Lee+ 197 Octubre / Todos los perros van al cielo

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¡Felicidades, Snoopy! 75 años de saber que la felicidad es un cachorro calientito

Conoce a la familia perruna de Juan Villoro y Xavier Velasco

Celebramos el amor a los amigos más fieles a través de la literatura

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Perros y literatura: una elegía Perros y literatura: una elegía

Por Fernando Sanabrais

El idealista romántico que aspira a la belleza porque sabe que nunca la poseerá debe contemplar seriamente la idea de hacerse acompañar de un perro ya que posiblemente vivirá en la soledad por el resto de sus días.

Guillermo Fadanelli, El idealista y el perro

Me gustaba que los jóvenes durmieran con perros. Era lo más cerca de Dios que estarían en toda su vida.

John Fante, Mi perro Idiota

Me gustaba leerle a Eugenia. Leíamos juntos al Marqués de Sade. Eugenia era una perra mestiza de apenas unos meses cuando la

precisa de respuesta y que el perro ha sido, desde siempre, una metáfora obstinada en la historia de los libros. Donde aparece un perro, surge inevitablemente una pregunta esencial sobre lo humano.

de sospechas contra lo establecido. Esa imagen de marginal orgulloso, que hace de su soledad un arma, sigue latiendo en cada lectura de Diógenes. No es casual que hoy exista incluso un relato

Perros famosos de la literatura

ARGOS

Fiel compañero de Ulises, a quien esperó pacientemente durante 20 años. (Odisea)

COLMILLO BLANCO

Un lobo-perro salvaje que aprende a vivir entre humanos (Colmillo Blanco)

perro de Diógenes (Hueders / Libros del escuincle, 2024), una fábula que pregunta, con candidez letal, qué es mejor, si “una vida de perros o una de reyes”. La provocación es transparente: el perro, que no sabe fingir, desarma el teatro de las apariencias.

De ese origen antiguo proviene uno de los momentos más conmovedores de la Odisea: Argos, el perro de Ulises, reconoce a su amo cuando éste regresa a Ítaca disfrazado de mendigo. Nadie más lo hace. Argos apenas levanta la cabeza, agita la cola y, cumplido su deber, muere. Homero le concede unas líneas para decir lo esencial: el perro supo recordar. Y recordar —volver a pasar por el corazón— es un oficio más de perros que de héroes. Si el regreso de Ulises necesitaba un testigo incorruptible, el único posible era Argos, porque carecía de la retórica que disfraza la realidad. La fidelidad no se declama; se cumple hasta agotarse.

Cervantes llevó esa inteligencia perruna al terreno de la sátira con El coloquio . Cipión y Berganza conversan en la noche y, al hacerlo, exhiben el teatro humano: amos, mercaderes, soldados, pícaros, poetas. La feria entera del mundo. Lo decisivo no es la fantasía de que hablen, sino la crudeza con la que observan. Como buenos cínicos, no rinden pleitesía a nadie. Berganza enumera sus servicios a distintos dueños, Cipión lo corrige y entre ambos formulan la ética mínima del perro que nos devuelve la mirada: ¿qué hacemos cuando creemos que nadie nos ve?

Hay un hilo conductor que va de Argos, y de Cipión y Berganza, hasta los

LAIKA

La perrita cosmonauta pionera en viajar al espacio. (Un tributo a Laika)

canes más entrañables de la modernidad. Paul Auster, por ejemplo, escribió en Tombuctú (1999) la novela de un perro que no tanto piensa como padece en una lengua que no puede pronunciar. Mr. Bones acompaña a Willy G. Christmas, un poeta vagabundo que inventa para sí un más allá, llamado Tombuctú. El perro teme no entrar allí porque ignora si a los suyos les conceden ese visado. Lo que en Auster importa no es la “psicología canina”, sino la pregunta esencial: ¿qué le espera a quien ama cuando se queda solo? El perro como conciencia de la orfandad. La literatura como una despedida interminable.

En el extremo opuesto del sentimentalismo está Stefan Zweig con ¿Fue él? La voz narradora sospecha que el bulldog Ponto ha llevado a su amo a un crimen por celos —o que acaso lo ha cometido “a su manera”—. Zweig, maestro de las ambivalencias, lleva la humanización hasta el borde de lo siniestro. El perro, aquí, no es la bondad que redime, sino el espejo que nos devuelve nuestra obsesión por poseer y ser poseídos. No es casual que el relato no cierre con certezas.

Virginia Woolf eligió un camino diferente: Flush (1933) es la biografía del cocker spaniel de Elizabeth Barrett. Desde su olfato seguimos el tránsito de los salones ingleses a las calles donde secuestran perros por rescate; de la cama convaleciente de la poeta a la libertad italiana. Flush es testigo y víctima del protocolo: huele las jerarquías y, a su manera, también se rebela. Woolf escribe contra las correas invisibles que atan a las mujeres, a las clases y a los cuerpos. El perro es el punto de vista crítico que revela Londres en su crudeza.

Mark Haddon, en El curioso incidente del perro a medianoche (2003), opera con otra lógica: el perro muerto —Wellington, atravesado por un trinche de jardín— es

TÓTEM

El incondicional guardián de Lulú. (Las edades de Lulú)

el detonante de una pesquisa que expone las fracturas de una familia. Christopher Boone, un adolescente que piensa con una precisión geométrica, investiga esa muerte y, en el trayecto, descubre sus propios muertos, sus mentiras y el mapa de sus miedos. El perro abre la fisura: una ausencia que obliga a mirar de frente el desorden de lo humano. Sin Wellington, no habría novela; con Wellington, el mundo se recompone bajo el orden implacable de los números primos.

Y entonces entra Idiota. John Fante escribió en Al oeste de Roma (1985) la novela corta Mi perro Idiota: un perro enorme e impúdico se instala en el jardín de Henry Molise —guionista en decadencia, padre fastidiado, escritor que no escribe— y lo obliga a reacomodar su ruina doméstica. Idiota no es mascota: es una fuerza anárquica que desordena la casa, exhibe la fragilidad del dueño y, con su torpe grandeza, devuelve a Molise una forma brutal de honestidad. Fante nos deja claro que, a veces, el perro no viene a salvar a nadie ni a dictar moralejas: viene a recordarnos que el deseo es más obstinado que la vergüenza. Hay perros que educan; Idiota, en cambio, se limita a recordarnos que la desobediencia también es una forma de lealtad.

Si los perros de Auster, Woolf, Haddon, Zweig o Fante se articulan en torno a la pérdida, la clase, los celos o la impostura, los de Rubem Fonseca provienen de otra calle: la de Río de Janeiro y su cadena de violencias. El collar del perro (1965) es un manual de dentelladas. Fonseca lidia con policías torcidos, ladrones sin historia y abogados vencidos por el tedio; sabe que una ciudad no se mide por el fulgor de sus parques, sino por los gruñidos que la desvelan. El “collar” no es un adorno: es la metáfora del control y de la humillación. Como

Fernando Sanabrais. Generalmente prefiere la compañía de un perro; es alérgico a los gatos. Fue compañero de Eugenia, una perra callejera que terminó por domesticarlo.

Todos los perros van al cielo

advierte la cita de Persio que abre el libro: “Yo rompí mis grilletes, dirás tal vez. También el perro, con gran esfuerzo, se suelta de la cadena y huye. Pero, sujeto al collar, va arrastrando un buen pedazo de la cadena”.

Pilar Quintana, en La perra (2017), baja la fábula a la tierra húmeda. Damaris, una mujer sin hijos en el Pacífico colombiano, adopta una cachorra, Chirli, para llenar un hueco que nada más consigue colmar. La selva, el mar, la humedad: todo rezuma violencia. La perra, que nace como promesa de cuidado, se convierte en espejo cruel de la maternidad frustrada y del miedo a enloquecer. Quintana se pregunta por la selva de las mujeres: el territorio donde una caricia puede ser también una herida. Pocas novelas exhiben con semejante crudeza que la compasión también puede herir.

En nuestras coordenadas, Xavier Velasco da un viraje contemporáneo con Hombre al agua (Madre Editorial, 2025). En 2023, a mil doscientas millas de la costa, los tripulantes de un helicóptero pesquero avistan una embarcación mínima a la deriva: en la cubierta, erguida como centinela, una perra; detrás, un hombre flaco y barbudo. La perra es Sally, mestiza tepozteca: “la guapa Sally”; el hombre, el canadiense Solomon Hopkins. La novela parte de ese hecho real y lo convierte en fábula de supervivencia: no sabemos si el perro rescata al hombre o si lo condena a una persistencia que nadie le pidió. Velasco, devoto de los perros, confiesa que en pleno proceso perdió a su

“Antes que la epopeya o el diálogo platónico, existía ese pacto secreto entre un animal que vigila y un hombre que reflexiona bajo su mirada.”

huesos que había enterrado en el jardín, le juega una broma que ella no tarda en vengar y descubre —como cualquier adolescente humillado— que la perra tenía razón. La reconciliación no es idílica, más bien un pacto de barrio entre dos que se conocen demasiado: “Rina, maldita Rina, que esta tregua se mantenga por siempre entre nosotros”. Los perros también se han paseado por la pantalla, no sólo como personajes sino como conceptos incómodos. En Isla de perros (2018), Wes Anderson los convierte en desterrados: exiliados en una isla-basurero, los canes encarnan la política de lo indeseable, la alegoría de lo que una sociedad decide expulsar. Allí, la ternura se mezcla con la sátira y cada perro habla un idioma que los humanos han olvidado escuchar. En Amores Perros, que este 2025 cumple veinticinco años y será recordada con proyecciones y montajes especiales, Iñárritu devuelve al perro a su lugar más brutal: el de la sangre y el accidente. Los perros de las peleas, los de la calle, los del recuerdo: todos muestran que la lealtad y la violencia son apenas dos formas de un mismo destino.

Si hago inventario de estos perros, aparece un mapa de lealtades y traiciones, de ternuras y rencores, de filosofía y abismo. Los perros han sido, desde el cinismo griego hasta la novela negra brasileña, del cine japonés de Anderson al D. F. áspero de Iñárritu, la forma más eficaz de hablarnos sin nombrarnos. Conviene leerlos —los que muerden, los que recuerdan, los que esperan, los que acompañan— porque en todos ellos la literatura deja de fingir solemnidades, se incrusta en lo cotidiano y nos obliga a mirar el mundo con menos heroísmo, con esa mezcla de ternura y violencia que sólo un perro sabe imponer cuando se cruza en nuestro camino. Vuelvo a Eugenia, como siempre. Yo le leía a Sade; ella, en silencio, me leía a mí. Antes que la epopeya o el diálogo platónico, existía ese pacto secreto entre un animal que vigila y un hombre que reflexiona bajo su mirada. Eugenia, que no conocía a Homero ni a Cervantes ni a Quintana ni a Fante, sabía lo esencial: echada a mis pies, me señalaba las imposturas. Cuando estaba por escribir una frase inútil, me lo advertía con su mirada. Si exageraba, resoplaba. Y cuando la literatura, al fin, lograba decir algo, cerraba los ojos. Se escribe, quizá, para ganarse ese descanso.+

En memoria de Roppongi, cuyo humano siempre ayuda a diversas asociaciones rescatistas de animales.
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Lord Byron, Boatswain y Lyon Lord Byron, Boatswain y Lyon Lord Byron, Boatswain y Lyon

Por Magali T. Ortega @nenamounstro

La figura y genio de este chico malo de la literatura siempre fue más que complicada. Gozoso de la vida, Byron se excedía en todo: desde el amor hasta el sexo hasta el alcohol, pero, sobre todo, se excedió en el amor y cuidado por sus animales.

Para alguien que vivía en una mansión, como el escritor inglés, era fácil tener un cuasi zoológico. Caballos, monos, pericos, pavorreales, cocodrilos, osos, zorros, lobos domesticados y perros se podían ver en los jardines de la Abadía de Newstead, que, por cierto, estaba muy cerca de los bosques de Sherwood —sí, los de Robin Hood.

Dos de sus perros más famosos fueron Boatswain y Lyon, ambos Terranova landseer. A uno lo enterró y el otro lo enterró a él. Boatswain llegó de cachorro y Byron lo adoró. Lo llevaba a todos lados, incluso lo hizo su compañero de pupitre cuando asistía al Trinity College —el mismo donde también estudiaron Oscar Wilde y Bram Stoke—. Pero un día le prohibieron el paso. Indignadísimo dijo: “¡Ah, sí! Pues a ver si me prohíben pasar con mi oso”. Y ni modo, el reglamento no decía nada de esos “compañeros” de clase, así que por el campus se podía ver a Byron caminando con su oso domesticado siendo el centro de atención, justo como a él le gustaba.

Un día, Boatswain se contagió de rabia. Byron durmió a su lado noche y día, las lágrimas y la desesperación por ver a su mejor amigo sufriendo hicieron que no se separara de él ni un minuto. Con sus manos le ofrecía la comida, tiernamente limpiaba la baba de su hocico; abrazaba y acariciaba a Boatswain para hacerle saber que él estaba ahí y no lo iba a dejar solo. Entre convulsiones, el perro murió como deberían morir todos los perros: al lado de su cuidador-amigo y entre sus brazos.

Le dio la noticia a un amigo diciendo: “Lo he perdido todo excepto al viejo Murray” (Murray era su editor).

Devastado y con media vida colgando, Byron mandó hacer un mausoleo enorme dentro de los jardines de la Abadía de Newstead que se conserva hasta el día de hoy. Abajo descansa el cuerpo de Boatswain y en su lápida se puede leer el poema que le dedicó:

Epitaph to a Dog

Near this spot / Are deposited the Remains / Of one / Who possessed Beauty / Without Vanity, / Strength without Insolence, / Courage without Ferocity, / And all the Virtues of Man / Without his Vices.

