Cultura 4 octubre 2025

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elCaribe, SÁBADO 4 DE OCTUBRE DE 2025 elcaribe.com.do

Características de los héroes de la mitología

Pedro Delgado Malagón reflexiona sobre los estremecimientos que protagonizan los héroes mitológicos en la literatura. P.5

El Faro a Colón y su significado en la historia

La página OGM relata los acontecimientos que cluminan el 6 de octubre de 1992, cuando se inaugura este particular monumento. P.7

El vudú dominicano y sus expreciones en pueblos del Este Cultura

No hay libro malo, ni libro que no tenga algo bueno

Isael Pérez, considerado un “hacedor de libros” desde Editorial Santuario, habla del trabajo de los editores y de la importancia de la lectura. P.17

vistas hispanos no eran muy complacientes con las manifestaciones africanas.

El malogrado investigador de la historia del Este, Manuel Antonio Sosa Jiménez (Boby), sostiene, sostiene en su libro “Hato Mayor del Rey” que el vudú o espiritismo, para evadir cualquier persecución eclesiástica o social, creó sus propios centros o capillas con altares improvisados, y entronizó en ellos imágenes de cromolitografías, cuadros o efigies de los santos católicos, pero en sí, era una pantalla muy certera para encubrir a los espíritus ancestrales traídos del África por los esclavos.

Aunque sus raíces antiquísimas son una herencia cultural africana, llegó y se expandió rápidamente en pleno siglo XXI

MANUEL ANTONIO VEGA atacando10@gmail.com

El vudú dominicano, que es muy distinto del de Haití, tiene notoriedad en la historia de los pueblos de la parte oriental de la isla Hispaniola; y aunque sus raíces antiquísimas es herencia cultural africana, llega

y se expandió rápidamente en pleno siglo XXI, llegando a ser denominado o llamado “el de las luces” con creyentes en todos los extractos de la sociedad.

Fue durante la era haitiana (18221844) que la fe católica, apostólica y romana, y los habitantes de la otrora Santo Domingo Español, vio el nacimiento de una religión extraña, que existía entre los ancestros afroantillanos, nunca antes llegó tener vigencia, pues los escla-

Agrupación

Hato Mayor y El Seibo concentran la mayor parte de los brujos, que mediante sortilegios atraen la atención de muchos incautos que, alucinados por lograr cosas, acuden a su presencia”.

A cada santo, según arrastra la tradición ancestral escrita, le asignaban un espíritu invocable, lo cual era en creol o francés, dificultando a los nativos su interpretación.

El gobierno invasor de Haití acorraló económica, política y culturalmente a la Iglesia Católica, por su ascendencia hispana. Muchas iglesias fueron cerradas y se armó una tenaz persecución del clero, sobre todo en la parte oriental de la isla.

Se decretó la apropiación de los bienes de la iglesia, para crear de esa forma el escenario para hacer crecer el vudú, el espiritismo de la brujería, de los luases, y hasta del chantaje o la avivatería.

Aunque el tiempo ha sido inexorable, aún permanecen, inmutables con el curso de los siglos, los siguientes nombres, usado en los centros espiritistas, de hechicería o brujería: Papá Candelo, o San Carlos Borromeo, Guedé Limbé, es San Expedito, Belié Belcán, San Miguel Arcangel, Metré Susana, La Virgen de las Mercedes.

Corriente predominante

En la santería dominicana una corriente que parte de Santo Domingo y termina en la ciudad y en los campos de Hato Mayor del Rey, las cuales encabezan Candelo, Metresilí.

También desde todo el sur, partiendo desde la frontera hasta Azua. Fradique Lizardo, un tratadista en la materia, afirma: “El vudú de aquí es (nacional) es dominicano”.

Agrega que no es una infección de Haití, se originó aquí, y lo atribuye entre la segregación de las colonias francesa y española, en todo los órdenes, pero haciendo énfasis en lo cultural. l

El vudú dominicano, que es muy distinto al de Haití, tiene notoriedad en la historia de los pueblos de la parte oriental de la isla. Hispaniola. MANUEL ANTONIO VEGA

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historia de la medicina

Doctor José Joaquín Puello Herrera

Neurocirujano prestigioso, deportista comprometido y activista de las mejores causas nacionales, el Dr. Puello ha sido reconocido como Laudiato Académico por la Academia de Ciencias de la República Dominicana, y muy recientemente el hospital Clínico quirúrgico de la ciudad sanitaria Luis Eduardo Aybar ha sido designado con su nombre.

Nacido en San Juan de la Maguana en el 1940, realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal y en 1957, se trasladó a Santo Domingo a estudiar Medicina en la Universidad de Santo Domingo. Durante su carrera tuvo que vivir los momentos difíciles del país la noche del ajusticiamiento del tirano Trujillo, cuando como practicante de la Clínica Internacional recibió y brindó los primeros auxilios al herido Pedro Livio Cedeño. En el 1962 ganó el premio de Ginecología y Obstetricia como estudiante de término de Medicina. En 1963 se gradúa de Médico “Magna Cum Laude” tras presentar su tesis “Las distrofias musculares”.

Entre 1964 y 1971 cursa varios postgrados en instituciones como el Bambury General Hospital (adscrito a la Universidad de Oxford, Inglaterra), donde se hizo Cirujano General; estudios de postgrado en Neurocirugía y Cirugía General en el Churchill Hospital, Universidad de Oxford, Inglaterra (1964-65); estudios de postgrado en neurocirugía, en el Radclife Hospital, Universidad de Oxford, Inglaterra (1965-66). También de 19661967 fue becado por el British Council para estudios de Neurología Clínica, Neuro-anatomía, Electromiografía y Electroencefalografía, en el National Hospital for Nervous Diseases (Instituto de Neurocirugía de la Universidad de Londres, Inglaterra); de 1967 a 1969 cursó estudios en Neurocirugía como Jefe de Residentes en el Radcliffe Infirmary Universidad de Oxford y en Cardiff Royal Infirmary Universidad de Gales.

Entre 1969 y 1970 concluye su ejercicio como jefe de residentes en la Universidad de Gales y regresa al Departamento de Neuropatías de la Universidad de Oxford, y en 1971 se especializó en Micro Neurología en la Universidad de Vermont, Estados Unidos de América.

Un aspecto destacado del Dr. Puello ha sido su compromiso con la docencia, que se inició en el 1970 como profesor de Neuroanatomía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha sido profesor de Neurocirugía Clínica en la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña y de Neuroanatomía y Neurocirugía

en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo. Ha prestado servicios como neurocirujano en el Hospital Dr. Salvador B. Gautier, en el Hospital Dr. Luis Eduardo Aybar, el Hospital Militar Dr. Enrique Lithgow Ceara, el Hospital Militar Dr. Ramón de Lara, en el Hospital Infantil Dr. Robert Reid, en el Hospital de la Diabetes y en las clinicas Rodriguez Santos, Yunén, Policlinico Naco, Gomez Patiño y Alcántara & González.

En la actualidad desarrolla una extraordinaria labor en la ciudad sanitaria Dr. Luis Aybar. José Joaquín ha logrado cumplir uno de sus sueños más deseados manifestado en la realidad del día de hoy de ese conjunto de edificios que son un orgullo para todo el sistema sanitario de la República Dominicana.

Ha recibido multiples reconocimientos tales como Hijo Distinguido del Municipio de San Juan de la Maguana, la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Caballero, Maestro de la Cirugía Neurológica, Miembro extranjero de la Sociedad Británica de Neurocirujanos, Profesor Distinguido de la UASD y Maestro de la Medicina Dominicana que le otorgó el Colegio Médico Dominicano.

Su vida como neurocirujano ha estado repleta de éxitos profesionales y se complementa con una extraordinaria carrera deportiva que lo ha llevado a ser presidente del Comité Olímpico Dominicano en el período 1982 al 2003, Presidente del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos celebrados en Santo Domingo en el 2003, Miembro de la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional y en el 2014 Inmortal del Deporte Dominicano. Una vida intensa que ha incluido su participación en la política como candidato a la vicepresidencia de la República en 2008.

Una vida de servicio única en la historia de nuestra medicina. Honor al querido amigo doctor José Joaquín Puello. l DR. HERBERT STERN

salón de la fauna

Orlando Inoa

(DÉCIMA CIBAEÑA)

La Hitoria apasionó

A mi amigo Oilando Inoa Dejde los indio en canoa

Hata las nao e Colón De Duaite invetigó

Lo que le hizo Santana

Se ecapó puna ventana

De Pueito Plata a Europa

Allá llegó viento en popa Sin rezaile a Santa Ana.

Oilando etudió en la Uá Cuando era camilita

Aiguno eran comunita Y otroj de Sataná

Deso hace mucho ya Y buen recueido quedó Opuejto ai mando atroz

En defensa dei país

Lo dimo todo ahí

Sin mirai nunca ei reloj.

l JOSÉ MERCADER

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La práctica de la santería en Hato Mayor

Nunca se ha podido precisar sobre su año inicial, pero existen registros de que desde 1888 se conservan las celebraciones de fiestas de luá o vudú, y se indica que la celebración de Papá Candelo se desarrolla en fecha 4 de noviembre, San Santiago el 4 de julio, Virgen de las Mercedes el 24 de septiembre.

Santa Rosa, Metresilí, San Miguel, son celebraciones que se desarrollan en novenarios, donde interviene la música folklórica, como Palos o Atabales, Bongoes, Balsié, Mangulina y Plena.

En estos ritos se sacrifican animales por ordenanza de los llamados luases succionan la sangre de los animales, como chivos y gallinas, como muestra de poder y lealtad a los espíritus.

Manifestaciones vuduístas

Otras prácticas o manifestaciones espirituales de origen africano siempre presentes son: Las velaciones, El Baquiní, El Maní, El Trillé, Montadera de Difuntos, así como la adivinación con rasgos hispánicos y el peculiar entierro en los bateyes, con cánticos y marchas pa’atrás y pa’lante.

Históricamente se ha dicho que la religión traza las pautas de la conducta humana que pertenecen al supuesto control de las relaciones entre el hombre y el universo en que vive (social y material). En la República Dominicana, se aprende que las manifestaciones religiosas más generalizadas se encuentran en el conjunto de creencias y prácticas manifiestas en la “Velación”, que es la expresión tradicional de la religiosidad popular, que en Hato Mayor penetra con la Colonización de la Isla Hispaniola.

La tradición arrastra que la hechicería llegó a la isla con los españoles, que comenzaron a celebrar cultos a santos y efigies. Así muchos hechiceros y brujos celebran velaciones a San Carlos Borromeo (Papá Candelo Cedifé), Santa Marta, San Miguel, La Virgen de las Mercedes, la Virgen de la Altagracia, San Francisco de Así, entre otras velaciones que concentran a cientos de devotos que se van suman cultos seccionales en comunidades rurales y barrios de la ciudad.

Estas velaciones se desarrollan por nueve días concentrando a personas de todas las edades, que bailan, escuchan y participan de los ritos y sacrificios que se hacen a nombre de determinado santo.

Estas velaciones donde se sacrifican animales, como chivos, gallinas y vacas, los cuales se succionan la sangre con la boca, también sirven para los escarceos amorosos y se tienen noticias de que muchas féminas la han aprovechado para huir con sus respectivos novios y chulos.

Hato Mayor, como el hato ganadero mayor de descendencia Española ha tenido durante siglos al denominado brujo, destacándose en las últimas décadas Carlos Carela (Pambiche) que aún opera su centro en la calle Genaro Díaz del sector Villa Canto; Juan Palmero, ya fallecido operó su altar espiritista en el sector Ondina, Mara Sánchez tiene su cen-

SEPULTURAS

Las fosas fueron cavadas en varios lugares

El Brujo Ramírez, mandó a cavar fosas en varios puntos de la ribera del río Maguá, donde en medio de un rito único sepulta vivo por espacio de minutos a los enfermos por “hechizos o brujerías” para supuestamente recuperar su salud. En las fosas, tres en total construidas al descubierto, solo son introducidas y cubiertas con tierra las personas que él denomina dañadas por espíritus malignos y malas artes de la hechicería. Dijo que trabaja sortilegio desde que tenía apenas 15 años, “mi poder es tan

grande que desde que les paso la mano a los enfermos sanan”.

Solo sana a personas que han sido blanco de hechizos, brujerías o las que les echaron demonios y magia negra. “Yo brego con todo tipo de problemas, pero me satisface más cuando logró curar a una persona que llega afectada por un mal”, expone.

Realiza trabajos “de amarre” para hombre y para mujer, prepara negocios, confecciona “Zombis” para que las mujeres se busquen su dinero en el extranjero y en Bávaro.

Para cada ritual los brujos tienen una ropa o atuendo que ponerse, porque a su juicio “lo piden los seres o luases”.

tro en la comunidad de Los Chivos, a varios kilómetros de la ciudad.

También han hecho historia los hechiceros Santine Mota, ahora presidente de los Derechos Humanos; Francis Palmero Navarro, y curanderos famosos además fueron María Lelé, Ñiñí que hicieron fortunas con la ignorancia de incautos campesinos que hasta para enamorarse buscan a estos personajes para facilitarles el camino a sus deseos y peticiones En los últimos años se destacan el Brujo “Rey Ramírez” y Reina Vidente. Allá… en la ribera del río Maguá, en la comunidad de La Matica a tres kilómetros al sur de Hato Mayor del Rey se ha establecido un hombre, que entierra en fosas a los enfermos para curarlos y hace “Zombies” de ellos.

Ramón Ramírez (El Rey Brujo), un arrayano, hijo de padre haitiano y madre dominicana, también dice que ha logrado restablecer la salud mental y alejar maleficios a muchas personas, a quienes entierran en fosas de hasta siete pies de profundidad “para curarlas”.

Con más de 10 años establecido en Hato Mayor, el hombre asegura que su fuerte en la práctica de religiosidad popular está en “Los Zombies”.

Amuletos que prepara y que sus clientes cargan a cualquier lugar que van, y logran ser atracción de los demás y rodearse de la buena suerte, para hacer dinero y conquistar amor. En una entrevista que concedió en exclusiva a elCaribe, asegura que sus amuletos son tan poderosos que quien lo posea logra llamar la atención, inclusive hasta la del presidente de la República, Luis Abinader.

La Reina Vidente

La vida está llena de sorpresas, dice un viejo adagio popular, pues cuando niño siempre se sueña con ser y hacer grandes cosas, pero con el discurrir del tiempo unas se convierten en realidad y otras como expresara Calderón de la Barca, “sueños son”.

Cuando niña, Anyelín Santana Medina pensó ser doctora en Medicina para servir a los pobres de los bateyes y comunidades rurales del pueblo que la vio nacer, Hato Mayor. Sin embargo, más pudo el destino que el deseo y hoy se le tiene como la hechicera más joven del este del país, “capaz de sanar quebrantos y enfermedades, adivinar los números de loterías y el futuro a la gente”.

