Diciembre En la Parroquia de Mater Dolorosa – erigida canónicamente el 9 de noviembre de 1987 – Entre las calles Grosella e Ixcóatl #5613 del Infonavit Aeropuerto C.P 32690 – Tel/Fax. 619-29-22 – facebook.com/ParroquiaDeMaterDolorosa – Año XXXV Número 407
Palabras de Nuestro Párroco: El Año Litúrgico La Liturgia es la actualización de los hechos salvadores, y como tal está ligada al tiempo: es Dios hecho presente en Cristo para nosotros. Estos hechos de la salvación se repiten continuamente como un círculo cerrado, o mejor como una espiral que nos va introduciendo mediante ritmos parecidos, aunque siempre distintos, según la situación cambiante de nuestra vida, en la salvación definitiva. En el ciclo de un año, la Iglesia celebra los misterios de la vida humana de Cristo, no solo en el recuerdo, sino haciéndolos presentes en el culto. Por su repetición, participa cada vez más en la obra de nuestra redención, llevada a cabo por Cristo en su vida mortal. Cada año es como si Cristo volviera a anunciarse, a nacer, padecer, morir, resucitar y enviar su Espíritu. Ello determina que haya en la Iglesia tiempos fuertes y tiempos débiles, que no celebran ningún acto concreto de la vida de Cristo. No todos los tiempos del año tienen la misma importancia para la Iglesia. Los tiempos que preparan y celebran los misterios fundamentales son tiempos fuertes. Todo tiempo es apto para la salvación, pero esos días son más aptos, pues la salvación se hace presente en una celebración especial. Con todo, la expresión "tiempos fuertes", no quiere decir que en otros tiempos no haya que profundizar en el misterio de nuestra salvación, pues la acción del Espíritu no se somete a ningún tiempo ni acontecimiento. El centro de todo ciclo es el Triduo Pascual, en el que se celebra el misterio central de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y la celebración central es la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección. El resto del año es un relleno cultural para que año tras año la fe se vaya enriqueciendo y nuestra salvación se realice durante toda su existencia. Que el Espíritu Santo nos conceda empezar este ciclo “A” con el pie derecho para llegar a vivir intensamente la Pascua del Señor y así aumentar nuestra fe y traducirla todos los días de nuestra vida. Amén.
Padre Lozoya