

ECONOMÍA APLICADA
INTRODUCCIÓN TEÓRICA Y PRÁCTICA
3ª Edición

Elías MElchor FErrEr
DolorEs GEnaro Moya
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© Elías Melchor Ferrer Dolores Genaro MoyaEL ANÁLISIS DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA A TRAVÉS DE LA ECONOMÍA APLICADA
La Economía Aplicada constituye una parte de la ciencia económica junto con la Teoría Económica. La división de la Economía en estas dos disciplinas simplemente es una cuestión de especialización, de división del trabajo para las personas dedicadas a la investigación y la docencia. El método empleado en la investigación económica aplicada no difiere del propio de la teoría, por lo que puede ser inductivo, deductivo o sintético. Así, se hace uso de una serie de instrumentos que llevan a comprender la realidad, establecer leyes generales y realizar predicciones. Pero para poder realizar toda esa labor es necesario disponer de información económica. Por eso, la medición de la actividad económica ha sido, desde hace siglos, el primer problema al que se han enfrentado los economistas que deseaban disponer de un conocimiento más preciso y completo de la realidad económica. La solución a dicho problema se ha visto dificultada por la variedad y complejidad de las variables e interrelaciones que se dan en la realidad económica, por lo que, en un primer paso conviene disponer de una representación simplificada de la misma a través del circuito económico, el cual puede realizarse centrando la atención en las funciones económicas de producción, renta y gasto, o atendiendo a los agentes que intervienen (hogares, empresas, sector público y resto del mundo), haciéndose más compleja la representación a medida que se incorporan nuevos agentes. Una vez determinadas las relaciones esenciales, y obtenida la información correspondiente, es necesario utilizar técnicas que permiten explotar la información que nos proporcionan los datos estadísticos en bruto, siendo de carácter muy variado: desde los más simples cocientes hasta los estadísticos descriptivos, pasando por las tasas de variación y los números índice.
1. La economía aplicada en el marco de la ciencia económica
El hombre, como ser racional, se caracteriza por la inquietud en conocer la realidad que le rodea. Pero no todo el conocimiento aprehendido por el hombre se considera científico, sino que para serlo ha de reunir una serie de requisitos. El establecimiento de unos criterios que permitan diferenciar entre el conocimiento común y la Ciencia, nos lleva a intentar obtener una definición de ésta.
No existe una única definición de Ciencia aceptada universalmente, por lo que se ha elegido la de J. Ferrater Mora que define la Ciencia como un modo de conocimiento que aspira a formular, mediante lenguajes rigurosos y apropiados, leyes que son capaces de describir series de fenómenos, de predecir acontecimientos futuros y que pueden ser comprobadas mediante la observación de los hechos1 .
Dado que la realidad que se pretende conocer y explicar a través de la Ciencia es muy amplia y compleja, esta última se ha estructurado o dividido en distintos
campos. De acuerdo con J.R. Hicks esta división es principalmente un asunto de conveniencia ya que “agrupamos una ciencia en aquellos estudios especiales que conviene realizar en conjunto y bajo la acción de las mismas personas. Esto significa que no pueden definirse las fronteras de una ciencia en particular hasta no haberla desarrollado; además, estas fronteras no son estáticas...”. En cualquier caso, las diferentes clasificaciones que podemos encontrar de la Ciencia son cambiantes, ya que ésta a su vez es dinámica y variable.
Una de las clasificaciones más extendidas es la atribuida a F. Di Fenizio (1961) que propone la siguiente división de la Ciencia en dos grandes grupos (Esquema 1):
a) Las ciencias empíricas, que “tratan de decir algo respecto del mundo existente... de explicar y predecir los conocimientos para después dominarlos...La aceptación o no de una teoría se basa en la observación”. Así en las ciencias empíricas los enunciados sólo se aceptan si se apoyan en la experiencia.
b) Las ciencias formales o no empíricas que “se ocupan tan sólo de relaciones entre proposiciones; nunca tratan de la verificación empírica de dichas proposiciones entre sí”. Las ciencias formales son la lógica y la matemática pura, cuyos contenidos no forman parte en sí mismos de la realidad tangible u observable. Sin embargo, el avance de estas ciencias es un elemento fundamental para el progreso del resto.