Santana Medina, conocida en el mundo de la religiosidad popular de la zona como “La Reina Vidente” es una joven con 29 años que moviliza a cientos de personas que buscan sanar quebrantos y saber su suerte en el amor. Se dice que casi ha llevado a la quiebra a los banqueros de loterías con sus aciertos. Se autodefine como la hechicera de los pobres. Su principal blanco de público son personas adultas, sobre todo mujeres que buscan saber de amor y desamor a través de la taza que lee mirando los ojos del cliente. Su afición a los sortilegios y a trabajar con los misterios le viene por herencia, pues su abuela Coseta Fulgencio laboró largos años como hechicera en Villa Canto de Hato Mayor. l

La Reyna Vidente, hechicera más joven Hato Mayor. MANUEL ANTONIO VEGA
Brujo Ramírez. MANUEL ANTONIO VEGA
El periodista Manuel Antonio Vega entrevista al Rey Ramírez. MANUEL ANTONIO VEGA
<VIENE DE LA PORTADA

4 Cultura

La ira de los dioses

PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es

Los griegos de la Ilíada y la Odisea no eran gente de muchos escrúpulos, eran tan disolutos y sanguinarios como sus dioses. Ulises, en particular, no era una de esas personas en las que se podía confiar. De hecho, la cantidad de adjetivos con los que se lo define o se lo quiere definir dan una idea de la complejidad del personaje. Se lo caracteriza a veces por su fidelidad y a veces por su amor a las mentiras, y era sin duda astuto y hombre de muchas mañas, era engañoso, de ingenio multiforme, de fina inteligencia y sobresaliente elocuencia, alguien que «sobresale por su intelecto, por su incomparable habilidad para urdir argucias con las que salir de un embrollo o tomar ventaja de cualquier situación»…«Un personaje complejo, frecuentemente miserable y retorcido».

Una de las hazañas que se le atribuyen a Ulises es la escabrosa muerte o asesinato de Astyanax, hijo de Héctor, que era a su vez hijo del rey de Troya. Héctor muere en combate, a manos de Aquiles, pero había tenido la previsión de pedir a unos amigos que ocultaran y protegieran a Astyanax en caso de que cayera Troya, como en efecto sucedió. Los griegos, lamentablemente descubrieron al muchacho escondido en la misma tumba del padre y decidieron eliminarlo para evitar que en un futuro quisiera vengarse. A Ulises se le atribuye haberlo arrojado al vacío desde las altas murallas de Troya.

Ulises no pagaría, sin embargo, por los crímenes cometidos contra sus semejantes, sino por su altanería y soberbia, por su imprudencia y su afrenta al poderoso Poseidón o Neptuno, dios de las aguas, por un hecho incluso justificado. El viaje de regreso a Ítaca, que debía durar un mes, duró diez años y ninguno de sus hombres sobreviviría a la travesía. Fue su imprudencia la que los puso tantas veces en peligro. Por culpa de Ulises, después de caer en manos del cíclope Polifemo (un gigante de un solo ojo al que le encanta comer carne humana), atraen la ira de Neptuno. He aquí una resumida y escabrosa versión de los hechos:

Ulises y Polifemo

Por Marc Seguí Satorre – ¡Humanos! ¡Humaaanos en mi cueeevaaa! ¿Quiénes son? ¿Acaso son ladrones que han venido a robarme a mí?

Todos estaban aterrorizados, entonces Ulises, el más valiente, tomó la palabra y, humildemente, le dijo que no eran

ladrones ni piratas, que eran griegos y que volvían de la guerra de Troya. Le pedían hospitalidad para aquella noche, tal como ordenaba Zeus, el padre de los dioses, y que marcharían al día siguiente sin molestarle en lo más mínimo.

– ¡¡¡Yo soy Polifeeemooo, y no obedezco las órdenes de Zeus!!! Yo soy Polifeeemooo, y mi padre es Poseidón, el dios de los mares Y lanzando una horripilante carcajada, el cíclope agarró a dos marineros por las piernas y los estrelló contra las paredes de la cueva, con tal violencia, que los sesos y la sangre se desparramaron por todas partes. Entonces, arrancando los brazos y las piernas de los muertos, se los comió ¡Srrrup!

En cuanto se hubo dormido, Ulises desenvainó su espada y buscó el corazón del cíclope, y cuando estaba a punto de hacerlo… titubeó… ¡No podía matarlo! Si el cíclope moría, él y sus hombres no podrían salir de la cueva, ya que la pesada piedra que tapaba la entrada era imposible de mover. Así que no tuvo más remedio que volver a sentarse entre sus compañeros, y esperar el horrible día siguiente, en el que tal vez todos morirían.

Al día siguiente, el cíclope volvió a coger a dos marineros por las piernas, los estrelló contra las paredes de la cueva y, desmembrándolos, se los fue comiendo trozo a trozo, mientras se chupaba los dedos.

Posteriormente abrió la cueva, sacó al rebaño y, antes de volver a cerrarla, les dijo a los griegos que no se movieran de ahí, que serían la cena de esa noche. –Ja, ja, ja

Los griegos se hallaban al borde de la desesperación, pero en la mente de Uli-

ses se había fraguado un plan. El cíclope Polifemo había dejado en la cueva un enorme tronco, para poder alimentar el fuego durante la noche. Ulises pidió a sus compañeros que lo alisaran, que le quitaran todas las ramitas, de modo que lo dejaron liso como el mástil de un barco. Entonces, Ulises afiló la punta, y la fue acercando al fuego, de tal manera que la madera se fue poco a poco endureciendo, y parecía ya la punta de una lanza.

Cuando el cíclope volvió, se repitió la escena, y murieron dos marinos más. Pero Ulises tenía un arma secreta. En un ánfora llevaba un vino especial, un vino que le habían dado los dioses. Era tan fuerte, tan fuerte, que unas pocas gotas de ese vino transformaban litros y litros de agua en un vino buenísimo. Los humanos lo tenían que beber rebajado. Pero Polifemo no era humano, era un monstruo terrible, así que armándose de valor, Ulises le ofreció un cuenco de ese vino a Polifemo. – ¡Srrrup! ¡Qué bueno está! Más, más… Y Ulises, muerto de miedo, le ofreció dos cuencos más y Polifemo, borracho, le preguntó a Ulises cómo se llamaba. Ulises le contestó que se llamaba… “Nadie”, y entonces Polifemo dijo: – Pues vale, Nadie. Como prueba de mi agradecimiento por haberme dado este vino tan bueno, que sepas que tú serás el último que me coma. Ja, ja, ja.

Y el gigante Polifemo se durmió profundamente, ya que estaba muy muy borracho.

Ulises y sus hombres cogieron la afilada estaca y calentaron la punta, hasta que se puso al rojo vivo.

Entonces, poniéndola en sus hombros se dirigieron donde estaba el cíclo-

pe y la hincaron en su único ojo.

Ulises la hizo girar, como se hace girar un tornillo que se clava en la pared. El globo ocular hervía y se derretía por la frente del monstruo.

El espantoso Polifemo se levantó dando un alarido. Se arrancó la estaca de la frente y empezó a gritar, pidiendo ayuda a sus hermanos cíclopes que vivían en las cuevas de los alrededores.

Al oír sus gritos acudieron en tropel y le preguntaron desde fuera que qué le pasaba.

Y Polifemo rugió: – ¡Nadie me hiere! ¡Nadie me está matando!

– Pues si nadie te está haciendo daño, ¡No sé por qué nos despiertas! Y se volvieron otra vez a sus camas.

Sin dejar de aullar a causa del dolor, el gigante ciego buscó a tientas la entrada de la cueva y apartó la enorme piedra, para sentir el frescor de la noche en su cuenca vacía. Se sentó en medio de la entrada, con los brazos extendidos, para que los humanos no se pudieran escapar, ya que se quería vengar.

Y llegó la mañana. Las ovejas tenían que salir de la cueva, ya que tenían que pastar hierba y beber agua, así que Polifemo las dejaba salir, y las tocaba por encima, para saber que eran ovejas y no humanos los que salían.

Pero Ulises era muy listo, así que había atado a cada uno de los marinos debajo de una oveja, de tal modo que al salir por la entrada de la cueva, Polifemo tanteó la lana de los animales, pero no se dio cuenta de lo que había debajo de ellos. Ulises era el último, así que se cogió fuertemente debajo de una oveja y ¡también pudo escapar!

Ulises era un poco jactancioso, así que cuando ya estaban bastante lejos de Polifemo, cuando estaban ya en la barca, en el mar, le gritó:

-¡Nos hemos escapado, ciego Polifemo, nos hemos escapado!

Entonces el cíclope, ciego y aullando de rabia, subió corriendo y tropezando a una colina que había cerca y, enfurecido, cogió una gran roca y la tiró a donde él creía que estaba Ulises. La roca cayó por la popa, por la parte de atrás, así que Ulises, creyendo que era casi invencible, gritó al cíclope:

– ¡¡¡Polifemo!!! Si alguien te pregunta quién te ha cegado, dile que ha sido Ulises, hijo de Laertes, señor de Ítaca, el saqueador de ciudades.

Y aquí empezó la desgracia de Ulises. ¡Polifemo sabía su nombre.

Y entonces el cíclope gritó: – ¡Padre! ¡Padre Poseidón! ¡Véngame! Ulises, hijo de Laertes, señor de Ítaca, el saqueador de ciudades, me ha cegado. Si de verdad eres mi padre y me quieres, véngame. Haz que el viaje de Ulises sea el viaje de vuelta a casa más triste, penoso y largo de toda la historia de la humanidad. Y así fue. l

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Apuntes de infraestructura

De mitología, literatura y estremecimientos

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

En la lengua griega hay una conjugación (el aoristo: aóristos khrónos) que se refiere a una época indeterminada: no antes ni después, acaso siempre: el instante perenne del mito. Plazo escamoteado a la historia y al recuerdo; inmóvil eternidad de los dioses, de sus correrías, de sus andanzas por el mundo de los hombres; atmósfera, nervio y ocasión de la fábula.

Lo decisivo en la religión griega no es el politeísmo, sino su carácter mitológico. La religión helénica, en esencia, deviene como encadenamiento de relatos en torno a los dioses. No se alude en ellos al poder, a las cualidades o a los dominios de existencia atribuidos a unas y otras divinidades. Se trata, simplemente, de fábulas que explican las aventuras e incidentes entre dioses y semidio-

ses, o entre ellos y los humanos.

De este modo, la religión de los griegos adopta un carácter ‘personal’. Por la fuerza de los mitos, de lo que en ellos se cuenta, cada dios es ‘alguien’: el que devoró a sus hijos, la diosa casta que lanza sus flechas, el que persiguió a Cloe y la vio convertirse en laurel, el que raptó a Europa y la que desató los vientos contra las naves de Eneas. Los dioses griegos son ‘personas’ —algunos humanos, la mayor parte sobrehumanos—, sin que falte en ellos la sexualidad. De tal suerte, el Olimpo, las grutas y los bosques de la leyenda helénica están llenos de mujeres y hombres con apetito genésico.

Conforme al pensamiento de Platón, el verdadero conocimiento es el mito. Homero se apoya en la mitología y la transfigura en soberbios poemas. Podría decirse que la mitología es una forma originaria de literatura —no escrita, por supuesto— que falta en otros pueblos antiguos, o acaso que no tiene el volumen y la categoría que alcanzó en Grecia.

A través de la mitología, los griegos adquirieron el conocimiento de un horizonte sentimental, de un espacio afectivo que luego hizo posible la épica, la lírica, la tragedia y la comedia. Esta literatura se convirtió pronto en el gran instrumento de educación para la con-

vivencia y la proyección de la propia vida. El esplendor de la literatura griega se levanta sobre el cimiento de la mitología y en una profunda dependencia de ella.

(De la mitología emana el epíteto: Ulises es “el de muchos recursos”; Aquiles, “el de pies ligeros”; Andrómaca, “la de los blancos brazos”; Aurora, “la de los dedos de rosa”. Así, incluso, la fábula de animales: el león es poder, dignidad y cierta ingenuidad; la zorra significa astucia; la serpiente, traición.)

Más que el discernimiento de la filosofía o la ciencia —de cuya aparición en la Hélade no se percató la inmensa mayoría—, los griegos entendían la ‘paideia’ como el conocimiento de los poemas homéricos y de la tragedia. Este bagaje, que constituyó el principal instrumento de interpretación de la vida en el universo helénico, devino en el elemento esencial para descifrar la realidad, otorgarle transparencia y entenderla para sí mismos.

La ‘paideia’, aquel vasto y complejo sistema de pedagogía intelectual y emocional, nos hace ahora perceptibles la historia y la vida de los griegos. Se ha dicho que sólo los pueblos con una ‘ficción’ adecuada resultan históricamente inteligibles, auténticamente descifrables. Los pueblos sin literatura —o con una literatura rústica, muy reducida o

inconclusa— son inferiores como formas de vida; sean los que fueren su extensión, su población o su poder. Piénsese, de este modo, en los visigodos, los tártaros o los taínos. La literatura ha sido un factor decisivo en la construcción y maduración de las sociedades; digamos: el órgano de su sensibilidad.

Hace cinco siglos, esta América de nuestros sobresaltos era un mundo enteramente ajeno a Occidente, a la cultura grecolatina, al cristianismo, al judaísmo y a las influencias islámicas. Y sobre las tierras inéditas se vierten, bruscamente, las formas de vida de la Europa renacentista. Más tarde, el hemisferio primitivo será testigo del injerto de españoles, portugueses y taínos; de ingleses, franceses y mandingos.

Aquella madrugada de un octubre a fines del ‘quattrocento’, la tierra aborigen despierta a la realidad de otras lenguas, de otras deidades, de otras pasiones. Con la Ilíada y con la espada, a lomos de La Pinta, el demonio de Alejandro Magno atraviesa el ‘mar de lodo’ de Platón. Biblia y florete empuñados, Hernán Cortez, Diego Velásquez y Francisco de Pizarro someten y desnudan el suelo flamante.

Alguien ha transgredido el ‘Popol Vuh’ y el enigma de los glípticos. Finaliza el ‘año de gracia’ de 1492. Se inicia la educación sentimental del Mundo Nuevo. l

RD: cumbres, oportunidades y proyección internacional

DR.

