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Introducción a los estudios sobre construcción de la paz y seguridad
Comité Científico
De La Editorial Tirant Humanidades
Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
M.ª Teresa Echenique Elizondo
Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
Marcos Pablo Moloeznik
Antonio Gil Fons
(Coordinadores)
Introducción
a los estudios sobre construcción de la paz y seguridad


tirant humanidades
Ciudad de México, 2023
Copyright ® 2023
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En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com. Este libro será publicado y distribuido internacionalmente en todos los países donde la Editorial Tirant lo Blanch esté presente.
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© Marcos Pablo Moloeznik Antonio Gil Fons (Coordinadores)Prólogo
La humanidad actualmente enfrenta las consecuencias de la pandemia del COVID-19, lo cual contribuyó a agravar retos que antes ya estaban presentes, como la desigualdad y la violencia dentro y entre las sociedades. El mundo continúa siendo testigo de crisis humanitarias en la República Democrática del Congo, Afganistán, Yemen, Sudán, Siria, Sudán del Sur y otras partes del mundo, lo que ha exacerbado aún más la complejidad de los retos multidimensionales que enfrenta la humanidad. La paz, sin embargo, es un objetivo complejo que requiere de instrumentos como el desarrollo sustentable y la integración social, procesos que son de largo plazo.
La consolidación de la paz se considera un componente clave de los objetivos mundiales del desarrollo, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sustentable (específicamente el Objetivo 16), y este tema ha estado en el centro de diversos foros multilaterales que han abordado cuestiones de prevención, resolución de conflictos, así como de consolidación de la paz, como componentes integrales cada vez más presentes en las estrategias y acciones de desarrollo internacional.
Una de las exigencias que es compartida por los países en el sistema internacional es la de elevar los estándares en materia de resolución de conflictos a través de una mayor comprensión de su dinámica, de sus factores, y de explorar la interacción entre detonadores del conflicto, las estrategias para resolverlos, los programas y proyectos preventivos en los diferentes países. De manera paralela al desarrollo de estrategias de consolidación de la paz, se requiere desarrollar sistemas de vigilancia y alerta temprana, esto con el fin de identificar y reaccionar proactivamente ante amenazas u oportunidades emergentes.
La construcción de la paz también requiere el fortalecimiento de relaciones personales, grupales y políticas que trasciendan fronteras étnicas, religiosas, de clase, nacionales y raciales. El objetivo consiste en resolver la injusticia de forma no violenta, y en transformar las condiciones estructurales que generan conflictos. La consolidación de la paz debe incluir la
prevención del conflicto, la gestión del conflicto, la resolución y transformación del conflicto, y la reconciliación después del conflicto.
Sin embargo, es importante señalar que la consolidación de la paz solo se transforma en una estrategia cuando incorpora una perspectiva de largo plazo, y en todos los niveles de la sociedad, con el fin de establecer y mantener relaciones entre los diferentes actores a nivel local y global. En este sentido, la consolidación “estratégica” de la paz, genera vínculos entre las personas y los grupos “sobre el terreno” (comunitarios y religiosos, organizaciones de base, etc.), y los responsables políticos y agentes de poder (gobiernos, Naciones Unidas, empresas, bancos, etc.). De esta manera, la construcción de la paz desde un enfoque estratégico permite abordar de manera eficiente los retos relacionados con los derechos humanos, la prosperidad económica, la sustentabilidad ambiental y, de manera particular, la violencia.
El objetivo fundamental de consolidación estratégica de la paz consiste en generar las condiciones que permitan extender la estabilidad a través de las generaciones. Si bien este enfoque es de utilidad para hacer frente a crisis coyunturales, la consolidación estratégica de la paz reconoce que el establecimiento de la paz es una meta de largo plazo que requiere la creación de redes y alianzas entre grupos que sobrevivan a los conflictos intermitentes, y sean capaces de generar una base de entendimiento para el desarrollo humano sustentable y la seguridad. Es decir, la construcción de la paz consiste en la creación y la promoción de relaciones constructivas que superen las diferencias étnicas, religiosas, de clase y raciales. En este sentido, los agentes de esta construcción se enfocan en resolver las desigualdades sociales, y en transformar las condiciones estructurales que generan los conflictos. Esta tarea incluye todo el ciclo del conflicto, como la prevención, la gestión, la resolución y la transformación del conflicto, y la reconciliación después de los mismos, y su finalidad es, a través de un conjunto de prácticas, transformar una sociedad, de un estado de violencia o injusticia, a uno de estabilidad con justicia.