Esquema 1
Clasificación de las ciencias
CIENCIA
CIENCIAS NO EMPÍRICAS
LÓGICA MATEMÁTICA PURA
CIENCIAS EMPÍRICAS
C.PSICOSOCIALES
Las ciencias empíricas se clasifican a su vez en ciencias naturales y ciencias psicosociales.
Las ciencias naturales incluyen las disciplinas pertenecientes al grupo de la Física y de la Biología y se caracterizan por la posibilidad de realizar experimentos controlados que permiten progresar en la práctica a partir de los avances que se hayan alcanzado en el ámbito teórico-analítico.
Por el contrario, las ciencias psicosociales o sociales, tienen como objeto de estudio el comportamiento del hombre en sociedad, lo que dificulta la realización de experimentos controlados por el investigador y determina el carácter previo de la práctica para poder formular la teoría. Además, en estas ciencias el investigador forma parte del objeto de estudio (la sociedad) por lo que se tiene la ventaja frente a las ciencias naturales de la posibilidad de la compresión intuitiva de la materia objeto de análisis, aunque la desventaja de la imposibilidad del análisis controlado2.
La Economía se incluye en el grupo de las ciencias sociales, lo cual nos lleva a plantearnos dónde está la frontera entre la Economía y el resto de las ciencias sociales y, en último término, qué constituye el objeto de estudio de la ciencia económica.
Al igual que ocurre en otros campos del conocimiento científico, los intentos de ofrecer una definición de Economía han sido muchos, sin que se haya aceptado ninguna de manera universal. Esto ha sido así porque la definición de Economía se ha centrado fundamentalmente en el concepto tomado como objeto de estudio, y este objeto ha variado según la época, el país o las ideas predominantes. Por ejemplo, en la actualidad existen cuestiones que están adquiriendo una relevancia especial como la inmigración, el medio ambiente, el desempleo o las desigualdades regionales o sociales. Esto ha llevado a desarrollar nuevos campos de estudio en la ciencia económica. Es por esto que la concepción de la Economía ha variado notablemente a lo largo del tiempo.
Aunque sabemos que el término Economía fue ya utilizado por Aristóteles, hasta el Siglo XVIII no encontramos las primeras definiciones de la Economía como ciencia3. Adam Smith fue el primero en definir la Economía como “una
2
En el S. XIX surgió el debate acerca del método a emplear por las ciencias sociales basado precisamente en el concepto de Verstehen (comprensión desde dentro mediante la intuición y la empatía). Así, frente a la corriente predominante de científicos sociales que empleaban el método de las ciencias naturales (monismo metodológico), algunos filósofos consideran que el método empleado por las ciencias naturales y las sociales es distinto (dualismo metodológico), ya que el investigador social puede recurrir a la introspección para estudiar el comportamiento humano, puesto que es hombre.
3 Economía, procede del griego oikonomia, es decir, el arte de administrar (nomos) la casa (oikos). Así, durante el Siglo XVII aún se sigue concibiendo en este sentido. Por ejemplo, Bartolo-
de las ramas de la ciencia del legislador o del estadista, se propone dos objetos distintos: el primero, suministrar al pueblo un abundante ingreso o subsistencia... el segundo proveer al Estado o República de rentas suficientes para los servicios públicos. Procura realizar, pues, ambos fines o sea enriquecer al soberano y al pueblo”.
Ya a finales del Siglo XIX Alfred Marshall fue el primer economista en acuñar el término Ciencia Económica y sustituyó el término Economía Política (Political Economy) por Economía (Economics) a secas. Para Marshall la Economía persigue “el estudio de las actividades del hombre en los actos corrientes de la vida; examina aquella parte de la acción individual y social que está más íntimamente relacionada con la consecución y el uso de los requisitos materiales del bienestar”.