PROFESOR

ESTUDIOS CARIBEÑOS

WilsonGenao@pucmm.edu.do

En los últimos treinta años, la República Dominicana no solo ha experimentado un gran crecimiento económico, sino que también ha fortalecido su presencia internacional al expandir sus lazos diplomáticos y al ser anfitrión de significativas cumbres internacionales. En 1999 fue sede de dos cumbres importantes. Los días 16 y 17 de abril de 1999 fue celebrada la segunda cumbre de la joven organización de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). El encuentro abordó el análisis del progreso alcanzado por la AEC desde Puerto España 1995 hasta Santo Domingo 1999 y la proyección de la región del Caribe hacia el siglo XXI. El mismo año en noviembre se celebró la 2da Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de África Caribe Pacífico (ACP). En el encuentro se analizó el impulso de la cooperación ACP para el siglo XXI y se dieron directrices precisas para la cooperación intra-ACP.

En 2002 se celebró en Bávaro los días 15 y 16 de noviembre la XII Cumbre Iberoamericana donde se renovó el compromiso con el fortalecimiento del Estado de Derecho y la democracia en la región, se decidió reforzar los programas de protección a la infancia y la adolescencia y se aprobó el proyecto de Aplicación en Red para Casos de Emergencia (ARCE) como programa de cooperación iberoamericana.

Del 4 al 6 de junio de 2006 se celebró en Santo Domingo la XXXVI Asamblea General Ordinaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA). El evento se centró en los desafíos y oportunidades que presenta la sociedad del conocimiento para la gobernabilidad, el desarrollo equitativo y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las Américas.

El 7 de marzo de 2008 se celebró la XX Cumbre de Río que abordó la crisis diplomática que enfrentó a Ecuador y Venezuela con Colombia. La declaración final del evento buscó abordar esta tensión regional, la necesidad de cooperación y el mantenimiento de la soberanía, diferenciando entre los gobiernos implicados y los pueblos hermanos de la región. Se rechazó la violación a la integridad territorial de Ecuador y se tomó nota con satisfacción, de las plenas disculpas que el presidente Álvaro Uribe de Colombia ofreció al Gobierno y al pueblo de Ecuador. En 2013 la República Dominicana fue aceptada como miembro de pleno derecho del SICA, tras haber sido miembro asociado desde 2004. Al año siguiente, el 27 de junio fue sede de la XLIII Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobier-

XXVIII Cumbre Iberoamericana, 2023. FUENTE PÁGINA DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES.

no del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). En la declaración final se aprobó revisar y actualizar el Plan de Acción SICA-CARICOM, establecer una agenda estratégica sobre el futuro del proceso de la integración regional centroamericana; implementar una estrategia centroamericana de facilitación de comercio y competitividad y la elaboración de una Estrategia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información.

En 2016 se celebró del 13-15 de junio el Cuadragésimo Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Los países miembros se comprometieron a trabajar en conjunto para fortalecer las instituciones que promueven el desarrollo sostenible en todo el hemisferio. En el encuentro se adoptó una resolución de desagravio al pueblo dominicano por las acciones de abril de 1965 que interrumpieron el proceso de restablecimiento del orden constitucional en la República Dominicana.

En junio de 2018, se celebró la LI Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA, teniendo como eje el fortalecimiento de la integración, la seguridad democrática, el cambio climático y el fortalecimiento institucional. La reunión culminó con la Declaración de Santo Domingo, destacando la importancia del fortalecimiento institucional del sector energético de la región, el apoyo a

los esfuerzos que realizan los gobiernos de Belice y Guatemala para poner fin a su disputa territorial y con una declaración especial sobre la situación de niños, niñas y adolescentes separados de sus familias en la frontera sur de los Estados Unidos y la situación de Nicaragua. En diciembre de 2022 y bajo el contexto de los efectos del COVID-19 se realizó en Santiago de los Caballeros la LVI Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). En el encuentro se aprobó continuar atendiendo los efectos provocados por la pandemia del COVID-19, el cambio climático y el sargazo. Se destacó la importancia de las relaciones de diálogo, amistad y cooperación entre el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la Comunidad Andina (CAN) y la necesidad de fortalecer la institucionalidad regional del SICA.

Los días 24 y 25 de marzo de 2023 se celebró la XXVIII Cumbre Iberoamericana bajo el lema: “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”. En el encuentro se adoptaron acuerdos sobre medioambiente, seguridad alimentaria y derechos digitales, con la aprobación de la Carta Medioambiental Iberoamericana y la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales, además del Plan de Acción Cuatrienal 2023-2026.

El próximo compromiso de alto impacto en cuanto a su proyección internacional es la celebración de la X Cumbre de las Américas del 1 al 5 de diciembre de este año en Punta Cana con el lema: Construyendo un hemisferio seguro, sostenible y de prosperidad compartida. La Cumbre de las Américas fue lanzada por Estados Unidos en 1994, y luego pasó a ser coordinada por la Organización de los Estados Americanos (OEA), a través de su Secretaría de Cumbres. Para el evento el gobierno dominicano ha decidido no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Mas allá del debate de si los acuerdos resultantes en las cumbres no se ejecutan por completo o quedan en letra muerta, para la República Dominicana han tenido un impacto en su proyección internacional al demostrar su capacidad de organización, compromiso con el multilateralismo y el fortalecimiento de la cooperación regional. Estos espacios constituyen de forma directa o indirecta oportunidades para el desarrollo, en el sentido de que la estabilidad y el clima de negocios que ofrece el país, evidenciados por la organización de estas cumbres, contribuye a ir posicionando a la República Dominicana como un actor clave en el escenario regional y a visualizar y proyectar al país como un destino atractivo para la inversión extranjera. l

Centro estudios caribeños. PUCMM.

elCaribe, SÁBADO 4 DE OCTUBRE DE 2025 elcaribe.com.do

OGM

Central de Datos

Faro a Colón: Monumento histórico y mausoleo del descubridor

El Faro a Colón, más que ser un simple monumento conmemorativo o funerario, rinde homenaje a una de las figuras más trascendentales de la historia y a quien protagonizó un hecho de enorme impacto para la humanidad

LENIN RAMOS lramos@elcaribe.com.do

Con motivo del 33 aniversario de la inauguración del Mausoleo que alberga los restos del Descubridor de América, este 6 de octubre, la Zona Retro de esta semana recuerda, a través de un recorrido histórico, el valor simbólico y el significado que este monumento representa para el pueblo dominicano.

Antecedentes

La idea de construir un monumento en homenaje a la memoria de Cristóbal Colón se originó en 1852, cuando Antonio del Monte y Tejada publicó su obra titulada “Historia de Santo Domingo”.

En esa obra, el historiador dominicano propone: “Levántese la estatua que ya exige su memoria en el sitio más visible y destacado de América, en un lugar central y donde pueda ser contemplada por los viajeros al acercarse a sus costas”, sugiriendo como ubicación la Punta Isabelica, en la Isla Española, por ser el lugar donde se fundó la primera ciudad del continente americano.

Además, el historiador planteó que el monumento debía tener una dimensión colosal, similar al Coloso de Rodas, ser realizado por los escultores más destacados de la época y financiado por las ciudades de Europa y América. También sugirió que en la obra se incorporara un faro, de manera que al avistar tierra firme desde el océano, los navegantes pudieran dirigir su mirada hacia esa figura venerada, con gratitud y emoción.

Para el año 1880, Gregorio Luperón ya había decidido gestionar la solicitud de fondos a los países de América, así como a Italia, España y otras naciones, con el propósito de levantar un monumento en honor a Colón en la ciudad de Santo Domingo.

Los primeros monumentos emblemáticos

En 1887 se develó una estatua de Colón en el parque que hoy lleva su nombre. Más adelante, se asignó a la Junta Colombina, establecida en 1892, la responsabilidad de construir un monumento destinado a albergar los restos del descubridor.

Fue en ese contexto que tras la realización de un concurso internacional surgió el mausoleo ubicado en la Catedral de Santo Domingo, el cual fue construido en 1898.

En la Conferencia Internacional Americana, realizada en Santiago de Chile en 1923, se aprobó una resolución que reco-

mendaba a los gobiernos americanos rendir homenaje a Cristóbal Colón mediante la construcción de un faro monumental que llevará su nombre, ubicado en la costa de la ciudad de Santo Domingo, con el apoyo de los gobiernos y pueblos de América, así como de cualquier otra nación interesada en colaborar. Además, el Gobierno de los Estados Unidos ratificó dicho acuerdo el 27 de enero de 1927, mientras que la Unión Panamericana ya se había sumado a la iniciativa un año antes, en 1926.

Reubicación de los restos de Cristóbal Colón en el mausoleo levantado en su honor. OGM

Las dos fases de los cimientos

Se dieron los primeros pasos para ejecutar el proyecto, cuando la Unión Panamericana organizó un concurso dirigido a arquitectos de todo el mundo. Entre las condiciones establecidas se indicaba que el mausoleo que se encontraba en la Catedral dominicana debía trasladarse al Faro y ubicarse en una capilla dentro de este.

El concurso se desarrolló en dos fases. La primera, realizada en abril de 1929 en Madrid, España, recibió 455 propuestas de arquitectos de 48 países diferentes. De estas, se seleccionaron 10 como primeros premios y otras 10 recibieron menciones honoríficas.

En la segunda fase, llevada a cabo en 1931 en Río de Janeiro, Brasil, se otorgó la construcción del Faro al proyecto presentado por el arquitecto inglés Joseph Le Gleave.

Los cimientos del monumento dedicado al Descubridor de América se colocaron en 1948. La construcción comenzó en 1948 y fue finalizada en 1991 durante el gobierno constitucional del presidente Joaquín Balaguer, y fue esta obra la principal de las celebraciones por el Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.

Significado para la República Dominicana

El Faro a Colón representa el homenaje de los países de América al Gran Almirante Don Cristóbal Colón. Está ubicado en el Parque del Este, en la zona este de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana.

El Mausoleo es un monumento funerario y conmemorativo: el lugar de descanso de una de las figuras más importantes de la historia y símbolo de un acontecimiento que tuvo repercusiones inmensas para la humanidad. Además, posee un significado religioso especial, ligado a la inspiración espiritual atribuida a la hazaña del descubrimiento, protagonizada por Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. l

Visita al Faro a Colón de los embajadores de Nicaragua, España y Honduras. OGM
Parte frontal del Faro a Colón. OGM
Faro a Colón, vista general parte interior. OGM
Leopoldo Ortiz informa a inegrantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre el origen y el significado del Faro a Colón OGM
El cardenal López Rodríguez inaugura la cripta que alberga los restos del almirante Cristóbal Colón en el Faro erigido en su honor. OGM

Las vainas de Mercader

Al maestro sin cariño

JOSÉ MERCADER

666mercader@gmail.com

El señor BB, cuyo nombre real no importa, es profesor de la Universidad ÑÑ, cuya verdadera identificación, también, “vale tre pito”.

Todo el mundo sabía que era profesor con tan solo verlo de arriba abajo, con verle su brillante corbata a rayas atravesadas e inclinadas, con verle el saco que le daba más calor al que lo miraba que a él mismo aunque siempre estaba sudado; con olerle, a distancia, su rancio perfume de pulpería. Algunas veces se le veía con una ridícula bufanda como para coger un aire de que “tá acabando el tipo”. También bastaba verle los zapatos brillosos y largos como si fueran franqueadores, con verle el maletín, con verle las gafas de dos por uno compradas en la botica de la calle principal… con no verle los ojos.

Cuando entró al aula no pasó nada, él no saludó y los 17 “estudiantes” no se enteraron que había entrado, estaban muy ocupados haciendo sus tareas cotidianas de saber qué memes sobre Trump se habían hecho recientemente con inteligencia artificial o AI, que al revés , como del inglés, suena más cool.

Él tosió una vez, dos veces, tres... nadie levantó la cabeza y empezó a hablar como cuando hablamos por teléfono y se corta la conexión, pero no nos damos cuenta y seguimos.

Los “estudiantes” seguían sumergidos en sus celulares como si estuviesen en una piscina buscando en el fondo el arete de la nariz que se les cayó y que para fines de modernidad y antropología de la identidad, era muy importante.

BB explicaba que blablá, blablá, blablablá... y al darse cuenta de que había un bla que no recordaba, aunque nadie lo oía, decidió contarles una anécdota.

-“Resurta – decía mirando el rebaño de cabizbajos- que bengo yo trankilo kuando beo que la polisía ta rebisando a tuel mundo. Me paran, vajo er bidrio. El polisía be mi colvata, huele mi perfume…

-¿Lleva alma de fuego comando?

-No gracia.

-¿Haitiano?

-No gracia.

Me hiso er saludo y me indicó que ciguiera. Yo lo bi de reojo sin boltiar la cara y serré el bidrio lebantando el votón con el miñique.”

Nadie se rió ni levantó la cabeza. Los mosquitos daban un concierto de violines.

Él volvió con otro blablablá, semejante al de un profesor que explica una clase de botánica en una pizarra. Cuando terminó, todos se levantaron, recogieron sus mochilas y salieron del curso siem-

pre con la mirada fija en Trump que acababa de caer de una trompada de Xi Jimping mientras que Rubio le echaba aire con una toallita.

Cuando salía de la Universidad llovía y BB se acordó que en una semana se inauguraría el Museo del General H.P. una casona de madera que estuvo abandonada por lustros sin que nadie hiciera nada por ella y a BB le interesó para ser su director. Elaboró, en la tranquilidad del rancho de su conuco, una biografía del General que él se inventó y solicitó, al mismo presidente, “a nombre del pueblo”, que le permitieran decir las palabras de agradecimiento por tan importante obra. Una idea de paracaidistas. El folletín biográfico, que él llamaba libro, se lo llevó al decimero del pueblo, para que lo corrigiera aunque él sabía que ese señor no tenía título universitario ni podía tenerlo porque fue expulsado el día que discutió con un profesor que le llamó la atención porque le corregía las faltas ortográficas y los errores que cometía “demostrando” sus fórmulas matemáticas que lo obligaba a borrar la pizarra entera y empezar de nuevo. Hasta que un día, jarto de sus críticas lo sacó del aula y, como el otro se negó, se fueron a las trompadas y así, el alumno fue expulsado. Cuando el decimero se fue a otra universidad, la cosa fue peor porque antes la lluvia de críticas, los profe le pedían que fuera él quien explicara las clases, cosa que él hizo en dos ocasiones antes de que se sumara a la alta tasa de dimisiones. Siguió estudiando, leyendo, a tal punto que “se graduó”, él mismo, de arquitecto, ingeniero, sociólogo, historiador, antropólogo, politólogo, pintor, periodista, fotógrafo, escritor, poeta, psicólogo, psiquiatra, mecanógrafo y ciclista. Todas las ejerció sin ser nombrado en

ningún cargo. La de psiquiatra ocupaba el puesto primero, en orden de cantidad de clientes.

Aprendió sin maestro inglés, francés, italiano, alemán, portugués, ruso, aparte de conocer su propia lengua a la perfección.

