La Gualdra 671

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La Gualdra celebra su Aniversario 14.
¡Muchas gracias por ser parte de esta comunidad gualdreña!
Juan Carlos Villegas. Chat sur le château. Tinta china / papel algodón. 26 x 28 cm. Mayo de 2025.

Editorial

La Gualdra No.

Mi número favorito es el 7, pero el 14 entra en mi lista de números consentidos porque está conformado por la suma de dos sietes y porque, de acuerdo con la tradición cabalística es un número doblemente afortunado, relacionado con la metamorfosis y la transformación personal; también, y eso es lo más destacado hoy, porque La Gualdra cumple 14 años.

Este suplemento cultural apareció por primera vez publicado el primer lunes del mes de junio de 2011, que en aquella ocasión fue 6 de junio; desde entonces, hemos editado 671 números a los que se suman por lo menos 80 números especiales dedicados a festivales internacionales de cine, música y teatro; en ese entendido, el número total de gualdras ronda las 750 ediciones; la verdad es que estos primeros 14 años se han ido con bastante rapidez, quizá porque como dice Henry Van Dyke, “el tiempo pasa muy rápido para los que gozan”. Así ha sido desde el primer día dirigir este espacio editorial: un verdadero regocijo.

Pienso en el número 14, tal y como se los pedí a los amigos y colaboradores que participan en esta Gualdra, y viene a mi mente la serie de Barnett Newman que consta de 15 piezas alrededor del tema del Viacrucis y en donde están representadas las 14 estaciones de Jesús, una serie que también tiene que ver con la metamorfosis en el sentido de que las representaciones se transforman y van de la complejidad a la sencillez.

A propósito de las 14 estaciones, muchos artistas plásticos han abordado también el tema y hay obras emblemáticas realizadas por el Greco, Rafael, Rubens y Rembrandt, en Europa, sólo por mencionar algunos; en Zacatecas tenemos El Claustro de la Pasión en el Museo de Guadalupe; y la serie de la Pasión de Cristo, de Gabriel José de Ovalle, en la que se encuentra la pieza Jesús atravesado por la lanza, en cuya composición identificamos 14 personajes alrededor de la figura de Jesús.

En el año 14 del siglo pasado, el 23 de junio, se llevó a cabo la Toma de Zacatecas, y ese mismo año, Francisco Goitia se unió a las tropas de Pancho Villa; de este pintor originario de Fresnillo hay una importante cantidad de obras de su autoría en exhibición en el museo que lleva su nombre, de las que mencionaré tan solo 14: El caballo famélico (sed y hambre), El Maderista, Cabeza

de ahorcado, Paisaje de Zacatecas con ahorcados II, La Bruja, dos autorretratos, Tata Jesucristo, Indio triste, Ruinas del foro de Roma, Muchacha indígena con chal bordado, Paisaje de Santa Mónica de día, Danza indígena y Patillos. En el año 14 de este siglo La Gualdra consignaba el fallecimiento de personajes entrañables como es el caso de Nacho Díaz Cervantes, don Rafa Vera, Benjamín Morquecho, Marco Casillas, René Avilés Fabila, Alejandro Nava y Armando Haro Márquez; por lo menos los últimos cinco fueron nuestros colaboradores y por eso quiero mencionar ahora a quienes también siguen siendo parte de esta comunidad gualdreña aunque físicamente no estén más con nosotros: José Manuel Ruiz Regil, Ronaldo Monreal, Armando García, Édgar Hurtado Hernández, Eduardo Román Quezada, Juan Manuel García Jiménez, Guillermo Samperio, Minerva Margarita Villarreal, Manuel Zavala Alonso, Luis F. Corominas, Miguel Bracho, Uriel Márquez Valerio, Alberto Huerta y Eduardo Campech Miranda (este aniversario es el primero en el que no participa con algún texto).

La mención anterior está relacionada con la simbología del número 14 que alude a la transformación y a la metamorfosis, y porque sé que su legado y su presencia seguirán durante mucho tiempo con nosotros. Seguro no son todos los que ya no están, sólo he mencionado a 14 por el aniversario que hoy celebramos, que sirva entonces decir su nombre para manifestar nuestro reconocimiento por su participación en la historia de estos años gualdreños a todos quienes han estado aquí y para volverlos “a pasar por el corazón”.

