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Sobre la Ley general en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación

Mario Gensollen

Estas semanas, de manera mucho más seria y preocupante, se ha vuelto a discutir sobre el futuro de la ciencia y la tecnología en México. Con respecto a la discusión en Parlamento abierto de la Ley general en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación -iniciativa del Ejecutivo federal-, recupero una parte de una breve columna editorial que escribí en febrero de 2021 en este mismo espacio -sobre los desafíos a los que se enfrenta tanto el CONACYT como el Sistema Nacional de Investigadores- cuando la situación que nos ha llevado a la discusión que se da hoy ya se preveía:

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Con respecto al CONACYT, el principal desafío al que se enfrenta -pienso- es a la integración de la investigación y el desarrollo tecnológico mexicanos en el trabajo de la comunidad científica internacional. El conocimiento científico, como el conocimiento en general, se encuentra socialmente distribuido. Esto quiere decir que los trabajos científicos y tecnológicos son colectivos y sociales de raíz y por su misma naturaleza. No podemos evadir esa realidad: la soberanía científica y tecnológica no puede ni debe entenderse como una forma nacionalista de asilarnos del resto del mundo; sí como una manera de incentivar el trabajo científico en nuestro país que contribuya de manera sustancial a incrementar el conocimiento disponible, el cual debe servir tanto para una mejor y mayor comprensión de la realidad, la naturaleza y nuestro lugar en ella, así como para mejorar la calidad de vida de las personas, y en particular de las más vulnerables. En esta tarea no se encuentran solas las investigadoras e investigadores mexicanos, sino en conjunto con las y los del resto del mundo. Para enfrentar este desafío, el CONACYT debería impulsar e incentivar esta integración global: mediante más becas para que las y los jóvenes investigadores realicen posgrados y/o estancias de investigación en el extranjero, mediante becas para que jóvenes investigadoras e investigadores extranjeros realicen posgrados y/o estancias en territorio nacional, mediante apoyos para que investigadoras e investigadores en consolidación o consolidados realicen estancias de investigación en otras universidades nacionales y extranjeras, mediante apoyos a las universidades para que fomenten el intercambio académico constante.

Con respecto al SNI, debe comprenderse la naturaleza misma de la institución (que depende del CONACYT) y su historia. En su origen fue pensado para evitar la fuga de cerebros, debido a la poca competitividad salarial de las universidades nacionales frente a las extranjeras. Pero su finalidad original era contingente, su finalidad real debería ser otra: incentivar la investigación y desarrollo tecnológicos mediante estímulos económicos, y dar reconocimiento a las trayectorias individuales de las y los investigadores. No obstante, una refundación cabal del SNI resulta imposible sin que las universidades e institutos de investigación nacionales sean competitivos salarialmente en un contexto global. Dado que México no se encuentra aún en posibilidad de ofrecer salarios competitivos en la materia, sus desafíos actuales son otros y coinciden parcialmente con los originales. Así, el SNI debería proteger, sobre todo, a las y los investigadores más vulnerables: aquellas y aquellos que han terminado sus estudios doctorales de manera reciente y no han encontrado una plaza en alguna universidad o instituto nacional o extranjero, privado o público. Así, deberían fortalecerse las Cátedras CONACYT, deberían ampliarse los apoyos para estancias posdoctorales, el estímulo económico del SNI debería estar priorizado a quienes no cuentan con una adscripción institucional, y luego a las y los investigadores de universidades privadas. Contrario al prejuicio dominante, la realidad indica que quienes investigan en instituciones privadas (no así quienes dan clases de asignatura) suelen tener en promedio un salario menor que aquellas y aquellos que trabajan en instituciones públicas, y además no cuentan con la misma seguridad laboral. Es un error de atribución de agencia considerar que dichos apoyos serían a las instituciones privadas, y no una forma de compensar la precariedad en la que suelen trabajar muchas de las y los investigadores. Así como el trabajo científico y tecnológico es social y colectivo de raíz, cualquier diseño institucional debe tomar en cuenta otros diseños que se intersectan con la o las instituciones que son foco de nuestra atención. El gobierno actual ha detectado, a mi modo de ver de manera correcta, que se requieren cambios drásticos en el diseño del CONACYT y del SNI. No obstante, me preocupan dos cuestiones: el diseño institucional debe hacerse a partir de la evidencia disponible, no a partir de prejuicios o ideas que no han sido sometidas a un duro escrutinio racional; y que los proyectos de reforma no tomen en cuenta a la comunidad científica nacional. Pienso que, si las próximas reformas son atentas a los datos y la evidencia, y se someten a una discusión entre pares al interior de la comunidad, pueden ser benéficas para la investigación y el desarrollo tecnológico en México. Es ése y no otro mi deseo. mgenso@gmail.com

La Fiesta del Libro y la Rosa UNAM 2023 se llevará a cabo, por segundo año consecutivo, en el estado de Morelos; su objetivo es promover la lectura y difundir el conocimiento a través de más de 30 actividades gratuitas dirigidas al público de todas las edades.