La consolidación de la paz inicia con una evaluación de los problemas locales –los retos y el equilibrio de poder “sobre el terreno” en un escenario de conflicto– y vincula esta realidad con actores e instituciones nacionales
Maciel Padillae internacionales que contribuyan positivamente a las diferentes etapas del ciclo del conflicto. Esto implica esfuerzos para poner fin a la guerra, así como prácticas que generen una paz y una justicia sustentables, lo que requiere de una labor de seguimiento de los acuerdos de paz, la desmovilización de los grupos armados, la rendición de cuentas y la sanción de los transgresores de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, el desarrollo económico, la reconciliación y la reubicación de las poblaciones desplazadas.
Actualmente, se reconoce que la paz es más que la ausencia de violencia. Si bien el período posterior al cese del combate y el retorno a la normalidad son bienvenidos, la “estabilidad” en ocasiones esconde la realidad de agravios u otras causas del conflicto que no se han abordado y pueden volver a estallar. Entender la construcción de la paz, por consiguiente, supone reconocer los factores que contribuyen a la paz, y cuya ausencia conduce al conflicto.
En este marco, la llamada “paz positiva” se presenta cuando la sociedad vive con seguridad, sin miedo ni amenazas de violencia, cuando no se tolera ninguna forma de violencia ni institucionalizada ni en la práctica, cuando existe igualdad ante la ley, y cuando los sistemas de impartición de justicia son confiables y eficaces en su misión de proteger los derechos de las personas.
Como causa del conflicto, también se encuentran los obstáculos a la participación política, ya que cuando la población, dentro de un marco democrático, participa en la toma de decisiones políticas y de gobierno, se obliga a las autoridades a ser responsables ante el pueblo, y a asegurarse de que la población tenga acceso justo y equitativo a las oportunidades para satisfacer sus necesidades básicas como la alimentación, el agua potable, la vivienda, la educación, la salud, y un entorno digno, en el cual las personas tengan las mismas oportunidades de trabajar, independientemente del sexo, etnia o cualquier otro aspecto de la identidad. Estos son los factores que, en su conjunto, proporcionan a las personas la resiliencia que les permite solucionar sus diferencias y conflictos sin recurrir a la violencia.
La consolidación de la paz, entonces, requiere de métodos que son variados y diversos, pero todos ellos encaminados, en última instancia, a garantizar que las personas estén a salvo de amenazas, que tengan acceso a la ley y a la justicia,
estén incluidas en las decisiones políticas que las afectan, tengan acceso a oportunidades económicas, y puedan acceder a un mejor nivel de vida.
Para alcanzar estas metas, es necesario reunir a los diferentes grupos para crear confianza y promover la reconciliación, la participación activa en la diplomacia y el apoyo a los procesos de paz formales, fortalecer la democracia y la política inclusiva, y mejorar los sistemas de impartición de justicia.
En este contexto, la presente obra colectiva vinculada a la Construcción de la Paz y la Seguridad constituye una aportación valiosa para alcanzar el conjunto de metas arriba mencionadas, a analizar temas como las deficiencias del marco jurídico de la seguridad en México, y la interacción entre la seguridad, el Estado y las políticas públicas. En el plano internacional, estas reflexiones son un complemento de una perspectiva integral sobre las relaciones internacionales y la geopolítica, para discutir, además, temas específicos como el análisis de la información, las distinciones entre seguridad internacional, seguridad ciudadana, la cultura y la construcción de la paz, así como la Teoría de la Guerra, el Derecho Internacional Humanitario, las amenazas a la paz y la responsabilidad de la universidad para construir seguridad, ciudadanía y paz.
Este libro representa una valiosa aportación de académicos mexicanos, que no solo analiza temas de la mayor actualidad para México y para el sistema internacional, sino que también constituye un libro de texto, sobre un tema fundamental de estos tiempos, para los estudiantes de la construcción de la paz y la seguridad.
Ciudad de México, 05 de junio de 2023. Agustín Maciel Padilla.
Agustín Maciel PadillaPresentación
La paz es un proceso y una aspiración. Nunca perfecta, siempre deseable y potencialmente alcanzable, un contexto pacífico es condición necesaria para el desarrollo integral humano. Como fundadora del CUTLAJO —campus universitario único en la Red y urgente para el municipio de Tlajomulco— participé de las muchas sesiones de trabajo que se llevaron a cabo para el diseño del Centro Universitario de Tlajomulco, que sería el primero híbrido y dual de la Universidad de Guadalajara (México), y que nació casi a la par de la pandemia más grave que ha sufrido la humanidad en su historia reciente: la pandemia de COVID-19 que cambió para siempre nuestra manera de convivir, trabajar y por supuesto de educar.
El escenario no era alentador, y aunque hemos salido de la emergencia, aún hay problemas sociales graves que nos afectan todos los días, la inseguridad y la violencia son algunos de los peores.
