6 minute read

La guarania vuela alto con alma universal

Fito Espínola es una de esas figuras que transforman lo local en universal. Con una trayectoria que va desde pequeños escenarios hasta colaboraciones con artistas de renombre internacional, este músico paraguayo se ha convertido en un puente sonoro entre la tradición guaraní y las tendencias contemporáneas como el hip hop o el EDM. En esta entrevista, Espínola reflexiona sobre su evolución artística, la reinterpretación de obras clásicas como Reservista Purahei, su experiencia internacional, y la importancia de mantener viva la esencia cultural en cada acorde.

Fito, sos un referente de la música paraguaya en el exterior. ¿Cómo describís tu evolución artística desde tus inicios con el Conjunto de Arpas y Guitarras Guaraní hasta hoy?

Advertisement

El Conjunto de Arpas y Guitarras Guaraní fue una verdadera escuela para mí. Actuamos en escenarios muy diversos dentro del Paraguay: eventos culturales, festivales, fiestas privadas. Tuve la dicha de involucrarme profundamente, aunque fue por un tiempo breve. El grupo fue dirigido por el maestro Marcial Guerrero, y esa experiencia marcó mi inicio formal en la música. A partir de ahí, seguí explorando nuevos sonidos con la idea de fusionar nuestras raíces con el mundo.

Tu nueva versión de Reservista Purahei fue clasificada como hip hop por el algoritmo de YouTube. ¿Te esperabas esa categorización?

La verdad, no lo esperaba para nada. Me sorprendió ver que YouTube la clasificó como hip hop. Pero lo curioso es que, aunque tiene elementos los barcitos más pequeños hasta los escenarios más grandes, cada lugar me dejó modernos, mi versión respeta completamente el ritmo tradicional de la guarania. Reservista Purahei sigue siendo una guarania, solo que presentada con una sonoridad diferente. Me dio mucha alegría ver cómo, de alguna manera, estos dos mundos —la tradición y lo urbano— se encontraron tan naturalmente. Fue una sorpresa linda, casi como una colaboración inesperada entre géneros.

¿Qué te motivó a rescatar una obra tradicional como Reservista Purahei y presentarla con una sonoridad moderna y global?

¿Por qué no? Reservista Purahei siempre me pareció una obra especial, con una fuerza enorme. Habla del amor que sobrevive a la guerra, del poder de los sentimientos por encima del conflicto. Ese mensaje sigue siendo tan actual como necesario. Un dato curioso: Charles Aznavour visitó Paraguay y escuchó esta canción. Años después compuso La Nona, que resulta ser prácticamente un una copia de una parte de Reservista Purahei. Recientemente, una institución en Francia reconoció oficialmente que fue un plagio. Eso demuestra la calidad y el poder de nuestra música.

Yo quise darle a esta canción una nueva vida, una sonoridad moderna y global, sin perder su raíz guaraní. Es mi forma de honrarla y de llevar su mensaje más allá de nuestras fronteras.

¿Cómo encontrás el equilibrio entre la fidelidad a las raíces guaraníes y la fusión de ritmos contemporáneos como el EDM y el hip hop?

Para mí, ese equilibrio está en la raíz misma de la música que hago. Y esa raíz es el idioma guaraní. La fidelidad no está solo en el ritmo o el estilo, sino en el lenguaje, que lleva consigo la historia, la emoción y la identidad. Mientras el guaraní esté presente, la esencia está intacta, aunque los sonidos que lo rodean sean modernos.

¿Qué significa para vos ser embajador de la cultura guaraní en un escenario global?

Me siento más bien un portavoz, un instrumento por donde pasa la música; simplemente me siento privilegiado de poder transformarla en sonido y compartirla con el mundo. Aún queda mucho por hacer. Hay mucho que traer a la mesa, mucho trabajo por delante. Yo solo intento hacer mi parte con cariño, con respeto y con responsabilidad.

Le debo esta posibilidad a Dios, que me dio la emoción, la sensibilidad, y me convirtió en una especie de altoparlante, un canal por donde viaja esa frecuencia que llamamos música. Lo importante, para mí, es el impacto que mi música pueda tener y el respeto con el que llevo mi identidad cultural a los escenarios del mundo.

Tu trayectoria internacional es impresionante: desde Francia hasta Disney en Orlando. ¿Qué experiencias te marcaron más en ese recorrido?

Una sola palabra: “todo”.

Desde los barcitos más pequeños hasta los escenarios más grandes, cada lugar me dejó algo. Cada experiencia fue importante. No hay un escenario más valioso que otro cuando se trata de conectar con la gente.

En 2015 fuiste nominado al Latin Grammy. ¿Qué impacto tuvo ese reconocimiento en tu carrera?

