

Pizzania
LA INVASIÓN DE LOS TURISTAS PIRATAS
Para mi sobrino Carlos, que empezó a leer con Pizzania.
Martín Piñol
Para Olivia y Saulo, y para mis dos dragoncitos, Leo y Silas.
Erica Salcedo
Texto © Joan Antoni Martín Piñol, 2025 Ilustraciones © Erica Salcedo, 2025
Dirección editorial: Patricia Martín
Edición: Clara Jubete Baseiria
Dirección de arte: Noelia Murillo Ballesta
Asistencia editorial: Aina Florit Moll
Traducción: Patricia Antón
Corrección: Raúl Alonso Alemany Revisión de texto: Eida del Risco
© Editorial Flamboyant, S. L., 2025 Gran Via de les Corts Catalanes, 669 bis, 4.º 2.ª, Barcelona (08013) www.editorialflamboyant.com
Todos los derechos reservados.
Primera edición: octubre de 2025
ISBN: 978-84-10090-88-0 DL: B 12953-2025
Impreso en Imprenta Mundo, Cambre, A Coruña, España
Libro libre de emisiones de CO2 gracias al acuerdo establecido con la Fundación Plant-for-the-Planet.

Martín Piñol Erica Salcedo
CRÓNIC AS DE

Pizzania
LA INVASIÓN DE LOS TURISTAS PIRATAS
· LIBRO III ·
IRIS
LA NIÑA INGENIOSA Y DECIDIDA

SOROS
MARTINELLI
EL MAESTRO PIZZERO Y FORJADOR
DE ARMAS

URKI
EL CABALLERO
PESADO Y QUEJICA

PIZZANIA ERA UN REINO LLENO DE PRODIGIOS Y MARAVILLAS.
Allí vivía Iris, una niña imparable, lista y valiente, capaz de domesticar a un dragón y ponerse al frente de la primera pizzería del reino.
La acompañaba Soros, un dragón rojo y salvaje que, después de conocer a Iris, se dedicaba a repartir pizzas a quien fuera y donde fuera, un hecho insólito que nunca había aparecido en ninguna leyenda.
En esta crónica que tenéis en vuestras manos, os encontraréis con curiosos muy pesados que quieren vivir experiencias nuevas, navegantes que ocultan secretos, piratas temibles y despiadados, mezquinos mercaderes capaces de traicionar a todo el mundo por unas monedas… y algunos viejos conocidos. Preparaos para resistir la invasión de los turistas piratas.


CAPÍTULO 1

—¡E
sto es un éxito! —dijo Iris al ver la pila de pizzas por repartir.
—¡Esto es un agotamiento! —resopló Soros en respuesta, consciente de que aún les tocaría hacer cuatro viajes más… como mínimo—. Odio volar de noche. Estos pueblos no están bien iluminados y más de una vez me he comido un árbol en el momento de aterrizar.
—¡Pero si eres un dragón! Puedes ver en la oscuridad sin problemas y volar días enteros sin cansarte. Lo que pasa es que te aburres muy deprisa —le contestó la niña.

Soros miró a la gente que cenaba sentada a las mesas delante de la pizzería. Cuando el maestro Luigi Martinelli había montado la primera pizzería del reino en su antigua fragua, no imaginaba que la tendría tan llena.
—No me aburro —confesó el dragón—, pero preferiría estar aquí zampando pizza con estos gandules que repartirla para que se la coman otros. Porque al final tú y yo siempre somos los últimos en cenar y solo nos quedan las sobras frías… Algún día me iré volando a la
Isla Aburrida, me quedaré a vivir allí yo solo y tendréis que apañaros sin mí…
En la cara de la niña apareció una sonrisa tristona, porque lo entendía. Pero luego le señaló a los clientes de la pizzería.
—Míralos un momento y dime qué ves.
—Veo humanos estúpidos que hacen mucho ruido al masticar. Antes de conocerte, me

los habría zampado sin remordimientos.
Iris negó con la cabeza.
—Ya no nos comemos a la gente, ¿te acuerdas? Y hablo en plural para no acusarte tan directamente, pero que conste que yo nunca me he zampado a nadie.
—Seguro que algún día te has comido un moco o te has mordido las uñas, y eso ya es comerse un poco a uno mismo. En el fondo, tú y yo no somos tan distintos… La niña se echó a reír.
—Ahora en serio, Soros. Míralos bien. Son felices. Es posible que este sea el único momento del día en que han podido abandonar sus agotadores trabajos para sentarse aquí tranquilamente y disfrutar de cada bocado. Y le pasa lo mismo a la gente a la que le llevamos los pedidos. Pocas cosas hacen más ilusión que una pizza calentita llegando a tu casa. Y eso

pasa gracias a nosotros. Hacemos felices a muchas personas. No todo han de ser hazañas peligrosas con luchas a vida o muerte. ¡En casa también podemos vivir muchas aventuras!
Soros soltó un fuerte resoplido, y unas cuantas pizzas de la montaña de pedidos cayeron al suelo.
—Vale, vale, pero también quiero que hagamos felices a muchos dragones. Sin ir más lejos, a este dragón.
Y, con un rápido movimiento de la lengua, Soros devoró las pizzas caídas. La niña le clavó una mirada furiosa y decepcionada.
—Eh, no me mires así. Habían tocado el suelo más de tres segundos, ya no las podíamos repartir…
—¡Son ellos! —exclamó una voz desconocida y con acento extraño, interrumpiéndolo de repente.