The Praise, which would be unmeaning flattery / If inscribed over Human Ashes, / Is but a just tribute to the Memory of / “Boatswain,” a Dog / Who was born at Newfoundland, / May, 1803, / And died in Newstead Abbey, / Nov. 18th, 1808.

When some proud son of man returns to earth, / Unknown by glory, but upheld by birth, / The sculptor’s art exhausts the pomp of woe, / And storied urns record who rests below. / When all is done, upon the tomb is seen, / Not what he was, but what he should have been. / But the poor dog, in life the

firmest friend, / The first to welcome, foremost to defend, / Whose honest heart is still his master’s own, / Who labours, fights, lives, breathes for him alone, / Unhonoured falls, unnoticed all his worth, / Denied in heaven the soul he held on earth — / While man, vain insect! hopes to be forgiven, / And claims himself a sole exclusive heaven.

Oh man! thou feeble tenant of an hour, / Debased by slavery, or corrupt by power — / Who knows thee well must quit thee with disgust, / Degraded mass of animated dust! / Thy love is lust, thy friendship all a cheat, / Thy smiles hypocrisy, thy words deceit! / By nature vile, ennoble but by name, / Each kindred brute might bid thee blush for shame. / Ye, who perchance behold this simple urn, / Pass on — it honors none you wish to mourn. / To mark a friend’s remains these stones arise; / I never knew but one — and here he lies.

Poco después, llegó Lyon a su vida y con él emprendió la desgraciada aventura griega en la que Byron perdió la vida. Lyon regresó caminando con sus cuatro patas, mientras que el poeta, su mejor amigo, lo hizo dentro de un ataúd.

Dos siglos después, el mausoleo de Boatswain sigue en pie y recibe mantenimiento periódico. Su collar está intacto, y el amor y la devoción que Byron le tuvo a él y a sus otros animales, también. “Un hombre no estaba completo sin un perro, y un perro apenas estaba completo sin un hombre”.+

Cuando el ladrido se cuela entre las páginas Cuando el ladrido se cuela entre las páginas

Por Alejandra Gotóo

a literatura no existiría sin los animales, y menos aún sin los perros. Ellos han acompañado a los humanos desde tiempos prehistóricos, no solo como guardianes o cazadores, sino como testigos silenciosos de lo cotidiano. La literatura, que es memoria y metáfora, ha sabido darles espacio: a veces como símbolos de lealtad, otras como criaturas siniestras, y no pocas como protagonistas capaces de narrar desde su propia voz. La pregunta inevitable es qué nos dice de lo humano la persistencia de lo canino en nuestras ficciones: ¿será que narrar siempre implica recordar que compartimos el mundo con otras miradas, a veces más fieles y más lúcidas que la nuestra?

Los perros en la literatura mexicana contemporánea

En México, la relación con los perros ha sido tanto histórica como simbólica: desde los antiguos xoloitzcuintles, guardianes del inframundo en la cosmovisión mexica, hasta los compañeros cotidianos que hoy pueblan plazas y hogares, los perros han acompañado al imaginario cultural y afectivo del país. Dentro de esta tradición, la escritora Anamari Gomís ha confesado su inclinación por ellos: “son personajes que amo con pasión y mi vida está integrada por ellos”. Por ello, cuando Ediciones Cal y Arena la invitó a realizar una antología de cuentos donde los perros fueran el eje central, aceptó gustosa y entusiasta. En esa misma línea, el proyecto Perros literarios reunió a voces como Sergio Pitol, María Luisa “La China” Mendoza, Mario Bellatin y Alicia García Bergua, quienes narraron sus propias experiencias con ellos y dejaron testimonio de cómo lo canino atraviesa la memoria, el afecto y la imaginación. Así, los perros aparecen no sólo como figuras simbólicas o personajes secundarios, sino como presencias concretas que han marcado la vida y la obra de muchos escritores mexicanos.

Perros que versan: la poesía desde el can

En la poesía, el perro se convierte en un leitmotiv intenso, capaz de condensar la soledad, el dolor y la incomprensión humanas en un solo gesto o mirada. César Vallejo, en Trilce, escribe: “Un perro me sigue…”,

y con esas pocas palabras articula la persecución del yo, la vulnerabilidad frente al mundo y la persistencia de una entidad que observa y acompaña sin intervenir. Alejandra Pizarnik, en su universo oscuro, invoca al “perro negro” como metáfora de la depresión y la muerte, un espectro silencioso que acecha en los rincones de la conciencia y refleja la fragilidad y la angustia que el lenguaje humano apenas puede nombrar. En Vallejo y Pizarnik, el perro no es sólo animal: es testigo y espejo de nuestras emociones más profundas.

Si Vallejo y Pizarnik muestran al perro como sombra y espejo del dolor humano, Jorge Luis Borges y W. H. Auden lo celebran como presencia que enseña, acompaña y refleja lo que anhelamos ser. Borges llama a sus perros “la inmortalidad que camina a mi lado”, compañía que consuela y hace tangible la continuidad del afecto y la memoria. Auden observa en el perro un modo de ser que la humanidad olvida: su calma, su atención y su confianza nos enseñan a habitar el mundo sin ansiedad ni vanidad, recordándonos que la verdadera percepción de la vida puede encontrarse en lo simple, en lo silencioso.

En México, la poesía ha entretejido esta doble dimensión del perro —sombra y consuelo— con una memoria ancestral. Los xoloitzcuintles, considerados guardianes del inframundo en la cosmovisión mexica, simbolizan desde antiguo el vínculo entre lo humano y lo sagrado. Esa herencia simbólica resuena en poetas contemporáneos como Cecilia Juárez, quien dedicó un poemario, Cómo hablar con tu perrx (2019), a su xolo, donde dialogar con su perro se vuelve un acto íntimo de revelación y compañía.

Así, entre la sombra del perro que acecha y la luz del que consuela, la poesía ha hecho de lo canino un motivo persistente que condensa nuestra vulnerabilidad y, al mismo tiempo, nuestro anhelo de compañía.

Mi perro, la literatura

No puedo cerrar estas reflexiones sin hablar de Cevapi, el perro que me adoptó. Él, como tantos otros canes, sufrió maltrato: su primer humano era un cazador que sólo lo sacaba para trabajar y luego lo volvía a encerrar en una jaula. Cuando nos encontramos, estaba flaco, con cicatrices invisibles y recuperándose de la mordida de una garrapata. Nos conocimos en Casa dos Animais, en Lisboa, donde yo voluntariaba para ayudar a otros perros sin familia. Aun así, aprendió rápido y sabe que conmigo siempre estará a salvo. Ahora, en sus juegos, serios y decididos para él, en sus silencios atentos a los sonidos de la calle y hasta en la forma en que apoya su cabeza en mi rodilla cuando paso demasiado tiempo frente a la computadora, encuentro ecos de los perros literarios que siempre me han acompañado. Cevapi no habla como el perro de Juárez, su lenguaje es otro: la manera en que duerme a media tarde, con las patas al aire; la urgencia con la que reclama salir a la calle; el modo en que se detiene de golpe a mirar un pájaro como si fuera un secreto. En él descubro que la literatura puede prestarle voz a los animales, pero nunca traducir por completo lo que guardan. Con él confirmo que la literatura no inventa al perro: apenas intenta traducir ese vínculo que es ternura y dependencia, pero también misterio. Me pregunto qué pensaría Cevapi de estas notas.

Los perros en la literatura son archivo de lo humano y lo inhumano. Son fidelidad, espejo, guardián, voz inesperada, metáfora poética y compañía real. Han recorrido páginas durante siglos para recordarnos que no estamos solos en el mundo, y que nuestros relatos siempre se tejen junto a otras especies animales. Tal vez por eso, escribir sobre perros es una forma de escribir sobre nosotros como humanos: sobre lo que amamos, lo que tememos y lo que quizá jamás comprendamos del todo.+

Todos los perros van al cielo

La felicidad es un cálido cachorro La felicidad es un cálido cachorro

Snoopy, ese perro que habita en millones de casas alrededor del mundo, que nos ha acompañado en nuestros cumpleaños, en Navidades y hasta en Halloween. Llega a las fiestas, algunas veces con invitación y otras de manera sorpresiva, en forma de piñata, de pastel o de la mano de tu tía favorita disfrazado de regalo, con todo y moño.

El adorable beagle creado por Charles M. Schulz hace 75 años ha demostrado que la felicidad se esconde en las cosas más sencillas: un abrazo, una sudadera o en un calientito vaso de café.

De Sparky a Mr. Schulz

Charles Monroe Schulz nació en 1922. Hijo de migrantes: Carl Fred, de origen alemán, y Dena Halverson, de ascendencia noruega.

A los dos días de nacido, uno de sus tíos lo apodó Sparky —en alusión al caballo Spark Plug de la tira cómica Barney Google, creada por Billy DeBeck—. Schulz se caracterizó por su carácter tímido y gran inteligencia, por lo que fue adelantado dos años escolares lo que lo volvió el más pequeño de su clase. Según AutismCOE, tenía la condición del síndrome de Asperger, la cual le dificultaba concentrarse en los deberes escolares y socializar; él prefería crear su propio mundo de papel y grafito, ahí era el jefe de la aldea, haciéndole honor a su primer apellido. Con el tiempo, esa aldea se convirtió en un universo entero.

En la escuela se sentía incómodo con los chicos mayores, sólo quería dibujar:

Mi interés por las tiras cómicas surgió de mi padre, cuando yo era niño. A mi papá le gustaba leérmelas y a mí me gustaba escuchar y mirar las imágenes graciosas. La primera señal de que tenía talento para el dibujo fue en el jardín de niños. Hice un dibujo y la maestra me dijo: «Algún día, Charles, serás artista».

Los primeros pasos rumbo a su famosa tira cómica los hizo en St. Paul Pioneer Press con Li’l Folks (1948 a 1950). Ahí ya se dejaba ver el espíritu

positivo y humor sencillo que no caía en lo moralino. Los grandes dilemas los transformó en la voz de sus personajes de un modo magistral, incluso en esa tira podemos ver los primeros trazos que se convertirían en los rostros de Carlitos, Lucy y Snoopy.

En 1950 redibujó sus mejores tiras de Li’l Folks y las envió al United Feature Syndicate, que ofrecía servicio de tiras cómicas a los diarios de todo Estados Unidos. Su trabajo gustó lo suficiente como para que le pidieran que fuera a Nueva York para tener una reunión. En ese momento comenzó la transición a lo que sería Peanuts.

Todo por unos “cacahuates” Se dice que el nombre de Peanuts (cacahuate) fue impuesto por el United Feature Syndicate y que Schulz nunca estuvo de acuerdo; él prefería que la tira se siguiera llamando Li’l Folks o Good ol’ Charlie Brown… Al final, todo el mundo la conoce como Charlie Brown o Snoopy. Su acta de nacimiento dice que el 2 de octubre de 1950 el mundo vio nacer a Peanuts… o bueno, tal vez exagero, en realidad lo hicieron sólo siete periódicos en Estados Unidos. Un inicio modesto para la historia creada por un chico de 28 años que había servido en la Segunda Guerra Mundial como sargento de Estado Mayor en la 20.ª División de Europa —en algunas de sus tiras cómicas podrás conocer el impacto que la guerra tuvo en él.

Nada mal para una pandilla que, con sus 17 mil 897 aventuras, se coló por debajo de la puerta de los hogares y se robó los corazones de las lectoras y los lectores —sin contar, además, anuncios en la prensa y en la tele.

Una pandilla fuera de serie

Pero no todo ha sido éxito. El mayor fracaso de la tira cómica se encuentra justo dentro de ella, tiene nombre y apellido: Charlie Brown, o Carlitos, como le decimos cariñosamente en México. Sí, ¿no lo has visto? Es bajito, un poco calvo, a veces aparece junto a Snoopy y dice que es su dueño. Ahí donde lo ves, él es el verdadero protagonista de la tira cómica. Un chico

tímido que sufre de un poco de angustia. La vida le resulta abrumadora y parece ser que atrae las desgracias. Tan grande es su fracaso que ni siquiera es el más popular de su pandilla. Los reflectores siempre han iluminado al más carismático: Snoopy.

Pero Charlie tiene mucho que dar. Es un espejo en el que todas y todos nos hemos reflejado alguna o muchas veces. Con su creador comparte mucho más que el nombre. El padre de Charlie y el de Charles son peluqueros. ¡Por eso tiene el cabello corto! El mismo Charles M. Schulz lo confirmó durante una entrevista en un programa de televisión en 1961. Además, ambos aman los deportes y los dos tenían un crush con las pelirrojas. En realidad, aunque siempre fracase en todos sus intentos por lograr algo, Charlie definitivamente no es un perdedor porque

Rodrigo Morlesin (Ciudad de México, 1972), papá de una camada de perros literarios llamados Elvis, Luna y Ranchera.

75 años de peanuts

jamás, jamás, jamás se dará por vencido. Y eso nos representa a ti, a mí y a muchas otras personas de tantas maneras...

Esta tira no se trata nada más de Carlitos, también está Lucy van Pelt, una pequeña y mandona niña con cara de inocente que, tras su ternura, esconde el arma letal de la honestidad brutal. Autoproclamada psiquiatra, en su cabina de ayuda no teme decirle a casi todo el mundo sus defectos y escribo “casi todo” porque ella es lo más cercano a la perfección al grado de que no tuvo empacho en admitir su “su perfecta imperfección” con la frase:

“Nunca he cometido un error en mi vida. Pensé que lo había hecho una vez, pero estaba equivocada.” —Lucy van Pelt Y Woodstock o Emilio… el pequeño pajarito amigo de Snoopy. ¿Quién no sonríe al verlo? Sobre todo cuando

Charlie Brown

inmune al fracaso, todo le sale mal pero nunca deja de intentarlo y eso lo vuelve un ser extraordinario.

Lucy Van Pelt mandona y sueña con llegar a ser presidenta. es hermana de Linus. está enamorada de Schroeder.