El encuentro, organizado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional, en conjunto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), tendrá verificativo los días 21 y 22 de abril en el Museo Universitario de Arte Indígena Contemporáneo, en la ciudad de Cuernavaca.

Participan las entidades de la UNAM que conforman el campus Morelos, dirigidas por el CRIM y la Coordinación de Difusión Cultural, a través de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial (DGPyFE); y Universo de Letras.

En esta ocasión la temática es “Resistir con la palabra: utopías posibles”; incluye actividades culturales (exposiciones, cuentacuentos, conciertos), charlas, talleres y venta de libros.

En conferencia de prensa, el director del CRIM, Fernando Lozano Ascencio, refirió que el encuentro literario se celebra desde hace 15 años en la Universidad Nacional; en esta ocasión, las dependencias universitarias de la entidad morelense participan como sede de esta actividad, que es una de las más importantes de promoción de la lectura.

Destacó que la difusión cultural es una de las funciones sustantivas de la Universidad de la nación, lo mismo que la divulgación de sus investigaciones, ideas y pensamientos. Por ello, “nos sumamos a esta convocatoria con el objetivo de tratar de que esa marea cultural festiva llegue” a esa entidad federativa.

Además de la explanada, se habilitaron las salas de la planta alta del Museo; “con los talleres, la presencia de las editoriales locales, charlas y actividades musicales, esperamos una buena asistencia de la población”.

Lozano Ascencio mencionó que, entre otras, se presentará una exposición denominada “Alfabetizándonos en género”, desarrollada por la Comisión Interna de Igualdad de Género del CRIM; el taller de collage utópico, presentado por Agustín Ávila, del Centro de Ciencias Genómicas; y la charla “Cómo un eclipse puede ayudar a construir un mundo mejor”, a cargo de Juan Carlos Degollado, del Instituto de Ciencias Físicas.

De igual manera, se ofrecerán las charlas “Vindictas, la reivindicación de las mujeres silenciadas o ignoradas en la literatura”, con Ave Barrera, de la DGPyFE, y Roberto Abad, de Ediciones UAEM; “Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio”, con Camilo Ayala, también de esa Dirección de la UNAM; así como la plática Inteligencia artificial y el valor de la autoría, con Alejandra Ciria y Edgar Tafoya, de las facultades de Psicología y Ciencias Políticas y Sociales, respectivamente; además de Bruno Lara, de la UAEM.

Para niñas y niños, detalló Fernando Lozano, el sábado también habrá cuentacuentos y un concierto de rock a cargo de Los amos del recreo.

De acuerdo con el universitario, se busca promover el trabajo de casas editoriales locales, entre las que se encuentran: Publicaciones UAEM, La Cartonera, Cascarón Artesanal, Lengua de Diablo, Libertad bajo Palabra, Acá las letras, La Bigotona, Revista Reverberante y Quadrivium Editores.

Jade Gutiérrez, directora de Publicaciones y Divulgación de la UAEM, subrayó que la Fiesta se presenta en un recinto ubicado en el centro de la ciudad, gracias a ello es posible acercarse al público en general para dar a conocer las actividades que realizan los docentes e investigadores universitarios, y así “no hacer que la gente venga a nosotros, sino nosotros ir a donde ellos están”.

Agradeció a la UNAM la invitación para participar. “Hemos hecho una sinergia muy interesante en actividades de difusión, divulgación científica y fomento a la lectura; somos instituciones hermanas, estamos en el mismo espacio físico y perseguimos los mismos objetivos”.

Se contará con un taller de divulgación para niños denominada El libro sorpresa. “La Fiesta era una actividad en la Ciudad de México, y nos da mucho gusto que desde el año pasado se esté llevando a cabo en la ciudad de Cuernavaca”.

El programa se puede consultar en la página electrónica del CRIM: https:// www.crim.unam.mx/difusion-y-divulgacion/flyr2023/, y en sus redes sociales (Twitter, Facebook e Instagram).

El Museo Universitario de Arte Indígena Contemporáneo, recinto de la UAEM, se ubica en el centro de la ciudad de Cuernavaca (frente al cine Morelos). El horario es de 10:00 a 18:00 horas el viernes; y de 10:00 a 17:00 horas, el sábado.

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