Como filósofo, entendió la estupidez humana y siguió los consejos de Schopenhauer y Nietzsche.

Solo corrigió una sola página del folletín de BB que tenía 33 faltas ortográficas. Escribía, por ejemplo, H. Perez, H. Perres, H. Pere, H. Peres indistintamente.

Con el folletín en sus manos llegó al rancho de BB quien lo recibió muy sonriente. Pasaron a la sala. En las paredes una niña se sacaba una espina de un pie, un coche rojo bajo la lluvia llevaba, a simple vista, la marca del Mercado Modelo y del mal gusto del dueño. Llegando al rincón, un viejo con un sombrero y un cachimbo, una foto de su padre al lado de Trujillo y más de 20 recuadros entre títulos, reconocimientos y pergaminos de cursillos, talleres que él mostraba con orgullo desde su piyama azul con bolitas, como si tuviera viruelas… la piyama.

Nunca volvió a discutir con burros, cuando entendió que había tantos graduados y formados por los BBs, y decidió hacerse el tonto.

El decimero le devolvió el folletín junto a una décima:

En este día lluvioso

Le devuelvo el folletín

Tiene faltas que sin fin

Se nota que es allantoso

Pero peor, muy tramposo

Con título de AVIVATO

Es más malo que el retrato

Donde aparece con boso

Un tremendo Pretensioso

Que solo busca un contrato.

-Sidney Poitier. l

Quijote por Doré (1). F.E.
Sidney Poitier. POR MERCADER
Profesora Altagracia Jiménez -Tatá- Foto Mariano Hernández. F.E.
Profesora Dulce Capellán. F.E.
Profesora Fredesvinda Halls. F.E. Profesora Peña. F.E.
Escuela Primaria Sergio A. Hernández en 1955. F.E.
Doña Fredé, Fausto, doña Clota. F.E.
Profesores de Tamboril. F.E.

CERTIFICO Y DOY FE

Corazón que late en la Iglesia

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO

Introducción

Cada octubre, la Iglesia universal vuelve a sus fuentes más profundas para recordar que no existe auténtica comunidad cristiana sin ardor misionero. Es un tiempo de renovación de la identidad misma de la Iglesia, porque ella es, en palabras del Concilio Vaticano II, “por su naturaleza, misionera” (Ad gentes, 2).

El origen de esta conmemoración se remonta a 1926, cuando el papa Pío XI estableció el Domingo Mundial de las Misiones, hoy conocido como Domund, para que todo el Pueblo de Dios se sintiera responsable de la evangelización de los pueblos y para apoyar a las Iglesias jóvenes y a los misioneros que llevan el Evangelio a territorios donde Cristo apenas es conocido. La elección de que sea octubre está estrechamente ligada a la memoria de Santa Teresita del Niño Jesús, proclamada patrona de las misiones por Pío XI en 1927, aunque nunca salió de su convento de Lisieux. Su vida contemplativa mostró que la oración y la ofrenda de la propia existencia son también fuerza interior de la misión.

Así, octubre se ha convertido en un mes en que la Iglesia entera, en la persona de sus obispos, presbíteros, consagrados, laicos y familias, es convocada a reavivar su conciencia misionera. En este 2025, a las puertas del Jubileo, resuena con más urgencia el llamado de Cristo: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15).

1-La misión es don recibido y tarea universal

Ser misionero no es una función añadida ni un ministerio reservado a unos pocos; es la consecuencia natural del bautismo. Como recordaba el papa Francisco: “Todo cristiano es misionero en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús” (Evangelii gaudium, 120). En efecto, por el bautismo somos injertados en Cristo y hechos partícipes de su misión de reconciliar a la humanidad con el Padre.

Esta convicción derrumba dos ideas erróneas:

1.La de que la misión es un esfuerzo proselitista, casi una estrategia de expansión; no lo es. La misión nace del asombro ante el don recibido. El cristiano que se sabe amado por Dios quiere compartir esa alegría.

2.La de que sólo van de misión quie-

nes cruzan fronteras geográficas. La Iglesia distingue entre misión ad gentes, es decir, llevar el Evangelio a quienes no lo conocen, y la nueva evangelización, que busca reavivar la fe en sociedades donde la presencia cristiana se ha debilitado. Ambas dimensiones son necesarias y complementarias.

La misión, por tanto, es un don que impulsa a salir de sí para encontrarse con el otro. No es solo actividad. Es también actitud: apertura, disponibilidad, escucha, diálogo, anuncio.

2-Fundamentos bíblicos de la misión El envío misionero hunde sus raíces en la Escritura. Desde el llamado a Abrahán, bendición para todas las naciones (Gn 12,3), pasando por los profetas que anunciaron la universalidad de la salvación, hasta la plenitud en Cristo, quien, resucitado, confía a los apóstoles la gran tarea de ir a todos los pueblos (Mt 28,19-20).

El libro de los Hechos de los Apóstoles es, en cierto modo, el primer manual de misión. Narra el paso de una comunidad cerrada y temerosa a una Iglesia en salida, conducida por el Espíritu Santo. No hay misión sin Espíritu, pues Él es el protagonista de la evangelización.

Para la Iglesia de hoy, volver a la Escritura es vital. El mes de octubre, también mes del Rosario y de Santa Teresita, nos hace pensar que la misión no se sostiene solo en el esfuerzo humano, sino en la oración que implora el Espíritu, como en Pentecostés.

3- La urgencia misionera de nuestro tiempo

Si en los primeros siglos el anuncio se dirigía a pueblos que nunca habían escuchado hablar de Cristo, hoy el desafío se amplía y diversifica. Vivimos en una época de secularización, indiferencia religiosa, ideologías que niegan la trascendencia, y, a la vez, nuevas búsquedas espirituales. Multitudes en las periferias urbanas y rurales esperan una palabra de esperanza, mientras que en muchas regiones de África, Asia y el Caribe todavía hay comunidades que apenas han recibido la semilla del Evangelio.

El papa Francisco hablaba de la necesidad de “una Iglesia en salida”, que no se encierre en estructuras cómodas ni se conforme con la administración de lo ya conseguido. La misión hoy exige creatividad pastoral, cercanía a los pobres y respeto por las culturas. No se trata de imponer, sino de proponer con testimonio creíble.

La creciente interconexión global, evidente en los medios digitales, migraciones, redes sociales, es a la vez reto y oportunidad. Las nuevas “plazas” virtuales son lugares donde anunciar el Evangelio, aunque requieren discernimiento para no caer en superficialidades. Por otro lado, la movilidad humana lleva a los misioneros a acompañar a migrantes, desplazados y refugiados, que

se han convertido en sujetos y destinatarios de la misión.

4-Dimensiones esenciales de la misión

Podemos destacar cuatro dimensiones que atraviesan toda acción misionera auténtica:

1.Anuncio kerigmático: El primer anuncio de Jesucristo muerto y resucitado es insustituible. La misión comienza con el encuentro personal con Cristo vivo.

2.Testimonio de vida: Las palabras pierden fuerza si no se respaldan con gestos de servicio, justicia, fraternidad y cuidado de los más débiles. La caridad es el mejor argumento del Evangelio.

3.Inculturación: El Evangelio no uniforma culturas, sino que las asume y purifica. El misionero aprende la lengua, las tradiciones, los símbolos de los pueblos que evangeliza, para que la fe sea verdaderamente suya.

4.Diálogo: En un mundo plural, la misión se ejerce en diálogo respetuoso con otras religiones y cosmovisiones.

5-Los laicos y familias son protagonistas de la misión

A menudo se piensa en la misión como tarea de sacerdotes y religiosos. Sin embargo, desde el Concilio Vaticano II se ha hecho más clara la vocación misionera de los laicos. Ellos, insertos en el tejido de la sociedad, pueden llevar el Evangelio a los ambientes donde el clero no llega. Piénsese en el mundo del trabajo, de la cultura, de la política, de los medios de comunicación.

Las familias misioneras, por su parte, son semilla de comunidad eclesial en los lugares de misión. En ellas, los hijos aprenden desde pequeños que la fe se comparte. Incluso los ancianos y los enfermos participan activamente al ofrecer sus sufrimientos por la fecundidad de la evangelización. La misión es obra de todo el Pueblo de Dios.

6-El Domund y la solidaridad

La misión requiere oración y compromiso, pero también medios materiales. Por eso el Domingo Mundial de las Misiones, que este año se celebrará el 19 de octubre, es una ocasión concreta para expresar la comunión de las Iglesias. Lo que se recoge en esa jornada se destina a las Obras Misionales Pontificias para sostener a las comunidades más necesitadas. Con ello se realizan construcciones de templos, formación de catequistas, educación, asistencia sanitaria. El compartir económico es signo tangible de fraternidad universal. Nadie puede decir: “La misión no me toca”. Todos podemos orar, ofrecer y colaborar según nuestras posibilidades.

7-Misión permanente

Nuestro continente, marcado por la fe desde los albores de la evangelización, es a la vez tierra misionera y misionera hacia otros continentes. La V Conferencia

General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida (2007), habló de la “misión continental” y urgió a pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera.

En el Caribe y en República Dominicana, donde la fe ha echado raíces desde los primeros tiempos, el desafío es reavivar la identidad misionera frente a nuevas realidades. Ya lo dijimos, hay creciente secularismo, pobrezas estructurales, migraciones, proliferación de sectas, desinterés de los jóvenes. Octubre debe ser ocasión de revisión y renovación. No basta celebrar actos, procesiones o colectas. Hay que salir al encuentro, a las calles, a los márgenes.

8-Espiritualidad misionera

Ninguna misión da fruto sin una espiritualidad sólida. El misionero es, ante todo, discípulo que ora. De rodillas ante el Señor aprende a mirar a los demás con sus ojos y a no desanimarse ante las dificultades.

El anuncio del Evangelio no está exento de persecuciones y sufrimientos. La historia de la misión está escrita con la sangre de mártires y el sacrificio de incontables hombres y mujeres. Pero el Espíritu concede también la alegría misionera, esa que nadie puede arrebatar porque nace de saberse instrumentos del amor de Dios.

El Rosario, tan característico de octubre, ha acompañado a generaciones de misioneros. María, la primera evangelizadora que llevó a Cristo en su seno, sigue alentando a la Iglesia peregrina.

9-Hacia un nuevo ardor misionero

El mundo necesita testigos de esperanza. Necesita cristianos que, sin arrogancia ni miedo, anuncien con sencillez: “Jesucristo vive y te ama”. Esa es la gran misión, ayer, hoy y siempre.

10-Un nuevo Pentecostés

La misión es obra de Dios que nos llama a colaborar. Octubre es como un nuevo Pentecostés, porque el Espíritu Santo nos impulsa a salir de nuestros encierros y a llevar el Evangelio hasta los confines, comenzando por los más cercanos. Que este mes reavive en todos, pastores y fieles, el fuego del primer amor, para que la Iglesia siga siendo lo que debe ser: misionera por naturaleza, servidora de la humanidad, portadora de la alegría que brota del encuentro con Cristo. Que en cada bautizado resuene la voz del Señor: “A quién enviaré… Aquí estoy, envíame” (Is 6,8).

Conclusión

CERTIFICO que octubre es un mes para renovar nuestro compromiso con la misión.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los tres (3) días del mes de octubre del año del Señor dos mil veinticinco (2025). l

crítica arte

LILIAN CARRASCO lilycarrascor@hotmail.com

“Voces Cromáticas: Del Mediterráneo al Caribe”

Hay ocasiones en que el arte no se limita a exhibirse en una sala, sino que se convierte en travesía. “Voces Cromáticas: Del Mediterráneo al Caribe” es justamente eso: un viaje de ida y vuelta, un puente tendido entre dos mares que se reconocen en sus orillas. Desde este 3 de octubre y hasta el 9 de noviembre, las salas del Pati Jaume I del Ayuntamiento de Tarragona acogen un encuentro donde seis artistas trazan un mapa sensible de identidades. Por la República Dominicana, Iris Pérez Romero y Willy Pérez; y desde Cataluña, Vicky Roldán, Queralt Osorio, Marcel Aragonés y Alberto Insa. Sus experiencias, motivaciones y formas de creación se entrelazan para ofrecer una visión integradora de la vida y del entorno. Casi treinta obras que dialogan en un mis-

mo horizonte, e invitan al espectador a sentir a través de texturas, tonos, líneas, formas y configuraciones.

Más que una exposición, este proyecto es un gesto de memoria compartida. Y, es que desde 2019, cuando el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y la Asociación Cultural Tarraco Art abrieron la ruta, “Del Mediterráneo al Caribe” ha crecido como una corriente que enlaza ciudades, pueblos y sensibilidades: Santo Domingo, Tarragona, Cambrils, Barcelona y Madrid.

Hoy este intercambio se renueva y se fortalece, sostenido por el Consulado General de la República Dominicana en Barcelona, la Embajada en Madrid, el INDEX y, en esta ocasión, bajo el amparo solidario de Cruz Roja Tarragona 2025, con la curaduría de Consuelo Velázquez. En cada obra, el Mediterráneo y el Caribe se funden en un mismo pulso: la nostalgia de la orilla, la luz que acaricia, la memoria que late en los pigmentos. Este encuentro nos recuerda que el arte no es solo expresión individual: es herencia, es mestizaje, es la posibilidad de reconocernos en el otro.

