BANCOMER
CREATOR COMUNICACIÓN, S DE RL. DE CV. PERIODICO SEMANARIO
CUENTA PARA DEPOSITOS
01 58 98 90 44
INTERBANCARIA (TRANSFERENCIAS)
01 23 20 00 15 89 89 04 40

BANCOMER
CREATOR COMUNICACIÓN, S DE RL. DE CV. PERIODICO SEMANARIO
CUENTA PARA DEPOSITOS
01 58 98 90 44
INTERBANCARIA (TRANSFERENCIAS)
01 23 20 00 15 89 89 04 40
Una multitud recibió al Papa
Robert Francis Prevost Martínez con el corazón encendido
P bro . J osé L uis G onzá L ez s antoscoy / e nviado e s P ecia L
ROMA- La espera no fue larga, pero sí intensa. En el segundo día de Cónclave, cuando apenas habían transcurrido cuatro votaciones, el humo blanco sorprendió al mundo. Eran las 18:07 horas de Roma cuando una nube clara y pura comenzó a salir por la chimenea de la Capilla Sixtina indicando que ya tenemos Papa.
La Plaza de San Pedro estalló de emoción. Desde temprano grupos de religiosas rezaban el rosario, familias enteras compartían canciones, jóvenes y adolescentes entonaban cánticos con guitarras. Era una espera viva, una mezcla de oración y vigilia, propia de los grandes momentos.
Cuando el humo blanco apareció, el Júbilo se apoderó de todos. Gente arrodillada, abrazos espontáneos y miradas al cielo. La emoción no distinguía idioma ni nacionalidad, era la alegría pura de saberse testigos de un momento único, la elección del Papa número 267 de la historia de la Iglesia.
A las 19:13 horas, el Cardenal Protodiácono Dominique Mamberti apareció por fin. Con voz firme, en latín, pronunció las palabras tan esperadas: “Annuntio vobis gaudium magnum, Habemus Papam”. León XIV, hasta 2024 hubo 13 papas con este nombre.
El nuevo Papa salió al balcón, con una sonrisa serena y humilde, incluso se percibieron lágrimas en sus ojos. Saludó a todos los que nos encontramos en la Pla-
za no sólo con la mano, sino con el corazón. La multitud rompió en aplausos, algunos rezaban, otros lloraban y otros simplemente contemplaban. En ese instante, no se trataba de política eclesial ni de expectativas humanas, era la presencia de un Pastor para el Pueblo de Dios.
SU PRIMER SALUDO BREVE Y CERCANO “Que la paz esté con todos ustedes. Yo
EL DATO
también quiero que este saludo de paz entre a nuestro corazón y a todas las familias. La paz esté con ustedes. Dios, quien nos ama a todos de manera incondicional. Seguimos conservando en nuestros oídos, al Papa Francisco que bendijo a Roma. El Papa que bendijo a Roma daba su bendición al mundo. Permítanme seguir esa oración, y el mal no prevalecerá porqué todos estamos en manos de Dios. Unidos y sin miedo, avancemos hacía adelante y
Aspectos íntimos de su vida: Su amor por el tenis, la lectura, las largas caminatas y las charlas con los amigos
seamos Discípulos de Cristo”.
León XIV pidió ayuda a la gente para “construir puentes de paz” con el objetivo también de buscar la justicia e invitó a hacerlo sin miedo desde el balcón de la Plaza de San Pedro.
Roma es otra vez el centro espiritual del planeta. Y la historia sigue escribiéndose desde un pequeño balcón, con palabras llenas de fe y con un corazón que dijo sí.
M ichelle F letes
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y desde el balcón central de la Basílica, el Cardenal Robert Francis Prevost pronunció su primer discurso como León XIV. La paz esté con todos vosotros. Queridísimos hermanos y hermanas. Este es el primer saludo de Cristo resucitado que ha dado la vida. El Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. Yo también querría que este saludo entrase en nuestro corazón y llegase a vuestras familias, a todas las personas, estén donde estén. A todos los pueblos, a toda la Tierra. La paz esté con vosotros.