Iniciamos con esta Gualdra 671 el año 15 y hoy quiero agradecer también a quienes nos siguen acompañando en esta aventura de difundir temas de arte y cultura como colaboradores; además, y muy especialmente, a todos nuestros lectores. Gracias a todos por ayudarnos a seguir construyendo esta historia, que, desde el interior de la República en esta hermosa ciudad llamada Zacatecas sigue haciéndose con mucho cariño.

Que disfrute su lectura.

Contenido 3

3

Catorce frases de sabiduría presidencial Por Gustavo Vázquez-Lozano

El

Lo necesario será suficiente. Lo suficiente, invisible Por

La primera vez que vi el mar tenía catorce años Por Sigifredo Esquivel Marin

Un instante tetradecano Por David Pérez-Becerra

A mis 14, en un tiempo detenido Por Marcos Daniel Aguilar

6 4 5 7 8

14 películas de Alberto Isaac, para pasar la historia Por Carlos Belmonte Grey 14/41. Fuego, camina conmigo Por Sergi Ramos El 14 y su órbita de encanto Por Simitrio Quezada

Catorce en el Nilo Por Tania Anaid

La Gualdra
Carmen Lira Saade Dir. General
Jánea Estrada Lazarín
La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Diseño Editorial Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
doble siete infinito Por Mario Alberto Medrano Un cometa Por Beatriz Pérez Pereda
Javier Acosta
Para José de Jesús Sampedro, por su ejemplo.

Catorce frases de sabiduría presidencial

6Por Gustavo Vázquez-Lozano

¿Quién dijo que nuestros presidentes no pueden ser también grandes filósofos, humoristas, gurús? He aquí catorce gotas de sabiduría presidencial. Algunas están bien documentadas, otras se hallan firmemente asentadas en la tradición oral, otras más son atribuidas; si no son ciertas, ¡qué bien reflejan al personaje! Con catorce gualdras podría levantarse un templo del saber. O de tragedia.

“No soy la señora de la casa”, Enrique Peña Nieto al diario El País, cuando le preguntaron si sabía el precio de la tortilla.

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, atribui-

da a Porfirio Díaz.

“Ni nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario”, Luis Echeverría cuando le preguntaron si las cosechas se verían afectadas por cierto huracán.

"Antes estábamos a un paso del precipicio... ahora hemos dado un paso al frente", atribuida a Luis Echeverría, aunque también a otros líderes mundiales.

“Bueno, ¿me quieren para que los gobierne o para semental?”, Adolfo Ruiz Cortines, uno de los presidentes más viejos, cuando le dijeron que la gente hacía chistes sobre su edad.

"La política debe hacerse con muchos sesos. Pero si a los sesos les ponemos huevos, son más sabrosos", Adolfo López Mateos.

Se dice que Plinio, El viejo, en su Historia natural, mencionó 14 veces la eficacia de la cantárida, el insecto cuyas propiedades permiten orinar. Antonio Gamoneda, en su diccionario apócrifo, refiere que su cuerpo azul liba la violencia de las hierbas.

***

Asterión entendió el mundo hacia adentro. Como el laberinto, el Minotauro. El 14 para él era el número ilimitado. Catorce habitaciones tiene su casa y esas mismas son el infinito. Siete mujeres jóvenes y 7 efebos fueron la ofrenda al Minotauro de Teseo. En “La casa de Asterión”, Borges construye un personaje extraño y extravagante, que no claudica en su afirmación de que las puertas de su casa están abiertas a los hombres y a los animales. El numerólogo que fue Borges funda la mitología del 14, su profundidad e infinitud.

***

El alejandrino, compuesto por 14 sílabas (dos hemistiquios de 7 cada uno), tiene orígenes en Francia, especialmente en un libro orquestado en honor de Alejandro Magno. En español, El libro del buen amor, de Juan Ruiz, es un ejemplo redondo de esta versificación. De esta estructura silábica, nace uno de los alejandrinos más citados de la desdicha latinoamericana: Puedo escribir los versos más tristes esta noche ***

A los 14 años, José Revueltas ya era militante revolucionario. A los 14, Octavio Paz comenzó sus insinuaciones con la poesía. Dicen los que saben, quienes la conocieron, que Elena Garro tenía 14 gatos, y de ahí nació una

"Los libros son el alimento del alma. Por eso con ellos se pueden producir indigestiones morales”, Maximiliano de Habsburgo.