En 2022, el servicio Postal de Estados Unidos emitió una serie de timbres para conmemorar el centenario del nacimiento de Schulz.

Linus Van Pelt filósofo nato con reflexiones potentes que no puede vivir sin su cobija

SALLY BROWN

Hermana menor de Charlie. Su filosofía se basa en la frase: ¿A quién le importa?

Schroeder antes de aprender a caminar ya era un genio del piano. admira a Beethoven

Snoopy y todos los amigos de Woodstock se visten de exploradores. Nadie conoce mejor a Woodstock que Snoopy, quien también es el único que entiende ese idioma de palitos que habla el emplumado personaje, cuyas dificultades para volar y, especialmente, para aterrizar son de sobra conocidas. En este grupo amigos también se encuentran Linus y Rerun —los hermanos de Lucy—, Sally, Schoeder, Peppermint Patty, Marcie, Pig-Pen, Spike y otros personajes que aparecían esporádicamente. A todos ellos los une el amor de estar juntos, de aceptarse, de decirse sus verdades y de saber que en los momentos difíciles no se quedarán solos. Una amistad como ésta no se encuentra en cualquier lado, es tan perfecta que parece salida de un libro… o mejor dicho, de muchos.

SNOOPY extraordinario beagle que ama los libros. escritor mundialmente famoso. Su imaginación lo lleva a tener muchas personalidades.

Peppermint

Patty

Es buena amiga de Carlitos y Marcia. aficionada a los deportes, sobretodo al beisbol.

Ilustración: Rodrigo Rojas

Todos los perros van al cielo

La pandilla está en las librerías gandhi y en gandhi.com.mx

Agendas y calendarios

Con olfato histórico Schulz, como todo buen lomito, sabía oler las noticias en el viento. Los movimientos sociales también influyeron en la vida de la pandilla. Así, el 31 de julio de 1968 nació Franklin, un niño negro, hijo de un soldado activo en Vietnam, que conoce a Charlie en la playa durante las vacaciones de verano.

El feminismo de los años sesenta tuvo a una gran aliada y representante en Peppermint Patty —conocida en español como Patty Pecas o simplemente Patty—, un personaje que no se ajusta a las convenciones sociales que dictaban cómo debía actuar una niña o cómo debía vestir.

No hay que olvidar que la tira de

Y ya que tenemos la cabeza en el espacio, algunos astronautas llegan a experimentar un síndrome conocido como como “cabeza hinchada con patas de pájaro” o “efecto Charlie Brown”. Consiste en un malestar que genera síntomas similares a los de un resfriado.

El éxito es música y televisión para sus oídos

Sin duda, una parte fundamental del éxito de Peanuts llegó cuando fue llevado a la pantalla. La unión perfecta. Justo cuando la programación infantil apostaba por series más audaces y dinámicas como La Hormiga Atómica, El Inspector Ardilla o Los Thunderbirds, Peanuts apostó por la congruencia con su clásico humor senci

del autor a sus lectores alrededor

Biografía
Colecciones

Marcia

MEJOR amiga de Peppermint Patty.

Franklin

Es amigo de Carlitos aunque va en otra escuela. Se conocieron un verano jugando en la playa

Viaja en una nube de polvo, pero tiene la mente y la conciencia limpias. Siempre se comporta con dignidad y respeto.

por el supuesto parecido con el beagle. La imagen de Snoopy y Charlie la puedes encontrar en graffitis y stickers en las calles de las grandes ciudades, y cuando eso sucede no podemos evitar sonreír, como

cuando nos encontramos con un viejo graffiti muy curioso es uno que se encontraba en la colonia Roma y que se difundió en redes sociales; en él, Charlie Brown está vestido como el Chavo del 8.

Si hablamos de Charles M. Schulz, hay que decir que el mayor impacto lo tuvo en su propia casa. Era un hombre hogareño que disfrutaba de pasear con sus hijos y compartir su amor por los deportes con ellos. Haber sido un gran padre es uno de sus rasgos más característicos, además, en las aventuras con su familia tenía perfecto combustible para

Ni siquiera Charles M. Schulz se imaginó que el amor por Spike, su perro de la infancia, junto con toda su timidez y sus inseguridades darían vida a la tira cómica más famosa del mundo. Escrita con un humor sencillo y mucha Peanuts se tomó por sorpresa al mundo y lo conquistó.

Sus lectores de todo el mundo llegamos a adorar el apego de Linus con su mantita; sentimos la misma angustia que vive Carlitos en sus múltiples fracasos; aprendimos a apreciar a Beethoven casi tanto como Schroeder y envidiamos la sabiduría Lucy, nuestra psicólo-

El 12 de febrero del 2000, horas antes de que su última tira dominical fuera publicada en más de 2600 periódicos a lo largo de 75 países y con 350 millones de lectores, Charles M. Schulz se volvió eterno y sus personajes se convirtieron en uno de los iconos más populares del siglo xx.

…Y después de todo esto, al llegar a casa, siempre estará Snoopy esperándonos.+

Galletero Snoopy

Artículos de papelería

Tarros y tazas

Juguetes y coleccionables

Y mucho más en

Pigpen

Todos los perros van al cielo

De Frida a Guard Dog: héroes que no olvidamos De Frida a Guard Dog: héroes que no olvidamos

Por Yara Vidal

Dios envía a cada persona un perro con la misión divina de sanarnos y guiarnos. Estos fieles compañeros, mensajeros de amor, llegan dispuestos a curar heridas del alma que nadie más podría. Su lealtad inquebrantable ilumina caminos oscuros.

En México, donde hay 29.7 millones de perros y gatos sin hogar, donde siete de cada diez animales de compañía sufren maltrato, donde diez mil de estas especies son sacrificadas mensualmente, y donde sólo hay 96 mil albergues para solucionar estas situaciones, es necesario que cada vez más tomemos conciencia acerca de la importancia de ofrecer vidas dignas a los perritos, así como a cada ser vivo con el que compartimos este planeta. Por eso elegí un par de historias que, entre otras cosas, nos muestran el valor del cuidado, de la compasión. Adopta, rescata: es hora de romper cadenas.

El guardián encadenado: una voz para los silenciados

Patrick McDonnell, aclamado ilustrador y autor nacido en Nueva Jersey en 1956, es el genio detrás de Mutts, una tira cómica creada en 1994 que celebra el amor por los animales y la naturaleza. Vegetariano estricto y activista ferviente, McDonnell sirve en las juntas directivas de organizaciones como la Humane Society of the United States, The Fund for Animals y el Eisner Awards Hall of Fame. Su trabajo, influenciado por clásicos como Peanuts y Krazy Kat, ha ganado premios como el National Cartoonists Society’s Reuben Award y ha sido traducido a 20 idiomas. McDonnell usa su arte para abogar por el bienestar animal, colaborando con PETA y promoviendo adopciones a través de sus tiras diarias.

El libro Breaking the Chain: The Guard Dog Story (Harry N. Abrams, 2024) fue publicado para celebrar el 30 aniversario de Mutts. Su autor cuenta en una entrevista: “Estuve dibujando

a Earl y Mooch durante casi un año y se me ocurrió que podría ser diverti do que tuvieran un villano, como un perro malo y rudo. Y me di cuenta: ‘¡Dios mío! ¡Tengo a este perro enca denado!’”. Lo que pretendía ser un an tagonista se transformó en un símbolo trágico: “Pensé en todos los perros de verdad de este país y del mundo que sufren el mismo destino insoportable. Quizás mi perro podría ser su voz.”

En la historia, que rompe con el formato habitual de Mutts —un gag diario—, Doozy, una niña activista, libera a Guard Dog de su cadena oxidada, reflejando casos reales de tethering —es decir, animales que viven encadenados, lo cual está prohibido en México y se sanciona con 10 años de prisión—. “La respuesta fue abrumadora”, contó McDonnell, “los lectores enviaron cartas suplicando la libertad de Guard Dog, y organizaciones animalistas me contactaron [...]. Siempre pensé: ‘Caramba, si logro inspirar a una sola familia a adoptar un perro, valdrá la pena’”.

Como un perro encadenado que anhela libertad, Guard Dog ha jugado un rol clave en sensibilizar sobre la crueldad del tethering, inspirando a innumerables lectores de Mutts a rescatar animales reales y combatir prácticas abusivas. Además de incluir una biografía de Guard Dog, el libro contiene fotos y testimonios reales de lectores que salvaron perros encadenados. Guard Dog, renombrado Sparky en honor a Charles Schulz, representa no sólo crueldad animal, sino: “La crueldad que nos infligimos al permanecer encadenados a nuestras propias formas inconscientes de pensar”.

Como McDonnell, que usó su arte para concientizar, los animalistas locales claman por romper estas cadenas invisibles.

Héroes de cuatro patas: sacrificios que salvan Héroes (Mosquito Books, 2022), de Lucas Rieras, celebra a los perros a través de 19 relatos reales de perros que han transformado vidas a costa de grandes sacrificios. En hospitales, calman a niños con cáncer; en cárceles, mitigan la furia; en residencias de ancianos, disipan

la soledad. Rieras destaca: “Los perros no juzgan; sanan”. Un labrador guía ciegos; un pastor alemán detecta convulsiones.

En este libro conocerás historias como la de Frida, la labradora de la Marina, que salvó 12 vidas y detectó 53 cuerpos tras el sismo de 2017; también la de Eska que, en 2023, junto con otros canes, rescató en el terremoto de Turquía. Balto, husky que, en 1925, transportó suero en Alaska para salvar a miles de personas. Además, te adentrarás al heroísmo de Roco que rastrea desaparecidos; a Bruno y Cuate que detectan narcóticos, y Kratos y Héctor, explosivos, así como a la Unidad Canina de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que salva en derrumbes. Al respecto, Rieras comenta: “Su nariz es un superpoder; su corazón, nuestra salvación”.

Rompe la cadena: actúa ahora Tú puedes hacer mucho para mejorar la vida de los perritos abandonados. Dona, haz colectas, adopta. El perrito que salves hoy podría ser tu salvador mañana. En sus ojos vemos nuestra humanidad.+

Mutts © Patrick McDonnell

A veces, la vida nos sorprende del modo en que menos lo esperamos. En ocasiones, la sorpresa se esconde entre las páginas de un libro (no, no me refiero al boleto dorado); otras, tiene la forma de un perrito alocado que pone nuestro mundo de cabeza y, de vez en cuando, llega como libro y como perrito al mismo tiempo. Eso fue lo que me sucedió.

Cuando publicamos por primera vez Elvis nunca se equivoca, en 2016, ni en mi sueño más loco me hubiera imaginado que sería ilustrado por Satoshi Kitamura, la leyenda de la literatura infantil, y que sería recomendado por el genial Barry Cunningham, editor que descubrió Harry Potter Pero eso fue sólo el inicio de una serie de sucesos extraordinarios. Después vinieron las ediciones en chino, turco, japonés y el resto de Latinoamérica. No sólo cambió mi vida, sino la de toda mi familia. De la mano de Elvis y de Luna Ranchera comenzamos a viajar y hemos conocido a miles de lectores que nos han apapachado y llenado de cariño.

Pero durante estos años me he hecho algunas preguntas: ¿cómo pagar la deuda que tengo con Elvis y con las lectoras y los lectores? ¿Cómo puedo devolver aunque sea un poco del enorme amor que recibo?

Creo que encontré un modo: apoyar a quienes han entregado cada hora de su día a día a cuidar, proteger y devolver la dignidad más básica a perritas y perritos. Las y los animalistas que crean santuarios en los que a veces la comida escasea, pero el amor nunca falta.

A todas ellas y todos ellos, nuestra completa gratitud por hacer del mundo un lugar más humano. Y a los perritos, nuestra esperanza por que encuentren una familia en la que reciban tanto amor como el que brindan.

Gracias a mis perritos literarios, que representan las situaciones que viven millones de animalitos abandonados en todo el mundo, hemos aprendido que un perrito tirado en la banqueta, con la piel pegada a los huesos, habla mucho más de quienes somos como comunidad que su propia fragilidad.

Mi familia y yo decidimos apoyar económicamente a Lupis Animalista.

Y te invitamos a adoptar, a apoyar a los santuarios de perritos (dice mi Lulo que no nos olvidemos de los gatitos) y compartir tu amor por los canes y los libros.

Porque amor callejero es amor del bueno.

Alicia, Lulo y Rodrigo Morlesin

Porque el amor callejero es amor del bueno

Rodrigo Morlesin nos recuerda que los animales y la literatura tienen el poder de transformar vidas. Su experiencia con Elvis y Luna Ranchera nos enseña que cada perrito abandonado refleja nuestra sociedad y que cuidarlos es un acto de amor y responsabilidad. Adopta un perrito, ofrece un hogar temporal, difunde historias de rescate o contribuye con donativos a los santuarios que brindan cuidado y esperanza a los animales más vulnerables. Cada gesto cuenta y puede cambiar la vida de un animal que lo necesita.

Lupis Animalista: una vida dedicada a salvar animales

En lo alto del Ajusco, dos refugios liderados por Lupis Animalista ofrecen segundas oportunidades a perros y gatos rescatados. Su misión comenzó cuando, de joven, presenció el sacrificio de una perrita y decidió convertirse en voz y refugio para los que no pueden defenderse.

Qué hacen

• Ofrecen segundas oportunidades a 600 perros y gatos rescatados.

•Dan atención veterinaria, alimento y cuidados diarios.

• Brindan cariño, rehabilitación física y emocional.

• Buscan familias responsables para adopciones seguras y amorosas.

• Promueven la conciencia sobre el maltrato animal a través de sus redes, inspirando a la denuncia y la compasión por todos los seres vivos.

Hoy rescata a cientos de animales, brindándoles atención, alimento, cariño y rehabilitación hasta que encuentran un hogar responsable. Cada donativo se transforma en cuidado y en una segunda oportunidad para los más vulnerables. Cada domingo, Lupis realiza una colecta de alimento en Parque Pilares (Matías Romero frente al #1114, colonia Del Valle).

