EVC - IV
1
EJERCICIOS ESPIRITUALES EN LA VIDA
Cuarta etapa:
La Resurrección de Cristo, plenitud del amor Aprender a gozar y triunfar con él y como él De la misma forma que permanecía más serio cuando meditaba los sufrimientos de Jesús, ahora debo dejar que mi espíritu sea tocado por la luz, la alegría y la belleza. Durante el día debo esforzarme en hacer y decir cosas alegres, celebrar la belleza y la alegría de la vida. San Ignacio cambia algunas adiciones de esta cuarta etapa de la forma siguiente: "La 2ª será: en cuanto me despierte poner enfrente de mí la contemplación que tengo que hacer, queriéndome alegrar con mucho afecto de tanto gozo y alegría de Cristo nuestro Señor. La 3ª será: traer a la memoria y pensar cosas que causan placer, alegría y gozo espiritual, como por ejemplo de gloria. La 7ª: usar de claridad o de temperaturas favorables, (por ejemplo, fresco en verano y sol o calor en invierno), en cuanto el alma piensa o conjetura que la pueda ayudar, para gozarse en su Criador y Redentor" [229].
El Reino de Dios se ha acercado y se ha hecho realidad en la resurrección de un Crucificado; todos aquellos cuya vida participe en alguna manera de la semejanza de una crucifixión, pueden participar también de la esperanza del Crucificado-Resucitado. No hay otro camino que el de aceptar el camino de Jesús: la resurrección es para los crucificados. Para anunciar hoy la resurrección de Jesús hay que estar en verdad junto a la cruz de Jesús y junto a las innumerables cruces actuales, que también son de Jesús. Desde los crucificados de la historia, sin pactar con sus cruces, es desde donde hay que anunciar la resurrección. Los "pobres" son los que pueden captar más a fondo la resurrección de Jesús. Ellos pueden ver mejor que nadie en Jesús resucitado al primogénito de entre los muertos, porque en verdad, y no sólo a nivel de ideas, lo reconocen como hermano mayor. La resurrección celebra el triunfo de la vida en contra de todas las fuerzas que se oponen a ella. El centro de la fe cristiana no consiste en la celebración de la memoria de un héroe muerto en el pasado, sino en la celebración de la presencia de alguien que vive ahora: Jesucristo, el triunfador. Nuestra esperanza no es, simplemente, sobrevivir. Esperamos que esta vida frágil deje de ser rompible. Jesús elevó la vida a tal densidad de realización, que la muerte no conseguirá destrozarla. Vivir no es caminar hacia la muerte, sino peregrinar hacia Dios. El hombre de fe no muere; nace dos veces. La muerte no es un fracaso o una tragedia, sino una bendición, una puerta que hay que atravesar para poder llegar a la meta por la que tanto se luchó en esta vida. Junto al triunfo del “Cordero degollado” (Ap 5,6.12) gozarán también “los que vienen de la gran tribulación” (Ap 7,14). Esto quiere decir que el sufrir pasa, pero el haber sufrido no pasa. Por eso el Resucitado conserva para siempre las llagas de su crucifixión (Jn 20,25-27). Jesucristo es el primero de los muertos que recibió la plenitud humana de la vida. Nosotros le seguiremos. Desaparecerá la angustia milenaria del dolor. Se tranquilizará el corazón, cansado de tanto preguntar … El Señor de la vida te invita a celebrar el triunfo de la vida. De la misma manera que en las últimas semanas escogiste retirarte, ahora colócate en la situación de salir y celebrar. Busca colores y cantos alegres, haz cosas que puedan hacer a los otros felices. Saborea la alegría de Cristo, la fidelidad del Padre, el triunfo de Jesús como Señor de la Creación y de la Historia. Para ello tendrás que esforzarte, pues es más fácil acompañar en el dolor que en la alegría. En ambiente festivo tendemos a ser superficiales. Se trata de ser profunda y crecientemente alegres, en compañía de Jesús. Alegrarnos de veras por el triunfo de entonces de Jesús y por sus triunfos actuales en nuestro mundo de hoy. Como lectura espiritual de esta etapa se podría ver, por ejemplo: Francois Varillón, La alegría de creer, la alegría de vivir, Mensajero. Leonardo Boff, La resurrección de Cristo, Nuestra resurrección en la muerte, Sal Terrae Etienne Champentier, Cristo ha resucitado, Verbo Divino
Presencia de Jesús a lo largo de las distintas etapas de los Ejercicios