Sin embargo, la definición que ha alcanzado mayor difusión es la realizada por Lionel Robbins en los años 30 incluida en su obra Ensayo sobre la Naturaleza y Significación de la Ciencia Económica. Robbins definió la Economía como “una ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos aplicables a usos alternativos”. Encontramos en esta definición algunos de los principales rasgos característicos de la actividad económica:
a) La escasez de medios o recursos.
b) La opción de aplicarlos a distintos usos alternativos.
c) La variedad de fines o deseos humanos.
d) La necesidad de elegir entre ellos según nuestras preferencias.
Así, la escasez se convierte en el tema de atención preferente de la Ciencia Económica, porque ésta se considera el origen del valor. Esta definición es compartida en sus rasgos generales por otras perspectivas o enfoques conceptuales.
Por último, podríamos mencionar la definición que el profesor Emilio Fontela realiza de la Economía como la ciencia que estudia “en el espacio acotado de las ciencias sociales, las relaciones de producción e intercambio de bienes y servicios entre agentes sociales. En última instancia, debería indicar a los individuos, familias, empresas y gobiernos qué comportamientos serían los más adecuados para que sus actividades de producción y de intercambio, de consumo y de acumulación, o de regulación del sistema, pudieran contribuir en modo óptimo al bienestar general o a otros objetivos que la sociedad considere adecuados (pleno empleo, baja inflación, etc.).”
meo Frigerio definió en 1629 economía como “cierta prudencia con la cual gobernar la familia”. A. Montchrétien, es el primero en utilizar en el Siglo XVII el término Economía Política en su obra “Traité de l’Economie Politique” para designar el arte de administrar la ciudad o el estado.
A medida que el conocimiento en el ámbito de la Ciencia Económica ha ido progresando y ampliándose, los economistas se han especializado en distintos campos o parcelas de estudio propios de dicha ciencia. Esta especialización no implica la diferenciación metodológica entre los distintos campos, sino que por el contrario, pese a analizar aspectos diferentes de la realidad y a emplear técnicas concretas, los principios metodológicos son comunes. Algunas de estas divisiones son las siguientes:
a) Macroeconomía y Microeconomía. Esta diferenciación se deriva de la distinta forma de abordar el análisis teórico de la Economía. Así, la microeconomía se centra en el análisis de aspectos más concretos o específicos de la realidad económica, mientras que en la macroeconómica el enfoque adoptado es más general. Por ejemplo, la microeconomía estudia la oferta y la demanda de un bien o el comportamiento del consumidor, mientras que la macroeconomía analiza el desempleo, la demanda agregada de un país o el crecimiento económico.
b) Economía Positiva y Economía Normativa. Esta división se justifica por la forma de abordar el análisis económico, es decir, desde la situación que se observa (lo que es) o desde una situación hipotética (lo que debería ser). Así, una afirmación de economía positiva sería “cuando aumenta el precio de un bien normal, la cantidad demandada del mismo se reduce”, mientras que una afirmación de economía normativa será la siguiente: “para aumentar el desempleo deben reducirse las cotizaciones a la Seguridad Social”.
c) Economía Pura o Teoría Económica y Economía Aplicada. La justificación de esta división de la Ciencia Económica ha suscitado un debate importante, en el que nos parece más adecuada la concepción mantenida por autores como Schumpeter o Lange (visión particularista) según la cual la distinción entre Economía Pura y Economía Aplicada no se basa en diferencias metodológicas, sino en razones prácticas. Es decir, para favorecer la división del trabajo y la especialización en la docencia y la investigación económica.