Lupis Animalista

• Facebook, Instagram y TikTok: @Lupis Animalista

• Apoya su labor: BBVA 4152 3143 9979 4745

PayPal: https://paypal.me/lupisanimalista

Alina González y Rescatalandia: redes de esperanza

Alina González, con Rescatalandia, rescata animales en situación de vulnerabilidad —principalmente perros y gatos— para darles una vida mejor en la Ciudad de México.

Qué hacen

• Brindan hogar temporal, atención médica, difusión, traslados y adopciones. Cada animal recibe cuidados y afecto para sanar y encontrar un hogar responsable.

Gracias a su trabajo y comunidad, más de 600 animales han encontrado un final feliz.

Cómo apoyar

• Ofreciendo hogar temporal, adoptando, difundiendo o donando.

Caminando a su lado, A. C.: rescatando vidas desde el 2000

Caminando a su lado, A. C. lleva 25 años rescatando y rehabilitando perros y gatos en situación vulnerable. Promueve la esterilización y la adopción responsable. Actualmente cuida a 72 perritos y 10 gatitas, dándoles atención, alimento y una segunda oportunidad.

Qué hacen

• Rescate y rehabilitación: atención médica y apoyo emocional a animales en situación de abandono y maltrato.

• Esterilización y prevención

• Adopciones responsables: para dar

hogar y cuidado a animales en situación de calle.

Cómo apoyar

• Donaciones: cubren gastos de alimento, medicinas y cuidados veterinarios.

Caminando a su lado, A. C.

Redes sociales:

• Facebook: Caminando a su lado A.C. / Alfredo Márquez (Perros en la calle)

• X : @Perrosenlacalle

• TikTok / Instagram: Caminando a su lado a.c.

Datos bancarios para donar:

• BBVA Bancomer

• Titular: Alfredo Márquez Tovar

• Cuenta: 156 379 3260

• Tarjeta: 4152 3144 6777 9131

• CLABE: 012 180 01563793260 6 Depósitos en Oxxo también disponibles

• Adopciones responsables: ofreciendo un hogar estable y lleno de cariño.

Alina González y Rescatilandia

Contacto y redes:

• X: @alina_gag

• Instagram: @rescatalandia

• rescatalandia@gmail.com

• Voluntariado: jornadas de apoyo, campañas de esterilización y difusión en redes.

Rescates en el interior de la República mexicana

Ellie’s House Toluca: un refugio que crece con amor

Ellie’s House Toluca nació hace casi 5 años para rescatar, cuidar y dar hogares responsables a perros vulnerables. Hoy alberga 31 perros, desde cachorros hasta adultos mayores, incluyendo enfermos, todos bajo su protocolo sanitario.

Qué hacen

• Rescatan perros en situación de calle, les brindan atención, hogar temporal y promueven adopciones responsables y conciencia sobre el cuidado animal.

Ellie´s House Toluca

• Donativos en especie

• Paypal: https://paypal.me/EllieDogHouse

• Depósitos bancarios: Banco Azteca

Cuenta: 2081 0153 3833 13

CLABE: 1274 2000 1533 8331 38

Titular: Elizabeth Velázquez Méndez

• Redes sociales: Facebook / Instagram: @ElliesHouseToluca

Aceituno
Nena
Brownie

Todos los perros van al cielo

Lucky Dogs Club House: rescate y esperanza en San Miguel de Allende

Lucky Dogs Club House es un refugio y organización sin fines de lucro dedicada al rescate de perros callejeros y abandonados en San Miguel de Allende y comunidades cercanas.

Cuentan con atención veterinaria, áreas especiales para cachorros, mamás y perros lesionados, y buscan hogares responsables en México, Estados Unidos y Canadá.

Actualmente enfrentan una situación crítica: se les ha impedido el acceso completo a su refugio, donde habitan más de 100 perros y gatos que requieren alimento, agua y cuidados médicos. La organización solicita únicamente acceso para poder atenderlos mientras se resuelve el conflicto legal.

Fundación Calle Cero: hacia un país sin animales abandonados

La Fundación Calle Cero es una organización dedicada a erradicar el abandono animal y trabajar por un país donde todos los perros y gatos tengan un hogar digno.

Qué hacen

• Esterilización masiva

• Educación en bienestar animal

• Creación de albergues dignos

• Desarrollo local

Cómo apoyar

• Donaciones económicas

• Voluntariado en refugios y campañas de concienciación

Fundación Calle Cero

Más información: www.fundacioncallecero.org

Lucky Dogs Club House

Cómo ayudar

• Consulta y firma la petición en la página oficial de Facebook de Libia Dennise

• Apoya con un donativo en PayPal: paypal.me/LuckyDogsClubHouse

Hela More: un faro para los invisibles

Hela More nació del dolor y la esperanza. En 2019, tras la partida de Hela —una perrita rescatada que marcó la vida de Marisol, su rescatista— surgió la misión de dar segundas oportunidades a los perros más vulnerables.

Qué hacen

• Rescatan perros en maltrato o abandono, ofrecen atención médica, alimento y hogar temporal, buscando familias responsables para su adopción.

Cómo apoyar

• Hela More depende de la solidaridad de la comunidad. Cada donativo cubre pensiones, alimento y tratamientos veterinarios. También se puede ayudar difundiendo historias, ofreciendo hogar temporal o adoptando.

Gracias a este esfuerzo, más de 300 perros han encontrado un hogar definitivo.

Hela More

Más información y donativos:

• Facebook / Instagram / TikTok: @HelaMore

Lomitos listos para adopción con Hela More.

Abogado Animalista. La voz jurídica en defensa de los animales en México

En un país donde muchos animales sufren abandono y maltrato, Abogado Animalista (@LicAnimalista en X) se ha convertido en un referente digital, denunciando crueldad y exigiendo justicia a través de las redes.

Quiénes son Abogado Animalista es una plataforma ciudadana que, desde lo digital y jurídico, acompaña y da voz a los animales víctimas de abandono y maltrato.

Qué hacen

• Denuncian maltrato y abandono animal, exigen justicia a autoridades, difunden información legal y fomentan conciencia y respeto hacia los animales.

Abogado Animalista

Cómo apoyar

• Sigue a @LicAnimalista en X, difunde sus mensajes, participa en acciones ciudadanas y exige justicia por los animales.

Elvis, Luna y Ranchi te invitan a cambiarle la vida a un perrito sin hogar. ¡Adóptalo y hagan historia juntos!

Conoce en estas historias de

¿SERÁN LOS SUEÑOS DE LAS MUJERES MÁS DIFÍCILES DE ALCANZAR?

"Una novela magistral. Es el regreso de un gigante literario". - The Telegraph

LMi vida en perros Mi vida en perros Mi vida en perros

Happiness is a warm puppy.

a fotógrafa Libby Hall, en su libro A measure of dogs (Blurb, 2019), propone que la vida puede medirse en perros. La mía puede contarse así, justamente, desde Pandy, el cocker blanco y negro, pasando por Pandy 2 (cocker café con blanco), Odilón (cocker miel), Güicho (cocker café, regalo de mi padre), Mei Margarita Beaglestein (beagle regalo de mi exsuegro), Hachito Candanga (cruza de beagle y basset, rescatado de vecinos que no la querían), Dulce Canela Casiopea de las Patas Ligeras (criolla, rescatada a punto de morir de inanición), María de las Habichuelas (criolla, rescatada a punto de ser atropellada cerca de las vías del tren), Señor Piquito Estropajo (mitad duende, mitad perro, rescatado en una avenida a punto de ser atropellada también), Fauda Bureka de los Dátiles (criolla, rescatada vagando en los huesos en un estacionamiento), Peppernickel Golondrina (criolla, rescatada de la calle también), y hasta los hermanitos Totonel Capone Napolitano y Tutuna Targaryen (rescatados de ser comidos por una manada de perros salvajes). En todos estos años-perro he pasado de los perros de raza, comprados o regalados, a los criollos rescatados de la calle.

Ahora vivo con cinco perros excallejeros que son el compromiso más grande después de mis hijos, y que se llevan mucho de mi tiempo, de mi dinero, de la libertad de viajar y de mi energía, pero no me arrepiento ni por un segundo. Las cosas que valen la pena en la vida precisan de sacrificio: no puede ser de otra manera. Si amamos a alguien, sus necesidades vendrán antes que las nuestras. En ese sentido, nadie como los perros para enseñarnos a amar de manera pura y libre de egoísmos; nos sobran las historias de perros que dan su vida por defender a sus humanos, de perros que esperan toda su vida por el regreso de su humano que ha muerto. El perro es el único ser en el planeta que te amará más de lo que se ama a sí mismo. ¿Cómo no amarlos? Ellos nos aman y los científicos lo han comprobado: resonancias magnéticas indican que los perros adoran escuchar a sus amos hablarles como si fueran bebés, y sus cerebros detonan una descarga de dopamina.

Yo sé que no se puede ni se debe generalizar, pero, en mi experiencia, una persona que maltrata animales suele ser profundamente maligna, y una que odia a los perros sólo por existir rara vez es un buen ser humano. No entraré en la controversia sobre qué son mejores, si los perros o los gatos, ni tampoco trataré de convencer a quienes tienen una aversión o indiferencia por ellos de que

están equivocados. Al igual que con la lectura, no hay manera de persuadir a quien no le gustan los libros de que se están perdiendo de una de las mejores cosas de la humanidad. El que sabe, sabe, y quien no es más bien digno de compasión. Supongo que no todo mundo puede apreciar el amor de un perro; quizás tiene que ver con una sensibilidad con la que se nace, una disposición a amar, o bien, con experiencias tempranas y positivas.

El primer perro que recuerdo es el que tuve a los tres años: se llamaba Pandy, y era un cocker blanco con negro que una amiga de mi madre ya no quería por las razones que fueran. Mi corazón se prendó para siempre de los perros de una manera que ahora entiendo un poco mejor, pero que en ese tiempo sólo podía percibir a través de los sentidos: aquellos ojitos oscuros que me miraban llenos de devoción, el entusiasmo de una cola agitándose como si yo fuera lo mejor del mundo, el aire tibio de esa naricita cerca de mí, la suavidad del pelaje, el amor silencioso que se da sólo por la proximidad. Los perros nunca me han mordido, sólo los humanos, dijo alguna vez Marilyn Monroe. Efectivamente, no hay amigo más leal, puro o sincero que un perro, y no creo que yo hubiera podido pasar por mi niñez y adolescencia, que fueron bastante difíciles, sin la compañía de mis peluditos. Cuando se es niño no se entienden muchas cosas. A esa edad yo no sabía de razas de

perro, de precios, de nada. Con el tiempo me fui dando cuenta de que existían perritos sin dueño que sufrían mucho: los de la calle, esos que evadían a los carros, pero no siempre; los que reaccionaban al gesto de la gente que amenazaba con tirarle piedras, que aunque fueran imaginarias hablaban de golpes previos y reales; los famélicos, puros huesos y piel, plagados de pulgas y sarna, que buscaban comida en la basura, o avanzaban con la lengua de fuera por la sed. Presenciar aquello me afectaba con un dolor difícil de definir entonces, pero tampoco sabía cómo hacer algo por ellos. Por suerte, la vida se encargó de enseñarme un poco, cuando me encontré con Dulce Canela Casiopea de las Patas Ligeras en Tequisquiapan, apenas moviéndose por la inanición, sobre una tortilla seca y en los huesos. Mi hija, la que ahora está por graduarse de veterinaria, me pidió que la adoptáramos. Canelita fue nuestro primer rescate y la perrita que más he querido en mi vida.

Desde entonces, he ayudado varios perros callejeros, no sólo los que se han quedado conmigo, sino otros tantos a los que he logrado esterilizar y dar en adopción. Por supuesto que esto no es algo que se deba decidir a la ligera, por-

que tener en casa un perro adoptado no resulta fácil: adoptar es un acto de amor que implica mucha paciencia y esfuerzo. En repetidas ocasiones se trata de animalitos que cargan con traumas por todo el maltrato y la difícil vida que les ha tocado; por lo mismo, recibirlos en casa es también algo enriquecedor para el alma, porque nos pone a prueba en muchos ámbitos, pero las recompensas son inconmensurables también. Hoy por hoy se me complica aceptar que haya quien decida comprar perros de raza cuando hay tantos animales sufriendo en las calles y en busca de un hogar. Los rescatistas y los albergues hacen una gran labor, pero sus capacidades serán siempre limitadas y la

•HuellitasA.C.Durango IG:@huellitasdgoac ••TikTok:@huellitasdgo.a.c Teléfono:6182201407 •Donaciones BBVA

PayPal:0125399939Huellitasdgoac@gmail.com

lucha por hacerse de recursos para la manutención de los animales es como la piedra de Sísifo. La perrera muni cipal y la policía ambiental, por otro lado, suelen ser campos de exterminio en los que muchas veces y de manera inhumana se termina con la vida de los perros y gatos. Decía Emmanuel Kant que podemos juzgar el corazón de un ser humano por la forma en la que trata a los animales, y pienso que como sociedad también podemos ser definidos por el mismo rasero. El nivel de educación, civilidad y avance de cualquier cultura se podría medir por la forma de tratar a sus animales.

Está por demás decir que en México estamos muy atrasados en ese rubro (más en la práctica que en las leyes) y en tantos otros, que no vienen al caso aquí.

colaborar con los rescatistas de su ciudad, ya sea involucrándose de manera activa, o bien, donando alimento, medicinas, dinero, transporte, albergue temporal. Cada ayuda, por pequeña que sea, contribuye a aliviar el sufrimiento de una vida inocente. Recordemos que quien salva una vida, salva el mundo entero, y si podemos darle espacio en nuestro corazón y en nuestro hogar a un lomito de la calle, qué mejor. No por nada el creador de Snoopy decía que la felicidad es un cachorrito tibio.+

Xavier Velasco

E unidos por la literatura...

n la literatura mexicana hay amistades que se construyen a partir de libros, conversaciones y proyectos compartidos. Pero también existen las que nacen del afecto por los animales, de la complicidad de un ladrido o de la lealtad de una mirada. Tal es el caso de Xavier Velasco y Juan Villoro, dos de los narradores más queridos y reconocidos en el ámbito cultural. Además de compartir amistad, los vincula la orgullosa paternidad de una manada entrañable de gigantes de los Pirineos, perros majestuosos que los convirtieron en auténticos “parientes caninos”.

