Rev. Ciencia In Situ. 2015,1 (1) ; 4-5
|ISSN: 2469-2441
EDITORIAL
LOS ESTUDIANTES DE CIENCIAS DE LA
SALUD Y LA INVESTIGACIÓN Health sciences students and research.
La investigación es una de las principales características distintivas de una institución académica. La forma en que una institución cimienta sus futuros investigadores determina su supervivencia a largo plazo. (Christian Ortega-Loubon y col, iMedPub Journals 2013) Quiero comenzar esta editorial con una historia de la Unidad Académica del Hospital Vélez Sarsfield (CABA) donde los estudiantes de medicina de la UBA realizan sus prácticas hospitalarias. En 1990, iniciamos un proyecto “Integración Docente Asistencial” (precursor de la actual práctica final obligatoria), programa voluntario de 3 años de duración, donde el estudiante se incorporaba a un plan de actividades prácticas por la tarde y actividades de aula los sábados por la mañana. La observación devenida luego en investigación fue inevitable. En unos de esos encuentros entre docentes, estudiantes y pacientes, sin proponernos formalmente, nos encontramos “investigando”, en la guardia y en actividades comunitarias. Entonces incorporamos contenidos de metodología y diseño en las actividades de aula. El proyecto pasó a llamarse “Integración Docente Asistencial Investigacional”. Al principio se confeccionaron diseños sencillos destinados a evaluar pacientes en el consultorio general, en el de cardiología, en la sala general, en terapia intensiva. Luego nos animamos a ver aspectos de bioseguridad y de la salud reproductiva. Después, hicimos algo inédito: una investigación sobre bioética en la comunidad. Y seguimos con una investigación sobre conductas de la sociedad respecto al autoconsumo de fármacos, una investigación multicéntrica sobre cumplimiento de prácticas preventivas, la satisfacción de los usuarios de los consultorios, qué tipo de médico quiere la gente, las prácticas sexuales, como contamina el Riachuelo, la vacuna contra la gripe, la violencia contra los profesionales, la población de pacientes quirúrgicos, ¿qué saben los estudiantes de la muerte bajo criterios neurológicos?, el dolor abdominal, la enseñanza del trauma, el deporte y las cardiopatías, las infecciones asociadas al cuidado de la salud. Y en marcha: patrones de resistencia bacteriana, antenas y cáncer. En 25 años, 26 investigaciones, casi 6000 pacientes, 18 trabajos premiados, decenas de docentes y estudiantes involucrados en las mismas. Otra historia que me tocó vivir fue en el Departamento de Ciencias de la salud de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), con una carrera iniciada en 2012, aún sin graduados. En su corta historia los estudiantes de UNLaM realizaron y presentaron en eventos científicos 16 investigaciones, habiendo obtenido 5 premios en congresos internacionales. Historia más breve, más reciente, pero de alto impacto. Creo que muchos docentes e investigadores vinculados a la investigación de estudiantes en distintos puntos de nuestro país pueden relatar experiencias similares. El perfil de formación de una carrera de medicina debe procurar combinar la relevancia científica y el compromiso social de sus graduados pero al mismo tiempo debe ser consciente de la necesidad de construir “realidades didácticas análogas con un proyecto de sociedad futura”. Esto significa construir experiencias de aprendizaje analógicas con lo que se espera que el graduado viva en su futuro profesional, donde hará (en diversas combinaciones) asistencia, docencia, investigación y gestión. La sola idea de estudiantes investigando suena fuerte y promisoria en un país en donde la mayor parte de sus premios Nobel vienen del campo de la salud. Se ve con preocupación una crítica caída de investigadores provenientes de nuestra profesión, y ya existen algunas estrategias específicas para revertir este panorama entre las que se mencionan las residencias en investigación clínica. Como dice Mario Rovere, parece innecesario enfatizar la relevancia de la investigación para el desarrollo de los pueblos y muy particularmente en un campo en el que el cuerpo de conocimiento acrisolado en otras latitudes no siempre responde a los contextos sociales, demográficos, culturales y sanitarios de nuestra población. El resultante conocimiento en salud especialmente aquel que se ha mostrado eficaz para modificar favorablemente el proceso salud enfermedad atención se constituye en un “bien público” 4 4