Esta es la paz de Cristo resucitado. Una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios. Dios, que nos ama a todos de manera incondicional. Aunque ahora, nosotros aquí seguimos conservando en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente, del Papa Francisco que bendijo a Roma. El Papa que bendijo a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero. Esa mañana del día de Pascua. Permitidme seguir esa bendición. Dios nos quiere. Dios nos ama a todos. Y el mal no preva-
lecerá. Todos estamos en manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, mano a mano, unidos hoy de la mano de Dios y entre nosotros, avancemos hacia adelante. Seamos discípulos de Cristo. Cristo te precede. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de Él como el puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayudadnos también a ser vosotros, los unos con los otros, a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un único pueblo siempre en paz. Gracias al Papa Francisco. También quiero dar las gracias a todos los hermanos Cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a vosotros, como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo. Sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros. Soy un hijo de San Agustín. Agustiniano. Que dijo “Con vosotros soy cristiano y por vosotros Obispo”. En este sentido podemos todos caminar juntos hacia esta patria que nos ha preparado Dios.
A la Iglesia de Roma, un saludo especial. Debemos comenzar juntos una Iglesia misionera. Una Iglesia que construya puentes de apertura y de diálogo siempre
abierta a recibir. Como esta plaza, con los brazos abiertos a todos. Todos aquellos que necesitan caridad. Nuestra presencia, el diálogo y el amor.
Y si me permiten, también una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su Obispo, ha compartido
su fe y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo. A todos vosotros, hermanos y hermanas, de Roma, de Italia, de todo el mundo. Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cercanos, sobre todo a aquellos que sufren.
Q uetzali C árdenas
En un momento en que la Iglesia Católica enfrenta desafíos y oportunidades, los presidentes de diferentes países han emitido mensajes de felicitación y reflexión sobre el nombramiento del nuevo líder espiritual, el Papa León XIV (Robert Francis Prevost Martínez). En una publicación en redes sociales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump expresó su entusiasmo por este hito en la historia de la Iglesia Católica, donde destacó la relevancia de que el líder de la Iglesia provenga de Estados Unidos.
“¡Felicitaciones al cardenal Robert Francis Prevost, quien acaba de ser nombrado Papa! Es un gran honor darnos cuenta de que es el primer Papa estadounidense. Qué emoción, y qué gran honor para nuestro país. Espero con ansias conocer al Papa León XIV. ¡Será un momento muy significativo!”, escribió el presidente en su perfil de X.
Dina Boluarte, presidenta de Perú, felicitó al nuevo Pontífice con un emotivo mensaje:
“Hoy celebramos un momento histórico para el Perú y el mundo: la elección del Cardenal Robert Francis Prevost, ciudadano peruano por elección y corazón, como el nuevo Papa León XIV. Este hito marca no solo la primera vez que un estadounidense ascienda al trono de San Pedro, sino también la primera ocasión en que un peruano con más de 20 años de servicio en nuestra Tierra lidera la iglesia católica como Sumo Pontífice”.
Claudia Shembaum, presidenta de México expresó una felicitación a Robert Prevost por ser elegido como el Sucesor de Pedro.
“Felicitamos a su Santidad León XIV, electo por el Colegio Cardenalicio como jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano y líder espiritual de la Iglesia Católica”, escribió en redes sociales.
Sheinbaum ratificó que en el país hay convergencia humanista a favor de la paz y la prosperidad del mundo. El Arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega también se unió a la felicitación al Nuevo Vicario de Cristo, y pronunció lo siguiente:
“Nos alegramos con toda la Iglesia, en la esperanza que nos trae la elección del Papa León XIV. Él nos confirmará en la fe como Vicario de Cristo y sucesor del Apóstol Pedro. Lo encomendamos a Dios para que lo ilumine con los dones del Espíritu Santo, y sea testigo fiel en la delicada tarea que el Señor le ha encomendado”.
Mientras tanto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski le pide al Sucesor de Pedro que apoye moralmente a Ucrania ante los últimos conflictos que ha enfrentado.
“Ucrania aprecia profundamente la posición constante de la Santa Sede a favor del respeto del derecho internacional, condenando la agresión militar de la Federación de Rusia contra Ucrania y protegiendo los derechos de los civiles inocentes”, publicó Zelenski, en X.
Quienes laboramos en Dulces de la Rosa nos unimos al gozo de la Iglesia porque Dios, por designio de su providencia, ha iluminado con el Espíritu Santo a los Cardenales reunidos en Cónclave, para elegir como Sumo Pontífice a
Pedimos para que el Señor mire con bondad a quien ha elegido como sucesor de Pedro y que le conceda ser fundamento de fe y comunión.