"Si hubiera parque, usted no estaría aquí", Pedro María Anaya, cuando fue capturado en la batalla de Churubusco, y el general Twiggs le ordenó que entregara las municiones.

"Debemos entrar y apoderarnos de las conciencias de la niñez, de las conciencias de la juventud. Es necesario que entremos al periodo revolucionario psicológico", Plutarco Elías Calles.

"No es la ambición lo que me conduce a una silla en la que las amarguras tanto abundan. Es un acto de resignación”, Mariano Paredes, al asumir la presidencia.

"A lo mejor a nosotros nos ha tocado la responsabilidad histórica de desencadenar la Tercera Guerra Mundial", José López Portillo a su sucesor, Miguel de la Madrid, cuando le avisó que pensaba nacionalizar la banca.

"¡Qué calles tiene México! Esa es la causa de mis dolores", Pascual Ortiz Rubio, a bordo del vehículo presidencial, en camino al hospital tras sufrir un atentado.

“No traigo cash", Ernesto Zedillo, durante una gira, a una vendedora indígena que le ofreció una servilleta.

"¡Debe saber horrible!", Gustavo Díaz Ordaz en Puebla, haciendo burla de su fealdad, al leer "Tehuacán con Díaz Ordaz". De acuerdo con algunos cronistas, dijo: “¿A qué sabrá esa chingadera?”.

Más sabiduría en: Tan lejos de Dios: Frases inolvidables y otras curiosidades de los presidentes de México, del autor. De venta en Amazon.

El doble siete infinito

6Por Mario Alberto Medrano

obra de teatro, fascinante sin duda: Sócrates y los gatos.

A los catorce años, leí por primera vez El Quijote… y La Iliada, en versiones breves. Entendí que eran historias de aventura, ambas trágicas. A los catorce

uno se vuelve viejo, lee sobre el desamor sin conocerlo. A los catorce uno respira por primera vez la emoción del instante. ***

En este décimo cuarto aniversario, quiero felicitar al equipo de La Gualdra,

por consolidar un proyecto del periodismo cultural tan sensible, inteligente y necesario en un país de balas y venganza. Aquí se observan todos los frentes artísticos. Les agradezco permitirme pertenecer con ustedes. ¡Enhorabuena!

14

Aniversario de La Gualdra

7 mujeres jóvenes y 7 efebos fueron la ofrenda al Minotauro de Teseo. George Frederic Watts. El Minoaturo. Tate Britain, Londres.

Aniversario de La Gualdra

En 1997 yo tenía 14 años y quizá fue el último año perfecto de mi vida. Justo después vendrían pérdidas, ciertas circunstancias familiares, cosas a las que todos, antes o después, nos enfrentamos, pero para mí fue el término de una infancia y adolescencia francamente feliz. Ese número, el 14, opacado por otros con una leyenda más atractiva o por lo menos más publicitada, como los dos que lo escoltan: el 13 y el 15, en mi memoria es el epítome de la felicidad, y sin dudarlo elegiría tener de nuevo 14 años. Un suceso, entre todos los que recuerdo de esa edad, es el paso del cometa Hale-Bopp, uno de los más

Un cometa

brillantes que la humanidad ha visto hasta ahora. Aunque el Hale-Bopp empezó a ser visible desde 1996, fue en enero de 1997 cuando en verdad fue notorio desde casi todos los ángulos del planeta, en enero es mi cumpleaños, así que tomé ese brillantísimo cuerpo celeste avanzando por el cielo tropical como un obsequio. Durante los primeros seis meses de ese año me pasé todas las noches, aunque fuera sólo por unos minutos, observando el cielo y al cometa con doble cauda. Me parecía un hecho histórico y un consuelo por si no llego a ver al cometa Halley en 2061, la última vez que pasó cerca de nosotros fue en 1986 y yo tenía tres años.

