C
OMUNIÓ Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
La Comunicación, hace la Comunión
Nost algia y alegría L a fiesta de la Ascensión del Señor al cielo mezcla actitudes y sentimientos que parecen contradictorios; por una parte, está Jesús que, anhelante, anuncia con gozo el regreso a la casa de su Padre; por otra parte están los discípulos que desean retrasar la partida de su Maestro al embargarles un sentimiento de tristeza por la inminente ausencia.
Han pasado cuarenta días desde la Resurrección del Señor y las constantes en la primitiva Iglesia han sido las apariciones del resucitado, el saludo de la paz y el deseo de reagruparse en Galilea. La presencia de Jesús entre los suyos tiene un interesante saludo: “La paz esté con ustedes”. Es la paz que engloba certezas y seguridades, podrán perder todo, hasta la vida, pero no la paz que Jesús les porta en cada encuentro. Siguiendo las instrucciones desde las primeras apariciones, han tornado a Galilea, el primer amor, el lugar lejano y periférico, para ser reenviados ahora con la fuerza del Espíritu Santo. De eso se trata, Jesús ya no estará presente físicamente, pero les ha prometido: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. La manera de cumplir su palabra será a través del Espíritu Santo. La Iglesia de nuestro siglo se vuelve ahora hacia su Señor para suplicarle su presencia, su omnipresencia. Mirando hacia la fiesta de Pentecostés, imita los gestos de aquella primera novena de la historia, se concentra en la oración para recibir la efusión del Espíritu Santo. Y entonces la nostalgia de la ausencia cobra sentido, el discípulo de hoy se convierte en testigo con el fuego del Espíritu que lo transforma en valiente misionero capaz de completar su periplo que inició un día en la mente y el corazón del Padre y que ahora, como Jesucristo, anhela el regreso a sus divinos orígenes, allá, en la casa del Dios bueno donde “hay muchas habitaciones”. ¡Una de ellas tiene mi nombre!
N
16 de mayo de 2021 No. 1212 Año 24