Dejando a un lado las razones que han llevado a esta última división de la Economía en dos grandes ramas, podemos establecer algunos criterios que nos permiten diferenciar entre lo que es Economía Aplicada y Teoría Económica. Así, la Economía Aplicada se caracteriza porque sus leyes o enunciados se establecen a partir de la experiencia y mediante la deducción, y no a partir de resultados hipotéticos. Es decir, constituye la parte concreta o realista de la Ciencia Económica, no implicando esto que carezca de fundamentos teóricos. Lógicamente, las leyes establecidas en Economía Aplicada no son universales para cualquier circunstancia sino que serán válidas solamente para unas condiciones de tiempo, lugar, etc. Por el contrario, la Economía Pura o Teoría Económica partiendo de hechos económicos concretos, bajo determinadas hipótesis y empleando la simplificación,
abstracción y deducción, obtiene leyes de aplicación universal. En cualquier caso, la teoría económica no debe quedar al margen de los acontecimientos, y el análisis económico de la realidad debe estar sustentado en la teoría.
En definitiva, podríamos definir la Economía Aplicada como el conjunto de disciplinas que se especializan en parcelas, sectores o instituciones específicos de la realidad económica, dejando la formulación de leyes y principios universales y generales para la Economía Pura. Algunos campos de la economía aplicada son: economía industrial, economía agrícola, economía regional, econometría, etc.
En Economía Aplicada, como disciplina científica, la investigación lleva al conocimiento de la realidad y su descripción, pero además permite explicar y predecir los hechos observables. El método empleado por los científicos para aceptar o rechazar teorías o hipótesis establecidas a partir de dicha investigación ha evolucionado a lo largo de la historia. Los distintos métodos que aparecen con mayor o menor intensidad a lo largo de los últimos siglos en el pensamiento económico se podrían sintetizar en tres:
a) Inductivo o empírico, en el que se parte de los hechos observados acerca del mundo, para establecer enunciados singulares, es decir, los que se refieren a un determinado acontecimiento o hecho en un lugar y momento concretos. A partir de estos enunciados singulares y haciendo uso de la inducción, se llega a los enunciados generales o universales, es decir, aquellos que se refieren a todos los hechos de una clase determinada que tienen lugar en todos los lugares y todos los tiempos. Para que estos enunciados generales sean considerados lícitos por el método inductivo, deben cumplir una serie de condiciones4.
b) Deductivo, en el que la razón es el instrumento para llegar al conocimiento científico. Así, se parte de la intuición clara de naturalezas simples o esenciales de las que, interrelacionadas, se deducen teoremas y corolarios complicados. El científico deductivo debe obviamente apoyar su lógica en unos supuestos de cuya validez dependerá la aplicación de los resultados obtenidos para un momento dado.
c) Sintético, que se caracteriza por la interacción entre observación y teoría, es decir hace uso de la razón y la lógica basándose también en la experiencia.
4 Las condiciones son las siguientes:
1. El número de enunciados observacionales (singulares) que constituyen la base de una generalización debe ser grande.
2. Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones.
3. Ningún enunciado observacional aceptado debe entrar en contradicción con la ley universal derivada.
Cualquiera de estos tres métodos es válido en la investigación en Economía Aplicada, pero además se requiere, de acuerdo con el profesor E. Fontela, “una buena dosis de sentido común, mucha modestia y, evidentemente, las mejores técnicas estadísticas y matemáticas para que el contraste entre teoría y realidad, sin llegar nunca a la imposible perfección, sea siempre el mejor de que se pueda disponer.”
2. Concepto y representación de la actividad económica
La actividad económica tiene por finalidad proveer a la comunidad (a través del comercio) de una serie de bienes y servicios que satisfagan sus necesidades. Dado el carácter ilimitado de éstas y el finito de los medios materiales destinados a tal fin, aparece un problema de escasez que obliga a elegir de entre los diferentes usos alternativos de los recursos aquella combinación que maximice el bienestar de la sociedad de acuerdo con sus prioridades. Los diferentes sistemas económicos5 (entre los que se encuentra el actual de economía de mercado) se diferencian según la forma de dar respuesta al citado problema, que a su vez supone determinar el qué se produce, cómo y para quién.