En esa época, mientras estudiaba la secundaria, ya era un ratón de biblioteca y como lo he mencionado, mis lecturas tenían una base en tres colecciones: Sepan cuántos, Lecturas Mexicanas y La ciencia desde México. Con un orgullo todavía adolescente, puedo decirles que leí todo lo que estuvo a mi alcance sobre el espacio, cartas celestes y cometas, pasiones que continúan vigentes en algunos de mis libros, y que hacen que en las noches claras del sureste pida a mis amigos alzar sus cabezas al cielo y decirles el nombre de algunas estrellas e indicarles cuáles planetas son visibles con su brillo camuflado. El Hale-Bopp continuó su trayectoria

todo el 1997 hasta dejar de ser visible a simple vista en diciembre, un año completo en el que el cielo no fue el mismo y el imaginario colectivo se llenó de especulaciones: turistas extraterrestres, que era una nave espacial en lugar de una roca con elementos interesantes y un poco de agua y hielo, o que era una señal de oscuros presagios.

El Hale-Bopp regresará dentro de poco más de dos mil años a nuestro sistema solar, yo ya no estaré aquí, pero una vez fue 1997, tuve 14 años, un cielo sin contaminación lumínica y un cometa para mí. Ser testigo de la naturaleza y los misterios del cosmos, me parece una de las mejores y más felices formas de vivir la vida.

Lo necesario será suficiente. Lo suficiente, invisible

Volteo la carta. El ángel de los dos cántaros vierte los tiempos: de su mano izquierda, leche deslactosada, la más fría de sus pechos; de la derecha, el suero del pezón más calientito. Arriba un número ilegible. Al centro dice “La Templanza”. De nuevo la volteo, ahora boca abajo. Se derrama la leche en mi mesa de centro. La recojo con la lengua, como me enseñó mi mamá un día que estaba de veras endiablada. Ahora boca arriba. Tiene dos cántaros el ángel; no, dos pechos; no, dos medialunas, cada una en su mitad del

cielo. Cada una rodeada por sus siete sílabas. Las sílabas les bailan otra vez, las azorrillan. Pongo de nuevo mi carta boca abajo. Borro la cuenta de las sílabas. Jánea me pidió palabras, unas trescientas, unas cuatrocientas. No vayas a pasarte por favor Javier, que no es para ti toda La Gualdra. En palabras no sé, pero en sílabas agudas algo así como 230, en esdrújulas, 780, en graves no se sabe; ya sé, un revoltijo y ya, no creo que nadie las recuente. El arcano repela, le pica una parte de la espalda, quiere que le rasque. A la derecha, no, poquito más

arriba, más abajo, al centro, fuerte, más fuerte, ay, ya, ahí ahí, hasta que le atinaste. Ya pues, mejor dame la vuelta. Ahí están de nuevo las medialunas en su cielo, como un siete perseguido por un siete, ya están más cerca uno del otro, más, bailando bien apretados, luego copulando; dormitando después, como de cucharita. Cuando empiezan a roncar parecen dos cuernitos, no exactamente de los buenos; son de los de Aurrera, sin mantequilla, duros, de los que sólo se te antojan sumergidos en café con leche. Voltea la carta, ya déjalos dor-

mir, chismoso. La volteo. Baja la voz, baja la voz, que luego se despiertan. Pero en qué sueñan, si sólo son cuernitos. En toros, en qué más. Yo quería ser un toro cuando estaba chico. Yo, ya de grande, me mandé hacer un disfraz de vaca. Para qué. Es que había un toro muy guapo que vino a dar a Creta, yo quería un hijo suyo. Ah, sí, leí tu historia en la primaria, qué buena leche dabas, qué requesón y qué jocoque. Ahí te hablan. Ya mándamelo, Javier, yo creo que ya de nuevo te pasaste. Ahí va, pues.

La primera vez que vi el mar tenía catorce años

6Por Sigifredo Esquivel Marin

La primera vez que vi el mar era grande ya tenía catorce años sin la inocencia del primer encuentro. Los Lakers eran el equipo estrella, soñábamos con jugadas de Jordan y con las piernas de sus porristas.

Ya no era niño, pero me quedé pasmado por horas y el mar era un monstruo que podía engullirlo todo.

La primera vez que vi el mar era grande y mi padre dijo: vamos a apretarnos el cinturón porque los panes tendrán que racionarse no se diga los helados, que eran pa’ gente rica.

Sin embargo, la primera vez nada importó ni siquiera enlodar los costosos Jordan fui a su encuentro hasta no recordar más.

Aniversario de La Gualdra

La Templanza. Número 14 en el Tarot de Leonora Carrington.