Ser nominado al Latin Grammy fue un hito en mi carrera. No es lo mismo decir “Fito Espínola” que decir “el nominado al Latin Grammy Fito Espínola”. Tiene un peso que te acompaña. También este año recibí los Premios Paoli en Puerto Rico como compositor y productor del año, algo que también me llena de orgullo. Son logros que reflejan años de trabajo y pasión por la música.

¿Cómo fue trabajar con artistas como Gipsy Kings, Marc Anthony o Michael Bolton? ¿Qué aprendiste de esas colaboraciones?

Fue hermoso. Com- partimos música desde un lugar muy humano. Cantar con Michael Bolton en un sillón, por ejemplo, fue algo inolvidable. Él es una persona muy humilde y cercana. Lo mismo Marc Anthony, un tipazo. Y con Chico Castillo de los Gipsy Kings compartimos escenarios enormes en Nueva York, Los Ángeles, México, Miami… Siempre con una energía altísima.

Estas experiencias me enseñaron que los verdaderamente grandes no necesitan demostrar nada. Como me dijo Eugenio León, un gran músico con quien compartí muchos años en Islas Caimán: “¿De qué te sirve ser un gran músico si como persona sos una mierda?”.

Además de músico, sos estudiante en Full Sail University. ¿Qué estás estudiando y cómo influye eso en tu arte?

Me gradué con una licenciatura en Music Business, y fue una de las mejores decisiones de mi vida. Más allá del contenido académico, lo que más me dejó fue la conexión humana. Conocí personas maravillosas que me enseñaron que este negocio se basa, sobre todo, en crear lazos reales. Hoy me siento más preparado no solo para crear música, sino para moverme con claridad en la industria.

¿Qué nos podés contar sobre el remix en formato EDM lanzado el 12 de junio? ¿Con quién lo trabajaste?

Ese remix salió el 12 de junio y lo trabajé junto a Juan Guti, productor y guitarrista colombiano con quien vengo colaborando desde hace unos dos años. Forma parte de mi roster y trabajamos juntos en varios proyectos. Esta versión tiene una energía nueva, pero fiel a la esencia. Y como siempre digo: el resultado lo dejo en manos del público, porque al final del día, mi jefe es el público.

¿Cómo vivís la recepción del público paraguayo y latinoamericano frente a tus propuestas innovadoras?

La recepción ha sido muy positiva, tanto en Paraguay como en Estados Unidos, donde he vivido muchos años. Curiosamente, me ha costado un poco más dar a conocer mi trabajo en Paraguay, aunque tengo una apertura natural por ser mi país. Pero siento que poco a poco el público se está conectando con mi propuesta. Es parte del camino.

¿Qué mensaje querés transmitir con Reservista Purahei a las nuevas generaciones, tanto en Paraguay como en el exterior?

Más amor y menos guerras.

¿Cuál es tu visión del futuro de la música guaraní en la escena mundial?

Creo que la música en guaraní tiene un gran potencial global. La música no tiene fronteras ni idioma, es una frecuencia universal. Los guaraníes creían en un Dios que era todo, y esa espiritualidad también vive en el sonido. El guaraní es una lengua ancestral, con raíces profundas en el corazón de Sudamérica. Necesitamos seguir trabajando, generando colaboraciones y conexiones que permitan mostrar esta riqueza cultural en una escena global.

¿Hay planes para una gira o un nuevo álbum?

¿Qué se viene para Fito Espínola en 2025 y más allá?

Sí, vienen cosas muy especiales. Me gustaría comenzar en Paraguay y desde ahí expandir hacia países del Cono Sur, con shows que integren música, visuales y mensajes positivos. Siento que estamos en un momento donde la música con identidad tiene mucho valor.

Estoy muy contento con una colaboración para celebrar el Año de la Guaranía, junto a un artista a quien admiro profundamente: David Portillo. Pero también sé que para realizar proyectos de esta magnitud se necesita apoyo: institucional, cultural, regional.

Estoy tocando puertas, buscando aliados, porque esto no es solo una gira: es una propuesta de identidad y futuro para la cultura paraguaya.

"Estoy muy contento con una colaboración para celebrar el Año de la Guaranía, junto a un artista a quien admiro profundamente: David Portillo".

¿Qué consejo le darías a artistas emergentes que buscan fusionar tradición y modernidad como vos lo hacés?

Cada quien es dueño de su camino y forjador de su destino. No creo en dar recetas, pero sí creo que hay que sentir esa hambre por dentro, ese deseo genuino de crear. Trabajar desde el corazón, con amor, claridad, disciplina y compromiso. Cuando eso está, todo fluye. Solo hay que sentirlo… y hacerlo.

This article is from: