DeMares OcéanOs
DE MARES Y OCÉANOS
Portada: Marco
Maquetación: Paco Díaz Cebador
Osorno
Para acordarme de por qué he nacido, vuelvo a ti, mar. El mar que fue mi cuna, mi gloria y mi sustento; el mar eterno y solo que me llevó al amor.
Ramón Jiménez
Juan
Decidme dónde.
A qué país fueron las islas del tiempo pasado.
Las Ítacas sin retorno que navegaban a la deriva.
Ulises amaba a Circe.
Su patria añoraba.
Y el viejo Simbad de Ceilán volvía, pues buscaba princesas soñadoras.
Recuerdo olas, nubes, vientos.
Leviatanes al acecho y lestrigones, gaviotas reidoras tal sirenas.
Venus nacidas de la espuma.
Y damas hilando al amor del fuego, que esperaban unas velas blancas con azul melancolía.
Manuel Rámila
María Román
MAR DE MÁLAGA
Huyo del mar porque no lo entiendo ni sé de sus intenciones, de aquel mar de Málaga en el vértigo de la Cuesta de la Reina que la infancia presentía, lejano como un cielo desparramado.
Me encoge el mar, ancho como una muerte, tierno como un pecho lánguido, donde aún cae la gente que huye de su tierra calcinada, de su desierto orillado.
No conozco el mar, aunque me devore la [memoria que se cuela entre las rendijas del alma.
Antonio Varo Baena
Adela Agudo
Sueño con el mar, escucho su rumor.
Aquella caracola colgada de tu cuello me guarda la promesa que tu luz me envolverá.
Sueño con el mar, escucho su rumor.
Amancio Prada
Cristina Pérez de Villar
Abrí la puerta y todo como en mármol se quedó para siempre.
Julia Uceda
Concha Ortega
LA SIERRA
La sierra amoratada.
¿Es mayo y está en llamas la plenitud violácea del brezo o la sierra es un ángel caído del cielo derribado por una tormenta de piedras?
Acaso sea la sierra un ángel que duerme dulcemente con sus labios de musgo heridos por los relámpagos.
El ángel duerme con sus alas rotas y de ellas brota sangre amarilla.
Arriba el cielo es negro.
Antonio Colinas
Salvador Malpartida
SABOR DE JUNIO
No sabe igual el mar de uno a otro [solsticio ni su verde penumbra sumergida se dispone a una idéntica luz. Cada año piel y mar se rehacen, aunque con más [torpeza, y las sobrevenidas olas no velan la [constancia de un momento que en más someras [aguas me propone un traslado a excesivas lejanías.
María Victoria Atencia
Ana Ortiz Trenado
DIVERTIMENTO RIQUE-MAN
Despierte el cuerpo dormido, avive el sexo y recuerde… lo frágil que es la memoria y lo cerca de la muerte.
Nuestras vidas son los ríos que van a dar al amor, que es el vivir.
Allí van los diferentes a aprender… que en este mar proceloso no hay amor sin humor que dos días dure, en un whisky on the rock. Antonio Molina Flores
Caspar David Friedrich
MATALASCAÑAS, 4 de mayo de 2024
Ahora estoy sola en nuestro diminuto apartamento a pie de playa, nuestra casita de suelo de arena y toldo de lona azul y blanca. Las paredes de aire filtran rumor del agua que mueve el oleaje. Una ventana abierta es toda nuestra casa.
Huele a humo de tabaco el rincón del recuerdo, hay risas escondidas y algunas pocas lágrimas, una canción de Silvio y un destello de cómplices miradas.
Donde la espuma, el mar en vano te llama.
Me voy. No echo la llave. No tiene puerta la que fue nuestra casa.
A José María
Ana Llorca
Isabel Galán
COEFICIENTE 115 A Jacques Bortuzzo
En Agon, el mar se retira lejos, hasta las primeras islas inglesas.
Mi suegro sabía de grandes mareas. Me enseñó la pêche à pied, esa de ir andando a recoger bichos atrapados en charcos o pegados en rocas. Era feliz al hacerse al mar y prudente al regresar antes que la marea.
Allí, donde el horizonte une la tierra, el cielo y el Océano en un confuso destello [yodado, aprendí que no hay mayor ambición en vida que la de ser un hombre bueno. Alberto Arricruz
María Valdivieso
ESTAMPA
El vaho de la maresía alcanza los cabezos. En las arenas, lejos de los ecos sonámbulos de las asimetrías, sestean las camarinas con sus glorias colmadas.
Confusión de horizontes las tres inmensidades que la luz enciende espejeando.
¡La eternidad es este instante!
Rosario F. Cartes
Paco Cosano
Llega el otoño.
Las hojas suspendidas caen de los árboles.
El mar brilla a lo lejos y el corazón se enciende.
Ana Recio Mir MAR
Joaquín Sorolla
El mar es el cielo desde aquí.
Esther Muntañola
Quenadie le reproche al mar que se parece al cielo.
Cansado estarás, mar, porque en ti cabe todo, imposible campo de agua de páginas trémulas, epicentro inflamado de recuerdos, altavoz de lluvias y muertes. Mar, una sola eterna ola, un líquido latido de metal que me convoca.
¿Y qué me dices, mar, de tu voz cuando naufragas bajo el cielo de la tarde? Pilar Alcalá
Salomé Pichardo
Embelesado con el baile del mar, hundo mis dedos en la arena, alzando la cara a la brisa ligera, buscando un momento de paz.
Juan Masero Flores
Marian Pantoja
LOS OLVIDADOS
Océano oscuro, inmenso.
Rojo de sangre, de dolor por sus hijos devorados.
La patera volcó.
No hubo resistencia.
Mecidos como recién nacidos.
No acudieron los dioses.
No oyeron cantos de sirenas. No vieron a lo lejos Ítaca.
Solo un sueño profundo.
Y en un lecho de algas oscuro, permanecen olvidados por siempre.
Loren Cabral
Domingo Jiménez
ENLAZADOS
Existe un modo de felicidad gutural y arbolada, involuntaria, que nos colma por dentro [como un sueño.
Es un torrente limpio, poderoso, un látigo de luz casi intuitivo, la dicha porque sí, por el sencillo don del testimonio.
Nos celebramos. Lo que haga la memoria de este breve jirón de eternidad no es cosa nuestra.
Raquel Lanseros
Juan López
AUSENCIAS
La playa sola, verano azul tardío, días que fueron.
Pilar del Castillo
Alicia Albarrán
DESCONSUELO
El mar todo lo pierde.
Abandona en la orilla los tesoros largo tiempo guardados en el profundo seno de sus aguas.
Todo lo pierde. Como una enorme soledad se agita y sufre sin hallar descanso: cada marea, una pérdida, cada ola, un adiós.
El mar, atormentado, se lamenta.
No sé con qué palabras consolarlo.
Alejandro Duque Amusco
Florencio Luque
El mar, mientras lo miras se evapora.
José Corredor-Matheos
El
14 de junio de 2024 se presentó este zaquizamí dedicado al mar en la cilla del Archivo de Indias de Sevilla, de la mano de su directora D.ª Esther Cruces. Pepe Lebrato y Ana Recio lo coordinaron con la ayuda de Ana Llorca y Manuel Rámila y, una vez más, con el buen hacer de Paco
Díaz Cebador.
A todos ellos y a los colaboradores nuestro agradecimiento
