Si la amas...
Marion Gazeau
Ilustrado por Edurne Cacho
Un día que caminaba en un bosque, encontré a una flor.
Eso no me lo dijo de inmediato. Era una flor discreta y con numerosas espinas. Al inicio ni la vi y casi la pisé.
Oí un ruido, un grito y me di cuenta de que allí había algo vivo.
Miré más cerca y descubrí, escondida detrás de muchas hojas, un resplandor tenue.
—Larga historia.
—¿Quién eres? ¿Y por qué te escondes?
—¡Soy una flor! Y no me escondo, me protejo.
—¿Protegerte de qué?
—Pregúntame más bien de quién.
—¿De quién?
—De personas, un poco como tú, que caminan a veces en estos bosques.
—¿Y por qué les temes?
—Me gustaría mucho escucharla…
—le digo suavemente.
Otro silencio. Me tumbo en el césped a su lado, la cabeza justo a su altura. Ella me mira de forma sospechosa, y creo que también algo confundida, por tener una oreja tan cerca. Se alza un poco.
—Y por qué no… Nunca lo conté, pero tampoco nadie me preguntó.
¿Y si algún día las flores no necesitasen ya sus espinas para protegerse?