Juan Villoro y los perros

entre jardines, libros y conversaciones. Sus perros son familia, pero también metáforas vivientes: enseñan paciencia, independencia, alegría y esa capacidad de volver a lo esencial que tanto necesitan la literatura y la vida.

La amistad de Xavier Velasco y Juan Villoro no se lee únicamente en sus libros o en las páginas de la crítica. También se escucha en los ladridos, se siente en las huellas de barro y se construye en la complicidad de saber que, gracias a un cachorro compartido, ahora son hermanos de manada.

Fotografía tomada por Dan Escárraga en el Foro Expresarte, de Librería Gandhi Mauricio Achar

Arquitecturas

Hinterespecie: para y por otros
interespecie: para y por otros
para y por otros

ace no mucho, en una visita a los Valles Centrales de Oaxaca, uno de nuestros estudiantes le dio un pedazo de comida a una perrita flaquita que se llamaba Hormiga. Entonces un colega, medio en broma y medio en serio, dijo: “Así empezó la domesticación de los perros”. Esa frase se nos quedó dando vueltas en la cabeza porque habla de algo profundo: cómo, desde un gesto pequeño —compartir comida— se tejen historias de miles de años de convivencia entre humanos y otros seres.

Nosotros creemos que esa convivencia además de afectiva es espacial. Es más, los afectos están siempre modulados por espacios o, como lo propone Jean-Louis Déotte en La época de los aparatos (Adriana Hidalgo Editora, 2010), por mediaciones técnicas. En este tenor, desde hace siglos erigimos cosas para otros animales: corrales, establos, palomares, jaulas, casas de perro. Incluso en las ciudades modernas seguimos inventando formas de vivir juntos. A veces lo hacemos por necesidad, otras por cariño.

Con los perros, la transformación ha sido muy visible. Antes eran guardianes, pastores, cazadores: instrumentos. Hoy siguen existiendo perros de rescate, guías para personas ciegas, policías de cuatro patas… pero también están los que acompañan silenciosamente en un sillón, los perrhijos, apoyo emocional y compañía.

Esa nueva manera de concebir nuestras relaciones ha cambiado los espacios que hacemos para ellos. No es casualidad que arquitectos famosos como Kengo Kuma o Shigeru Ban hayan diseñado casitas para perros: una de madera tejida como si fuera un pabellón miniatura, otra hecha de cartón reciclado. Se ve ahí un gesto de pensar que hasta un perro puede tener arquitectura de autor.

Con los gatos pasa algo que, aunque similar, es distinto. En Japón, por ejemplo, se diseñan muebles que son a la vez juegos para gatos y estanterías para humanos. Escaleras, túneles, plataformas que permiten al gato recorrer la casa por arriba mientras alguien cocina o lee abajo. En México hemos visto refugios

temporales de cartón o madera para gatos callejeros, levantados por colectivos que quieren darles sombra y des canso. Esa mezcla de diseño cotidiano y juego animal nos parece, al menos en una vía, un ejemplo de cómo las relaciones interespecie pueden expresarse en el ámbito doméstico, un tema del que la filósofa de la ciencia Donna Haraway problematiza de manera mucho más amplia en su Manifiesto de las especies de compañía: perros, gentes y otredad significativa (Sans Soleil, 2016) que lo que podemos proponer en estas líneas.

De esta manera, podemos hablar aún de muchos más casos: puentes para ardillas en Europa, pasos elevados para jaguares en carreteras de México, casitas para pájaros en árboles urbanos, hoteles para insectos en parques, cajas para murciélagos. Todo eso es arquitectura, si bien erróneamente suele dejarse al margen. La ejecución de cada una de esas estructuras es una muestra de que la ciudad no sólo es nuestra y tampoco debería ser considerada meramente un hábitat antropogénico y de destino humano pues, hay que decirlo, de hecho, eso es inexistente y cancelaría las propias posibilidades de nuestra existencia en tanto especie.

Claro, no todo es tan idílico. Muchas veces los espacios que hacemos para animales son jaulas disfrazadas de refugio. Pensamos que damos protección, pero en realidad quitamos libertad. Aquí aparece un primer problema: por un lado, hay lujos como camas exclusivas o casas diseñadas por arquitectos estrella y, por otro, miles de perros y gatos que viven en la calle sin un techo. Perros y gatos que se han reproducido dramáticamente a raíz del nicho ecológico de las metrópolis humanas, que tienden a privilegiar unas cuantas existencias de muy reducida diversidad —como nos lo cuenta de manera magistral el filósofo Emanuele Coccia en su bello texto Metamorfosis (Cactus, 2021)—, pero que luego desconocemos y abandonamos a su suerte, bajo la amenaza de la violencia humana.

Lo que nos interesa es cómo este tipo de diseño nos saca del centro. Nos obliga a ver el mundo con otros ojos y a recorrerlo con otras extremidades: patas, alas… Nos interesa llevar este texto no sólo de ida —pensando en lo que diseñamos para otros seres—, sino también de vuelta.

Hemos hablado de las diversas maneras en que el quehacer humano, la arquitectura y otros tipos de diseño entre sus expresiones comienzan a incluir de manera más deliberada otras existencias que no son humanas. Sin embargo, nos hace falta reconocer que nuestra inteligencia es nada más una expresión del juego mucho más amplio de las inteligencias que existen en el planeta: los animales construyen, como lo ha señalado Juhani Pallasmaa en Animales arquitectos (GG, 2020) y, en tanto tal, diversos grupos humanos no occidentales codiseñan con otras especies. Asimismo, en Occidente, actualmente se experimenta desde los laboratorios de más alta tecnología en el Medialab del mit una actividad de codiseño y construcción compartida con otras especies bajo la dirección de la arquitecta Neri Oxman con su notable propuesta “Material Ecology” (2015): gusanos de seda construyendo redes responsivas a la luz solar sobre una estructura colocada por seres humanos.

De alguna forma, todo vuelve a la perrita Hormiga. De ese gesto de darle comida se abre toda una reflexión sobre cómo habitamos, cómo dejamos habitar y cómo podemos cohabitar reconociendo los derechos de los animales a ser cuidados, y reconociendo que ellos también son agentes de nuestro propio cuidado. Las ciudades y las casas nunca fueron exclusivas de los humanos y, sin embargo, es necesario pensarlas así de manera más consciente y deliberada.

Creemos que la arquitectura hecha para animales no es un capricho. Forma parte de nuestra historia, de nuestra cultura y, además, puede ser un campo para el futuro. Por lo tanto, no debe dirigirse a un destinatario único. Debe considerar a más de una especie como partícipe de su propia configuración: los mundos no humanos pueden y han codiseñado con nosotros.

Tal vez no se trate de si la casita de Kuma es bonita o no, sino de si estamos preparados para aceptar que la arquitectura puede y debe ser interespecie.+

Aura R. Cruz Aburto es arquitecta por el Tecnológico de de Monterrey, maestra en diseño y filósofa por la unam, aunque prefiere pensar que más bien es
híbrido
arte, el diseño y la filosofía.

Cuidado con el perro Cuidado con el perro

La advertencia con la que inicia este texto, tan común en letreros metálicos oxidados o grabada en placas de barro, tiene raíces milenarias. En la antigua Pompeya, los romanos escribían cave canem, “cuídate del perro”, para alertar a los visitantes. Aquella frase no sólo hablaba de seguridad; también revelaba la profunda presencia del perro en la vida humana.

A lo largo de la historia, estos compañeros de cuatro patas no solo han resguardado puertas, vigilado rebaños o ayudado en la caza. Han dormido a los pies de nuestras camas, nos han seguido felices en los paseos, y nos han ofrecido una compañía silenciosa y absoluta que, para muchos, ha sido el consuelo más profundo en los días difíciles.

Y es que pocas cosas conmueven tanto como la lealtad y la mirada transparente de un perro. No resulta casual que millones de personas en todo el mundo lo consideren parte de su familia. Justo por eso, cuidarlos implica algo más que afecto: requiere conciencia, información y responsabilidad.

Entre extremos: la sobrehumanización y el abandono

En los últimos años hemos presenciado dos tendencias preocupantes. Por un lado, la humanización excesiva. Y por el otro, su opuesto igualmente cruel: el descuido, la indiferencia a sus necesidades emocionales y físicas.

Tener un perro en casa implica caminar por una línea delgada entre el amor real y el maltrato disfrazado de ternura o de negligencia. Ni sobreproteger ni ignorar: se trata de respetar su naturaleza canina y procurar su bienestar auténtico.

Adopción, pedigree y decisiones con conciencia

Hoy, tener un perro es una decisión cargada de preguntas: ¿comprar o rescatar?, ¿hipoalergénico?, ¿de raza?, ¿pequeño, obediente, sin olor, sin pelo?

Cualquiera que sea tu decisión —comprar o adoptar— implica cuestionarte sobre tu capacidad real de asumir un compromiso con un ser vivo que dependerá completamente de ti: desde el alimento hasta el tiempo que le dediques.

Y sí, una de las elecciones más importantes empieza en el plato.

¿Croquetas o comida fresca? Rodney Habib, autor del bestseller Compañero para siempre (Gaia Ediciones, 2022) lo resume con una frase contundente: “Tu perro no tiene el poder de elegir su dieta. Depende por completo de ti para hacer la mejor elección.”

Esa elección diaria —entre croquetas comerciales, comida casera, suplementos o snacks— determina en buena medida su salud, su energía y su longevidad. La doctora Karen Becker, coautora del libro, advierte que incluso los alimentos de prescripción veterinaria muchas veces no contienen medicamentos reales, sino marketing con ingredientes cuestionables.

¿Significa esto que las croquetas son malas? No necesariamente. Pero tampoco son la única opción. Como explican los autores y muchos veterinarios integrativos, lo ideal puede ser combinar croquetas de alta calidad con alimentos frescos y naturales.

¿Cómo hacer una dieta mixta saludable?

1. Elige croquetas limpias. Sin subproductos animales, sin conservadores sintéticos como bht (Butilhidroxitolueno / Butylated Hydroxytoluene) o bha (Butilhidroxianisol / Butylated Hydroxyanisole) o Ethoxyquiny.

2. Añade alimentos frescos poco a poco. Pollo cocido, arroz integral, calabaza al vapor, zanahoria rallada, huevo cocido. Empieza con un 10-20 % del plato.

3. Respeta horarios y equilibrio. Puedes mezclar o separar los alimentos en dos comidas distintas, pero evita dejar croquetas disponibles todo el día si añades comida húmeda.

4. Cocina sin sal, cebolla ni condimentos. La sencillez es la clave: lo que nutre no siempre viene en sobres de colores.

Evita improvisar si tu perro tiene problemas digestivos, enfermedades crónicas o necesidades especiales. Infórmate o consulta a un veterinario de confianza.

Una guía útil para comenzar

Si este tema resuena contigo y quieres aprender a cocinar para tu perro, en Gandhi puedes encontrar el libro Cocina sana para tu perro, de Gemma Knowles. Su propuesta es sencilla, directa y profundamente conectada con la naturaleza del animal.

Con más de 30 recetas y consejos sobre suplementos naturales, alimentos prohibidos, equilibrio nutricional y organización de menús semanales, es un libro que se alinea perfectamente con quienes buscamos cuidar a nuestros animales con el mismo respeto con el que cuidamos nuestro cuerpo y nuestro planeta.

Cuidar con inteligencia

Desde mi mirada —la de alguien que cree en la inteligencia natural, en el poder de reconectar con la vida simple y saludable—, cuidar a un perro es también una forma de cuidado hacia nosotros mismos. Porque al observarlos, nutrirlos bien, respetar su instinto y permitirles ser lo que son, nos acercamos a una vida más coherente, más viva, más libre de artificios.

Cuidado con el perro, sí. Pero no por miedo. Sino por respeto. Por amor bien entendido. Y por la certeza de que su paso por nuestra vida puede ser tan luminoso como el camino que les ayudemos a recorrer.+

Para cuidar la salud de tus perritos, te recomendamos a la médica veterinaria Lucy Matricardi.

Instagram: ancestral.nutricion.vet

Facebook: Ancestral-Nutrición Veterinaria Canina y Felina

Lucía Moreno es autora de Inteligencia Natural (Aguilar, 2025) y fundadora de Verde a la mexicana e Immi México, proyectos

Los + leídos

FICCIÓN

LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE

Matt Haig

ADN

Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones... ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?

LA VEGETARIANA

Han Kang

PENGUIN RANDOM HOUSE

Premio Nobel 2024

Situada en Corea del Sur, La vegetariana es la historia de una metamorfosis

radical y un acto de resistencia contra la violencia y la intolerancia humanas. Galardonada con el Premio Booker Internacional, esta bella y perturbadora novela catapultó internacionalmente a la que es una de las voces más interesantes y provocadoras de la literatura asiática contemporánea.

ANTES DE QUE SE ENFRÍE EL CAFÉ

Toshikazu Kawaguchi

DEBOLSILLO

En un pequeño café escondido en un callejón de Tokio circula un rumor fascinante: si eliges la silla correcta, puedes viajar al pasado. Pero este extraordinario viaje tiene reglas: no puedes salir del café mientras dure, debes beber el café antes de que se enfríe y no podrás cambiar el presente. A través de las historias de cuatro clientes, esta obra nos invita a reflexionar sobre el amor, las oportunidades perdidas y la esperanza de un futuro por construir.