Aniversario de La Gualdra E

14

n la penumbra, dos figuras conversan bajo una luz amarillenta. Sobre la mesa, un libro abierto muestra la palabra catorce en negritas.

—¿Por qué te obsesiona tanto este número? —pregunta él, acariciando el lomo del libro.

—Porque el decimocuarto no es sólo una cifra —responde ella—. Es la cifra del movimiento perpetuo, la búsqueda constante de la felicidad y el equilibrio, el símbolo de la aventura y el cambio.

Un instante tetradecano

6Por David Pérez-Becerra

Él sonríe, escéptico.

—¿No es sólo un número más en la sucesión infinita?

—No, es el umbral. Es el doble siete: dos ciclos completos, la frontera entre lo conocido y lo posible. En la gematría hebrea, es el valor del nombre de David, el rey, el elegido. Y en el Mahayana, catorce es el momento en que las consecuencias de los actos se manifiestan, sin escape posible.

—Entonces, ¿el catorce es el destino?

—Es más bien el instante de la deci-

sión —replica ella—. El decimocuarto paso es el que nos obliga a soltar lo que ya no sirve y a tomar lo que nos transforma. Es la cifra de la redistribución, la justicia, el equilibrio.

Él cierra el libro y la mira con atención.

—¿Y si el catorce es sólo una invención, una palabra más en el diálogo interminable de los nombres? Sócrates diría que los números, como los nombres, sólo median entre el alma y el mundo.

Ella asiente, pensativa.

N—Quizá. Pero su abstracción fue probablemente uno de los primeros conteos del hombre pues, está implícito en el ciclo de la luna, por ello es el número asociado a la espera y a la purificación. Es el número que nos recuerda que la vida es transformación, metamorfosis.

Él sonríe, reconciliado con el misterio.

—Entonces, vivamos entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser, atrapados en la reiteración de la espera, de un instante tetradecano.

A mis 14, en un tiempo detenido

o sé por qué no me gusta celebrar mis cumpleaños. Me gusta celebrar los cumpleaños de los demás, pero no el mío. Quizá porque en el de los demás no siento la responsabilidad de ser el centro de atención. Por eso disfruto más festejar a los otros o a lo otro. Porque eso que se quiere y que se festeja no se limita a las personas, se extiende a las cosas, a los objetos, a los lugares, los paisajes y los silencios, las aventuras y las anécdotas, los recuerdos; se quiere a las imágenes como se quiere a las letras con que se pronuncian los nombres de lo amado.

Cuántas veces no hemos celebrado el recuerdo de tantos años transcurridos desde que pasó tal o cual suceso. Porque se quiere a los hechos y a los proyectos, a los espacios físicos y virtuales en donde uno arroja todo de sí

6Por Marcos Daniel Aguilar

para compartir un pedazo del mundo a los demás. Es por esto que hoy no prefiero celebrarme a mí, sino al recuerdo de mis 14 años en un valle sin eco; edad adolescente que habita en un punto de ese pantano intermedio de la existencia en donde aún no se deja de lado la algarabía de ser niño -como humano y como recuerdo-, pero tampoco se es adulto como para fijar con exactitud las direcciones a las que uno debe anclarse.

Es la gran virtud de los 14, donde uno se puede continuar o girar, establecerse o reinventarse. Por eso los 14 tienen su ventaja, porque todas las decisiones y reacomodos son viables, aceptables y hasta necesarios. A los 14 existe, enérgico y vital, aquel impulso que nos lleva a imaginar todos los escenarios posibles de la vida, impulso que, aunque se tenga tres o cuatro

veces esta edad, no deja de estar presente. ¿Será entonces que los 14 años adolescentes nunca se alejan, sino que cohabitan siempre con nosotros?

Por eso me recuerdo bien a los 14 años, en 1996, cuando vivía en un tiempo detenido en la casa familiar; son los 14 años de las largas caminatas por los campos y los cerros y los paseos nocturnos en bicicleta de un pueblo a otro. Los 14 años del basquetbol en las canchas, los primeros pasos de baile y las largas tareas escolares que no acababan hasta muy entrada la noche. Son los 14 de los amigos con quienes juras no dejar de ver ni de querer, pero que se van perdiendo con la distancia y el paso de los meses. Los 14 de las primeras lecturas, los cuentos de ficción y los grandes episodios de la Historia que provocan que la imaginación estalle.