En México, el siglo XXI arrancó no sólo con los escenarios atávicos y estructurales de la corrupción, la pobreza, la desigualdad y el crecimiento económico marginal, sino que, a estos asuntos críticos se le sumó el deterioro de la seguridad pública. Al menos desde los últimos 15 años, los datos cuantitativos oficiales que registran la incidencia delictiva a nivel nacional muestran que los principales delitos de alto impacto —homicidios dolosos, secuestros, robo con violencia y extorsiones—, a pesar de que han tenido variaciones, por sus dimensiones representan hoy en día un verdadero problema, tanto para las instituciones responsables de velar por la seguridad, como para la sociedad mexicana en general.
Como en los casos de muchas entidades federativas, en Jalisco las condiciones de seguridad se han deteriorado también en los últimos años. El crecimiento de los homicidios dolosos y las altas tasas de extorsiones, así como de otros delitos de alto impacto —como, por ejemplo, las desapariciones forzadas y los robos de vehículos con violencia— muestran que el Estado actualmente enfrenta un problema crítico de inseguridad. Es de destacar que, en el caso de Jalisco, las operaciones de grupos de la delincuencia organizada han potenciado la degradación de la seguridad y que
el Cártel Jalisco Nueva Generación ha sido el de mayor dinamismo y crecimiento de la República Mexicana en los últimos cinco años.
Esto se hace patente al observar el súbito aumento de los homicidios dolosos, el asesinato de políticos y funcionarios del Estado, el dramático incremento de los casos de personas desaparecidas y la proliferación de fosas clandestinas, por mencionar sólo algunos de los casos más notoriamente graves.
En este contexto se inserta el municipio de Tlajomulco de Zúñiga que se ha visto afectado, tanto por el incremento de los problemas de seguridad vinculados con las dinámicas nacional y estatal antes descritas, como por los problemas que el propio municipio arrastra, generando mayor vulnerabilidad y por lo tanto mayor inseguridad. Entre estos problemas se pueden mencionar el crecimiento acelerado de la población, la degradación ambiental, el déficit en infraestructura urbana y la baja calidad en los servicios públicos, así como las circunstancias adversas que la falta de capital social genera en las comunidades.
En el nivel local, de acuerdo con la opinión de los expertos y expertas congregados en el foro de consulta Confluencias Socio-Territoriales en la Construcción del Modelo Educativo del Centro Universitario de Tlajomulco (CUTLAJO) llevado a cabo en octubre de 2020, entre los problemas más serios del municipio, y que tienen implicaciones directas en la seguridad, están el crecimiento acelerado de su población. En ese sentido es importante destacar que Tlajomulco de Zúñiga, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), experimentó un crecimiento poblacional del 74% entre los años 2010 y 2020; el más alto a nivel estatal. Asimismo, como consecuencia del rápido crecimiento de la población, el municipio ha venido desarrollando problemas importantes en lo relativo a la degradación medioambiental.
En este rubro vale la pena al menos mencionar los problemas de la contaminación de afluentes o las anegaciones atípicas, que se corresponden con el desordenado desarrollo urbano del municipio. En este último tema, sólo en 2019, de acuerdo con información del gobierno de Tlajomulco, se
contabilizaron 500 familias afectadas por inundaciones. También, en parte resultado del crecimiento exponencial de la población, Tlajomulco de Zúñiga enfrenta graves problemas de déficit en infraestructura y servicios públicos de tratamiento de aguas y drenaje. Las fallas son recurrentes, en algunas zonas, en el abastecimiento de agua, recolección de basura, alumbrado público y en los servicios de transporte, todo ellos con consecuencias negativas en la calidad de vida de la población del municipio.
A manera de ilustración: el tiempo de traslado de los jefes de familia en Jalisco y la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) superó, en 2019, a los documentados en la Ciudad de México y Monterrey. Esto de acuerdo con una nota que recupera información del índice de Satisfacción con el Acreditado (ISA), elaborado por el Instituto Nacional del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). En el caso de Jalisco y la ZMG, el tiempo de traslado promedio fue, para ese año de 2019, de 85.5 minutos, mientras que para la capital fue de 68.5 y en Nuevo León de 72.8. Para el caso específico de Tlajomulco de Zúñiga el tiempo promedio de traslado fue de 106 minutos. Otro elemento importante, es el que tiene que ver con el fenómeno del abandono de viviendas. Información oficial señala que el municipio de Tlajomulco es uno de los municipios del país con más casas abandonadas, de tal suerte que se han implementado programas para atender el problema de las cerca de 70 mil casas abandonadas. Estos últimos fenómenos tienen implicaciones directas para la cohesión de las comunidades que conforman el municipio, situación, que tiene efectos directos también en la seguridad.