CADÁVER EXQUISITO

Agustina Bazterrica

ALFAGUARA

Premio Clarín de Novela 2017

La súbita aparición de un virus letal que ataca a los animales modifica de manera irreversible el mundo: desde las fieras hasta las mascotas deben ser sistemáticamente sacrificadas, y su carne ya no puede ser consumida. Los gobiernos enfrentan la situación con una decisión drástica: legalizar la cría, reproducción, matanza y procesamiento de carne humana.

NADIE RECUERDA SU PROPIA MUERTE

Berenice Andrade Medina

RANDOM HOUSE

Decidida a huir de la ciudad, con muchas dudas sobre la enfermedad que la trastorna, Gregoria vuelve con sus abuelos al pueblo Reforma de Pineda a buscar respuestas, entre limpias y ansiolíticos. Con una técnica narrativa siempre en tensión, entre tragedia y humor negro, Berenice Andrade Medina logra en esta, su primera novela, un relato de contrastes que expone la frágil tela que divide al pensamiento mágico del científico.

LOS JUEGOS DEL HAMBRE 5 AMANECER EN LA COSECHA

Suzanne Collins

MOLINO

DE MÍ PARA MÍ, PUEDES

CON ESTO Y MÁS

Nacarid Portal DÉJÀ VU

NO FICCIÓN

NO ME LLAMES LOCA

Gilfraen Eärfalas

PLANETA

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Viktor Frankl HERDER

El doctor Frankl, psiquiatra y escritor, explica la experiencia que lo llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple sorprendentemente esperanzador sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades.

HÁBITOS ATÓMICOS

James Clear PAIDÓS MÉXICO

¿Cómo podemos vivir mejor? Sabemos que unos buenos hábitos nos permiten mejorar significativamente nuestra vida, pero con frecuencia nos desviamos del camino: dejamos de hacer ejercicio, comemos mal, dormimos poco, despilfarramos. ¿Por qué es tan fácil caer en los malos hábitos y tan complicado seguir los buenos?

DEJA DE SER TÚ

Joe Dispenza URANO

Joe Dispenza saltó a la fama en nuestro país tras participar en la película ¿Y tú qué sabes?, un documental sobre la sobrecogedora capacidad de la mente para transformar la realidad, que corrió de mano en mano sin ninguna publicidad. El resultado es un método práctico de transformación para crear prosperidad y riqueza, pero también un viaje prodigioso a un nuevo estado de conciencia.

ESTE DOLOR NO ES MÍO. IDENTIFICA Y RESUELVE LOS TRAUMAS FAMILIARES HEREDADOS

Mark Wolynn

GAIA EDICIONES

La evidencia científica muestra que los traumas pueden ser heredados. Mark Wolynn, fundador y director del Instituto de Constelaciones Familiares y pionero en el estudio de los traumas familiares heredados, presenta un enfoque transformador que permite resolver problemas crónicos que no han podido ser aliviados mediante la terapia tradicional, los medicamentos u otras medidas.

QUERIDA YO: TENEMOS QUE HABLAR

Elizabeth Clapes

MONTENA

Querida yo: tenemos que hablar, para trabajar nuestra salud mental y mejorar nuestra calidad de vida y relación con nosotras mismas. Vamos a parar un momento para conocernos, corregirnos, aceptarnos, perdonarnos. Y una parte muy importante: para mandar a la mierda lo que sea necesario. A ver si así podemos empezar a querernos tanto como nos merecemos, que ya toca.

CUANDO SEA REAL

Shula Li MOLINO

UN DESTINO TEÑIDO DE SANGRE

Danielle L. Jensen

EDITORIAL HIDRA

ELECTRÓNICOS

EL ÚLTIMO SECRETO

Dan Brown

PLANETA

Robert Langdon, el célebre profesor de simbología, viaja a Praga para asistir a una conferencia impartida por Katherine Solomon, una brillante científica noética con quien ha iniciado una relación y cuyos asombrosos descubrimientos sobre la naturaleza de la conciencia humana prometen desafiar siglos de creencias consolidadas. Pero un brutal asesinato desata el caos, y Katherine desaparece sin dejar rastro junto a su valioso manuscrito.

NO ME LLAMES LOCA

Gilfraen Eärfalas

PLANETA

Me llamo Dannielle y, a mis veintidós años, he atravesado el infierno en más de una ocasión y el precio que mi mente tuvo que pagar fue fragmentarse. No puedo permitirme arruinarlo todo, aunque sólo se necesita una chispa para iniciar un incendio y esta vez puede ser tan grande que nadie logre escapar de sus llamas.

NO SOY UN ROBOT

Juan Villoro

ANAGRAMA

Somos ya seres digitales. Hemos pasado de la galaxia Gutenberg de McLuhan a la galaxia digital. ¿Cómo afecta a nuestra percepción de la realidad? ¿Qué derivas políticas suscita esta revolución tecnológica? ¿Cómo influye en el ejercicio del periodismo? ¿Cuál es el papel del libro y la lectura en esta nueva era? Juan Villoro responde a éstas y otras preguntas en un ensayo que huye del academicismo y combina las pinceladas autobiográficas con la reflexión y la prospección especulativa.

EL PEQUEÑO LIBRO DEL ESTOICISIMO

Jonas Salzgeber

URANO

Jonas Salzgeber encontró en el estoicismo las claves para dominar el arte de la vida y comparte en este libro eso que nunca nos enseñaron en el colegio: a convertirnos en nuestra mejor versión, a ser más productivos, seguros, resilientes, conscientes y carismáticos. Filosofía estoica para poner en práctica los principios de esta antigua filosofía en los tiempos de internet.

PERREO, UNA REVOLUCIÓN

Cazzu

RESERVOIR

BOOKS

Durante años, Cazzu se enfrentó a una pregunta: ”¿Cómo se siente tener éxito en un género musical tan machista?”. Y como suele ocurrir, le pidieron explicaciones. Pero ¿por qué se lo preguntaban más a ella que a los hombres? Y, sobre todo, ¿es realmente machista el reggaetón? Este libro nació como respuesta y como exploración a esa dualidad que anida en el género.

EL PRINCIPITO

Antoine de Saint-Exupéry EDICIONES GANDHI

EL LIBRO SALVAJE

Juan Villoro FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

ARTE Y RECREACIÓN

HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL (HARRY POTTER 1)

J. K. Rowling

SALAMANDRA INFANTIL Y JUVENIL

ARTE ANTIESTRÉS / DESCUBRE A LOS MEJORES AMIGOS

Tomás García Cerezo HACHETTE BIENESTAR

Los mejores amigos de los héroes de las películas de Disney y Pixar están listos para ser descubiertos sólo con llenarlos de color. Cada lámina esconde un buen amigo que encantará con su simpatía y genialidad. Esta actividad de coloreo con guía de colores, además de ser recreativa, dará grandes beneficios de relajación, bienestar y hará que se olviden las situaciones de estrés del día.

ARTE ANTIESTRÉS / EL PODER DE LAS CHICAS

Graciela Iniestra Ramírez

HACHETTE BIENESTAR

Las figuras femeninas de las películas Disney tienen una gran relevancia en las historias de las películas. Aunque su papel no siempre es el de heroínas o villanas, todas ellas gozan de gran inteligencia y capacidad para resolver sus propios retos. Ésta es la personalidad que se imprime en las maravillosas láminas de este libro.

ARTE ANTIESTRÉS / DESCUBRE A TU AMIGO FIEL

Graciela Iniestra Ramírez HACHETTE BIENESTAR

La amistad es parte fundamental para convivir con seres tan fantásticos como los de las películas Disney. Ver desfilar página tras página a los personajes es revivir sus mejores escenas de amistad colmadas de simpatía y buen humor. Películas como Toy Story, Buscando a Nemo y Monsters, Inc. están presentes en este maravilloso libro para que sus fans descubran que en cada uno de sus personajes tienen un amigo fiel.

PERREO, UNA REVOLUCIÓN

Cazzu

RESERVOIR BOOKS

Durante años, Cazzu se enfrentó a una pregunta: ”¿Cómo se siente tener éxito en un género musical tan machista?”. Y como suele ocurrir, le pidieron explicaciones. Pero ¿por qué se lo preguntaban más a ella que a los hombres? Y, sobre todo, ¿es realmente machista el reggaetón? Este libro nació como respuesta y como exploración a esa dualidad que anida en el género.

ARTE ANTIESTRÉS / DESCUBRE A LOS GRANDES

CLÁSICOS

Graciela Iniestra Ramírez HACHETTE BIENESTAR

Las películas y personajes de los clásicos Disney, como su nombre lo dice, siempre estarán en el corazón de todos los fans. Desde Blancanieves, Winnie The Pooh, Fantasía, La Bella y la Bestia hasta Zootopia y Bolt, las escenas más icónicas están presentes para colorearlas. La experiencia será única por la técnica de coloreo y la dedicación que cada fan ponga como sello personal en cada lámina.

EMPEZAR DE NUEVO

Oliver Jeffers FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

SE BUSCA A LOS COMPAS

Mikecrack, El Trollino y Timba VK EDITORIAL MARTÍNEZ ROCA

Entrevista literaria

Con el tiempo se movió hacia la ciencia ficción, la literatura fantástica, la novela de viajes y aventuras. Es autor de la saga juvenil El mensajero de Agartha, de diez volúmenes, y ha explorado con entusiasmo la novela gráfica, el cómic y el cine. Dos de sus historias fueron adaptadas en películas para Prime Video y recientemente terminó una serie para Netflix que verá la luz en diciembre. Entre sus influencias se encuentran detectives como Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán, o a Mario Conde, de Leonardo Padura. También lo marcó Rubem Fonseca con El gran arte (Cal y Arena, 2011), una obra que lo deslumbró y que confirmó la potencia de una narrativa capaz de retratar el caos urbano de las megalópolis del sur: Ciudad de México, Río de Janeiro, Bogotá. También lo ha influenciado el cine. Desde Herzog y Wim Wenders hasta el cine latinoamericano de películas como Ciudad de Dios o Amores perros, Mendoza reconoce en la pantalla un motor de su narrativa. No es casual que haya trabajado con directores como Andy Weiss o Carlos Moreno, ni que sus propios libros hayan encontrado un cauce audiovisual. En ese contexto aparece Vírgenes y toxicómanos (Planeta Colombia, 2025), una

Mario Mendoza: escribir desde los márgenes
Mario Mendoza: escribir desde los márgenes
Mario Mendoza: escribir desde los márgenes

Alo largo de su carrera, Mario Mendoza ha transitado por géneros y registros muy distintos. Inició en el hiperrealismo en diálogo con la novela negra y policial, géneros que en Colombia carecían de tradición sólida pese a la presencia de carteles de droga tan poderosos como los que marcaron los años ochenta y noventa. “En México había voces como Elmer Mendoza o Paco Ignacio Taibo II, que me mostraron un camino”, suele recordar. Su novela Satanás, ganadora en 2002 del Premio Biblioteca Breve, le abrió una puerta definitiva: narrar la América Latina profunda desde la mirada oscura del género negro.

historia que se adentra en un territorio extraño y deliberadamente incómodo. Surgió después de Paranormal Colombia (Planeta, 2021), un libro de corte periodístico. Mendoza sentía la necesidad de narrar, en clave de ficción, ese universo invisible e intangible que había explorado antes desde la no ficción. La duda lo acompañó hasta el final: temía que la novela resultara delirante, que los lectores se perdieran en ella. Sin embargo, la recepción en la Feria del Libro de Bogotá fue entusiasta y hoy el escritor confiesa su expectativa por ver cómo dialogará la obra con los lectores mexicanos.

El título encierra una paradoja que se convierte en clave de la historia. Las vírgenes no son las figuras femeninas asociadas al catolicismo, sino dos jóvenes con discapacidad que comparten soledad, marihuana y confidencias en la universidad. En un instante de franqueza, uno le dice al otro: “Somos vírgenes y drogadictos”. Esa frase sintetiza sus vidas: el deseo de ser amados frente al aislamiento radical.

En paralelo, este libro entrelaza lo íntimo y lo político. El padre de uno de los protagonistas es un senador corrupto; el del otro, un defensor de derechos humanos. Esa tensión refleja, en miniatura, la complejidad colombiana, atravesada por guerrillas, paramilitares y carteles. Para Mendoza es inevitable: se escribe desde el país que se habita, y el suyo es tumultuoso, imposible de silenciar.

Tras concluir el libro, Mendoza admite que la frontera entre realidad y ficción ya no le parece clara. Antes sabía dónde terminaba lo real; hoy todo se mezcla, todo se vuelve poroso. Espera que el lector comparta esa incertidumbre y se pregunte si su propia vida no ha caído en una rutina demasiado plana. “Me interesa que se atreva a jugar una carta distinta, más arriesgada, más libre”, asegura.

Presentar este libro en México tiene para él un valor especial. Recuerda que llegó por primera vez con Satanás, invitado por Paco Ignacio Taibo II, y que participó en ferias como la del Zócalo o Guadalajara. Habla de México como de un país hermano, ligado por una tradición surrealista que conecta con el trasfondo de su obra. Cita a Jacobo Grinberg, el científico mexicano desaparecido misteriosamente en los noventa, como una influencia decisiva en la construcción de la trama. “Colombia y México somos países gemelos en lo raro y en lo fraternal. Volver con este libro es una ilusión enorme”, dice Mendoza.

Vírgenes y toxicómanos habita el filo entre lo visible y lo invisible, entre la vida íntima y la violencia pública, entre el deseo y la soledad. Una obra que no ofrece respuestas sino dudas, que abre puertas en lugar de cerrarlas. Como si la literatura, en la voz de Mario Mendoza, no buscara domesticar la realidad sino volverla aún más misteriosa, más luminosa en sus sombras.+

Pedro J. Fernández: humanizar a la Décima Musa Pedro J. Fernández: humanizar a la Décima Musa

Has dicho que hemos convertido a Sor Juana en un símbolo y que lo que te interesaba era humanizarla. ¿Cómo lo lograste?