Pero también son los 14 de saberse en medio de una crisis social, económica, de un agitado movimiento político y asumirse parte de ese entorno. A los 14 vivía en un llano que en algún momento fue un lago aledaño a un pueblo en el municipio de San Salvador Atenco y todo estaba por hacerse o deshacerse. Realidad y ficción, tangibilidad e imaginación conviven a los 14 de manera convulsa, sea uno humano, proyecto, memoria o cosa. Por eso prefiero celebrar este recuerdo de mis 14, que actúa como motor y que me hace retroceder y quedarme quieto, volver a un tiempo que realmente era calmado y detenido, cualidades éstas que serían parte de cualquier movimiento de rebeldía en medio de un momento tan acelerado y fugaz como el que habitamos hoy.

14 películas de Alberto Isaac, para pasar la historia

6 Por Carlos Belmonte Grey

Alberto Isaac “la Flecha de Colima” dirigió 14 largometrajes (12 ficciones y 2 documentales) en los 30 años de carrera cinematográfica, de 1965 a 1995.

Uno diría, tan solo 14 en 30 años -qué pocos-, si lo comparamos a los cientos que hizo (actuación y producción) Antonio Aguilar o los también cientos que dirigió Miguel M. Delgado.

Uno diría que el “güero” prefirió la calidad a la cantidad. Pero sería levantarlo a la cúspide del gran creador, como si todas sus películas hubieran sido tipo Tívoli o El rincón de las vírgenes o En este pueblo no hay ladrones; pero se nos olvidaría que Cuartelazo fue considerada por algunos críticos de la época como la “más aburrida de la historia de México”, y que Futbol 1970 u Olimpiadas en México lo llevaron a ser

considerado un socio del gobierno de Díaz Ordaz y, por tanto, un respetuoso del régimen. Afirmación esta última que se reforzaría porque sería uno de los que más filmó en la década de 1970 y luego tendría el puesto de primer director del IMCINE en 1983.

Pero tal parece que fue simplemente un hombre que se adaptó al tiempo y a su gusto. Pudo filmar lo que quiso -y se le consideró autor-, filmó lo que

necesitó -para vivir bien-, fue burócrata -por la ilusión de mejorar la industria del cine-, fue caricaturista -primero para sobrevivir y después por placer-. Con sólo 14 largometrajes pasó a la historia y se retiró relajadamente a su casona de Comala.

La Gualdra cumple 14 años, como las 14 películas de Isaac, pero a diferencia, aún, espero, hay para varios años más.

14/41. Fuego, camina conmigo

6Por Sergi Ramos

El siete de enero de 2025 se declaró el primero de una serie de incendios que iban a devastar Los Ángeles, creando una cortina de humo que envolvió la ciudad durante semanas. Ocho días después, el enrarecimiento del aire provocó el fallecimiento del cineasta David Lynch, cuya salud se había degradado críticamente por el consumo crónico de tabaco, en el corazón de un Hollywood en llamas.

Si no fuera por la tragedia, su muerte podría leerse como una imagen de lo que sus películas hicieron con el imaginario hollywoodense, un sueño

fijado en el tiempo afectado por una descomposición que lo iba royendo desde dentro. Un anverso y un reverso cuya ponzoña oculta encarnaron las aspirantes a actriz Naomi Watts y Laura Harrings, la rubia y la morena de identidades fluctuantes de Mulholland Drive.

“Fire, walk with me”, “Fuego, camina conmigo” repetía la entidad maléfica Bob a sus víctimas antes de poseerlas, en Twin Peaks. El pequeño pueblo de montaña, lleno de personalidades tan entrañables como peculiares, escondía también una puerta de entrada hacia la Logia negra, un mundo al re-

vés que capturaba a los que se aventuraban en ella y, a cambio, liberaba un clon maléfico.

Terciopelo azul se abría con las casas ajardinadas de una zona residencial de los Estados Unidos. La visión idealizada de los 50 flotaba junto a la canción interpretada por Bobby Vinton, mientras un nudo en una manguera de riego provocaba el derrumbe de uno de los felices vecinos, presa de un infarto. Luego la cámara se sumía en un viaje hacia el humus, infestado por unos escarabajos. Algunos minutos más tarde, durante un paseo, el joven protagonista interpretado por Kyle MacLachlan

encontraba una oreja cortada recubierta por hormigas, como una puerta de entrada al submundo del hampa que minaba la pequeña ciudad de Lumberton.