La obtención de esos bienes y servicios que satisfacen las necesidades de la comunidad se logra por medio de la combinación que efectúan las empresas de los distintos factores productivos como la mano de obra, los medios de producción (p.ej. maquinaria) y unas materias primas que, en última instancia, proceden del medio natural, esto es, la clásica terna tierra, trabajo, y capital. A partir de ahí tienen lugar un conjunto de procesos y transformaciones de modo que a partir de unas entradas (input o insumos) articuladas en torno a la función de producción se obtienen unas salidas (output o productos), dando lugar a lo que se denomina “actividad económica”.
Sin embargo, es necesario destacar que la vertiente de producción no es la única desde la que se puede contemplar la actividad económica, ya que la producción genera unas rentas o ingresos que van dirigidos a remunerar a los propietarios de los factores de producción por su contribución a la misma, rentas que, posteriormente, son destinadas en parte6 a la adquisición (gasto) de bienes y servicios producidos por las empresas. Esas tres funciones (producción, renta y gasto) se pueden recoger de manera sintética en el denominado flujo circular de la renta o
5 Entendiendo por tales sistemas los de organización y distribución de bienes y servicios.
6 Aquella parte de las rentas que no se gastan constituirían el ahorro que, vía sistema financiero, iría dirigido a financiar la inversión productiva y, por tanto, también serían gasto (ya sea consumo o inversión).
circuito económico (Esquema 2), que puede adquirir diferente grado de complejidad en función del tipo de unidades y operaciones económicas implicadas en el mismo. Veamos en qué consisten cada una de esas tres funciones:
a) Producción. Puede ser de dos tipos en función del destino de la misma, bien ser utilizada en el cumplimiento del objetivo para el que fue creada, es decir, satisfacer una necesidad final ya sea de un consumidor (televisor, automóvil, muebles, etc.) o de un empresario (camión, fotocopiadora, empaquetadora...), o bien ser incorporada en un proceso productivo y sometida a transformaciones (materias primas, productos semielaborados). En el primer caso se habla de productos finales (consumo e inversión), y en el segundo de productos intermedios (porque son incapaces de satisfacer directamente las necesidades de los destinatarios finales). Por tanto, lo relevante en esta distinción no es tanto quién adquiere los productos (consumidor o empresario) sino el destino de los mismos.
Esquema 2
Funciones básicas del circuito económico en una economía cerrada
b) Renta. Como resultado de la actividad económica desarrollada en el seno de la empresa tienen lugar unos pagos o retribuciones por la aportación de los factores productivos (tierra, trabajo y capital) a dicho proceso. En principio, se podría pensar que ello habría de traducirse en tres tipos de rentas atendiendo a cada uno de los factores, sin embargo, hay casos en los que dichas remuneraciones están tan estrechamente ligadas que es casi imposible separar ambas (como ocurre con los trabajadores autónomos o los agricultores); por ese motivo, se habla exclusivamente de rentas salariales, y de la propiedad y la empresa. Hay que tener especial cuidado en no confundir las primeras con el conjunto de la remuneración al factor trabajo, ya que se refieren exclusivamente a las de los asalariados (trabajadores por cuenta
ajena), mientras que las de los autónomos (trabajadores por cuenta propia) se incluiría en las rentas de la propiedad y la empresa.
c) Gasto. Como consecuencia de las rentas generadas por el uso de factores productivos, se pone en manos de las familias (pues son en última instancia las propietarias de los mismos y, por tanto, destinatarias de dicho flujo de rentas) unos recursos monetarios que pueden destinarse a la adquisición de bienes y servicios que satisfagan sus necesidades últimas en lo que se denomina gasto en consumo (final). No obstante, dado que no toda la renta generada es gastada, el resto (ahorro) irá destinado a financiar el gasto en inversión7 ya sea directa (a través de la reinversión de beneficios en la empresa, individual) o indirectamente (vía intermediación del sistema financiero).