En uno de sus versos, Sor Juana habla sobre la duda que tenía acerca de su genio. Eso me llevó a pensar que es lo mismo para todos los escritores: dudamos de lo que escribimos, tememos la página en blanco y trabajamos mucho para llegar a un texto terminado. Mostrar esas dudas nos permite verla como un ser humano vulnerable, como lo somos todos.

Con Sor Juana pasa que la tenemos tan idealizada que creemos que caminaba por el convento hablando en verso, y que lo primero que salía de su pluma era perfecto. Yo quería mostrar a Sor Juana más allá del símbolo.

Tu serie histórica también ha conectado con lectores jóvenes. ¿Qué reacciones has recibido?

Me ha sorprendido ver chicos de 14 o 15 años llevando los libros para que se los firme. Les gustaron Yo, Díaz o Maximiliano y quieren seguir leyendo. Eso me encanta: no se quedan en un título, buscan otro y otro. Con Yo, Sor Juana ha pasado lo mismo; en pocas semanas ha recibido muy buenos comentarios, incluso de booktubers y booktokers jóvenes que ya esperan el siguiente.

¿Qué aporta Sor Juana a tu serie de biografías?

La mayoría de mis personajes pertenecen al siglo xix. Sólo Malintzin y Sor Juana son excepciones, lo que me permitió contar épocas distintas. En Sor Juana

Por Fernando Sanabrais

Pedro J. Fernández, nacido en Delaware en 1986, ingeniero, sommelier e incluso lector de tarot, ha publicado novelas y textos tanto para el público adulto como para jóvenes. Pedro ha dejado una marca inconfundible al humanizar a los grandes nombres de la historia. De Yo, Díaz, Soy Malintzin y Maximiliano, memorias secretas, regresa ahora a la Décima Musa con Yo, Sor Juana: Mujer volcán (Océano, 2025) novela que viaja desde la intimidad entre el genio, la fe, el poder y el deseo de conocimiento. Un libro concebido para devolver carne, dudas y furia a una figura que a veces convertimos en estatua.

me interesó mostrar el México del xvii y, sobre todo, cómo una mujer encontró libertad dentro del convento. Como decía Virginia Woolf, una mujer necesita una habitación propia y dinero para escribir. Sor Juana lo tuvo en su celda. Desde ahí desafió las convenciones: escribía textos religiosos y también profanos, recurrió a la mitología grecolatina y cuestionó a los hombres de su tiempo.

En su Respuesta a Sor Filotea describe cómo montó su propio laboratorio en la cocina, un espacio considerado menor que ella convierte en lugar de conocimiento. De ahí su famosa frase: “Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más habría escrito”. Una bofetada con guante blanco a su época.

En el libro mencionas sus diversas facetas. No fue sólo una monja sentada a escribir. Fue una mujer que redactó un recetario, que estudió astronomía y reunió la biblioteca más grande del continente con cinco mil volúmenes. Mientras otros discutían si la Tierra era el centro del universo, ella leía a Copérnico y Galileo. Quería saberlo todo. Esa amplitud la hace atemporal.

El final de Sor Juana es uno de los momentos más poderosos. El obispo de Puebla le pidió escribir sus ideas sobre un sermón del padre Vieira. Después aprovechó su enfrentamiento con el obispo de México y publicó el texto sin permiso como Carta atenagórica, firmada como “Sor Filotea”. Fue un escándalo que una monja opinara sobre esos temas. En lugar de callar, Sor Juana respondió con la Respuesta a Sor Filotea, donde no sólo se defiende: también habla de su infancia, de cómo aprendió a leer y de por qué entró al convento. Eso le trajo problemas. Bajo la presión del arzobispo, vendió sus instrumentos,

se deshizo de su biblioteca y declaró que dejaría de escribir. Pasó sus últimos años dedicada a la vida religiosa, participando en castigos corporales y escribiendo en el libro de actas que ahí se anotara el día de su muerte, porque era “la peor del mundo”. La peste que azotó al convento terminó por alcanzarla: cuidó a sus hermanas enfermas, se contagió y murió.

¿Qué encuentras vigente de Sor Juana en pleno siglo xxi?

Todo. Sus versos de amor, sus ironías sobre los celos, sus cuestionamientos a los hombres. Era muy famosa y respondía con sarcasmo a quienes la adulaban demasiado. Hoy podemos reírnos con versos que escribió hace 300 años. Esa capacidad de transmitir sentimientos a través del tiempo es lo que la hace atemporal. Entendió la condición humana y la plasmó en su obra.

¿Qué proyectos vienen después de Yo, Sor Juana?

El próximo título de esta serie será sobre Santa Anna. También trabajo en el segundo volumen de El juego de la silla. Habrá más libros sobre la historia de México.

Muchas gracias, Pedro. Esperamos tenerte muy pronto nuevamente.+

Océano

VReescribiendo

Reescribiendo

Reescribiendo

Verónica

Biagi

destinos: Verónica Biagi

destinos: Verónica Biagi

y la adolescencia de Ana Romero Marqués

y la adolescencia de Ana Romero Marqués

y la adolescencia de Ana Romero Marqués

erónica Biagi es una escritora mexicana que publica con editorial Urano, sello Titania. Su primera novela, Marqués. Reescribiendo mi destino (2025), explora la identidad, la familia y el proceso de reinventarse tras una pérdida a través de la voz de Ana Romero Marqués. La autora ofrece una mirada íntima a la adolescencia, los secretos familiares y el poder de elegir el propio camino, con un estilo fresco que combina drama, humor y reflexiones sobre la vida cotidiana.

El libro inicia con una escena poderosa: Ana se está cortando el cabello frente al espejo. Más allá de lo estético, este gesto simboliza la ruptura de una vida y el nacimiento de otra. Verónica explica que cortarse el cabello es como decir “ya no tengo esta piel”. Ana experimenta algo muy fuerte en las primeras páginas, un evento traumático que transforma su identi dad física y emocional. Cortarse el cabello se convierte en un acto de rebeldía y de reinvención, un símbolo de que está lista para convertirse en la persona que quiere ser.

Ana, huérfana, es enviada a vivir con un abuelo prácticamente desconocido. Este nuevo entorno le permite explorar quién puede ser en un contexto completamente diferente. Para Verónica, representa otra oportunidad de construir vínculos, conocer nuevos amigos y acercarse a sus raíces a través de un adulto con quien inicialmente no tiene cone xión emocional. “No importa cuán to quiera huir de su pasado; al final, su abuelo será quien la haga descubrir quién era desde el principio”, comenta. El abuelo de Ana es un personaje ambiguo y entrañable. Biagi lo construyó inspirándose en figuras familiares comunes en América Latina: alguien gruñón pero con un corazón de oro. “No tiene muchas palabras, pero su corazón es más grande que cualquier otra cosa”, explica la autora. Para ella, la relación entre nieta y abuelo funciona como un espejo: ambos tienen asuntos pendientes que deben resolver y terminan aprendiendo el uno del otro. “No se puede ignorar el pasado; hay que volver a él, recordar y sacar lo mejor para construir el futuro”, dice.

Otro elemento clave de la novela es la teoría del crayón rojo, una metáfora sobre la perseverancia y la paciencia necesarias para alcanzar los sueños. Según Verónica, cualquier objetivo requiere tiempo, dedicación y aprendizaje: “Hay que aferrarse y trabajar hasta lograr lo que se quiere. Es parte de la filosofía de Ana, que cree que para convertirse en quien desea ser debe ser paciente y encontrar su camino”. La autora reconoce que esta idea también refleja su propia experiencia como escritora, después de años de esfuerzo y aprendizaje hasta ver su libro materializado en las librerías.

La novela aborda la adolescencia como un territorio de inseguridades y comparaciones. Ana observa a sus compañeros y los percibe como perfectos, pero pronto descubre que todos arrastran sus propias máscaras y dudas. “Nadie es perfecto. No tenemos que ser alguien más; ya somos suficientes con lo que somos. Aunque todo parezca perfecto al otro lado, todos luchamos con inseguridades que no siempre [mostramos]”, señala Verónica.

El amor en Marqués… aparece de forma realista: torpe, frágil y complejo. “El amor no es perfecto ni idealizado. Es amistad, confianza, compañerismo, momentos hermosos. Aprendemos de los errores y descubrimos lo que funciona para nosotros”, explica. El arte también es un refugio central para Ana. Sus dibujos le permiten procesar emociones y conocerse mejor. “El arte ayuda a sacar lo que sientes sin darte cuenta. Ana descubre verdades de sí misma a través de sus pinturas y dibujos, que son su forma de expresarse y de lidiar con lo que vive”, comenta la autora. Sobre la voz narrativa, irónica y vulnerable, Verónica destaca que refleja la dualidad de Ana: “Toda su vida quiso ser adulta para agradar a sus padres, pero ahora tiene que aprender a ser joven, a cometer errores y redescubrirse. Esa combinación permite que lectores adolescentes y adultos se identifiquen con ella”.

El escenario de la novela, el pueblo ficticio de Montalvo, es mucho más que un telón de fondo. Verónica quería mostrar la vida fuera de la gran ciudad, con sus tradiciones, desigualdades y tensiones sociales. “Me inspiré en distintos lugares donde viví de niña. Es una combinación de experiencias y de imaginación. Quería dar visibilidad a la forma de pensar, de comportarse, incluso a la comida, que marca la dinámica del lugar”, comenta.

Al final, Verónica desea que los lectores se lleven dos mensajes fundamentales: que son suficientes tal como son y que nunca deben olvidar de dónde vienen mientras forjan su propio destino. Además, invita a descubrir su novela: “Marqués… es hermosa, divertida e irónica. Es para jóvenes, pero para todos. No se arrepentirán”, concluye.+

Titania
ALEJANDRA ANDRADE

Black Bird Academy

Octubre es el mes perfecto para envolverse en lecturas

terest e Instagram. Jóvenes en todo el mundo encontraron en esta estética un refugio melancólico y nostálgico que combina la vida universitaria, el amor por la literatura, los trajes elegantes y

EL ROMANTASY QUE NO TE PUEDES PERDER ESTE OTOÑO

o Crave, aquí encontrarás un universo igual de absorbente pero con una personalidad propia. Stella Tack logra un equilibrio entre acción vertiginosa, giros de trama inesperados y personajes

a

academy Black bird

Y UN AMOR PREDESTINADO Bienvenidos

DEMONIOS PELIGROSOS, EXORCISTAS SEDUCTORES

Las peculiares aventuras de una familia casi normal, de Kate DiCamillo

Las peculiares aventuras de una familia casi normal, de Kate DiCamillo

Una historia de amor sobre duelo, familia y un verano inolvidable

Una historia de amor sobre duelo, familia y un verano inolvidable

Qué tienen en común un perro gigante y lanudo, una niña de diez años con alma sensible, una abuela que ve fantasmas, una hermana menor que sueña con convertirse en criminal y un tío que vive en el sótano, decidido a pintar la historia del mundo (empezando por un pie)? La respuesta: son parte de la excéntrica, caótica y profundamente entrañable familia Wilkey, que protagoniza la nueva joya literaria de Kate DiCamillo.

La historia gira en torno a Fortuna Wilkey, una niña inteligente, observadora y un poco melancólica, que vive un verano en el que todo cambia: su abuela Charisse empieza a enfermar; su hermana menor, Pinky, de seis años, muerde a una enfermera como parte de sus “planes criminales”; el tío Ted, tras un ataque de inspiración creativa, se aleja de su esposa y baja al sótano a pintar una obra monumental y, por si fuera poco, hay un fantasma que aparece justo en la habitación de su abuela. Ah, y un mapache bailarín podría estar viviendo en el ático.

Pero Las peculiares aventuras de una familia casi normal (VRYA, 2025) no es sólo una colección de anécdotas peculiares: es una historia profundamente humana que habla de los lazos familiares, la aventura de crecer, las despedidas inevitables y de cómo el amor, en sus múltiples formas, sostiene a una familia incluso en medio del caos. A través de una narración en primera persona, Fortuna nos invita a ver el mundo desde una perspectiva que mezcla la lógica de la niñez, sabiduría involuntaria y una sensibilidad poética que recuerda a los clásicos de la literatura infantil.

Lo que hace especial a esta novela es el equilibrio perfecto entre humor y emoción. Hay momentos hilarantes (como cuando Pinky es arrestada por intentar robar un banco con una capa negra), pero también instantes de gran ternura, especialmente en la relación de Fortuna con Charisse, su abuela, quien le recuerda que “toda buena historia es una historia de amor”.

Además, el lenguaje es rico, lírico y lleno de pequeñas joyas, como las palabras del vocabulario que Fortuna aprendió de su profesora Mielk y que colecciona con su mejor amigo, Billy Jackson, un niño que dice escuchar música de piano en su cabeza desde que nació. La música, los libros, los recuerdos y las conversaciones cotidianas son parte de lo que da vida a este universo tan cálido como excéntrico.

Kate DiCamillo, ganadora de dos medallas Newbery y autora de clásicos como El prodigioso viaje de Edward Tulane y Gracias a WinnDixie, vuelve a demostrar por qué es una de las autoras más queridas de la literatura infantil contemporánea. En Las peculiares aventuras de una familia casi normal, entrega una novela que emociona sin ser sentimentalista, que entretiene sin subestimar a sus lectores y que deja una huella profunda en el corazón.

Ideal para lectores de 9 años en adelante, esta historia puede disfrutarse en familia, en el aula o en soledad, con una taza de chocolate caliente y un corazón dispuesto a escuchar la música invisible del mundo.