En la puerta de la pizzería habían aparecido dos viejos con varas largas, túnicas largas y barbas largas, y que daban la impresión de haber vivido unas vidas también muy largas.
—¡Seguro que son magos y vienen a proponernos vivir una aventura mortal! —dijo Soros—. ¡Adiós, pizzas! ¡Bienvenidas, luchas infernales contra enemigos feroces!
Iris recibió a los dos viejos con una sonrisa. Había salvado el reino de un dragón salvaje, un rey déspota y un mago tenebroso, y estaba acostumbrada a que todos la quisieran conocer.
Pero los viejos no le hicieron ni caso. Solo tenían ojos para Soros.
—¿Eres la criatura de la que hablan las leyendas? ¿El dragón de las pizzas?
Soros soltó un resoplido y, con la cola, se señaló a sí mismo y luego el montón de pizzas pendientes de repartir.
—A ver…, muy listos no sois… Soy un dragón rodeado de pizzas. ¿Es algo que veis todos los días?
Los dos viejos se miraron con cara de ilusión.
—¡Por fin lo hemos encontrado! ¡Tantas jornadas de viaje han tenido su recompensa!
¡Ahora podremos poner fin a nuestra misión!
CAPÍTULO 2
Iris señaló una mesa que acababa de quedar vacía.
—Sabios magos, descansad del viaje y habladnos de la gran hazaña que nos espera.
—Sí, y, por favor, que nos toque luchar contra bestias mágicas y peligrosas —añadió el dragón con un suspiro.
Los dos viejos se echaron a reír.
—¡Creen que somos magos!
—¡Tú y yo magos! ¡Esta sí que es buena!
—Yo sí que hago magia. ¡Puedo hacer desaparecer tres pizzas de estas en una sola noche!


Iris y el dragón los miraron con impaciencia.
—Perdonad, pero no entendemos nada —dijo la niña—. Tenéis pinta de magos, venís de muy lejos y habláis de una misión. ¿Y si empezamos desde el principio?
—Ay, sí, perdona, niña, es que eres tan graciosa… —respondió el primero—. No somos magos, somos turistas.
—¿Turistas? ¿Eso es contagioso? —preguntó el dragón retrocediendo unos pasos.
—No, no —contestó el otro—. Quiere decir que venimos de Turís, nuestra ciudad.
—No entiendo nada —le dijo el dragón a la niña—. ¿Los saco de aquí de un coletazo y cenamos de una vez?
Iris le dijo que no con la cabeza.
—¿Y si nos lo explicáis todo bien desde el principio? Solo estamos en el capítulo dos y no quiero que nadie se pierda… · 15 ·
Los dos viejos asintieron con la cabeza.
—Todo sea por el bien de la claridad narrativa… Vamos a ver, él es Hernando y yo soy Fernando. Llevamos la barba larga porque nos da pereza afeitarnos, una vara larga porque somos mayores y caminamos mucho, y así no nos cansamos tanto, y una túnica larga porque es muy cómoda y abriga mucho.
—Que a nuestra edad, un resfriado mal cuidado… —añadió el otro.
—Menudo rollo tienen estos dos —soltó Soros acercándose a la montaña de pizzas para zamparse unas cuantas más.
—¡Eh, que tenemos clientes esperándolas! —lo regañó Iris.
Los dos viejos aplaudieron.
—¡Oh, sois justo como os imaginábamos! Qué suerte poder verlo con nuestros propios ojos.
Y EMOCIONANTE FANTASÍA MEDIEVAL PARA TODOS LOS PALADARES.

Hace muchos siglos, en un tiempo lleno de magia, una niña valiente y un dragón glotón trabajan sin parar en la pizzería del reino. Su fama ha alcanzado tales cotas que a sus puertas llegan viajeros de tierras lejanas, con ganas de conocer a los dos aventureros y de probar su manjar. Pero pronto Villamocos se llena de turistas, y los piratas que hacen negocio llevándolos de un lado para el otro no son tan amigables como parecían en un principio...
Proyecto de sostenibilidad
ISBN 978−84−10090−88−0
ISBN: 978-84-10090-88-0