Guadalajara, Jal. Mayo 8 de 2025
I srael M agallanes g odoy
Está claramente expuesto en las Escrituras: Cristo, quien es cabeza invisible de la Iglesia, nombró a Pedro, su sucesor, y cabeza visible de su Iglesia:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mateo 16, 18-19)
Jesús nombró a Pedro, Pastor de su rebaño «…Jesús dijo a Simón Pedro: «Apacienta mis ovejas»» (Juan 21, 15-17). “Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles que pertenece a los cimientos de la Iglesia, se continúa por los Obispos bajo el primado del Papa”, señala el Código de Derecho Canónico (CIC) 881. Según la tradición brindada por los antiguos Padres de la Iglesia, después del Cenáculo de Jerusalén y de Antioquía, Pedro se estableció en Roma, donde culminó su vida con el martirio. Ese fue el motivo de que la Iglesia de Roma ocupase una posición especial dentro de la comunidad de las Iglesias y, con ella, también el Obispo de Roma. Al formarse los Patriarcados desde el siglo IV, Roma fue indiscutiblemente considerada como prima sede, antes de Alejandría y de Antioquía. Y así continuaron las cosas cuando se les añadieron los patriarcados de Jerusalén y Constantinopla. Si durante los primeros siglos la idea del primado estuvo ligada sobre todo a la Iglesia de Roma, a partir del siglo IV esa idea se va desplazando cada vez más a la persona del Obispo de Roma, el cual reclama para sí el privilegio de ser el sucesor de Pedro. Roma reci-
bió la tarea confiada por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las iglesias particulares, para la edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios.
“…así, por disposición divina, quien le sucede como Obispo de Roma, le sucede también en el supremo gobierno de la Iglesia” (CIC, 882).
El Papa, Obispo de Roma y sucesor de Pedro, es el Vicario de Cristo, cabeza del Colegio de los Obispos y Pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene, por institución divina, la potestad plena, suprema, inmediata y universal.
La sucesión Papal, y la obediencia al Santo Padre, es una de las principales razones por la que la Iglesia se ha mantenido unida por más de 2 mil años.
Es importante recordar que un Pa-
pa válidamente elegido no recibe su misión de manos humanas, sino del Espíritu Santo. El Sucesor de Pedro no es un “representante” de los Cardenales ni de los Obispos ni de los fieles, sino que ha recibido una llamada especial de Dios. Pero no deja de ser un ser humano. Por eso, estamos llamados a orar por él constantemente.
El Papa es servidor de la Palabra de Dios y de la Iglesia, no su dueño; la Iglesia se funda en la confesión de Pedro, y une a todos los fieles, a todos los Obispos en la fe en Jesús, el Hijo de Dios. Esta perspectiva teológica ayuda a entender cómo la Iglesia mantiene su unidad esencial a pesar de los diferentes estilos y enfoques pastorales de cada Papa. Cristo, al instituir a los Doce, formó una espe-
cie de Colegio o grupo estable y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él. “Así como, por disposición del Señor, San Pedro y los demás Apóstoles forman un único Colegio apostólico, por análogas razones están unidos entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles”.
El Cardenal mexicano Felipe Arizmendi Esquivel había dicho tiempo atrás: “Los Obispos y Cardenales sirven a la misión de la Iglesia en el mundo, junto con el Papa y en comunión con él; nunca independientes. Hay diócesis autóctonas, encarnadas en realidades particulares, sobre todo, en lugares de misión, pero no autónomas. No somos una organización de poder, sino de servicio a la humanidad”.
En medio del ritmo ordinario de los Dicasterios, se respira una fe profunda en el Espíritu Santo que guía a la Iglesia.
P bro . J osé L uis G onzá L ez s antoscoy e nviado e s P ecia L
ROMA- En el corazón de la Iglesia universal, en el Vaticano en estos días se vivió con una mezcla de recogimiento, expectativa y profunda fe. El fallecimiento del Papa Francisco dio paso a un momento que unió a toda la Iglesia en oración, el Cónclave. Mientras el mundo observaba con atención, quienes sirven en la Santa Sede continuaban su labor, encomendando al Espíritu Santo la elección del nuevo Sucesor de Pedro. Mons. César Guadalupe García, Sacerdote incardinado en la Arquidiócesis de Guadalajara, trabaja desde hace diez años en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Su experiencia en estos días ofrece una mirada profunda de lo que ocurrió entre los muros del Vaticano durante el Cónclave.
