaron jingles que pegaban y tarareábamos; dispusieron de mucho dinero para invertir en esas campañas publicitarias. Sus encuestadores se asociaron con agencias de publicidad; por lo que sus análisis de la realidad (adiós a la dialéctica platoniana) se limitaron a medir la penetración de sus campañas publicitarias; entonces sus éxitos o fracasos los redujeron a la calidad de la publicidad, ¿Y cómo les fue? Como dejaron de lado a la cultura política de la mexicanidad, nunca se molestaron en investigar si las muchísimas personas encuestadas que se dijeron dispuestas a votar en verdad tuvieron la voluntad de hacerlo, y así les fue. Modelo europeo. Los encuestadores que nunca dejaron de ser investigadores de la opinión, incorporaron la investigación demoscópica a las estrategias electorales. Se preocuparon, y ocuparon, por diseñar la fórmula que les permitió distinguir entre quiénes de los que dijeron que iban a votar en verdad lo hicieron, así como identificar a las personas que se abstendrían; con esa distinción en su radar encontraron las causas por las que algunos votaban y otros no. Es decir, calcularon las estimaciones en votos y no sólo en porcentajes de votación; pudieron fijar metas electorales concretas, así evaluaron de manera más certera los avances de quienes diseñaron, aplicaron y monitorearon la estrategia electoral. Recuerde: la investigación de la opinión pública se da en tiempo real, por eso en la inmensa mayoría de los casos, no hay forma de saber si lo que medimos
"Lo importante no es que los encuestadores no puedan predecir con precisión los resultados electorales, lo preocupante es que esa falta de exactitud en los escenarios electorales" con una muestra estadística corresponde a la realidad o no, porque son poquísimos los sucesos en que esa realidad se hace presente. Por eso apoyarse en un entendimiento integral de cómo se forma, transforma y opera la opinión pública mexicana actual es una obligación de las y los aspirantes. Las encuestas sobre preferencias electorales son una joya para los encuestadores, porque ahí sí se presentan sucesos concretos y reales que deberían ajustar métodos de investigación y generar hipótesis sobre el comportamiento de los públicos. ¡La famosa fotografía del momento! Lo importante no es que los encuestadores no puedan predecir con precisión los resultados electorales, lo preocupante es que esa falta de exactitud en los escenarios electorales, previos a las elecciones, se debe a que no han sido capaces de entender y distinguir las actitudes políticas y electorales de los públicos; al no entenderlas, hacen mal papel al tratar de orientar los análisis y las decisiones. Nota al calce: mientras se daba esta batalla entre los modelos europeo y norteamericano, en los años 90 los medios de comunicación masivos incursionaron haciendo encuestas de opinión. Les fue tan bien “midiendo” la opinión pública que sus encuestas las convirtieron en noticia, a los resultados les dieron tratamiento de información y opinión especializada. Este culto por lo inmediato, nubló la visión de quienes tomaban decisiones; se obsesionaron por captar los ánimos, deseos y humores de la opinión pública, por lo que padecieron la pérdida de la visión de conjunto. Llegaron al absurdo de confundir “opinión pública” con “voz de la sociedad”.