Enero En la Parroquia de Mater Dolorosa – erigida canónicamente el 9 de noviembre de 1987 – Entre las calles Grosella e Ixcóatl #5613 del Infonavit Aeropuerto C.P 32690 – Tel/Fax. 619-29-22 – facebook.com/ParroquiaDeMaterDolorosa – Año XXXII Número 381
Palabras de Nuestro Párroco: Año Nuevo: Un reto más Al acercarse el final del año, nuestra mente empieza a girar en torno al año nuevo que se aproxima. En el mundo, el denominador común de las celebraciones es la alegría de empezar un año nuevo. Nos deseamos toda clase de parabienes y la realización de los mejores deseos para este año que inicia. Da la impresión que el año que termina ha desaparecido casi totalmente y se tiene la sensación de que al empezar un año nuevo se volviera a nacer, como si todo volviera a empezar. Toda una sensación de comenzar de nuevo. Se experimenta la virtud de la esperanza en todo su apogeo. Es lo que llamamos la mística del año nuevo. Para nosotros los católicos, el mes de diciembre tiene una significación más fuerte que el mes de enero. Tuvimos grandes fiestas religiosas, entre ellas el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción; el 12 de diciembre, Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la que todo México se vuelca en manifestaciones de gozo y de alegría. Y por último la gran fiesta de Navidad, en la que las familias suelen reunirse para convivir y disfrutar de la compañía de los seres queridos. Tal vez por la carga tan fuerte de diciembre, casi llegamos de safe (apenitas) al mes de enero. Y con la cuesta del mismo nos quedan pocas ganas de motivarnos en darle toda la fuerza que puede tener el empezar un año nuevo de nuestra vida. Sin embargo, si nos fijamos bien, diciembre puede ayudarnos para emprender un año nuevo con muchas ganas. Cada una de las fiestas religiosas que hemos mencionado puede ser un motivador muy fuerte para emprender con mucho entusiasmo el inicio de un año más. La fiesta de la Inmaculada Concepción, nos puede llenar de entusiasmo para emprender la superación de alguna deficiencia que nos gustaría desechar. Si María, nuestra Madre, nunca pecó en su vida, ¿no podré yo trabajar por disminuir algún pecado que tanto me molesta y trabajar en serio en ese defecto que me gustaría superar durante todo el año nuevo? La fiesta del 12 de diciembre, en que María se manifiesta con mucho interés por la naciente Nación Mexicana, ¿No podrá disminuir la decepción que inunda tantos corazones de mexicanos con las palabras tan esperanzadoras al indio Juan Diego? El acontecimiento guadalupano nos descubre que somos hermanos y que tenemos que trabajar juntos para establecer en nuestra patria la justicia, el progreso y la paz. Así llegamos a la Navidad, una de las grandes fiestas religiosas que tenemos los católicos. El niño Jesús congrega en muchísimos hogares a los integrantes de la familia para que se relacionen y se integren más, para que nos olvidemos de los rencores y resentimientos que nunca faltan en las familias. ¿No podrá esta fiesta ayudarnos a estrechar más los vínculos de amor y cariño que deben reinar en nuestra familia durante todo el año? Que este año nuevo sea el comienzo de un renacer en nuestra vida, motivados por nuestra fe, con el deseo de encontrar la felicidad que todos añoramos y que cada vez se nos presenta tan lejana y con muchas alternativas, que en vez de ayudarnos, nos estorban para alcanzar la paz y la armonía con los demás, indispensables para ser verdaderamente felices. ¡Muy feliz año nuevo!
Padre Lozoya