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Los dilemas éticos de la tecnología y el mundo que tendremos

Valentín GUTIÉRREZ

ECONOMISTA

En “Back to the Future Part 2” , la trama nos plantea un conflicto cautivante: realidades temporales alternativas se han creado, formando una paradoja. En una, el antagonista Biff se ha hecho con el almanaque deportivo del futuro, transformándose en un hombre rico y poderoso y arruinando con ello la vida de los protagonistas, convirtiendo a Hill Valley en un lugar aterrador. En otra, todo ha seguido su curso como debía, siendo la vida mucho más bella y favorable para Marty y su familia. Es que cuándo él y el Doc vuelven a 1985 desde el futuro, se dan cuenta que algo malo ha pasado en algún punto del pasado, quedando atrapados en una línea de tiempo diferente, por lo que deberán viajar atrás y evitar que Biff consiga el almanaque, para recuperar así su vida y todo lo que conocían antes que sea demasiado tarde.

Con lo anterior, los temas que trata la película van desde las consecuencias inesperadas de actuar irresponsablemente hasta los peligros que pude suponer la tecnología, especialmente en manos equivocadas. Otras obras también tratan dilemas éticos relacionados a la tecnología. En “Minority Report” , personas son arrestadas por crímenes que aún no han cometido, pero que se predice cometerán en el futuro. En “I, Robot” , las maquinas se vuelven parte de nuestra vida diaria, pero hay quien desconfía de ellas…

Todas estas cuestiones se vuelven cada vez más interesantes en el mundo en que vivimos, en medida que el avance tecnológico toma un ritmo más rápido y vertiginoso. ¿Es cierta tal vez la Ley de Moore? El cofundador de Intel predijo en 1965 que el número de transistores en un chip se duplicaría aproximadamente cada dos años, con un aumento mínimo en el costo, lo que haría que la capacidad tecnológica crezca a un ritmo exponencial.

Las cirugías láser para recuperar la vista; el chip cerebral de Neuralink ; los Apple Vision ; la Inteligencia artificial; los autos autónomos; perros robot; viajes comerciales al espacio; computadoras cuánticas. Con esto, el límite que separa la realidad de la ficción vuelve a delinearse. Y es mucho todavía lo que puede venir. Las preguntas cuelgan en el aire. ¿Vamos a un mundo de desempleo masivo? ¿Qué rol tienen los Estados nacionales frente a todos estos cambios? Y lo más intrigante de todo: ¿será el mundo que tendremos mejor o peor?

Task-Biased Technical Change:

En una primera mirada al mundo desarrollado, la buena noticia es que el panorama sombrío de una oleada sustitutiva sobre los mercados laborales de los países que se encuentran en la frontera de la innovación tecnológica no parece verificarse. En realidad, lo opuesto es cierto: al hacerlo más productivo, la tecnología estaría aumentando el empleo, en lugar de reducirlo. The Jevons Paradox : cuando el consumo de un recurso se hace más eficiente su uso aumenta, no disminuye.

No obstante, un análisis más profundo nos acerca a conclusiones no tan optimistas. Lo que sucede es que el desarrollo tecnológico no automatiza profesiones en su totalidad, sino que sustituye tareas particulares en cada una de ellas, lo que se conoce como Task-Biased Technical Change. Especialmente, este tiende a reemplazar tareas rutinarias, que siguen un conjunto de reglas concretas y fácilmente definibles, predominantes en empleos de ingreso medio. Que pueden ser tanto de carácter manual de tipo blue-collar labor o cognitivo de oficina (white-collar labor). En contraste, las computadoras y robots enfrentan todavía mucha más dificultad para sustituir tareas on site -en entornos imprevisibles-, y también aquellas cuya ejecución requiere habilidades de management y creatividad no fácilmente definibles.

todo apunta a que el potencial de la tecnología puede ser tan increíble como peligros, dependiendo del uso que se le de

Esto apunta a una polarización creciente, entre aquellos trabajos que se ven beneficiados por las complementariedades de la tecnología y aquellos que no, con una dinámica de creación y destrucción de empleos donde las ocupaciones que nacen o mutan con la tecnología no son idénticas a aquellas que se eliminan, generando un patrón de ganadores y perdedores del cambio con fuertes costos sociales en la transición (Montané & Sartorio, 2018). Aquellos que sepan adaptarse y encontrar complementariedades en la tecnología pueden verse fuertemente beneficiados. Quienes no lo hagan, puede que no.

