Hoja Parroquial #35- XXII DOMINGO ORDINARIO, Ciclo C-31 de agosto de 2025

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XXII Domingo Ordinario, Ciclo C 31 de agosto de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

NO. 35

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106

El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
¿Por

qué es mejor no enaltecerme a mí mismo, pero sí que otro lo haga? ¿Por qué sí humillarme a mí mismo para que otro me enaltezca?

Simular ser importantes

Son varias las enseñanzas de Jesús en el pasaje del Evangelio que hoy se proclama, pero sin duda que al centro están la de no pretender los primeros lugares y, si fuera el caso, invitar a los mejores comensales.

Lo que más cuenta en nuestras vidas es la verdad de nosotros mismos, no las apariencias. ¿Cuántas veces se pretende ocupar los primeros puestos o lugares no sólo en eventos celebrativos o de convivencia, sino también en el corazón de las personas? Son muchos los do-

lores y sufrimientos que nacen de la pretensión de ser los primeros y/o únicos en la vida de las personas cercanas.

Jesús nos invita a ser inteligentes y escoger el camino más adecuado para recibir honores, no buscándolos por nosotros mismos sino recibiéndolos de los demás.

Hay dos frases que nos permiten saber de qué adolecemos en estos tiempos. La primera: “¡Tú no sabes quién soy yo!”, es decir, cuando alguien se supone superior al interlocutor La segunda, quizá un poco más

actual y más dramática: “¡Ni yo mismo sé quién soy!”, es decir, la pérdida de la identidad. Y de todo esto es, precisamente, de lo que habla Jesús en el Evangelio que la Iglesia nos propone reflexionar este domingo.

Para mirarnos en el espejo

Hoy, la liturgia nos propone una enseñanza que Jesús ofrece tomando nota de lo que observa durante una invitación a comer. En el relato del Evangelio de san Lucas, Jesús es presentado como un hombre atento a las personas y al contexto en el que se encuentran. Sus enseñanzas y palabras surgen de observar la cotidianidad.

En el pasaje del Evangelio Jesús nos interpela en el doble papel en el que la vida nos coloca, sea como invitados sea como quienes invitan. Encontramos la regla para los invitados (no buscar los mejores lugares) y la regla para quien invita (invitar a los excluidos) para ser bienaventurados.

Respecto a ser invitados la enseñanza es a ser humildes, es decir, liberarse del ansia de cualquier estima humana.

Es aprender a amar como Cristo amó, a servir como Cristo sirvió, a obedecer como Cristo obedeció. Por eso, a Jesús Dios lo exaltó y le dio el nombre sobre todo nombre. Ser humildes significa servir y dar sin esperar algo a cambio.

Respecto a invitar, la enseñanza de Cristo es invertir la lógica para no invitar a quien a su vez puede invitarme, sino invitar a quienes son excluidos, a quienes nadie invita, porque no pueden corresponder con otra invitación. ¿Por qué? Porque al hacer esto, se recibirá una recompensa. Esta es la bienaventuranza.

Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 3, 19-21. 30-31

Sentados

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor, porque sólo él es poderoso y sólo los humildes le dan gloria.

No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está arraigado en la maldad. El hombre prudente medita en su corazón las sentencias de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 67

Sentados

R. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.

Ante el Señor, su Dios, gocen los justos, salten de alegría.

Entonen alabanzas a su nombre.

En honor del Señor toquen la cítara.

R. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.

Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y riqueza a los cautivos.

R. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.

A tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste, Señor, de tus favores y habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó para los pobres.

R. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.

SEGUNDA LECTURA

De la carta a los hebreos 12, 18-19. 22-24a

Sentados

Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni oscuridad, ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.

Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES

DEL EVANGELIO Mt 11, 29

R. Aleluya, aleluya

Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón R. Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14

Unsábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:

“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.

Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que

De pie
De pie

ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”. Palabra del Señor.

ORACIÓN DESPUÉS

DE LA COMUNIÓN

De pie

Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fe y Bautismo en el Catecismo de

la Iglesia

1253 El Bautismo es el sacramento de la fe (cf Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse. Al catecúmeno o a su padrino se le pregunta: “¿Qué pides a la Iglesia de Dios?” y él responde: “¡La fe!”.

1254 En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana.

1255 Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana (cf CIC can. 872-874). Su tarea es una verdadera función eclesial (ofcium; cf SC 67). Toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la gracia recibida en el Bautismo.

GLORIA

Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén

PRFESIÓN DE NUESTRA FE

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

Amén

Padre, ¿qué son los ‘pecados intergeneracionales’?

Encierta ocasión, un joven me preguntó: “Padre, ¿qué son los ‘pecados intergeneracionales’? Porque yo he oído a algunos amigos hablar del tema, y según entiendo, significa que los hijos pagan las consecuencias de los pecados de sus padres”.

Yo le respondí: “Los pecados intergeneracionales” o “pecados generacionales” son entendidos, en algunos contextos, como pecados o patrones de comportamiento que pasan de una generación a otra. En términos más profundos, se piensa que ciertas familias pueden experimentar problemas repetitivos, como adicciones, enfermedades o desdichas, debido a pecados cometidos por antepasados. Sin embargo, esta

noción es más frecuente en algunas tradiciones cristianas y evangélicas, mientras que la Iglesia Católica la aborda con matices y profundidad teológica diferente”.

La Iglesia Católica enseña que cada persona es responsable de sus propios pecados y que, en última instancia, nadie carga con la culpa de otro, tal como afirma en el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC):

“Cada uno es responsable de su propia vida ante Dios” (CIC 1734).

Si bien la culpa de un pecado es estrictamente personal, es cierto que las consecuencias de los pecados pueden afectar a otros, incluso a generaciones futuras.

La Iglesia Católica enfatiza que cualquier mal puede ser sanado a través de la gracia de Dios. No promueve la idea de “maldiciones generacionales”, sino que invita a buscar

una vida de oración, sacramentos y conversión. Especialmente, la reconciliación (Confesión) y la Eucaristía son considerados medios poderosos de sanación y gracia, que pueden ayudar a sanar heridas profundas, incluso aquellas relacionadas con patrones familiares negativos.

La doctrina católica no apoya la idea de que alguien “pague” por los pecados de sus antepasados. Cada individuo es responsable ante Dios por sus propias acciones. Sin embargo, reconoce que las consecuencias de los pecados pueden afectar a otros y enfatiza la gracia y misericordia de Dios para sanar esas heridas familiares. La invitación de la Iglesia es vivir una vida en la gracia, buscando la sanación y liberación a través de los medios que ofrece, como la oración, los sacramentos y la caridad

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Consulta la Hoja Parroquial: www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Diseño e Impresión: Centro Católico de Comunicaciones. Tels. 33 3002-6470 · 33 3002-6471 · Los anuncios que se muestran en La Hojita Parroquial son responsabilidad, única y exclusivamente, del solicitante. No nos hacemos responsables de los servicios que se publicitan. Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 100,000 $65 00 ciento

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