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El miedo a la inteligencia artificial

Roberto Ahumada

C“omo modelo de inteligencia artificial no tengo la capacidad para filosofar e interpretar de manera individual sentimientos y emociones, puesto que únicamente soy una invención de ustedes los humanos a fin de reducir su ejercicio intelectual” Chat GPT.

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Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar esta ocasión para poder discurrir es un tema que desde hace meses ha comenzado a generar cierta polémica sobre el alcance de la inteligencia artificial, es un tema digno del debate, es menester recordar que el ser humano siempre le tiene miedo a todo aquello que desconoce.

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados, ha superado la proporción del crecimiento de la pobreza y del mismo modo la brecha educativa de los países en vías de desarrollo se está volviendo exponencial y evidentemente esto genera una serie de variables y de causas y efectos que tienen distintos tipos de interpretaciones.

“La inteligencia artificial es una rama de la informática que se enfoca en la creación de sistemas y programas que pueden simular ciertas capacidades humanas, como el razonamiento, el aprendizaje y la resolución de problemas. Estos sistemas son capaces de analizar grandes cantidades de datos, aprender de ellos y tomar decisiones basadas en esos conocimientos. La inteligencia artificial se utiliza en diversas áreas como la robótica, la medicina, el marketing, la seguridad y muchas otras” Chat GPT.

La inteligencia seguramente va a fulminar a una gran parte de los empleos que ac- tualmente conocemos, pero así mismo dará muchas nuevas fuentes laborales, permitirá que las personas tengamos más tiempo para nosotros, eso sí es preocupante, pues los humanos no soportamos la soledad, no sabemos convivir con ella, las personas que creen que son su trabajo están evidentemente en pavor y con un gran miedo. Pero todo en la historia de los humanos tiende a cambiar, nada es permanente, la inteligencia artificial puede realizar ciertas estructuras, pero está muy lejos de poder filosofar.

Como grandes ventajas que extenderá esta nueva tecnología podremos ver como ciertos márgenes de incertidumbre se reducirán, estimado lector imagínese que la inteligencia artificial pueda inhibir los fraudes que generan las personas, imagí- mgenso@gmail.com la posibilidad de debatir, no es la herramienta, es quien la usa y para que la usa, eso es lo que hace la gran diferencia entre un chef, un artista y un asesino. nese que por medio de esta tecnología se puedan hacer valoraciones médicas sin el sesgo de consumir un producto que le conviene a la farmacéutica, y a grandes rasgos, en prácticamente en todo aquello en donde el ser humano quiere lucrar fuera de los parámetros permitidos, ahí existirá una inteligencia que nunca podrá ser sobornable, mucho menos amenazada.

Los modos se han explorado relativamente poco y de manera desarticulada. Se ha tendido a enfatizar un modo idealizado —la discusión crítica— y se han dejado de lado otros posibles modos, quizá bajo el supuesto de que son reducibles a éste. No obstante, lo que resulta indudable es que hay algo más que una preferencia terminológica en nuestra aplicación de los conceptos debate, diálogo, discusión, charla, conversación, y otros afines. Cada uno tiene distintas reglas implícitas y/o explícitas, y en cada uno hay preferencia por distintos estilos. Esta pluralidad de modos, como en el caso de los medios, tiene relevancia para nuestro estudio de la argumentación y no debería soslayarse. Con respecto a los recursos internos, mucho tendrían que decirnos tanto la biología, como la psicología y la lógica; respecto a los externos, la pedagogía contemporánea.

Por último, los argumentos son medios plurifuncionales. Por ello, con respecto a los propósitos, se puede hacer una distinción entre propósitos personales y propósitos constitutivos. Quien nada competitivamente puede hacerlo por dinero, fama, salud, etc. Serían estos sus posibles propósitos personales. Pero su propósito más básico es recorrer una piscina por medio de sus movimientos corporales, pues en caso de no hacerlo, no estaría nadando. Sería éste el propósito constitutivo de la práctica. Esta distinción puede sonar oscura debido al uso del término ‘propósito’ con referencia a lo que constituye una práctica. No obstante, lo que se quiere indicar con el concepto propósito constitutivo es sólo que es algo que buscamos hacer —de manera implícita o explícita, consciente o inconsciente— para obtener aquello que personalmente buscamos. En el caso de la argumentación, parece que su propósito constitutivo sería justificar un punto de vista, pues al hacerlo podemos buscar otras muchas cosas. Además, al hacerlo estamos argumentando y no haciendo otra cosa (i.e., es en este sentido en el que es un propósito constitutivo de la práctica, no en algún otro sentido esencialista).

Así, argumentar es algo que las personas hacen con ciertos propósitos, recursos y medios, y que lo llevan a cabo de diversos modos. Argumentar es una práctica.

“Vivimos en un mundo donde desafortunadamente la distinción entre verdadero y falso parece ser cada vez más borrosa por la manipulación de hechos, por la explotación de mentes acríticas y por la contaminación del lenguaje”, dice Arne Tiselius.

Evidentemente puede ser una gran amenaza si los seres humanos comienzan a delegar su pensamiento, ahí sí esta gran herramienta nos va a llevar por un camino al precipicio porque así lo marcaba el mapa, y si un alumno piensa que podrá hacer todos sus trabajos por medio de inteligencia artificial, pues estaríamos condenando al pensamiento crítico y a

El mundo avanza a pasos agigantados, no se detiene, no voltea al pasado, su inercia es retrogradación, la inteligencia artificial no es una conspiración masónica, es una realidad con la que los seres humanos tendremos que lidiar, en sus mejores casos será aprovechada al máximo, y en donde la estulticia se presente seguramente generar la falsa percepción de que es una amenaza, es irónico, nuestra inteligencia crea más inteligencia la cual resulta ser un contexto aterrador ante la posibilidad de ser desplazados por esta misma, el miedo es la ausencia de certidumbre, todo en esta vida es así, menos la muerte. Estoy seguro de que estamos entrando en un momento de transición que seguramente dividirá el decurso de la historia, tal vez la tecnología haga libros y gana el nobel de literatura, tal vez nos quite la carga del trabajo, tal vez nos quite la necesidad de explotar al medio ambiente para saciar necesidades impuestas por la inconciencia.

Pero tal vez esa situación estimado lector nos lleve a la libertad casi absoluta, tener más tiempo, vivir para el pensar, el filosofar, el cuidar nuestro físico, pero tal vez también nos lleve a la peor de nuestras pesadillas, a tener que enfrentarnos con nosotros mismo, con nuestra soledad, con el laberinto existencial, y ahí, ahí no habrá inteligencia artificial que nos pueda salvar, o que pueda pensar por nosotros, su existencia no es nuestra existencia, es un tiempo congelado de nuestros deseos. La distancia es afable, el candor es asequible, el terror es vituperable, el miedo a la inteligencia artificial no es otra cosa que el miedo a nosotros mismos.

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