análisis
Hay sed de
campe Desde 2011, que ganó el descendido Deportivo Quito, los títulos nacionales de fútbol están lejos de las canchas de Pichincha. Por José Navarro Guzmán.
“N
o siempre hay lógica, ni justicia, ni siquiera piedad en el sinuoso mundo del fútbol. Las emociones viven al día. No importa lo conseguido. Vale lo último. No importa el mérito. Vale el resultado…”, afirma Jorge Valdano en su libro Fútbol: el juego infinito. Este deporte “se ha convertido en un negocio planetario que explota la emoción, que necesita de héroes y al que ya no le alcanza el resultado para seducir. Un juego de pobres que mueve una industria de ricos”, agrega el argentino. De las informaciones del fútbol nos enteramos más rápido y la mayoría de veces con satisfacción porque es portador de alegrías. Se adaptó más rápido a la globalización. Pero se deshumanizó. Los clubes están obligados a ofrecer espectáculo y títulos a sus clientes, los hinchas. Y de eso está hambriento el aficionado pichinchano desde
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Desde 2011, cuando Liga de Quito fue subcampeón de la Copa Sudamericana, el equivo albo viene de tumbo en tumbo.
natos en Quito 2011, cuando el hoy descendido Deportivo Quito fue campeón ecuatoriano. Hay uno en particular que busca viejos laureles porque de la época de gloria, que empezó con la Libertadores hace casi una década (2008), los niños, sus futuros contribuyentes, no saben, no recuerdan. Liga viene invirtiendo año tras año y vendiendo ilusiones que muy rápido se evaporan.
Universidad Católica saca la cara
El campeonato empezó en sus primeras tres fechas con un Delfín en la cima (7 puntos), seguido por Universidad Católica (seis). Jorge Célico, su entrenador desde 2010, formó un cuadro cuya base la conforman Hernán Galíndez, Luis Miguel Escalada y Andrés López, quienes conducen a sus compañeros al juego ofensivo, nada cicatero, rápido, eficaz, con una exhibición, por momentos, de buen trato al balón y que descubrieron por tierras ambateñas al nuevo grito de gol del fútbol ecuatoriano: Jhon Jairo Cifuentes (3 tantos), siempre alimentado por el veloz Romario Ibarra. Ver a los universitarios de la 12 de Octubre es un deleite. Independiente se quedó fuera de la Copa Libertadores, de la cual fue subcampeón el año anterior, tras vencer al Municipal peruano y caer frente a Olimpia de Paraguay, dirigido por su extécnico, Pablo Repetto.
actitud. El equipo se muestra inseguro en el campo de juego, nervioso, miedoso. Temen ganar.
Alexis Mendoza, su técnico desde agosto último, dedica su tiempo y trabajo a formar un nuevo equipo. Adrián Bone, Michael Estrada, Juan Pablo Segovia, Efrén Mora y Kener Arce, entre otros, llegaron al plantel donde habían quedado Cristian Núñez, Mario Rizotto, Dixon Arroyo, Fernando León, Luis Ayala y Gabriel Cortez. Compraron, pues aún están tiernos los del recambio.
La “chambonada” criolla
Pese a contar con un dirigente experimentado, serio, capaz, como el general Tito Manjarrez, El Nacional aceptó jugar “bajo protesta” con Atlético Tucumán en Quito. Los visitantes llegaron desde Guayaquil con más de una hora de retraso. Tras un empate en Argentina, la serie eliminatoria de la Copa Libertadores de América se definía en el Olímpico Atahualpa. La no presentación del cuadro argentino significaba legalmente que los criollos estaban clasificados. Sin embargo, las presiones de la Conmebol y las diplomáticas obligaron a los ecuatorianos a saltar a la cancha una hora y media más
tarde. Lo hicieron desmotivados, impávidos, perdidos en el campo. Tucumán ganó 1-0. Como solemos decir los quiteños: fue “una chambonada” de la dirigencia militar. Eduardo Favaro trata de rearmar el equipo que tiene en Johan Padilla, Franklin Guerra, Javier Quiñónez, Luis Segovia, Pedro Larrea, Cristian Cordero y el veterano Félix Borja, su columna vertebral.
¿Una inversión fallida?
“No sabemos qué pasa; en todo caso es un tema de los jugadores, no del técnico. No podemos seguir sacando entrenadores”, comentó en un diálogo informal el exjugador de Liga, Hugo Mantilla, actual dirigente. Claro, el gran Huguito se refiere a la serie de fracasos que abruman a Liga de Quito desde hace 16 meses, cuando estuvo a punto de obtener el campeonato que Luis Zubeldía lo ferió al final del torneo.
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