Recuadro 1
El circuito económico: una reseña histórica
Entre los precursores de la idea de circuito económico se encuentran varios autores de la segunda mitad del siglo XVII y primera del XVIII como Petty, Boisguilbert y Cantillon, que centran su interés en la circulación de la moneda en la economía. Así, Petty distinguió tres circuitos en función de la periodicidad de los pagos, Boisguilbert subrayó la importancia de la noción de velocidad de circulación monetaria para explicar la buena marcha de la economía, análisis que fue profundizado por Cantillon al presentar un circuito con tres sectores: arrendatarios, propietarios y emprendedores.
François Quesnay es el primer gran autor que aborda el análisis del circuito económico allá por la segunda mitad del siglo XVIII, al publicar en 1758 una obra en la que expuso su famoso “Tableau economique” por medio del cual representaba el conjunto de la economía bajo la forma de un circuito. No obstante, el circuito de Quesnay se centraba en una economía en estado estacionario (equilibrio que se reproduce indefinidamente).
Karl Marx, en el siglo XIX hace un gran progreso al análisis del circuito, pues sus esquemas muestran que el mismo se aplica no sólo a una economía en equilibrio estacionario, sino también a una economía sometida a fases alternas de crisis y crecimiento, no obstante, esos planteamientos sólo consideran la existencia de proletarios y capitalistas industriales, siendo el sector financiero el gran ausente del circuito de Marx.
(Continúa en página siguiente)
7 El gasto en inversión, es decir, el destinado a financiar la formación del stock de capital (productivo, público, etc.) se refiere a aquellos bienes con una duración mayor a un año que se utilizan en el proceso productivo para obtener otros bienes y servicios. Ese flujo de gasto permite incrementar (dependiendo del grado de obsolescencia) el stock de capital, por ello es fácil entender por qué en términos de Contabilidad Nacional se denomina “formación” de capital.
El análisis de la actividad económica a través de la Economía Aplicada
(Continuación)
John Maynard Keynes, que no leyó ni a Quesnay ni a Marx, realizó unas aportaciones sobre el circuito económico que le valieron para ser el tercer y quizás más relevante autor de dicho análisis. No sólo introduce el sector financiero en su análisis, sino que le otorga una posición de preeminencia. Con Keynes, el circuito se convierte en un conjunto jerarquizado de sectores y de flujos económicos. Los tres grandes sectores del circuito son, por este orden, el financiero, las empresas y los consumidores. En cuanto a los flujos, el primero de ellos es el de creación monetaria. La introducción del sector financiero permite al análisis keynesiano del circuito expresar la restricción monetaria y la condición de crisis, ambas características de su tiempo.
En la actualidad, la noción de circuito económico está dominada por el pensamiento keynesiano: en el plano práctico, el Sistema de Contabilidad Nacional es una representación detallada de un circuito nacional; en el teórico, el análisis del circuito se desarrollará en Francia e Italia siguiendo una línea muy keynesiana, mientras que en Alemania las aportaciones de Schumpeter, Schneider y Wagemann se relacionan más con una tradición germánica que se remonta a Marx y Böhm-Bawerk. Por otro lado, también hay que mencionar a autores como Sraffa y Leontief, importantes con relación a la idea de circuito económico, pero alejados del análisis keynesiano.
Después de Keynes, el circuito aparecerá como el centro de un nuevo paradigma económico, enfrentado al neoclásico del mercado y su equilibrio. Circuito y mercado serán pues los conceptos clave de estos dos análisis económicos rivales.
Fuente: Teulon, F. (1999): Dictionnaire d’histoire, économie, finance, géographie, Presses Universitaires de France, París.
Las versiones más simplificadas del circuito económico consideran una economía cerrada en la que no existe vinculación alguna con el sector exterior ni distinción respecto a los agentes o unidades económicas que interactúan en los diferentes mercados, ni por supuesto tipos de éstos. Sin embargo, en el detalle anterior de las funciones económicas se ha hecho referencia a dos tipos de unidades: i) hogares o familias, que son las unidades económicas que consumen aquellos bienes y servicios que les proporcionen la máxima utilidad, motivo por el cual también se les suele denominar consumidores; y ii) las unidades encargadas de producir esos bienes y servicios, esto es, las empresas o sector productivo, cuyo objetivo es conseguir el máximo beneficio con dicha actividad. Asimismo, y dada la importancia que en la actualidad tiene la actividad financiera (véase el Recuadro 1), las empresas, en función del tipo de producto obtenido se podrían a su vez clasificar, en una primera aproximación, en financieras y no financieras.
empresas, en función del tipo de producto obtenido se podrían a su vez clasificar, en una primera aproximación, en financieras y no financieras.
