
6 minute read
LUIS OLMEDO
by VIRTUANEX
Entrevista de Matías Rivas
Con apenas 70 mil guaraníes y una fe inquebrantable, Luis Olmedo inició La Parrilla de Lucho, un emprendimiento que fusiona gastronomía y espiritualidad. Hoy ofrece catering de asados para eventos, un podcast llamado Al Fuego con Fe y testimonios que inspiran tanto a clientes como a emprendedores.
@laparrilladeluchopy

En Paraguay, el asado no es solo un plato: es un ritual que reúne a familias, amigos y comunidades. Luis Olmedo, creador de La Parrilla de Lucho, convirtió esa pasión en un emprendimiento que crece con cada evento y cada sonrisa de sus clientes. Con fuerte presencia en redes sociales y un sello propio que combina gastronomía y fe, Luis no solo sirve asaditos, picadas y hamburguesas; también comparte mensajes de esperanza. Su iniciativa Al Fuego con Fe demuestra que un negocio puede ser rentable y, al mismo tiempo, inspirar a otros.
Luis, para empezar, ¿cómo nace tu pasión por la parrilla y de qué manera tu fe fue parte de ese impulso para emprender?
Siempre me gustó cocinar. Para mí, hacer un asado es un motivo para reunirse con amigos y familia, y compartir.
El nombre La Parrilla de Lucho ya es una marca reconocida. ¿Qué identidad buscás transmitir y cómo se conecta con tu vida personal y espiritual?
Estamos hace casi dos años y poco a poco ingresamos en casas de familias y también en empresas con nuestro servicio de catering parrillero. Que un cliente me diga que sus invitados salieron muy contentos es algo único. Y en lo espiritual, es increíble. Tenés una propuesta innovadora con los asaditos para eventos, prácticos y festivos. ¿Cómo surgió esa idea y cómo la gente recibió este formato?

Aprendí un lema: cuando un cliente pide algo, nunca digas “no, no tengo”, sino buscá la posibilidad de darle una solución.
Mucha gente ama el asado, pero en oficinas es imposible hacerlo. Entonces se me ocurrió preparar asaditos con buena presentación, y así nuestros clientes disfrutan del mejor sabor en cumpleaños, reu- niones u otras actividades.

En tu menú aparecen distintas opciones: picadas, sándwiches desmechados, asado completo. ¿Cómo diseñaste esta variedad y cuál es la preferida por tus clientes?
Tenemos varias opciones y queremos seguir ampliándonos. La parrilla da muchísimas posibilidades, por eso nuestra propuesta es fe y esperanza compartiendo un buen asado. Nació de mi pasión por el Señor y por la parrilla. Es una fusión entre fe y asado. equipo… ¡y salió todo muy bien por la gracia de Dios! Cumplimos en tiempo y forma. tan diversa. Tengo más ideas que, con la ayuda de Dios, se irán concretando. En cuanto a preferencias, la verdad es que depende de cada cliente.
En tus redes no solo mostrás gastronomía, también compartís entrevistas y testimonios de fe. ¿Cómo unís ese lado espiritual con el trabajo emprendedor?
Porque me encanta mostrar lo que hago y llenar las redes con mensajes positivos.
¿Qué lugar ocupa la fe a la hora de tomar decisiones en el negocio? ¿Te ayudó en momentos difíciles del camino emprendedor?
Muchísimo, porque si no creés en tu negocio, no vas a intentar nada. Soy muy insistente: cuando algo no me sale, le busco la vuelta, pruebo otras opciones y siempre lo hago con fe.
El asado es parte de la cultura paraguaya y vos le diste un sello personal. ¿Cuál dirías que es la diferencia de La Parrilla de Lucho frente a otros servicios de catering?
El paraguayo es asador por naturaleza. Yo solo intento ser como soy: dedicado, positivo y siempre buscando salir de los obstáculos para ir por más.
Contanos alguna experiencia o evento que haya marcado un antes y un después en tu emprendimiento. ¿Hubo algún momento en que la fe y el esfuerzo se unieron para abrir una puerta?
El catering requiere mucha organización y logística. ¿Qué desafíos enfrentaste al inicio y cómo los superaste?
Mi esposa es fundamental. Sin ella no sé si podría. Es muy organizada, detallista y mi cable a tierra. Ella ve lo que yo no veo. Nuestro equipo es nuestra familia, y cuando tenemos eventos simultáneos contratamos otros profesionales. Aprendí un lema: cuando un cliente pide algo, nunca digas “no, no tengo”, sino buscá la posibilidad de darle una solución.
La comunicación en tus redes es muy cercana y positiva. ¿Qué importancia le das a ese contacto con la gente y al testimonio público de tu fe?
Hoy la mejor forma de mostrar quién sos y qué hacés es a través de las redes sociales. Vivo en ellas (risas). Es así como la gente me conoce y como logro vender mi trabajo.
¿Qué aprendizajes clave te dejó el camino recorrido hasta hoy, tanto como emprendedor como cristiano?
Que nunca podés darte por vencido. Aprendí que sin Dios no se puede crecer. Él es quien abre puertas y también quien las cierra.
Uno de tus productos más llamativos es Al Fuego con Fe. ¿Qué significa para vos y cómo nació esa propuesta?
Al Fuego con Fe es un podcast parrillero que busca transmitir un mensaje de
Tengo varias experiencias. Mi referente es Asado Benítez y muchas veces coincidimos en eventos. Siempre oro a Dios para crecer y entrar en empresas como ellos, y se me está dando. Te cuento algo que solo sabía mi equipo: hace poco teníamos que servir hamburguesas a 900 personas. El carbón estaba húmedo porque lo dejé a la intemperie y no prendía. Pedí ayuda al cielo y a mi
Muchos emprendedores buscan diferenciarse. ¿Qué consejos le darías a alguien que quiere empezar un negocio poniendo sus valores en el centro?
Que crea en lo que hace y que empiece con lo que tiene a mano. Yo arranqué con 70 mil guaraníes y hoy ya estamos dando trabajo a otras personas.
¿Cómo imaginás el futuro de La Parrilla de Lucho? ¿Tenés en mente proyectos nuevos o una expansión que combine gastronomía y fe?

Tuve un local, pero lo cerré por falta de tiempo. Me encantaría reabrirlo más adelante. También sueño con llevar el podcast a otros países y transmitir la fe a través de ese medio.
Para cerrar, Luis: cuando ves a la gente disfrutar de un plato de tu parrilla, ¿qué sentís y cómo conectás ese momento con tu misión personal y espiritual?
Hace poco el hijo de un cliente se me acercó sonriente y me dijo: “¡Es increíble el sabor de tu asadito! ¿Cómo hacés?”. Le respondí: no tengo secretos, solo pasión y pedir siempre a Dios su guía para cada servicio.