The new Manhattan Project: la carrera por la Inteligencia Artificial

En tanto, los Estados nacionales y la política también tendrán un rol que jugar frente a todos los cambios que el avance tecnológico supone. Los desafíos son muchos: la desinformación y uso de fake news en campañas; los rendimientos marginales crecientes de la economía de red; las firmas superestrella; la presión sobre las energías que el avance tecnológico requiere; la protección de información; la se guridad nacional ante ataques cibernéticos y hackers , entre otros. Más aún, el desarrollo tecnológico vuelve a encontrarnos en un contexto de competitividad creciente entre naciones.

Ya por la Revolución Industrial, los líderes europeos desde Napoleón a Bismarck fueron consientes muy tempranamente del poder y riqueza que el desarrollo de la máquina suponía. Como explica Schvarzer, el descubrimiento fatal fue que el avance fabril de Gran Bretaña acrecentaba su poderío militar, porque permitía producir armas cada vez más potentes que definían su hegemonía. “Desde tiempos inmemoriales, se sabía que el poder de la espada era grande, pero que su uso requería al fabricante de espadas”. Es así que el gobierno británico prohibió bajo severas penas la exportación de máquinas y la salida de técnicos que pudieran replicar el proceso en otros países. Esto no impidió, sin embargo, que Samuel Slater burlara a las autoridades y emigrara a Nueva York en 1789.

Si por entonces el espionaje industrial tenía lugar de una a otra orilla del Canal de la Mancha, hoy sucede a una escala mayor, y con muchos más jugadores activos. En la cima, China y Estados Unidos lideran una carrera a toda velocidad por llegar a AGI (la Artificial General Intelligence) , una IA con inteligencia similar a la humana y capacidad de autoaprendizaje, capaz de realizar tareas para las que no fue entrenada o preparada previamente. Lo publicó en X el Departamento de Energía estadounidense: la IA es el nuevo Proyecto Manhattan. Aquel que vimos en la película sobre Robert Oppenheimer, y que tuvo como fin crear la bomba atómica.

Multiple Equilibria: queda en nosotros definir el mundo que tendremos

Con todo en juego, la responsabilidad del mundo que tendremos no está en un solo agente: empresarios tecnológicos; políticos; consumidores; votantes; organizaciones civiles. En julio, Nvidia alcanzó una capitalización bursátil de 4 billones de dólares, convirtiéndose en la compañía más valiosa de la historia por producir chips para la Inteligencia Artificial. ¿Su mayor debilidad? Que gran parte de su producción está en Taiwán, por lo que el destino de la isla y de la compañía están estrechamente ligados. Otro frente abierto, ¿Deepseek o ChatGPT? ¿Pueden estos superar el test de Turing? Y más interrogantes, ¿Estamos cerca de la Singularidad como dice Ray Kurzweil? ¿Corre peligro Estados Unidos convirtiéndose en una tecnocracia? ¿Está el censorship europeo saliéndose de control? Las dudas son muchas. En un juego de coordinación, enfrentamos ahora lo que los economistas llamamos Equilibrios Múltiples: al estar las acciones de los agentes ligadas entre sí, ninguna persona puede definir lo que pase actuando unilateralmente. En tanto, si todos los agentes consiguen coordinar su comportamiento de manera efectiva, entonces es posible que consigamos movernos hacia el “equilibrio deseable”, dígase, un mundo donde el avance tecnológico mejora la vida de todos. Pero si no sucede, puede en cambio que terminemos en el “equilibrio indeseable”, con todas las consecuencias que ello pueda significar.

Es que como Marty y el Doc Brown en la película, estamos nosotros también ante realidades alternativas. Finalmente, lo que vemos es que junto con la tecnología, la realidad también está cambiando muy rápidamente. El gráfico elefante de Milanovic; el auge de Asia; la polarización creciente; los nuevos conflictos geopolíticos; la remilitarización; la incertidumbre entre jóvenes; la caída de la natalidad; el avance del prompting; el nuevo ludismo. Entre la expectativa y la incertidumbre, entre milagros impresionantes y hechos terribles, todo apunta a que el potencial de la tecnología puede ser tan increíble como peligroso, dependiendo del uso que se le dé. Y es que, como ya ha sucedido con varios avances a lo largo de la historia, su devenir dependerá fundamentalmente de que consigamos encontrar tecnologías complementarias de seguridad para mitigar errores.

Así como la creación del barco requirió inventar el bote salvavidas, o la del auto los cinturones de seguridad, es probable que de nuevo debamos encontrar herramientas que nos permitan sacar el mejor provecho a todo lo que viene.

El mundo que tendremos, y el uso que le daremos a toda la nueva tecnología que vamos a desbloquear, está aún por verse. Lo que sabemos es que esta no es inocua, y que nadie será indiferente ante lo que pase.

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