Bill Pullman absorbido por la oscuridad de un pasillo, como si hubiera sido devorado por un agujero negro. Después despertaría en otro lugar y otro tiempo, con una apariencia distinta, tras transitar por la Autopista perdida. Lynch nos enseñó que un personaje puede tener más de un cuerpo. Que nuestra identidad, y la realidad que nos rodea, es tan inestable como un cigarrillo que se consume.

Aniversario de La Gualdra

Aniversario de La Gualdra

TEl 14 y su órbita de encanto

6Por Simitrio Quezada

raigo al 14 revoloteando en una órbita de encanto.

Nací, de hecho, al inicio de un día 14; el del tercer mes. Fue curioso: Mi padre nació un 12 de marzo; así que en la última parte del embarazo de su esposa bien pudo emocionarse de que su primer hijo varón pudiera arribar al mundo justo en su día, como regalo de cumpleaños.

En una parte de su Perì Ísidos kaì Osíridos o De Iside et Osiride (tratado de uno de los mitos más importantes de los dioses del antiguo Egipto), Plutarco nos cuenta que: una noche mientras cazaba, Set (Tifón) encontró el cuerpo de Osiris su hermano (de quien estaba celoso), y lo dividió en catorce partes que esparció a lo largo del Nilo. Al enterarse, Isis (esposa de Osiris) que había escondido el cuerpo intentando evitar una destrucción como ésa, buscó cada fragmento

Con todo, la vida suele gastar bromas. Los dolores de parto llegaron a mi madre en la tarde del 13.

“Por lo menos llegará un día después”, pudo pensar el hombre.

Y las horas pasaron y feneció la tarde y la oscuridad cubrió todo y después llegó la medianoche.

Y 40 minutos después de eso se dio el nacimiento.

En el inicio del 14, repito. Me gusta el 14, también, porque es al tiempo duplicidad del mágico 7.

Como si la magia de un hombre y la magia de una mujer pudieran dejarnos ese 14.

Como el 14 de febrero, también. Son 14 los días que marcan la mitad del ciclo de la luna.

Para mí, eso es el alto en el camino,

Catorce en el Nilo

6Por Tania Anaid

escondido hasta encontrarlo. Es ella quien ha erguido un lugar sagrado, dígase un templo o una tumba, en los lugares donde ha recuperado cada uno. En el mito, una pieza de las catorce o un fragmento de una de ellas (no hay claridad al respecto) fue devorada por los peces. Isis la modela usando barro y así completa el cuerpo al que más tarde, en un soplo, se le devolverá la vida. Del actuar de Isis en la pieza mitológica que estudió Plutarco, vale la pena resaltar la búsqueda incansable,

el honor al sitio donde encontró cada pieza y la elaboración de una artesanía para complementar, acaso sustituir, un elemento faltante. También hay algo de poderoso en imaginar que las partes de uno mismo que se han perdido, pudiera alguien, con amor, hacerlas de nuevo desde el barro. No debe escapar de nuestra atención que, con sus actos, Isis hace posible la eternidad de Osiris y que para nuestra tranquilidad Set, quien es capaz de lo monstruoso, es vencido más adelante

el momento de evaluación.

Es el segundo fin de semana: un buen momento para revisar, como en el lago de Macbeth, qué tanto pesa lo recorrido frente a lo que falta por recorrer.

Traigo al 14 revoloteando en una órbita de encanto: el de la vida y sus constantes intermedios.

en el mito. En un argumento interesante respecto al número catorce se sugiere, pese al desacuerdo de Plutarco, que Set divide a Osiris en tal cantidad porque son los días que hay entre la luna nueva y la luna llena. El número elegido por Set habría predicho la resurrección de su hermano, el regreso a la luz, a la novedad. Catorce son los días que le toma a la luna madurar y son los mismos que le toma renacer. Catorce, como los años de La Gualdra, brindemos pues.

Plutarco nos cuenta que Set divide a Osiris en catorce partes. En esta imagen, Osiris representado como el rey del inframundo. Imagen tomada de mitosymas.

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