Esquema 3
Esquema 3
El circuito económico (versión simplificada)
El circuito económico (versión simplificada)
Rentas
OFERTA
Prestaciones y transferencias
Salarios y beneficios
Mercados de factores
DEMANDA
Impuestos
Hogares Empresas
Impuestos
Administraciones Públicas
Subvenciones
Mercados de bienes y servicios
Gastos Ingresos
Flujos reales
Flujos monetarios
Si en lugar de representar de manera simplificada el circuito económico atendiendo a las tres funciones básicas que tienen lugar, se hiciese desde una perspectiva más institucional, junto con los dos tipos de unidades económicas mencionados (hogares y empresas) habría que incluir dos mercados: el de factores de producción y el de bienes y servicios (Esquema 3). En ellos se generan unos intercambios de los que se derivan dos tipos de flujos: los reales, integrados por los bienes, servicios y factores de producción que se movilizan, y los monetarios que representan la contrapartida en unidades monetarias que percibe (entrega) el vendedor (comprador), así como los impuestos y subvenciones del sector público.
Si en lugar de representar de manera simplificada el circuito económico atendiendo a las tres funciones básicas que tienen lugar, se hiciese desde una perspectiva más institucional, junto con los dos tipos de unidades económicas mencionados (hogares y empresas) habría que incluir dos mercados: el de factores de producción y el de bienes y servicios (Esquema 3). En ellos se generan unos intercambios de los que se derivan dos tipos de flujos: los reales, integrados por los bienes, servicios y factores de producción que se movilizan, y los monetarios que representan la contrapartida en unidades monetarias que percibe (entrega) el vendedor (comprador), así como los impuestos y subvenciones del sector público. La relevancia en las economías actuales de las Administraciones Públicas, también conocidas comúnmente como sector público, es muy destacada al intervenir no sólo en la definición del marco institucional en que se desenvuelven los agentes, sino incluso en la producción y/o distribuci ón de bienes y servicios. Este último tipo de intervención se justifica por la conveniencia de corregir los denominados fallos del mercado, como por ejemplo el que determinados sectores de la población con bajos ingresos puedan disfrutar de unas producciones de induda ble utilidad social a las que no podrían acceder si hubieran de pagar a empresas privadas por ello. También
La relevancia en las economías actuales de las Administraciones Públicas, también conocidas comúnmente como sector público, es muy destacada al intervenir no sólo en la definición del marco institucional en que se desenvuelven los agentes, sino incluso en la producción y/o distribución de bienes y servicios. Este último tipo de intervención se justifica por la conveniencia de corregir los denominados fallos del mercado, como por ejemplo el que determinados sectores de la población con bajos ingresos puedan disfrutar de unas producciones de indudable utilidad social a las que no podrían acceder si hubieran de pagar a empresas privadas por ello. También hay un tipo de producciones públicas como la defensa o la justicia cuya demanda, a diferencia del caso anterior, no es divisible y en las que no hay, por tanto, individualización alguna.
Al igual que los hogares, realizan adquisiciones tanto de bienes y servicios como de factores productivos (en los que tiene una importancia destacada el sueldo de los funcionarios) para lo que han de acudir a sus respectivos mercados. Los recursos de las Administraciones Públicas para realizar dichas adquisiciones
proceden de impuestos (bien sobre la renta o el consumo) y cotizaciones sociales que pagan hogares y empresas. No obstante, no todos esos ingresos se destinan a la finalidad aludida, sino que también hay un flujo (monetario o en especie) entre esas mismas unidades económicas pero en sentido contrario, nos estamos refiriendo a la redistribución de la renta que tiene lugar cuando se conceden subvenciones a empresas o prestaciones sociales a los hogares.
