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Vaca Muerta al mundo: el oleoducto que puede redefinir la balanza comercial argentina

Eliana SCIALABBA

Directora Ejecutiva CEEAXXI

El subsuelo como plataforma de exportación

Mientras buena parte de la economía argentina intenta navegar entre reformas estructurales, ajustes y volatilidad, en el sur del país avanza un proceso silencioso pero decisivo: el fortalecimiento de una infraestructura energética que empieza a marcar la diferencia en el frente externo. En ese contexto, Vaca Muerta dejó de ser una promesa para convertirse en un actor real del superávit comercial, gracias a la conjunción de productividad, inversión sostenida y obras de gran escala.

Entre esas obras, el oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) se perfila como una pieza clave para el futuro exportador del país. Más que una simple línea de transporte, es una apuesta estratégica, de largo plazo que busca conectar la producción shale con el mundo de forma directa, ágil y rentable.

Un cambio de lógica: de Añelo al Atlántico

Hasta ahora, la capacidad para evacuar el crudo producido en la cuenca neuquina era limitada. Los ductos existentes, como Oldelval, funcionaban al límite y obligaban a restringir o desacelerar la producción en ciertos momentos. El VMOS propone cambiar ese paradigma. Con más de 500km de extensión, el oleoducto conectará la zona de Loma Campana, en el corazón de Vaca Muerta, con el puerto de Punta Colorada, en la costa de Río Negro. Allí, se construirá una terminal marítima con capacidad para embarcar grandes volúmenes de crudo en buques tanque de exportación. Esta salida directa al mar no solo acorta tiempos y costos, sino que permite ampliar los destinos posibles, evitando cuellos de botella logísticos y reforzando la autonomía exportadora del país.

Inversión estratégica y visión de largo plazo

El proyecto es liderado por YPF, que proyecta una inversión total superior a los USD 3.000 millones, estructurada en varias fases. La compañía se encuentra en plena búsqueda de financiamiento internacional por hasta USD 2.000 millones, con respaldo de agencias de crédito a la exportación y bancos multilaterales. El proyecto ya fue incluido dentro del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), lo que podría acelerar su ejecución.

Además del ducto troncal, el plan incluye estaciones de bombeo, almacenamiento, una planta de carga y una monoboya offshore. Toda la infraestructura está diseñada para operar durante décadas y adaptarse a una producción que sigue en expansión. Sin embargo, mas allá de esta in - versión estratégica, en la siguiente tabla presentamos inversiones adicionales que las empresas que operan en Vaca Muerta piensan llevar adelante, lo que nos permite tener una visión más amplia del potencial de la zona para nuestro país.

Exportaciones que empiezan a pesar

Durante el primer semestre de 2025, las exportaciones de crudo crecieron un 42% interanual, promediando 245.000 barriles diarios, de los cuales más del 75% provino de Vaca Muerta. Este volumen, sin el VMOS plenamente operativo, ya representa un salto significativo respecto de años anteriores. Con la obra en funcionamiento,

Fuente: Aleph Energy se espera alcanzar una capacidad exportadora cercana a los 600.000 barriles diarios hacia 2027, lo que podría traducirse en más de USD 10.000 millones anuales en exportaciones energéticas, en un contexto donde el país necesita dólares genuinos más que nunca.

El superávit energético total proyectado para este año ronda los USD 8.000 millones, impulsado tanto por mayores exportaciones como por una caída en las importaciones de gas natural licuado (GNL), gracias a la producción local y a la reversión de algunos flujos internos.

Entre infraestructura y política: el desafío de consolidar

Si bien suena todo muy prometedor, ninguna infraestructura puede sostenerse si no va acompañada de condiciones económicas estables, reglas claras y visión estratégica. El VMOS podría convertirse en el principal canal de exportación energética del país, pero su éxito dependerá de la capacidad de Argentina para ofrecer certidumbre jurídica, acceso fluido al financiamiento y marcos regulatorios acordes al siglo XXI. Hoy, Vaca Muerta ofrece al país una oportunidad inusual: contar con un recurso competitivo, demanda internacional, empresas dispuestas a invertir y un proyecto logístico que puede escalar rápidamente. Lo que falta no es la materia prima, sino la voluntad política de convertir esa ventaja en política de Estado.

Conclusión: una puerta abierta al mundo

Vaca Muerta ya no es un horizonte posible, es una plataforma concreta. Pero para que ese potencial se materialice como superávit estructural y motor de desarrollo, el país necesita exportar más que barriles: necesita exportar confianza. El oleoducto Vaca Muerta Sur no es solo un proyecto técnico; es una declaración de intenciones. Marca un antes y un después en la forma en que Argentina piensa, planifica y ejecuta su inserción in - ternacional desde el territorio. Y en un contexto donde casi todo parece depender de la coyuntura, este tipo de infraestructura ofrece algo diferente: la posibilidad de jugar a largo plazo.

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