Sakena Yacoobi ¿POR QUÉ SE NOMINA A SAKENA?
NO M IN A DA • Páginas 70–89
Sakena creó su organización Afghan Institute of Learning (AIL) en 1995, bajo opresiones y en plena guerra. El régimen de los talibanes había prohibido a las niñas ir a la escuela. Pero Sakena abrió 80 escuelas secretas, formó maestros y creó bibliotecas escolares móviles y secretas. Actualmente, Sakena y AIL dirigen cientos de escuelas, clínicas de salud y hospitales en Afganistán y Pakistán, y han capacitado a 19.000 maestros. Cada año brindan educación y atención médica a 125.000 niños. Los maestros aprenden nuevas metodologías y han ayudado a 4,6 millones de niños a aprender habilidades de pensamiento crítico. Mediante el trabajo de Sakena, más de 5,5 millones de niños afganos ganaron fe en el futuro y nuevas posibilidades, pese a la pobreza y a los 30 años de guerra en Afganistán.
– Un aula, una pizarra negra, algunas tizas y maestros capacitados. Es todo lo que se necesita para cambiar la vida de todos los niños de un pueblo, dice Sakena Yacoobi. Su maestra les enseña a las chicas en la sala de computación.
Cuando Sakena Yacoobi es pequeña, es la única niña en la clase. Piensa: “¿Por qué las niñas no pueden ir a la escuela?”. Al empezar la guerra en Afganistán, Sakena está estudiando en EE. UU. Quiere regresar a casa y ayudar a los más afectados por la guerra, los niños y las mujeres. Cuando prohíben que las niñas asistan a la escuela, abre escuelas secretas. Casi 20 años más tarde, continúa luchando por los niños de Afganistán y más de 700.000 niños han recibido la ayuda de Sakena y de su organización AIL para ir a la escuela y recibir atención médica.
L
a historia de Sakena empieza muchos años atrás, en Herat, que es una bella y antigua ciudad. El papá de Sakena compra y vende casas, refrigeradores y
TE X TO: JESPER HUOR FOTO: MAK AN E-R AHMATI
Sakena Yacoobi es nominada al Premio de los Niños del Mundo 2012 por su larga y peligrosa lucha para dar a los niños y mujeres afganos el derecho a la educación, la atención médica y el conocimiento de sus derechos.
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aparatos de radio del exte rior. Su mamá es ama de casa. Sakena es la primera hija y por mucho tiempo, la única. Por eso el papá quiere que
sea tanto una hija como un hijo para él. Cuando sólo tie ne cuatro años, la anota en una escuela religiosa, donde es maestro un mulá o sacer dote musulmán. – Era la única niña en una clase de 15 alumnos. No era tímida, pero los varones podían fastidiarme. ¿Por qué una niña va a la escuela?, me preguntaban. Yo pensa ba: ¿por qué no va a estudiar una niña? A veces los chicos me golpeaban. Cuando me quejaba ante el mulá, no les decía nada a ellos. En cam bio, ¡se enojaba conmigo! Pero me resultaba fácil aprender. A los 6 años sabía tanto como el mulá, cuenta Sakena. Vestida de varón
De pequeña, Sakena lleva un