Y quizás esa sea la enseñanza más profunda de esta muestra: que en un mundo fragmentado, la creación sigue siendo la tierra firme donde lo diverso se enlaza y lo común florece. l

crítica cine

ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

Trinitarios

Es una miniserie producida por RTVD en su tránsito hacia una televisión pública real y es, por tanto, una declaración de principios. Pero empecemos citando a Avatar (2009), que nos mostró un nuevo camino con su carácter de enciclopedia visual. Su desarrollo de la captura de movimiento facial, el 3D estereoscópico y el uso de “Simulcam” fueron más que avances técnicos; fueron una declaración de principios: la construcción de mundos completos donde se fusionaban lo emocional y lo digital. Pasó el tiempo y solamente lo veíamos asociado a blockbuster de ciencia ficción. Y muy humildemente se posó en la cabeza de varios dominicanos que buscaban el preciso resultado que hoy tenemos con “Trinitarios”, que más que mostrarnos la fiera actitud de quienes se niegan a vivir indignamente, como ocurrió con las luchas independentistas de 1844, es en sí un manifiesto audiovisual que señala hacia el horizonte donde se contarán historias reales mediante el poder de la animación. Constatamos que esta miniserie, como Avatar, usa la tecnología al servicio de una narrativa que genera conexión emocional. En vez de dirigirse hacia el cine de evasión, Trinitarios se va a la acera de enfrente: la inmersión en nuestros orí-

el libro vive

franknunez463@gmail.com

Rafael Santos, periodista, politólogo y pensador

Tmi ventana

SANTIAGO ALMADA

salmada@elcaribe.com.do o

Música y recuerdos

genes como nación que se quiere libre e independiente de toda potencia extranjera. La humanidad vibrante del líder Juan Pablo Duarte y Diez ya no es la estatua y –como en el filme Duarte, traición y gloria– vemos la determinación en rostros digitales. Quizás o sin quizás para las nuevas generaciones, nativas de un lenguaje hipermediático, es el puente perfecto como “realismo emocional”. Y es que la animación, como los cómics, es un vehículo pedagógico de primera línea. Ante nuestros ojos se transforma esa compleja trama política que fue la Sociedad Secreta La Trinitaria en una clara narrativa visual memorable y dinámica. Los gringos crearon un mundo alienígeno en cuanto RTVD reconstruye un mundo perdido: el de las coloniales calles y fachadas del siglo 19 y las clandestinas reuniones trinitarias. Demuestra que esta herramienta dejó de ser un coto exclusivo de poderosos estudios. Es accesible para dar a nuestra historia el tratamiento épico y emocionante que merece. Ha dejado de ser un género menor del cine y se convierte en herramienta de preservación cultural y educación cívica. ¿Hay un legado más valioso de revolución técnica que el de Avatar? Sí. La capacidad de contar nuestra historia con semejante o parecido poderío visual con el que se cuentan ficciones. Y lo más crucial: convierte nuestra memoria nacional en experiencia viva y, sobre todo, imborrable. l HHHHH GÉNERO: miniserie animada.

ras el extremismo neoliberal que cobró fuerza en los años noventa, tras el colapso del denominado “sistema socialista”, que predominó en la Europa del Este, la llamada “globalización” convenció a muchos de que el pensamiento como disciplina había perimido. Tesis como la de “El fin de la Historia”, del norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama, cobraron fuerza en la intelectualidad hemisférica, mientras organismos internacionales auspiciadores de ONG difundían lemas enlatados que descartaban la facultad pensante. Es lo que rechaza en sus escritos el periodista y politólogo dominicano Rafael Santos, seguidor de las ideas del escritor español Pedro Baños. Recientemente, Santos, hijo distinguido de la provincia Hermanas Mirabal y autor de 11 libros, publicó en el periódico Hoy una serie de artículos en los que recomienda las lecturas de las obras en las que Baños, como si devolviera el pensamiento a la etapa anterior al supuesto “fin de la Historia”, advierte sobre los peligros que amenazan actualmente a la humanidad.

“Muchos no nos estamos dando cuenta del derrotero por el cual una gran parte de la humanidad está transitando, sumergida en las modas, el farandulerismo y otros elementos, que nos despersonalizan y que en los últimos años sentimos que perdemos la capacidad de asombro, algo extremadamente peligroso para nuestro futuro como especie”, advierte el periodista, politólogo y pensador salcedense. Tras comentar el ensayo “Así se domina el mundo”, del español Baños, Santos analiza el texto sobre “Las Guerras como herramientas del control político”, refiriéndose a los conflictos Israel-Palestina, Rusia-Ucrania, además de los de Sudán, Yemen y la República del Congo. Los dominicanos que con el “Nuevo Orden Internacional”, iniciado en los años noventa, entendieron que el pensamiento había pasado de moda, deben revisar su actitud. En el trabajo “Así se domina el mundo”: Estados Unidos, China, Rusia y ajedrez geoestratégico”, el autor no deja fuera a República Dominicana, que hoy luce esperanzada en que la misión antipandillas de la ONU tenga éxito en Haití, para que la paz allá nos dé también tranquilidad a nosotros. l

La música, esa urdimbre de sonidos que se esconde en la poesía y que la magia de los instrumentos rescata del silencio para que los compases cobren vida y se instalen en el espíritu de las personas, tiene también la extraña, increíble capacidad de revivir el pasado o traer al presente momentos que permanecen dormidos en la memoria. Los que peinamos canas, los que hemos transitado diversos y variados caminos de este mundo, solemos atesorar canciones antiguas que aparecen cada tanto, que resuenan desde el pasado para recordarnos la dicha de un día luminoso o el pesar de una ausencia, el sinsabor de una despedida, la imagen de una antigua caricia que nos negamos a olvidar o un momento pesaroso que nos remite a un luto, a una enfermedad o a una mala noticia. Lo cierto es que la música se fija en la nostalgia como las raíces perennes que sobreviven a las tormentas, a las sequías más desoladoras e inclusive a la desesperanza, nos acompaña como un amigo capaz de sostener el espíritu, de acariciar el corazón y de instalar una sonrisa en el instante más inesperado, ya sea cuando estamos rodeados de una multitud o en la más absoluta soledad de cuerpo y alma.

Después de esta prolongada introducción, y acaso con un leve sonrojo por lo que pudiera parecer un atrevimiento de mi parte, me permito compartir con ustedes, a manera de ejemplo, este ya envejecido poemita que me vino a la mente cuando alguna vez escuchaba los acordes de una canción antigua que me traía memorias felices.

La melodía vieja

Cuando la melodía vieja/ traspasa las frontera/ legales del silencio,/ un goce clandestino/ se infiltra en la memoria, /el presente solemne/ se deja enniñecer/ y hasta sonríe con malicia/ mientras la música suprime/ la histeria de la historia.

Un deleite rebelde/ con cara de invasor/ captura ese momento,/ trama resurrecciones,/ conspira con recuerdos,/ rescata desde el sepia/ la caricia y el deseo/ y le dicta a la brisa/ una danza de odalisca./

La melodía suena y/ destroza la rutina/ con un guiño de novia/ que invita a un beso/ en la penumbra,/ desviste a la nostalgia,/ deroga prohibiciones,/ clausura los espejos,/ y exenta de prejuicios,/ sensual y libertina,/ transparente y desnuda.../ decreta la alegría. l

elCaribe,

Diplomacia cultural en clave de Sinfonía

ANDRÉS TOVAR

Especial para elCaribe

En la República Dominicana, hablar de música clásica es hablar también de resiliencia, aspiración y visión estratégica. En un país donde el “core” de la música académica necesita más orquestas profesionales, programas de posgrado y carreras estables, la Fundación Sinfonía ha sabido desempeñar un papel de puente. Su labor no solo consiste en apoyar a músicos con becas internacionales, sino en construir una narrativa de diplomacia cultural que coloca al país en el mapa de la excelencia académica y artística. En las últimas dos décadas, Sinfonía se ha consolidado como la plataforma institucional que conecta el talento joven dominicano con centros de formación de talla mundial. Sus convenios con OAcademy (la Orquesta de las Américas), la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid y el programa educativo BritChamRD–YMOCA revelan una estrategia que ya es columna vertebral: usar la música clásica como una herramienta de prestigio y posicionamiento nacional, al tiempo que se abren caminos de superación personal para los jóvenes intérpretes.

OAcademy: una red panamericana de excelencia

Desde 2021, la Fundación Sinfonía sostiene un convenio con OAcademy, brazo académico de la Orquesta de las Américas. Este programa combina la formación digital de alto nivel con residencias presenciales que reúnen a jóvenes de más de 25 países. OAcademy ha sido descrita como “la escuela sinfónica del siglo XXI”, gracias a su modelo híbrido y a su facultad integrada por figuras de instituciones como Juilliard, Curtis, el Royal College of Music y músicos de la Filarmónica de Berlín.

De acuerdo con datos de Sinfonía, más de 20 jóvenes dominicanos han sido becados para participar en OAcademy desde que comenzó la colaboración. Cada uno accede a un currículo que incluye clases magistrales, coaching individual,

proyectos de liderazgo y, sobre todo, la oportunidad de integrarse en giras internacionales. Para un músico dominicano, esto significa estar en el mismo escenario con colegas de toda América, exponiéndose a estándares artísticos de talla mundial.

El impacto no es solo individual. La participación dominicana en OAcademy abre la puerta a intercambios culturales, a colaboraciones binacionales y a una visibilidad inédita de la República Dominicana en foros artísticos internacionales. Cada becario se convierte en un embajador cultural, en un rostro joven que muestra que el país no solo exporta ritmos caribeños, sino también intérpretes de Beethoven, Mahler o Dvorak.

Reina Sofía: un acceso al corazón europeo

En 2025, Sinfonía anunció un convenio histórico con la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Madrid, institución fundada en 1991 bajo el patronato de la reina emérita Sofía de España. La Reina Sofía ha formado a solistas y directores que hoy integran las principales orquestas europeas, y se ha consolidado como un centro de excelencia pedagógica en Europa. Para un músico dominicano, ingresar en la Reina Sofía representa mucho más que una beca: es acceder a un circuito donde se forman las élites de la música clásica. Los estudiantes allí reciben instrucción personalizada, tocan con maestros de renombre y se integran en una dinámica de conciertos permanentes en salas como el Auditorio Nacional de Música de Madrid.

La posibilidad de que un dominicano acceda a este ecosistema resulta inédita. Significa abrir una puerta a un nivel de visibilidad y exigencia que multiplica las oportunidades de carrera. El próximo becario dominicano beneficiado por este convenio será anunciado la próxima semana, y ese anuncio marcará un hito simbólico: la República Dominicana, tradicionalmente asociada a géneros populares, se inscribe ahora en la geografía más exclusiva de la música académica internacional.

BritChamRD – YMOCA: alianzas que trascienden la isla

Además de los convenios con OAcademy

y Reina Sofía, la Fundación Sinfonía participa en el programa educativo BritChamRD–YMOCA, en colaboración con la Cámara Británica de Comercio en República Dominicana, la Fundación Amigos del Teatro Nacional, la Dirección General de Bellas Artes y el Conservatorio Nacional de Música, entre otras instituciones.

Este proyecto busca fortalecer el liderazgo juvenil y la formación musical a través de un ecosistema de cooperación institucional. Al insertar a la República Dominicana en la red YMOCA (Young Musicians of the Americas), el país no solo gana acceso a plataformas británicas de formación, sino que teje un puente entre lo local y lo global.

¿Qué hacen otros países?

La apuesta dominicana por becas y convenios internacionales tiene paralelos claros en América Latina. Chile, por ejemplo, desarrolló hace dos décadas la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, que ha nutrido a varias generaciones de instrumentistas hoy activos en el mundo. México consolidó desde 2002 el Sistema de Orquestas Juveniles Carlos Chávez, que además de ofrecer formación local, mantiene vínculos con instituciones internacionales. Colombia, con su Batuta y sus alianzas con el Sistema venezolano, logró crear un modelo híbrido que combina masividad y excelencia. En el caso de República Dominicana, la estrategia de Sinfonía ha sido distinta: no tanto formar en cantidad, sino abrir puertas de calidad en centros internacionales de élite. Esto le da un carácter complementario y estratégico: en lugar de replicar modelos de gran escala, se focaliza en la inserción de talento en redes globales. Un puente hacia el futuro La Fundación Sinfonía ha demostrado que la música clásica puede ser un vehículo de diplomacia cultural, de posicionamiento internacional y de superación personal. Sus convenios son más que gestos de buena voluntad: son parte de una estrategia de largo plazo que coloca al país en un nivel de interlocución artística que antes era impensable. El próximo anuncio del becario que representará al país en la Escuela Reina Sofía será una oportunidad para reforzar este mensaje: la República Dominicana no solo es tierra de merengue y bachata, sino también un territorio capaz de formar músicos de excelencia mundial. Lo que está en juego no es únicamente el futuro de unos pocos intérpretes, sino el prestigio cultural de toda una nación.l

Pavarotti y el concierto perdido ConCierto Sentido

TOVAR

Luciano Pavarotti (que el venidero 12 de octubre hubiese cumplido 90 años) traspasó con su arte las barreras del ámbito operístico para anidar en el imaginario colectivo. Casi 20 años después de su muerte, su legado sigue vivo gracias a su amplísima discografía, a la que ahora se amplía con la edición de “The Lost Concert, Live at Llangollen (El concierto perdido)”, una velada que no solo muestra a un artista excepcionalmente dotado, sino también la calidad humana de un cantante que, como persona, era entrañable, muy amigo de sus amigos y que nunca olvidaba una promesa. Y de eso va este concierto. En julio de 1955, a los 19 años, Pavarotti viajó al país de Gales (Reino Unido) junto a su padre formando parte del coro de Módena, para participar en una competición de grupos corales, el Eisteddfod Musical Internacional de Llangollen (Gales). El coro de Pavarotti ganó el concurso y, según declararía ya consagrado como un divo absoluto, Pavarotti siempre consideró ese triunfo como crucial en su trayectoria, el que le inspiraría para convertirse en cantante.

Cuarenta años después, en 1995 y cumpliendo una promesa que se hizo a sí mismo, regresó a Llangollen para ofrecer este concierto hallado en los archivos de la discográfica Decca, que lo sacará al mercado este noviembre. En uno de los tracks se puede escuchar su voz afirmando: “Hace cuarenta años, Dios mío, parece que fue ayer. Siempre se lo digo a los periodistas cuando me preguntan por el día más memorable en mi vida, y siempre digo que fue cuando gané este concurso, porque fue con todos mis amigos”.l

George Mateo, Melanie Rodríguez Díaz y Ricardo Hernández, becados 2025 de la Fundación Sinfonía a la OAcademy. FUENTE EXTERNA
ANDRÉS

Poemas de Rafael José Rodríguez Pérez

VALENTÍN AMARO

Especial para elCaribe

Nuestro invitado en “Espejo de tinta” es Rafael José Rodríguez Pérez, oriundo de Cuba, editor literario, periodista cultural y narrador con amplia experiencia en medios, proyectos editoriales y formación en escritura creativa. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Oriente (Cuba), con estudios en narrativa en el Centro Onelio Jorge Cardoso y Maestría en curso en Escritura Creativa (UNIR, España). En 2022 funda Río de Oro Editores S.R.L., desde donde ha coordinado decenas de publicaciones literarias e institucionales junto a autores, fundaciones e instituciones académicas. Ha colaborado en proyectos literarios del Banco Central y del Banco de Reservas, y ha sido corrector de estilo en medios como El Nuevo Diario, Revista 110 y en revistas académicas como Ciencia y Humanismo (UCNE) y RECIE (Isfodosu). Fue periodista cultural en Cuba y editor de publicaciones como Ventana Sur, La Campana y La Chiringa. También impartió talleres de narrativa en el Banco Central y en Funglode, y fue jurado del Premio de Cuento Juan Bosch en 2018 y 2024. Premiado en cuento, ensayo y periodismo cultural, es autor de El arco de luz, Conversar es amar y Cleva Solís: La otra poetisa del grupo Orígenes. Su poesía revela una mirada profunda y plural sobre la identidad, la memoria histórica y la experiencia humana. Desde Polvo de estrellas, poema que inicia esta selección, se exalta la condición mestiza y creadora del sujeto poético, consciente de su herencia múltiple y de su destino como “palabra” que nombra y transforma el mundo. En los demás poemas se manifiestan el desencanto ante las injusticias sociales, la nostalgia del exilio, la repetición cíclica de la opresión y la fatiga existencial, pero también la posibilidad del abrazo y la esperanza de un salto colectivo. En escritura creativa enseñamos que quien escribe se escribe, y eso hace Rafael José Rodríguez Pérez en su poiesis.

Polvo de estrellas

He nacido como nacemos todos, con la piel sin rasguños y un estigma en la frente de inteligente o bruto. Como, sudo, me siento, y de pronto descubro que tengo pensamientos y que mis piernas, firmes, me aferran a este suelo. Tengo una estirpe antigua, venida de la extraña península. La Madre Patria, dicen, la matria, la sagrada… Para mí, apenas

unas cortas menciones, una reminiscencia solapada, unas ráfagas duras que estremecen el cuerpo cuando toca mi oído algún cantar morisco o un cante jondo me zapatea en el alma. Nadie sabe si combatí a los moros, en otra vida larga y otro siglo, cabalgando un Babieca o un flaco Rocinante. ¡Nadie sabe! Pero España, las muchas y cabreadas, son un rastro in-

manente de mi sangre, lo quiera yo, o no quiera. ¡Qué más da! Ah, pero también soy más, porque al ritmo furioso del tambor, de la cintura negra, fogosa y milenaria, también arde mi sangre: ¡África, África!

Continente desnudo y espoliado, madre de todos, dime por qué siento dentro de mí, en las puras entrañas, tu voz, tu sufrimiento, tu insaciable dolor, y acuden a mi mente los versos del cubano Guillén, cuando declama: «Unos dicen ahora mismo, otros dicen allá voy, pero mi repique bronco, pero mi profunda voz, invita al negro y al blanco, que bailan al mismo son. Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo…y el que no tiene de congo, tiene de carabalí».

Congo español ¿seré? Carabalí español ¿seré? Cubano lucumí peninsular ¿seré?

¡Qué importa todo esto! Mestizo soy, refundido, hibrida-

do, mezclado, un ser humano soy, en toda su estatura, una potente mezcla de cien generaciones, un demiurgo del mundo de mi mente y de mis personajes, erguido, victorioso, en la extraña profunda de la sombra, que es igual a decir en pleno XXI, el siglo de las tecnologías, la postmodernidad, la indiferencia cósmica, las IA, las máquinas humanas y los teslas, los solos entre la multitud y los suicidios.

Ah, pero también soy más: soy Jiguaní, tierra del corazón, natal, taína y mambisa; tierra de un solo río y de una fortaleza erguida en su montaña única, que custodia su esperanza y su suerte. Soy más: tataranieto de un general mambí, primer alcalde de mi río de oro, orgullo de mi estirpe. También soy Cuba, larga, verde y cautiva, en perenne agonía… ¡Sin embargo, heme aquí, vivo y

cantando! Entonces qué pueden importarme los filósofos, el valor de un adagio, el brillo de las canas, la hipócrita moral, las ordalías de los que siempre esgrimen la razón, los verbos que se usan para herir y cortar, si una simple palabra de mis labios puede volver a refundirlo todo. Soy logos y soy fénix. Soy palabra. Y la palabra, la palabra es el mundo, ella lo inventa, lo fija y lo sujeta. Y allí donde la digo, nazco y renazco en un bucle infinito de sentido. En el principio, el Verbo, y no hay nada más justo, pues la palabra creó al mundo y lo sostiene en pie. Parafraseando al genio del Poema de los dones, astros, caballos, cosmos y cosmogonías pintarán al final la imagen de mi rostro, el primer Hacedor, pues luceros y hombres —también lo dijo él— vuelven cícliclamente, como vuelven los poemas, las

encíclicas, en el lento fluir de eso que llaman tiempo, ¿o es olvido?: somos polvo de estrellas, lo sabemos, pero nombrar el polvo es el destino del escritor, que es Dios, o su reflejo…

Y aún así, y así todo, aunque nazcan de mi pluma mundos vivo siempre con sed, sed de belleza, que es posible saciar, al menos por segundos, en el callado misterio de una flor, una brizna de hierba, el arco de unos labios, el estallido de una risa argentina que atraviesa, de improviso, un ocaso… Tengo sed de belleza. Muero de ella, y trato de crearla a cada paso, pero las crueles leyes que rigen este cosmos equilibra las cosas de tal modo que por cada belleza imaginada nace, atroz y vehemente, su contrario. Y así, de copa en copa, sin apurarla nunca hasta las eses, bebo de la belleza leve y deliciosa: a una flor, dos orugas, a una fuen-

te, diez sapos, a unos ojos, cafés contra el azul, verdes al alba, dos niños ciegos que no podrán, jamás, llenarse las pupilas con el fulgor del mar…

Ya ven, nada es perfecto. Los dioses, menos que nadie y menos que ninguno. Puro polvo de estrellas. ¡Nada más!

Observa, salivea… ¡Vamos, paisano! Un nuevo convite de ignominia te espera detrás de las vidrieras donde por tantas décadas has visto brillar lo inalcanzable…

Párate ahí, como un niño con ansias frente al juguete de sus sueños, o un mendigo con hambre ante la columnata de un bizcocho del que chorrea, indecente, el chocolate…

Coloca las dos manos, como dos orejeras, y asómate al soberbio paisaje de las carnes, los aceites, los crujientes espárragos que nunca degustará tu paladar…

Hunde la mano, lenta, en los bolsillos, sácala, salivea…

Desde esos billeticos rugosos que en la mano te tiemblan, los héroes que te hicieron la patria te mirarán absortos…

Tanto corear, paisano, tanto brincar, marchar y vitorear…

Tanto alimentar odios contra el monstruo de podridas entrañas, el terrible causante de todas tus miserias, para que ahora necesites sus verdes…

Ya ves, paisano…

El paraíso detrás

de las vidrieras, que calmaría tu hambre, o limpiaría tu boca (la de escupir consignas y anatemas), o lavaría tu ropa de ejemplar miliciano, se cotiza y se vende en los billetes del mortal enemigo. No esperes, pues, misericordia alguna…

El que le acepta el plato a un enemigo, debe vivir consciente de que un día todo vendrá rociado de cicuta… Horror que el oponente siga lejos, inalcanzable, torvo, y no se corporice en un flaco Tío Sam al que apretarle el cuello, o un sucio monigote al que darle candela como al diablo…

Mata saber, paisano, como tú bien lo sabes, que este plato no te lo ofrece él, sino tu propia gente, la que manda a bajar a la trinchera, pide más sacrificios, y paga en los billetes en los cuales, tristísimos, tiemblan los héroes que te hicieron la patria… ¡No te sirven ahora! ¡No comprarás con ellos ni un espárrago! Una vez más, paisano, como te han enseñado, recibe con genuina alegría la nueva bofetada, murmura un patria o muerte, y riele la gracia a tu propio reflejo, que se burla de ti desde los vidrios, con las manos como dos orejeras y sacando la lengua de proferir consignas.

Esta página es una colaboración especial para este suplemento.

La falsificación de pinturas en RD y el resto de AL

LUCHY PLACENCIA

Especial para elCaribe

Adquirir pinturas sin autenticar, aunque aparentemente firmadas por artistas plásticos de renombre significa, en República Dominicana y el resto de América Latina, poner en riesgo capitales importantes, que pueden ir de miles a centenares de millones de pesos; así como exponerse a padecer profundas decepciones.

Del plagio de obras completas o de estilos artísticos no se han salvado ni el mismísimo Ramón Oviedo, maestro ilustre de la pintura dominicana; ni otros grandes pintores criollos, como Iván Tovar, Cándido Bidó, Guillo Pérez, Elsa Núñez, Alberto Ulloa, Gilberto Hernández Ortega, Jaime Colson y Darío Suro.

En otros países de América Latina, destacan los plagios a los murales y obras en lienzo de Diego Rivera, famoso muralista mexicano; a los cuadros de su esposa, la también mexicana Frida Kahlo, a quien no solo han falsificado pinturas, sino su icónico estilo; y a las creaciones de Fernando Botero, pintor, escultor y dibujante colombiano.

La presencia de pinturas falsificadas en el mercado mundial es tan grande, que algunos investigadores la estiman hasta en un 70 %. El especialista Daniel Schávelzon afirma que el fenómeno existe en América Latina desde el siglo XVIII; y, al parecer, cuanto más dinero mueve el arte original, mayor cantidad de piezas fraudulentas son ofertadas.

Las falsificaciones de obras de arte no solo afectan a museos, instituciones culturales, coleccionistas, casas de subastas, salas de arte y público, sino que atentan contra la reputación de los creadores originales y amenazan el acervo artístico-cultural de los países de la región.

En América Latina, en general; y, en República Dominicana, en particular, algunos artistas y herederos han tomado medidas legales para proteger las obras y el legado de los creadores. Por su parte, cada vez más museos, casas de subastas y coleccionistas recurren a la autenticación oficial para asegurarse de que las pinturas proceden de fuentes legítimas.

El caso de Ramón Oviedo

Ante el avance del plagio artístico y para proteger el legado constituido por más de 15 mil obras realizadas por el pintor dominicano Ramón Oviedo, la fundación que lleva su nombre llama a los propietarios a acercarse a esa institución para autenticarlas y garantizar su valor artístico y económico.

El presidente de la Fundación Ramón Oviedo, Omar Molina Oviedo, refiere que hay obras de su abuelo vendidas en el ac-

La obra original del pintor. F.E.

tual quinquenio por entre US$35,000 y más US$100,000.00; así como otros cuadros con precios que superan los US$50,000.00, lo que constituye un enorme atractivo para los falsificadores de arte.

Y enumera dos tipos de falsificación: el de la obra completa, por un lado; y el del estilo artístico, al que se le añade la firma plagiada del maestro Oviedo. Molina Oviedo revela que la Fundación Ramón Oviedo, única entidad autorizada para autenticar las obras del maestro ilustre de la pintura dominicana, ha encontrado algunas piezas falsificadas en manos de coleccionistas privados, intermediarios y personas que

se han acercado voluntariamente para determinar la legitimidad de los lienzos que poseen.

“Luego de nuestra evaluación, la mayoría de los afectados por las falsificaciones han actuado en la dirección correcta, destruyendo las obras. Los compradores, así como el mercado en su conjunto, están tomando conciencia sobre el papel de la Fundación Ramón Oviedo en el resguardo de su inversión”, añade.

El especialista recomienda a los interesados en los cuadros, dibujos, grabados y esculturas del más prolífico de los artistas dominicanos, investigar su procedencia y su divulgación en medios de co-

municación, catálogos, monografías o exhibiciones; así como solicitar la Certificación de Autenticidad a la Fundación, mediante el correo institucional: fundacionramonoviedo@hotmail.com.

Papel de la organización

La Fundación Ramón Oviedo es la única institución autorizada legalmente para autenticar la legitimidad de las obras del maestro ilustre y solo ella puede representar la imagen del artista ante entidades públicas y privadas; así como firmar convenios y documentos relacionados con su legado.

En 2014, los señores Aracelis, Ramón, Raúl, Rafael y Rafael Oviedo Colón; así como Manuel Rafael Oviedo Estrada, hijos legítimos del afamado artista plástico, conformaron oficialmente la organización, bajo la presidencia del maestro ilustre. A su muerte, en 2015, asumió la presidencia de la Fundación Ramón Oviedo su nieto, el también pintor Omar Molina Oviedo. “Hemos notado, en los últimos años, un incremento exponencial en los precios de las obras de Ramón Oviedo, por la valoración y el respeto que le profesan instituciones, coleccionistas y público. Sus creaciones garantizan una inversión segura que, por la genialidad del artista, se incrementa con el paso del tiempo”, explica Molina Oviedo.

Subraya que la función de la Fundación Ramón Oviedo es proteger el legado de Oviedo, el cual es atesorado en los más importantes museos, salas de exhibición y colecciones de arte del mundo, como las de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Galería Degli Uffizi, en Italia.

Molina Oviedo añade que únicamente la organización que encabeza puede realizar y recibir pagos en nombre de Ramón Oviedo; firmar cheques, realizar transferencias bancarias y efectuar otras transacciones financieras; además de emitir y presentar documentos legales, como los certificados de autenticidad de sus creaciones.

“Para las presentes y futuras generaciones, Oviedo es y será siempre un referente de contemporaneidad. Su dilatado ejercicio artístico es un permanente objeto de estudio y reflexión, ya que expone las complejidades existenciales del ser humano. Mientras haya sentimientos, emociones y cuestionamientos sobre nuestro origen y destino final, la obra del maestro dominicano mantendrá su vigencia”, concluye.

La imagen del original que ilustra esta página pertenece a la pinacoteca del Banco Central de la República Dominicana, la de arriba es una copia falsificada, debidamente rotulada por la Fundación Ramón Oviedo. l

Pintura falsificada de Ramón Oviedo. F.E.

NOVELA POR ENTREGAS

Sombras de Argel

BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA

ESPECIAL PARA elCaribe

Apartir de esta edición aparecerá en capítulos, debido a su extensión, esta obra de ficción que narra las peripecias sufridas por Miguel de Cervantes en su cautiverio tras ser capturado por piratas berberiscos.

Capítulo I – Captura en el Mediterráneo

El mar, esa vasta planicie que tantas veces había recorrido, se mostraba aquella mañana de septiembre de 1575 sereno y engañosamente apacible. El sol iluminaba las aguas entre Nápoles y la costa catalana, y el navío en que viajaban Miguel de Cervantes Saavedra y su hermano Rodrigo parecía avanzar confiado hacia el deseado regreso a España. Llevaban consigo cartas de recomendación de altos mandos militares, sellos que probaban su valor en Lepanto y en otras campañas; testimonios que, pensaba Miguel, abrirían para él un porvenir digno en la corte o en la milicia.

Pero el Mediterráneo de aquel siglo era una frontera viva, un espacio donde cristianos y musulmanes, corsarios y mercaderes, se disputaban cada legua de agua y cada vida que la cruzaba. Al atardecer, en el horizonte surgieron sombras de velas triangulares, veloces, dispuestas como aves de rapiña. Pronto, los gritos del vigía confirmaron lo inevitable: naves berberiscas, corsarios de Argel, se abalanzaban sobre ellos.

El combate fue breve, cruel, desigual. El barco cristiano, pesado y mal armado, apenas pudo resistir los embates. Los arcabuces disparaban, las flechas silbaban, los cañones retumbaban como truenos en la calma azul. Cervantes, herido aún de Lepanto en la mano izquierda, empuñó la espada con firmeza y animó a los suyos. Mas la suerte estaba echada. Los corsarios, ágiles y feroces, subieron al abordaje y la cubierta se tornó en escenario de degüellos, súplicas y sangre.

Al caer la noche, los grilletes resonaban en la bodega, y Miguel de Cervantes era ya prisionero del mar. El miedo no provenía tanto de la muerte —que había rozado tantas veces en batalla—, sino de lo desconocido: el destino de los cautivos conducidos a Argel. Sabía lo que aguardaba: el mercado de esclavos, el precio puesto sobre cada cabeza, las cadenas interminables.

El viaje hasta la costa africana fue una prolongación de la derrota. Amontonados en la galera corsaria, los cautivos escuchaban el rugido de los marineros berberiscos, las invocaciones a Alá, el restallar de los remos sobre las olas. Unos rezaban, otros maldecían, y algunos lloraban en silencio. Miguel permaneció sereno, observador. Había aprendido que la supervivencia en cautiverio dependía tan-

to de la fuerza del espíritu como de la obediencia exterior. Finalmente, tras días de travesía, la costa de Argel apareció ante sus ojos. La ciudad blanca resplandecía al sol, escalonada en la pendiente que descendía hacia el puerto. Minaretes y murallas se erguían como un aviso: habían llegado al corazón del poder corsario en el Mediterráneo occidental. El olor de especias, humo y salitre impregnaba el aire, y el bullicio de voces en árabe, turco, bereber y castellano llenaba el muelle.

El desembarco fue humillante. Los prisioneros fueron conducidos entre insultos y empujones hacia el zoco de los esclavos, donde serían tasados como mercancía. Allí, bajo la mirada de mercaderes y curiosos, cada cautivo fue evaluado con frialdad: su edad, sus cicatrices, sus habilidades. En Cervantes, los corsarios descubrieron las cartas de recomendación que llevaba. Aquellos documentos, destinados a engrandecer su porvenir en España, se volvieron ahora un hierro candente contra él: demostraban que era un soldado valioso, alguien por quien su familia o el propio rey pagarían un alto rescate.

Así quedó su suerte sellada: no sería condenado a remar en galeras ni vendido como simple jornalero. Quedaría bajo custodia de un corsario principal, Dalí Mamí, quien lo vio como inversión provechosa. A cambio de cadenas más livianas, le aguardaban años de incertidumbre y espera, un tiempo suspendido entre el mar y la muralla, entre la esperanza de rescate y el riesgo de olvido.

Esa noche, en la mazmorra compartida con otros cautivos, Cervantes escuchó los lamentos y las plegarias, pero su mente estaba en otro lugar. Recordaba la cubierta ensangrentada, las voces de sus captores, la silueta luminosa de la ciudad que lo había recibido como a una presa. No podía saber aún que aquel cautiverio

se prolongaría cinco años y un mes, que intentaría cuatro veces la fuga, que conocería la frontera íntima entre la clemencia y la muerte.

Solo supo, en la penumbra, que el mar que tantas veces lo había llevado a la gloria lo había entregado, al fin, al cautiverio. Y que, en ese cautiverio, oculto entre las sombras de Argel, comenzaba la verdadera prueba de su vida.

Capítulo II – Argel, la ciudad del cautiverio

La primera visión de Argel, al amanecer, quedó grabada para siempre en la memoria de Miguel de Cervantes. La ciudad, encaramada en la ladera de una colina, parecía una colmena de casas blancas apiñadas bajo la mirada de las murallas y los bastiones. El mar se agitaba contra el puerto atestado de naves corsarias, mientras los pregones de mercaderes y marineros llenaban el aire de un murmullo incesante. El olor era áspero: especias, sal, estiércol, humo de leña húmeda. Para quien llegaba encadenado, la ciudad no era promesa sino sentencia.

Los prisioneros fueron conducidos entre gritos hacia la plaza donde se celebraban las subastas de esclavos. Allí se mezclaban judíos, renegados, mercaderes turcos y moriscos expulsados de España. Cada cautivo era examinado con la misma frialdad con la que se escoge una res entre el ganado. Algunos eran adquiridos de inmediato para trabajos en galeras o en los campos cercanos. Otros quedaban como rehenes valiosos, a la espera de que familiares o frailes redentores pagaran su rescate.

Cervantes, al presentar las cartas que llevaba consigo —documentos que hablaban de Lepanto y de su servicio al rey— quedó marcado como prisionero distinguido. Su captor, Dalí Mamí, comprendió al instante que no debía arruinar su inversión. Así, en lugar de ser encadena-

do al remo o a un taller miserable, fue llevado a una casa vigilada pero más llevadera, donde otros cautivos aguardaban en condiciones semejantes.

La relación con Dalí Mamí se estableció desde el inicio en una frontera extraña. El corsario lo trataba con severidad, pero también con cierta estima. Sabía que aquel español herido en Lepanto era hombre de valor, y que su rescate sería jugoso. Esa doble condición —mercancía y adversario respetado— le granjeó a Cervantes un trato ambiguo: cadenas, sí, pero también cierta movilidad y permisos para acompañar a su amo por la ciudad. Así comenzó a descubrir Argel desde dentro. Caminaba por las callejuelas estrechas, entre bazares repletos de especias, sedas y esclavos en venta. Escuchaba el llamado del muecín desde los minaretes, veía procesiones de hombres vestidos con chilabas y turbantes, mujeres veladas que apenas dejaban entrever sus ojos oscuros. Todo le resultaba ajeno y fascinante, un mundo que vibraba con la misma intensidad que las cortes de España, pero bajo otro signo y otra fe. Pronto aprendió a distinguir entre las múltiples comunidades que habitaban la ciudad. Estaban los cautivos como él, que soñaban cada noche con la libertad. También se hallaban los renegados —españoles o italianos que, por conveniencia o desesperación, habían abrazado el islam y servían ahora como intérpretes o soldados—. Asimismo, se encontraban los judíos, comerciantes hábiles, que tejían redes entre ambos mundos. Y se distinguían, sobre todo, los hombres de mar, corsarios que se enorgullecían de desafiar al rey de España en cada incursión. Cervantes, pese a las cadenas, se convirtió en observador tenaz de ese mosaico humano. Su ánimo no era el del derrotado, sino el del escritor que aún no sabía que lo era: cada rostro, cada gesto, cada palabra que escuchaba en lenguas extranjeras iba sedimentando en su memoria como materia viva para un relato futuro.

Pero la vida de cautivo no era una mera contemplación. Cada día suponía humillaciones, privaciones y el recordatorio constante de que su destino dependía de cartas enviadas a España, de frailes que tal vez reunieran el dinero necesario, de voluntades lejanas que quizá nunca llegaran. Y, sin embargo, en ese terreno incierto comenzó a forjarse una resistencia interior. Cervantes no solo se mantenía firme: alentaba a otros prisioneros, les hablaba de España, de sus glorias, de la posibilidad siempre viva de la fuga. Los primeros meses en Argel fueron así: mezcla de asombro y desgarro, de humillación y dignidad. Un mundo nuevo se abría ante sus ojos, extraño y peligroso, pero también fecundo. Y aunque aún no lo sabía, aquella ciudad de esclavos, comerciantes y corsarios sería durante cinco años y un mes su cárcel y su escenario, su castigo y su aprendizaje.l Continuará...

Selim I o Severo el Cruel, sultán del Imperio Otomano desde 1512 hsta 1520. F.E.

elCaribe, SÁBADO 4 DE OCTUBRE DE 2025 elcaribe.com.do

El poeta azteca Cacamatzin y la certeza de la muerte

DORALY

La muerte es un tópico literario metafísico abordado por los “grandes”, según nosotros, y casi siempre lo asociamos a pensadores europeos e ingleses. Lo cierto es que la muerte es patrimonio de los seres, hombres y animales, de las cosas, universos y cosmos, es inherente a la existencia. Todos tienen el derecho de interpretarla, abrazarla y vivirla. Los aztecas también hablaron de ella, y no sobre el dilema de su sexo, apariencia o naturaleza; la abordaron como destino inicial, como única certeza del ser humano.

Es una pena que nosotros, influenciados por el colonialismo, obviemos las riquezas que radican en la literatura de pueblos indígenas. Es horrendo que su cultura, específicamente la azteca, haya sido calificada como “decadente, simplificada y precaria” por personas que estaban supuestas a defenderla.

El canto de Cacamatzin tiene un peso ancestral, y está repleto de verdades asociadas a la vida y la muerte, a la grandeza y a la humildad. Este canto nos habla de la muerte como la única cosa segura que tenemos. Cacamatzin fue hijo de Nezahualpilli y de uno de sus amores ocasionales, considerado por muchos hijo ilegítimo. Creció rodeado de privilegios, ya que era sobrino directo del gran señor de los aztecas. A lo largo de su vida, se encontró en situaciones de vida o muerte; fue engendrado como para pelear eternamente por ganarse un lugar entre los suyos. Se anticipó a su muerte con su canto, y de una forma casi milagrosa, su melodía se extendió y perduró hasta nuestros días.

La primera estrofa de este canto sirve de salutación, pero también de advertencia:

Amigos nuestros, escuchadlo: que nadie viva con presunción de realeza. El furor, las disputas sean olvidadas, desaparezcan en buena hora sobre la tierra.

Es curioso, pero Cacamatzin se atrevió, con esta introducción, a desafiar las creencias religiosas de su época cuando dijo “que nadie viva con presunción de realeza”. Es bien sabido que los aztecas se consideraban herederos de la grandeza tolteca, escogidos para la gloria. El poeta cuestiona a esta idea, y quizás no insinuando que dejen atrás su fe, pero, en pocas palabras, les dice que no dejen que esto les nuble el juicio, que se mantengan humildes. Les exhorta que vivan en

paz mientras estén sobre la tierra, que olviden las diferencias.

En la segunda estrofa, habla sobre el egoísmo del hombre, sobre la individualidad excesiva:

También a mí solo, hace poco me decían, los que estaban en el juego de pelota, decían, murmuraban:

¿Es posible obrar humanamente?

¿Es posible actuar con discreción? Yo sólo me conozco a mí mismo.

Todos decían eso, pero nadie dice verdad en la tierra.

Y se relaciona con la estrofa anterior. Al entenderse hechos para la gloria, algunos aztecas (gobernadores, reyes) vivían por sus propios caprichos y medios, creyéndose merecedores de cuanto existe, de cargos y posiciones. Cacamatzin por esto tuvo algunos inconvenientes. Cuando fue príncipe, se levantaron en su contra, se asentó un grupo en otra localidad y desde allí le hacían oposición.

En la tercera estrofa, vemos como realiza una hermosa apreciación de su entorno. También, expone que la naturaleza está incluso por encima de nosotros, que su función es brindar alegría:

Se entiende la niebla, resuenan los caracoles, por encima de mí y de la tierra entera. Llueven las flores, se entrelazan, hacen giros, vienen a dar alegría sobre la tierra.

La cuarta estrofa habla de un dios cercano, que habita entre las flores, con ellos: Es en verdad, talvez como en su casa, obra nuestro padre, tal vez como plumajes de quetzal en tiempo de verdor, con flores se matiza,

aquí sobre la tierra está el Dador de la vida.

En el lugar donde suenan los tambores preciosos, donde se hacen oír las bellas flautas, del dios precioso, del dueño del cielo, collares de plumas rojas sobre la tierra se estremecen.

Tratando de entrever el mensaje de Cacamatzin contenido en esta estrofa, se infiere que su dios se escondía en los pequeños detalles, su dios tan grande y poderoso, habitaba en el plumaje del quetzal (ave del sur de México y Centroamérica), en las flores de matiza, cerca del bello sonido de los tambores, en el viento que se colaba por las flautas y las acariciaba.

Sobre las últimas tres estrofas:

Envuelve la niebla los cantos del escudo, sobre la tierra cae lluvia de dardos, con ellos se oscurece el color de todas las flores, hay truenos en el cielo.

Con escudos de oro

Allá se hace la danza.

Yo solo digo, yo, Cacamatzin, ahora solo me acuerdo del señor Nezahualpilli.

¿Acaso allá se ven, acaso allá dialogan él y Nezahualcóyotl en el lugar de los atabales?

Yo de ellos ahora me acuerdo.

¿Quién en verdad no tendrá que ir allá?

¿Si es jade, si es oro, acaso no tendrá que ir allá?

¿Soy yo acaso escudo de turquesas, una vez más cual mosaico volveré a ser incrustado?

¿Volveré a salir sobre la tierra?

¿Con mantas finas seré amortajado?

Todavía sobre la tierra, cerca del lugar de los atabales,

de ellos yo me acuerdo.

Pág. 91, 92 y 93

Como evocando algún tipo de festividad, y valiéndose de figuras literarias que parten de la naturaleza, Cacamatzin evoca a sus ancestros, seres relevantes para su pueblo. Y solo quizás, su canto pudo haberse escrito justo entre la alegría y la algarabía del pueblo.

El sonido de los atabales parece abrir un portal al otro plano…

Se habla de uno de los derivados del tópico literario de la muerte, se habla de Ubi sunt? (dónde están), que hace referencia a extrañar a los seres queridos fallecidos. En este contexto, Cacamatzin quiere saber si sus antepasados se reunieron, si dialogaron.

¿Es el más allá un sitio de reencuentros y perdón?

La ultima estrofa es en donde se fraguan las ideas de estas palabras expresadas sobre el Canto de Cacamatzin. Vemos otro de los derivados del tópico aquí tratado: Omnia mors aequat (a todos iguala la muerte). Esta ultima estrofa revela algo que todos sabemos: todos moriremos, seamos pobres, ricos, ineptos, inteligentes, de la nobleza, de la servidumbre… todos tendremos un mismo fin/inicio: la muerte.

De forma conclusiva, se puede afirmar que Cantos de Cacamatzin es una melodía existencialista que trata de recordarle a la humanidad sus orígenes y su fin, que a su vez es un inicio. Entre atabales, flores y niebla, nos dice que todos somos iguales, que a todos nos une una dualidad: la vida y la muerte. Con este canto, el príncipe Cacamatzin inconscientemente se preparaba para su propia muerte, y éste se transmite, probablemente, de persona a persona hasta ser compilado, hasta llegar a nosotros, a nuestros ojos y oídos.

La única certeza que tenemos es la muerte. l

16 Cultura

Don Quijote y don Juan Bosch

“Leed el Quijote veintiséis veces”. Eso me dijo don Juan Bosch la primera vez que lo visité, tembloroso y con un libro bajo el brazo. Yo esperaba una receta secreta para convertirme en escritor, un truco de alquimia verbal que me evitara los caminos arduos. Y recibí, en cambio, esa frase seca, contundente, que en aquel momento juzgué como un desvarío de viejo. Años más tarde entendí que ese consejo contenía, como en un cofre sellado, la verdadera pedagogía de la literatura.