Las peculiares aventuras de una familia casi normal es, en el fondo, una historia sobre crecer sin dejar de soñar, aprender a decir adiós a aquellos que ya no están y vivir con la certeza de que, incluso cuando todo parece salirse de control, el amor sigue siendo el hilo que lo sostiene todo.+

El jardín no olvida. Una conversación con Gilma Luque El jardín no olvida. Una conversación con Gilma Luque

Luque retoma la tradición de las escritoras que han hecho del espacio doméstico una geografía simbólica y la lleva hacia una reflexión más honda: el jardín como conciencia. No hay aquí simple descripción, sino desposesión: la palabra se desnuda, se deja fecundar por el silencio y, en ese vacío, brota la revelación. La literatura, decía yo alguna vez, es una tentativa de reconciliación entre contrarios: el yo y el otro, la palabra y el silencio, la vida y la muerte. Este libro de Gilma Luque participa de esa misma tentativa.

Gilma, me gustaría comenzar con dos preguntas quizá abstractas: ¿qué es el amor y qué es más poderoso, amar o dejar de amar?

En algún momento pensé que son parte del mismo milagro. Suceden de manera inesperada, pero creo que el amor es más inesperado. Cuando llega el amor y nos enamoramos y decidimos tener una relación con alguien… En cambio, el desamor se construye. Poco a poco dejamos de amar y dejar de amar toma tiempo. Dejar una relación lleva mucho más tiempo: necesitamos espacio y tiempo para poder dejar una historia en la que hemos estado viviendo durante mucho tiempo.

En tu novela, Inés y Emilio atraviesan justamente ese proceso. Emilio decide ir

La escritora Gilma Luque ha sabido entrelazar lo simbólico con lo íntimo, y ha construido un espacio literario donde el jardín y la identidad florecen como metáforas poderosas en su más reciente obra, El hombre en el jardín, publicada este año por Hachette Literatura, con la cual obtuvo en 2023 el prestigioso Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos.

a vivir al jardín, gesto que parece disparatado y al mismo tiempo revelador. ¿Cómo concebiste esa metáfora del desamor?

Me interesaba mostrar cómo la distancia entre dos personas puede volverse insalvable incluso dentro de la misma casa. Me interesaba mostrar que, en la ruptura, lo que decimos y lo que omitimos también quema. En la novela hay muchas omisiones entre ellos. Es muy difícil que se comuniquen. Usé máquinas y el ruido de las construcciones y demoliciones para que no se escucharan: es la metáfora de no poder comunicarse. Y cuando se comunican, lo hacen de forma furiosa, incontrolable, como el fuego que se expande. El humo es otra metáfora de no ver. Hay humo y polvo que levantan las construcciones. La idea central es que uno deja de ver al otro como lo vio en algún momento, hasta que lo vuelve a ver pero no lo reconoce. Mientras ocurre la ruptura, la relación es violenta, incluso con las omisiones y los silencios. Tampoco están en casa al mismo tiempo: uno entra, otro sale. Quería decir que ya no hay forma de estar juntos, ya no hay forma de ser dos o de ser “nosotros”.

El polvo es recurrente. A veces como lo que está en los objetos y otras como una nube que atraviesa la memoria. También el ruido: vuelve, perturba, y no permite ver con claridad. Quería que el polvo fuera la huella de lo que se desmorona, y que los objetos hablaran por quienes ya no están. Quise que se notara cómo recordamos por escenas y que, al reconstruir, omitimos. La memoria es caprichosa. Por eso la estructura en fragmentos breves, con espacios en blanco: lo no dicho también habla. Pienso en “la memoria” como una invención.

En la novela aparece un libro clave: El triunfo de la belleza (1934), de Joseph Roth.

Es un objeto que vincula a los personajes. Me gusta mucho Joseph Roth. Ese libro habla de pérdida y fragilidad. Lo puse como un guiño personal y porque funciona como símbolo: guarda mensajes, secretos, omisiones. Me interesaba esa idea de que a veces preferimos no saber lo que el otro escribió. Preferimos quedarnos con la historia que nos contamos a nosotros mismos. Incluso jugué con la posibilidad de que el lector dudara de si Emilio existía o no, o si estaba enfermo. Ese no saber también sostiene la lectura.

El jardín: refugio, amenaza, belleza y decadencia. Espacio de vida y muerte. ¿Por qué colocarlo en el centro?

Pensé incluso en escribir la novela desde el punto de vista del jardín, como si fuera un testigo. En el jardín conviven los vivos y los muertos: las cenizas de los abuelos, los pájaros, los perros enterrados, la jacaranda, las macetas que se reemplazan una y otra vez. Me interesaba esa ambigüedad: cementerio y celebración. El jardín me permitió explorar lo otro: lo exterior que acompaña a Inés frente a la casa, que es lo íntimo y cerrado.

Para cerrar: ¿estás trabajando en un nuevo libro?

Sí. Estoy escribiendo una novela sobre cuando tenía veinte años. Vuelvo al pasado y a la memoria. Aún necesita un poco de tiempo.+

Hachette

Errar para acertar: la poesía de Luis Jorge Boone Errar para acertar: la poesía de Luis Jorge Boone

Perdidos en Hamartia reúne los cinco primeros libros de poesía publicados por Luis Jorge Boone (Monclova, Coahuila, 1977). Esta edición, publicada por el Fondo de Cultura Económica, busca, por un lado, volver a poner al alcance del público interesado estos primeros títulos y, por otro, permitir la perspectiva crítica que facilita el recuento de un trabajo ya amplio y maduro como el de Boone. En la “Nota final” que acompaña este volumen, el mismo autor explica sus razones: “Estos poemas estaban algo perdidos, tras la línea de sombra de los textos no disponibles, y ahora… no es que estén a salvo de toda duda, pero advierten que su signo ha sido la búsqueda, la tentativa”.

Creo que hay en Perdidos en Hamartia mucho más que una tentativa. Se puede constatar aquí el inicio, el ascenso y —particularmente en los dos últimos libros— la madurez de una de las voces más seguras de la actual literatura mexicana. No cabe duda de que se atestigua el progreso, no tanto de los temas, sino del modo de “poetizarlos” desde una destreza estética ascendentemente compleja.

La evolución de una obra literaria, cuando es posible conocerla a través de la perspectiva de varios libros, transmite una emoción contradictoria. Es algo parecido al reconocimiento que se experimenta cuando, al mirar una serie de retratos hechos a lo largo de años, se descubre y a la vez desconoce a una misma persona. La identidad está allí desde el principio, es cierto, pero es la evolución precisamente de las singularidades, de los rasgos o gestos inseparables, lo que resulta decisivo.

Si tuviéramos que hablar de geografías en la literatura mexicana, Boone no pertenece al sur sino al norte. Su escritura es honda y resistente. Es una escritura que conoce muy bien la luz y la sombra, que ha crecido en la aridez y atesora el agua, como los cactus, para esperar la siguiente lluvia. Observa y se estremece en silencio ante la vastedad del desierto, medita en las largas horas de un trayecto de vuelta al origen. En pocas palabras: su estrategia vital no es proliferar, como la selva, sino perdurar, como la roca. No es la multiplica ción desbordada, sino la calma en secreto, la pausa, la observación, los gestos más podero sos de su escritura. No desperdicia ningún elemento, por el contrario: lo agota hasta su último sentido. Es uno de esos raros casos de escritores en los que menos es más.

Como lo preconizan los ancestros: para llegar a la madurez, no basta la acumula ción de intentos o de errores, de éxitos y fracasos. Sólo la medicina de la autocrítica permite la salud de la evolución, y ella es probablemente el último e insobornable juez. La nada indulgente autocrítica que está señalada en el título de este vo lumen me parece un óbolo de honestidad. La hamartia es un concepto de origen griego que significa “errar el blanco”. Se emplea para referirse a un error o a un extravío, pero también a una falta o un exceso que conducen al encuentro con el destino. Lo que el autor advierte bajo este título es su percepción acaso de insuficiencia frente a sus propias expectativas. Sin em bargo —y en descargo de este severo juicio sobre sí mismo— yo preguntaría: ¿cuántos poetas habrían logrado por lo menos la mitad de estas páginas antes de haber cumplido 30 años?

Hay una pregunta que vale la pena siempre recordar: ¿qué es lo que bus camos como lectores en un escritor? Las respuestas pueden ser un arcoíris de razones, pero creo que, ante todo, confiamos en alguien que, en princi pio, si se ha preocupado toda una vida por escribir, tiene por lo menos algo indiscutible qué decir. Algo hondamente cierto. Una verdad de vida. Tal vez eso sea un escritor.

Luis Jorge Boone es uno de esos autores de raza: lo mismo en la poesía que en la narrativa, el ensayo, la nota crítica o la reseña, no hay una página irresponsable, no hay una idea descolocada y no suele haber, prácticamente en cualquiera de sus textos, un vocablo gratuito. Así, cuanto más se adentra en la historia y la lectura, cuanto más asciende en la Babel de nuestra lengua extraña, creo que al canza la estación del silencio. No el silencio del que no tiene nada que decir, sino el silencio del que regresa, luego de un largo viaje, al centro del silencio, a la primera y la última pre gunta que comenzó el trayecto: “Habito la última, la página —en blanco— de todos los libros; / sé que el poema / siempre tiene por llegada / una desaparición”.+

Directorio

Directora general y editora

Yara Vidal yara@revistaleemas.mx

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Consejo editorial

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Alberto Achar

Mario Nawy

Alejandro Magallanes

Rodrigo Morlesin

Herles Velasco

Dicen que los perros no leen, pero basta verlos dormir junto a un escritorio o caminar entre los libros para intuir que saben algo de la vida que a veces olvidamos. En la literatura, los perritos no sólo aparecen como personajes entrañables, sino como presencias constantes en la vida de quienes escriben: cómplices de la soledad, guardianes del silencio y testigos de páginas que se resisten a nacer. Su compañía ha sido un recordatorio de lo esencial: paciencia, lealtad y esa capacidad de vivir el presente.

Con este número queremos homenajear esta relación tan especial entre quienes escriben y sus perros, una amistad que revela otra forma de entender la literatura: no desde la solemnidad, sino desde el juego, la ternura y la complicidad de un ladrido. Por eso hablamos con Xavier Velasco y Juan Villoro, cuya amistad ha trascendido gracias a una hermosa camada de gigantes de los Pirineos.

Sabemos que cada perrito es relevante, pero tuvimos que decantarnos por unos cuantos para hablar de las cualidades que más admiramos de ellos: para adentrarnos en el mundo de Snoopy —ese entrañable personaje que nos enseñó que la felicidad es un cálido cachorro— nadie mejor que Rodrigo Morlesin; sobre Boatswain, uno de los canes de Lord Byron, nos habla Magali T. Ortega (@nenamounstro), a quien le damos la bienvenida. Frida, la labradora de la Marina que salvó 12 vidas y detectó 53 cuerpos tras el sismo de 2017, también se encuentra en estas páginas.

Mientras preparábamos esta edición, sentimos la necesidad de abrir una reflexión más amplia: ¿qué significa tener un perro en un mundo donde todavía abundan el abandono y la indiferencia? ¿Qué responsabilidad asumimos cuando decidimos compartir la vida con otro ser que depende de nosotros? Para esbozar algunas respuestas, Liliana Blum nos comparte la historia de los perritos que la han acompañado a lo largo de su vida, mientras que, desde la arquitectura, Aura Cruz Aburto y Rodrigo Velasco nos invitan a pensar en las maneras en que podemos cohabitar con todas las especies, pues dicha posibilidad implica reconocer que los animales tienen derecho a ser cuidados.

A propósito de espacios y condiciones de vida más amables para los perritos, sigue el trabajo de @ishowerik —encuéntralo en Instagram y TikTok—, quien se dedica a elaborar sillas de ruedas para perritos que las necesiten.

No cierres esta revista sin antes leer la recomendación poética de Jorge Fernández Granados quien en esta ocasión nos presenta a Perdidos en Hamartia, un libro del poeta Luis Jorge Boone que condensa una trayectoria literaria dedicada en buena parte a la poesía.

Creemos que adoptar es reconocer que toda vida merece cuidado y respeto, que el amor a un perro no debería estar condicionado por el pedigree. Entonces abrimos las páginas a diversas asociaciones que se dedican al rescate de estos animalitos. Si después de leer sus testimonios decides apoyar su labor o adoptar a alguno de los perritos que resguardan, nuestro trabajo estará hecho.

Cuando pensamos en literatura y perros, lo que aparece no es la anécdota simpática, sino la certeza de que estos compañeros nos recuerdan que escribir —como vivir— también requiere afecto, cuidado y la valentía de hacerse cargo de otro.+

Directora general

Revista Lee+ de Librerías Gandhi

Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Calle Comunal No.7, Col. Agricola Chimalistac, C.P. 01050, Alcaldía Álvaro Obregón CDMX. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Fotolitográfica Argo, Bolivar 838, Col. Postal. Alcaldía Benito Juárez, C.P. 03410, CDMX. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de

Índice

Tema del mes

Todos los perros van al cielo

04 Perros y literatura

Fernando Sanabrais

08 Lord Byron, Boatswain y Lyon

Magali T. Ortega

10 La felicidad es un cachorro

Rodrigo Morlesin

14 De Frida a Guard Dog

Yara Vidal

16 Adoptar es amar

20 Mi vida en perros

Liliana Blum

22 Juan Villoro, Xavier Velasco: literatura y perros

24 Arquitecturas interespecie

Aura R. Cruz Aburto y

Rodrigo Velasco

Entrevistas

28 Mario Mendoza

Entrevistas

30 Pedro J. Fernández

Fernando Sanabrais

32 Verónica Biaggi

38 Gilma Luque

Fernando Sanabrais

Inteligencia natural

25 + Notas de paso

Lucía Moreno

Recomendaciones juveniles

34 Cuidado con el perro

36

Black Bird Academy

Las peculiares aventuras de una familia casi normal

Desconfinados: poesía para leer en Gandhi

39 Errar para acertar: la poesía de Luis Jorge Boone

Jorge Fernández Granados

CARLOTA

La otra historia

de José Luis Trueba Lara

Una novela que hurga en los silencios de su vida.

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