PAGINA WEB: www.elnuevodiario.com.do
AÑO NO. 34 • EDICIÓN 10714
MIERCOLES 14
DE ENERO DE 2015 / SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA
editorial Enferma del espíritu
Danilo dice los gobiernos deben servir a sus pueblos El presidente Danilo Medina y el gobernador de Puerto Rico, García Padilla, sonríen a carcajadas durante una amena conversación en La Fortaleza, residencia oficial del gobernador de la vecina isla. El jefe de Estado dominicano, quien ya se encuentra en el país, dijo que se debe gobernar para servir a los pueblos.
RD y PR firman 11 acuerdos, renovando así sus relaciones Gobernantes intercambian “piropos” comerciales TOGA
(P/11)
Domínguez Brito dice que director Dican se convirtió en un narco; revela “otros tumbes”
ECONOMICAS (P/9)
Propondrán asignen presupuesto según calidad servicios de instituciones Estado
NACIONALES
(P/4)
Gobierno advierte eliminaría subsidios a transportistas no rebajen los pasajes
INTERNACIONALES
(P/8)
(P/20)
Un vídeo del Estado Islámico muestra a un niño asesinando dos agentes rusos
La República Dominicana es una sociedad enferma del espíritu. No tenemos la disposición de hacer las cosas bien aún cuando tenemos la oportunidad de que así sea. Se nos ha impregnado una falta de voluntad que nos mantiene tullidos revolcándonos en el lodo. Ni siquiera nos preguntamos por qué hacerlo mal si podemos hacerlo bien. Así es en todas las instancias de la sociedad. Bien sea pública como privada. Todo el mundo parece querer sacar ventajas de las actividades que hace, sin la más mínima disposición de servir a los demás. Todo termina en un escándalo. Todo termina en corrupción y malos manejos. Es una sociedad decepcionante. Y es algo generalizado, pero que comienza por la clase política que no tiene la firmeza de cambiar las cosas. Todo se queda a la mitad, pues nadie parece dispuesto a llevar las cosas hasta las últimas consecuencias. Nadie está dispuesto a ponerle el cascabel al gato. En esa dinámica de la mala conducta, la impunidad y la falta de consecuencias ha generalizado el crimen, a tal extremo que lo difícil en una sociedad como la nuestra es mostrarse decente. Hemos llegado al punto, incluso, que quienes lo hacen parecen tontos. Es un ambiente que se percibe en las calles y en el tránsito. Nadie respeta nada, nadie concede nada y todos te quieren arrollar. El toque de bocina es agresivo e insultante. Y la forma en que se te vienen encima los autos igualmente resulta un atropello. Esa es la realidad cotidiana y palpable, la otra más inmensa es la que sucede oculta en cada actividad que ejercen quienes están llamados a servir desde sus roles en las instituciones, sean públicas como privadas. El DICAN es sólo un punto en medio de la podredumbre en que nos estamos desenvolviendo.