La Universidad tiene la responsabilidad de asumir los retos de nuestro tiempo a través de la generación de conocimiento que esté orientado a impactar de manera positiva, ya sea por la comprensión o por la solución de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad en todos los niveles: local, estatal, nacional, regional e internacional. Problemas tales como los efectos del cambio climático y el calentamiento global, la gestión ética y responsable de los recursos naturales, la salud pública, la pobreza y la desigualdad, la seguridad, la paridad de género, la migración y la inclusión social deben estar en el centro de las instituciones de educación superior.
Así entendidas, la educación superior, la ciencia, la tecnología y la innovación son factores estratégicos para el desarrollo de las naciones. Como bien público, la educación superior contribuye significativamente a la movilidad social, la reducción de las desigualdades sociales, al bienestar de las personas y a la creación de individuos críticos y reflexivos; características y capacidades fundamentales para el fortalecimiento de las democracias.
Consecuentemente, la Sede Tlajomulco fue creada por el Consejo General Universitario el 27 de agosto de 2020, para posteriormente ser dictaminada como Centro Universitario el 26 de febrero de 2021 con Dictamen núm. I/2021/014 por el máximo órgano de gobierno universitario.
El CUTLAJO, desde su creación, ha estado en un continuo proceso de evolución y planeación estratégica. Con la generación permanente de actividades y el diseño de programas educativos coherentes con las demandas de la región —pero sin dejar de observar el contexto nacional e internacional— el CUTLAJO busca erigirse como una institución de educación superior clave para contribuir a la comprensión y la resolución de los principales problemas de la región, especialmente en los relativos a la inseguridad y la violencia.
Tomando estos elementos en consideración, se torna pertinente fomentar programas educativos encaminados a la generación de recursos humanos especializados en el tema de paz y seguridad. El Programa Educativo de la Licenciatura en Construcción de la Paz y Seguridad parte de la necesidad de construir alternativas, basadas en el conocimiento científico y con sensibilidad social, para contribuir a la resolución de los problemas más apremiantes del país, como son la inseguridad y la violencia.
La Licenciatura en Construcción de la Paz y Seguridad surge pues de la impostergable necesidad de actualización e innovación de los programas educativos a nivel superior del siglo XXI. Para dar respuesta a tan gran problema y demanda ciudadana, la Universidad de Guadalajara diseña este programa para ofrecer un conjunto de herramientas teóricas y conceptuales, -específicamente en las áreas de paz y seguridad-, y desarrollar las capacidades, habilidades y perspectiva humanista a los nuevos expertos en seguridad.
Con todo ello, se pretende formar profesionales éticos y competentes, especializados en el ámbito de la construcción de la paz y la seguridad en sus diferentes dimensiones, con capacidades y herramientas para desempeñarse en los sectores público, privado y social, así como en instituciones y organismos internacionales, regionales, nacionales, estatales y municipales, con perfil de actores contribuyentes a la generación de condiciones de paz, seguridad y resiliencia de la sociedad.
Con el objetivo de coadyuvar en la formación de los estudiantes de primer ingreso de la Licenciatura en Construcción de la Paz y Seguridad y de facilitar su acceso al conocimiento, se consideró idóneo y pertinente la elaboración de un libro introductorio a estas disciplinas que pueda ser utilizado como material de apoyo. Dicha idea ha sido materializada en la presente obra colectiva, una recopilación de quince capítulos donde diecisiete autores —la Mtra. Celina Camarena; el Dr. Iván Arrazola; el Dr. Javier Carrasco; el Dr. Paulo Gutiérrez; la Dra. Martha Puebla; el Dr. Antonio Gil Fons (Coordinador de la Licenciatura en Construcción de la Paz y Seguridad); el Mtro. Manuel Balcázar; la Dra. Martha Solís; la Dra. Daira Arana; el Dr. Ulises Vargas; el Dr. Tadeo Eduardo Hübbe; el Mtro. Alfredo Rico; el Dr. Dante Haro; el Mtro. Francisco Ramírez; el Dr. Carlos Mercado; el Dr. Marcos Pablo Moloeznik, quien junto con el Dr. Gil Fons coordina la obra; y su servidora, la Dra. I. Leticia Leal—, desde diferentes enfoques —derechos humanos, derecho, teoría social, relaciones internacionales, geopolítica, entre otros—, abordan cuestiones relativas a la tan necesaria construcción de la paz y seguridad.
CUTLAJO es Educación para la Vida. En este lema sintetizamos la filosofía humanista y el sentido de esperanza que sentó las bases para la construcción de esta nueva comunidad —universitaria y ampliada— que vino a plantar en Tlajomulco, el municipio con mayor conflictividad social del país, el Piensa y Trabaja que en todo Jalisco ha transformado, siempre para bien, a las comunidades y de su contexto.
Esta publicación, la creación de la Licenciatura en Construcción de la Paz y Seguridad, y las numerosas iniciativas y acciones que apuntalan la Cultura de la Paz, como la declaración del CUTLAJO como libre de violen-