UNA IGLESIA UNIVERSAL QUE SE HACE VISIBLE
La experiencia de un Cónclave dentro del Vaticano es, antes que nada, una manifestación palpable de la catolicidad de la Iglesia. Como nos lo dijo Mons. César: “La Iglesia, en su riqueza, se manifiesta en la realidad de la Iglesia de Roma. No solo en la solemnidad de los ritos o en la historia milenaria que se respira en cada rincón, sino en los rostros y voces de quienes la forman, cardenales venidos de todos los continentes, con acen-
tos, historias y desafíos distintos. Es entonces cuando uno se da cuenta de la verdadera universalidad de la fe”. En medio de los preparativos para el Cónclave, también se hacen visibles las dificultades que enfrentan las Iglesias locales, pues hay realidades muy distintas. Lo que en algunos lugares es una prioridad, en otros es una preocupación secundaria. Pero todas esas voces se encuentran aquí, y eso nos recuerda la riqueza —y también la complejidad— de la misión de la Iglesia hoy.
LA VIDA CONTINÚA CON MUCHA CONFIANZA
Contrario a lo que podría pensarse, dentro de los muros vaticanos no se respira intranquilidad o confusión, sino una profunda paz. Mons. César lo describe así: “Se respira un ambiente de paz, confianza en el Espíritu; porque somos conscientes de que es el Espíritu el que guía a la Iglesia. En todas las oficinas de los diferentes Dicasterios se sigue trabajando con normalidad”. Incluso, nos comentó que la vida continúa con relativa normalidad en los distintos organismos de la Curia: “En todas las oficinas de los diferentes Dicasterios se sigue trabajando con normalidad. Hay cierta expectativa, por supuesto, y muchas conversaciones fraternas, pero el ritmo de trabajo no se detiene. Aquí nadie pierde de vista que el servicio diario también es una forma de fidelidad a la Iglesia y a su misión”. Saber que es el Espíritu Santo quien guía cada paso de la Iglesia infunde tranquilidad y esperanza, incluso en los momentos de transición más significativos.
EL CÓNCLAVE COMO UN ACTO DE FE
Lejos de ser solo un mero procedimiento institucional, para Mons. César, el Cónclave es, ante todo, una
experiencia profundamente espiritual, pues “significa confiar en la Palabra del Señor que prometió a Pedro: ‘Yo he rezado por ti, para que tu fe no desfallezca’”. En ese sentido, afirma que vivir un Cónclave es un momento para renovar la fe y recordar que la Iglesia no es obra humana, sino un misterio guiado por Dios a lo largo de los siglos. La elección de un nuevo Papa no es vista como una estrategia humana, sino como una respuesta obediente y confiada a la promesa de Cristo. Es una vivencia que reafirma la fe y el compromiso de quienes sirven a la Iglesia desde dentro, conscientes de estar ante un misterio guiado por Dios.
UN PASTOR SEGÚN EL CORAZÓN DE CRISTO
Ante la inevitable pregunta sobre sus esperanzas para el nuevo Pontífice, su respuesta fue clara, sincera y profundamente eclesial: “Espero un Papa cercano, que pueda responder a las dificultades de la época, pero siempre en comunión con el Colegio Episcopal y con toda la Iglesia. Un Papa que, como dice la Escritura, sea según el corazón de Cristo”.
No se trata de buscar una figura carismática o de grandes gestos. Lo que necesitamos es un Padre espiritual, un hombre de fe que escuche, que acompañe, que tenga el valor de anunciar el Evangelio con alegría y verdad, pero también con ternura y misericordia.
Mientras el mundo esperaba conocer al nuevo Sucesor de Pedro, en los pasillos del Vaticano se sigue rezando, trabajando y confiando. Y entre quienes lo hacen, Sacerdotes como Mons. César nos recuerdan que el verdadero corazón del Cónclave está en la fe, en la comunión y en el deseo de dejarse conducir por Dios.
BANCOMER
CREATOR COMUNICACIÓN, S DE RL. DE CV. PERIODICO SEMANARIO
CUENTA PARA DEPOSITOS
01 58 98 90 44
INTERBANCARIA (TRANSFERENCIAS)
01 23 20 00 15 89 89 04 40