Bosch no era un maestro de fórmulas fáciles. Había sido presidente, había sido exiliado, había cargado sobre sus hombros la historia convulsa del Caribe, y, sin embargo, cuando hablaba de literatura, lo hacía con la sobriedad del campesino que ofrece un consejo práctico: sembrar, esperar, volver a sembrar. El Quijote, ese libro interminable, era para él la tierra misma, la cosecha inagotable.

¿Qué significa leer un libro veintiséis veces? En un tiempo de inmediatez, donde los jóvenes cambian de pantalla cada treinta segundos, la idea parece absurda. Pero Bosch sabía que un clásico no se agota. Cervantes, en su aparente humor y desvarío, construyó una máquina de infinito. Borges lo intuyó: “El Quijote es el único libro que contiene todos los libros”. Y Unamuno, mucho antes, había visto en el caballero de la triste figura el símbolo de una España que no podía vivir sin idealismo.

El propio Cervantes, que pasó hambre, cárceles y derrotas, no escribió un manual de caballería ni un tratado moral. Escribió una parodia que con los siglos se convirtió en revelación. “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, dice don Quijote. Esa frase sola podría justificar la lectura repetida que Bosch exigía. Porque cada vuelta de página no revela lo mismo: un adolescente encontrará comicidad en los molinos; un adulto, la tragedia de un hombre vencido; y un anciano, la dulce ironía de la memoria que se deshace.

Don Juan Bosch conocía la derrota. No la derrota pequeña del escritor rechazado, sino la derrota mayor del político que sueña con la democracia en un continente entregado a dictaduras y caudillismos. Su breve presidencia en 1963 fue truncada por un golpe militar apenas siete meses después de iniciada. Como Cervantes en Lepanto, como Cervantes en las mazmorras de Argel, Bosch cargó con la experiencia de la desposesión.

Y aquí surge el vínculo secreto: tanto Cervantes como Bosch sabían que el fracaso no es lo contrario del idealismo, sino su condición. “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”, proclama el caballero en la Sierra Morena. Bosch, en su discurso de toma de posesión, dijo: “Venimos a demostrar que un pueblo pequeño, si sabe organizarse y educarse, puede ser grande en dignidad y justicia”. Ambas frases son, en esencia, la misma: un canto a la libertad contra el poder arbitrario.

Si Cervantes inventó un loco para reírse de los libros de caballería y terminó regalando al mundo el arquetipo del soñador incorruptible, Bosch fundó un partido, escribió cuentos campesinos, diseñó constituciones, y todo le fue arrebatado. Sin embargo, lo que sobrevive es lo mismo: la palabra. La palabra que levanta a un pueblo.

Recuerdo haberlo esperado en su biblioteca. Ese espacio tenía algo de santuario: libros apilados como ladrillos de una fortaleza invisible. Bosch entró con la serenidad del que sabe que el tiempo es breve y, a la vez, eterno. Recibió mi poemario sin solemnidad. Y cuando le pregunté qué debía hacer para ser escritor, me miró con la acostumbrada paciencia de los maestros.

No me habló de técnica, de estilo, de retórica. Me habló de repetición. Me habló de El Quijote. Como si la única academia posible fuera la insistencia, la perseverancia, la terquedad de volver una y otra vez sobre las mismas páginas hasta que el espíritu se contagie de su música. En aquel instante pensé que el profesor ya no estaba bien. Hoy entiendo que era yo el que no había madurado. Él sabía que la verdadera formación no está en las universidades, sino en esa relación íntima, casi amorosa, con un libro inagotable.

¿Qué significa leer El Quijote veintiséis veces? Significa aprender que el humor es inseparable de la tragedia. Que la dignidad se mide no por la victoria, sino por la obstinación. Que la locura del idealista es la más lúcida

respuesta al cinismo del mundo. Bosch insistía en Cervantes porque sabía que en el Caribe y en América Latina abundan los Sanchos: realistas, prácticos, resignados. Pero también necesitamos Quijotes: hombres y mujeres que, aun sabiendo la inutilidad de su empresa, cabalgan. De ese choque surge la historia. Bosch mismo fue un Quijote político, montado en la imposible tarea de construir democracia en tierras de caudillos.

Por eso la lección no era meramente literaria: era política, era ética. Leer El Quijote veintiséis veces era aprender a fracasar con estilo, a mantener la fe en la libertad incluso cuando la historia parece devorarlo todo.

Quizás por eso, cada vez que abrimos El Quijote en América Latina, sentimos que nos está hablando directamente. Somos pueblos que han vivido entre la esperanza y la derrota, entre la utopía y la traición. Cada independencia prometió una Ínsula Barataria y terminó en golpes, caudillos, dictaduras. Cada reforma soñó con molinos que eran, en realidad, gigantes.

Juan Bosch escribió en Apuntes de cultura política dominicana: “Los pueblos que no aprenden de su historia están condenados a repetirla, y lo repiten siempre de la manera más dolorosa”. Esa advertencia podría figurar en boca de Cervantes, porque don Quijote mismo es la repetición del error, la insistencia en una lectura equivocada que, sin embargo, genera sentido. América es ese caballero que sueña con reinos imposibles y tropieza una y otra vez, pero no abandona la empresa.

Con los años, seguí el consejo de Bosch. Cada vez que regreso a Cervantes encuentro un matiz nuevo. A veces leo al Quijote como un niño: riéndome de su torpeza. A veces lo leo como un viejo: llorando su lucidez tardía. Y otras lo leo como un escritor que busca en cada frase un ritmo, una ironía, una respiración. Ahora colecciono ediciones del Quijote como quien colecciona espejos. Porque cada edición refleja un rostro distinto del mismo libro. Y cuando alguien

me pregunta qué debe hacer para escribir mejor, no puedo evitar repetir lo que me dijo Bosch: leer El Quijote veintiséis veces.

Ese consejo ya no me parece una excentricidad. Me parece la fórmula secreta que revela la paciencia necesaria para la literatura. No se trata de escribir rápido, ni de publicar mucho. Se trata de aprender a convivir con un texto hasta que se vuelva parte de nuestra sangre. El consejo de Bosch tiene también una dimensión pedagógica para nuestros tiempos. ¿Qué pasaría si en lugar de enseñar a los estudiantes a devorar manuales técnicos, los invitáramos a leer, una y otra vez, el mismo libro? ¿Qué pasaría si la educación se entendiera como la repetición creativa y no como la acumulación superficial?

En un mundo de velocidad, Bosch nos invita a la lentitud. En un mundo de exceso, nos invita a la profundidad. En un mundo de olvido, nos invita a la memoria.

Quizás por eso, leer El Quijote veintiséis veces no es una locura, sino un acto de resistencia contra el ruido contemporáneo. Es decirle al mundo que la literatura aún importa, que un libro puede cambiar una vida, que las derrotas pueden transformarse en dignidad.

Cervantes escribió un libro que nadie pensó que sobreviviría. Bosch dio un consejo que parecía inútil. Ambos confiaron en que el tiempo haría justicia. Y el tiempo, con su lento pulso, les dio la razón. Hoy, cuando cierro los ojos y recuerdo aquella biblioteca, aquella voz seca diciéndome que debía leer El Quijote veintiséis veces, entiendo que ese día no solo recibí un consejo literario. Recibí un mapa de vida.

Porque leer El Quijote no es solo leer un libro. Es aprender a ser quijotesco en un mundo de sanchos. Es aceptar que la derrota no destruye, sino que ennoblece. Es comprender que la libertad es más grande que cualquier Ínsula Barataria. Y en esa lección, don Juan Bosch sigue siendo, como Cervantes, un maestro que nos habla desde la derrota, pero con la mirada fija en lo imposible. l

elCaribe, SÁBADO 4 DE OCTUBRE DE 2025 elcaribe.com.do

EDITOR Y ESCRITOR

Nacido un 8 de julio de 1961, en La Piñita, una comunidad de la provincia La Altagracia, en San Rafael del Yuma, Isael es hijo de agricultores, creció entre tíos y primos que trabajaban en el campo, una vida bastante dura que en cierto modo lo animó a acercarse

“No

al estudio porque según dice en un momento de esta charla, no quería para él ni para sus hijos esa existencia tan sacrificada. Propietario de una editorial que ha publicado a muchos de los grandes escritores dominicanos y algunos extranjeros “dominicanizados”,

hay libro

17 Cultura

Isael tiene una oficina repleta de libros de la más variada temática, casi todos editados y puestos a circular por su empresa, que se precia de ayudar a los autores a cumplir el sueño de ver plasmadas sus obras tanto en formato impreso como digital.

malo, ni

hay libro que algo bueno no tenga”

SANTIAGO ALMADA

FOTO: SANTIAGO ALMADA

l ¿Dónde nació usted y dónde cursó sus estudios?

l Nací en La Piñita y cursé la escuela primaria en una escuelita de La Guazuma, donde me he enterado que han formado una biblioteca a la que le han puesto mi nombre, lo que para mí es una enorme satisfacción, seguí después en el colegio 21 de Enero de Higüey, y posteriormente pasé al liceo Geraldo Yancen de la misma provincia y terminamos el bachillerato en el liceo Arístides García Mella, de La Romana, donde después durante doce años me desempeñé como profesor.

l ¿Qué lo llevó a acercarse a la literatura y a los libros?

l En realidad vi en la lectura y en los libros una puerta de liberación, se pudiera decir de escape, porque crecí viendo a mis padres, a mis tíos, a las personas más cercanas que conocí desde mis primeros años, entregados al trabajo en el campo, porque mis padres cultivaban diversos rubros, recuerdo sus caras curtidas y sus manos cuarteadas por ese trabajo rudo, entonces desde muy pequeño decidí que no quería eso para mí, así que entendí que si me dedicaba al estudio podría salir de esa situación, de esa vida tan sacrificada. Así que lo poco, lo mucho, lo que tengo de bueno o de malo, se lo debo a los libros.

l ¿Es casado, tiene hijos?

l Tengo cuatro hijos varones de mi primer matrimonio, y actualmente estoy casado con la señora Oneida González, que es mi compañera de vida, mi apoyo en todo lo que se hace y trabajamos como un equipo.

l Usted es visto como un “hacedor de libros”, alguien que ayuda a los autores a cumplir el sueño de publicar ¿qué piensa de eso?

l Los libros, la lectura, son nuestra gran pasión, nuestro trabajo es darles apoyo a los escritores, porque creemos sobre todo en la fortaleza de la palabra, así que tratamos de ofrecer el mejor servicio posible a todos, sin ningún tipo de distinción, a los que están arriba y a los que están abajo, que recién comienzan, a los que están a la derecha o a la izquierda, y hasta a los que no saben muy bien en dónde están.

l ¿Cómo surge Editorial Santuario?

l En realidad, surgió con libros de mi autoría, yo llevo diez o doce libros publicados, recuerdo que una vez yo fui donde una profesora para pedirle que recomendara mis obras a sus estudiantes, ella me dijo que en realidad estaba interesada en obras de Marcio Veloz Maggiolo, que si yo le llevaba obras de él, ella sí se los recomendaría. Entonces hablé con don Marcio y él me autorizó a publicar su novela La vida no tiene nombre, y así comenzó una relación que nos llevó a publicar más de veinte obras de don Marcio, como esa otra novela suya titulada El jefe iba descalzo. Cuando descubrí que me iba mejor con la publicación de otros autores que mis propios libros, comenzó este proceso que nos ha llevado a poner en circulación a muchos autores dominicanos, como Manuel Salvador Gautier, José Alcántara Almánzar, Juan Carlos Mieses, Jeannette Miller, Ángela Hernández, Emilia Pereyra y, pues… lo demás ya es historia.

l ¿Qué es lo primero que usted tiene en cuenta cuando recibe una obra con pedido de publicación?

l Yo siempre parto de una idea, considero que no hay libro malo, ni hay libro que algo bueno no tenga. Muchas veces vienen autores que tratan de formarse un nombre, otros que quieren dejar su huella como profesores, por ejemplo, a veces para hacer méritos en un periódico o en un partido político, a todos tratamos de darles siempre una respuesta y hasta el mejor consejo, si es posible, porque sucede que, sin el apoyo de los escritores, nosotros como editores no tendríamos razón de ser, así que nuestra función es esa. No solo publicamos con nuestro sello, sino que también tenemos canales de distribución en todo el país, a veces nos traen los libros publicados y los distribuimos y hasta tenemos un delivery, que es un servicio que llegó para quedarse.

l ¿Piensa que en este país no se lee lo suficiente o más bien se lee poco?

l No, yo creo que se está leyendo más,

aunque quizá no tanto como quisiéramos, pero los formatos digitales están ayudando un poco, la lectura es una manera de salir de la pobreza, porque para superarla lo que se necesita es salir del analfabetismo, y eso es algo que se va consiguiendo de a poco, pero yo creo que se lee mucho en la actualidad y el que no lee es porque no quiere.

l ¿Qué piensa usted de esas “profecías” acerca de la desaparición de los libros impresos, de los periódicos impresos y demás?

l Yo creo más bien que hay una alianza positiva entre lo impreso y lo digital, y ese apoyo, esa complementación entre ambos formatos es lo que va a alejando en el tiempo esa profecía, es decir no creo que los libros impresos vayan a desaparecer alguna vez, ni que vayan a ser reemplazados totalmente por los formatos digitales. Es más, esos formatos como Kindle, las computadoras, las tabletas, sirven para que se lea más porque dan mayores posibilidades de lectura, antes conseguir un libro era una aventura, ahora podemos mandarlos en PDF por correo electrónico, y eso es una gran posibilidad.

l ¿Considera que se necesita una legislación que brinde más apoyo a los escritores y a los autores?

l Obviamente, creo que el Gobierno, el Estado deben dar mayores incentivos, por ejemplo, el Premio Nacional de Literatura tiene un monto de dos millones de pesos, eso es muy poco, debiera ser más, pero también necesitamos que nuestros autores sean apoyados para que puedan ir al exterior a dar conferencias, que las embajadas distribuyan traducciones de nuestros grandes escritores, Juan Bosch tiene todas las condiciones para ser considerado un Cervantes, pero nunca se lo ha difundido lo suficiente. Necesitamos una editora nacional, más participativa, con las puertas abiertas para todos.

Incentivos

... el Estadodebe dar mayores incentivos, por ejemplo, el Premio Nacional de Literatura tiene un monto de dos millones de pesos, eso es muy poco...”

La vida cotidiana de Isael Pérez transcurre entre libros y proyectos de publicación.

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