Ten mucho cuidado con…
• Independientemente de que se pueda contemplar la actividad económica desde tres perspectivas, su cuantificación coincide plenamente.

• Un circuito económico es una representación simplificada la realidad, por tanto, nunca hemos de intentar reflejar en él todo tipo de relaciones que tienen lugar entre los agentes económicos.
• Sólo aquello que se puede conocer y medir con cierta fiabilidad tiene cabida dentro del concepto de actividad económica.
• La medición de la actividad económica no se deriva de una relación exhaustiva de operaciones económicas, sino a partir de estimaciones sometidas a variados controles.
Pero, aunque hasta ahora se haya considerado el circuito económico en una economía cerrada, esto es, sin relación alguna con unidades económicas situadas en el exterior, realmente existen esas relaciones (exportaciones e importaciones de bienes y servicios, flujos de inversión directa y en cartera, etc.) y son cada día más importantes. Su inclusión en el flujo circular de la renta requiere con carácter previo agrupar la totalidad de las operaciones que tienen lugar entre los residentes en el territorio nacional y los no residentes, que se engloban bajo la denominación “resto del mundo”.
Así pues, si incluyésemos instituciones y mercados financieros, así como al sector exterior, el circuito económico se haría más complejo al considerar, entre otras cosas, los pagos e ingresos derivados de las importaciones y exportaciones de productos así como de las compras y ventas de los factores de producción por el sistema financiero. Las principales ligazones que se establecen tras introducir esos dos nuevos elementos pueden resumirse del siguiente modo:
a) Instituciones y mercados financieros. Tanto hogares, como empresas y Administraciones Públicas acuden a los mercados financieros para solicitar sus servicios tradicionales de crédito, depósito y de gestión de carteras de valores. Habrá un flujo monetario en dirección a esos mercados cuando tengan lugar operaciones de depósito, imposiciones, compra de títulos, reembolso de préstamos, etc., siendo en sentido contrario dicho flujo cuando
existan créditos, concesión de préstamos, reintegros y venta de títulos. En función de la naturaleza de la unidad económica implicada en la operación así tendrán mayor o menor importancia cada una de las citadas operaciones. Así, mientras que los hogares suelen tener un mayor protagonismo en la creación de depósitos (dada su mayor capacidad de ahorro), empresas y Administraciones Públicas lo suelen tener en materia de créditos.
Gráfico 1
Capacidad o necesidad de financiación de la economía española por sectores institucionales residentes (estructura porcentual)
Capacidad o necesidad de financiación de la economía española por sectores institucionales residentes (estructura porcentual)
Fuente: INE. Contabilidad
En el Gráfico 1 puede observarse la evolución de la capacidad o necesidad de financiación a los sectores residentes en España, aunque la misma es fruto de condicionantes muy variados (tipos de interés, expectativas, crecimiento económico, etc.) se puede apreciar cómo a partir de 2008 las Administraciones Públicas volvieron a incurrir en déficit público y, por tanto, volvieron a aumentar sus demandas de crédito, ocurriendo justo lo contrario para los hogares e instituciones sin fines de lucro, cuyo ahorro ha sido mínimo (véase el Gráfico 2) en la culminación de la etapa expansiva y se incrementó con la llegada de la crisis. Tanto el temor a las consecuencias de ésta como los problemas de liquidez del sistema financiero han hecho que, en paralelo a la reducción de la financiación otorgada a los hogares, se hayan incrementado sus depósitos. De igual modo se aprecia con claridad el cambio de ciclo para las sociedades no financieras que han sufrido especialmente las restricciones crediticias a partir de 2009.
b) Resto del mundo. En él hay que destacar la presencia de las exportaciones/ importaciones que no son otra cosa que productos elaborados por las empresas cuyo destino/origen es el resto del mundo, independientemente del uso final o intermedio que se le vaya a dar en destino/origen; asimismo, algo