Gaudete No. 49 - 17 noviembre 2024

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Domingo 17 Noviembre 2024 • II Época, No. 49 • Editor P. Armando Flores

Una de las expresiones del caminar sinodal de la Iglesia son los momentos de discernimiento para valorar si el caminar de la comunidad eclesial es conforme al evangelio. Para la comunidad parroquial el espacio privilegiado para hacer este ejercicio es el encuentro de los distintos ministerios, vocaciones y carismas, así como de feligresas y vecinos en la jurisdicción es la asamblea parroquial.

Este año, tendremos nuestra cuarta asamblea parroquial el próximo 23 de noviembre, en la casa del Padre Barragán, de las 9.30 a las 13.00 hrs. Están pues convocados los integrantes de los movimientos, agrupaciones y asociaciones, quienes colaboran en distintos ministerios, vecinos de la jurisdicción, y en general los fieles de la parroquia sin que sea necesario que pertenezcan a algún grupo o asociación, pero que si tengan sentido de pertenencia a la parroquia.

El objetivo que nos hemos planteado para ella es: Responder desde cada uno, desde nuestro posicionamiento en la vida parroquial, a los desafíos actuales de nuestra comunidad dentro del marco del proceso sinodal y las oportunidades que ofrece el jubileo, promoviendo el discernimiento la participación la unidad y el compromiso comunitario.

Queremos pues con los participantes discernir y priorizar los principales desafíos de nuestra comunidad parroquial y leerlos dentro de la ruta de navegación que nos ofrece la convocación de la Iglesia Universal para ser una Iglesia sinodal y de la gran oportunidad que nos ofrece el Jubileo de la Esperanza que viviremos durante un año a partir del próximo 29 de diciembre.

La metodología será participativa, todos los participantes tendrán parte activa en esta tarea de ver los signos de los tiempos, los espacios y sectores urgidos de una respuesta evangelizadora, queremos con ello reforzar la unidad y el compromiso comunitario.

Invitamos a todos los fieles de la comunidad parroquial a orar por este momento importante en nuestro caminar; pidamos al Señor que nos permita visualizar los frutos de las semillas que a manos llenas a plantado en el campo de su Iglesia para que con buen ánimo y como operarios fieles nos dispongamos a seguir trabajando con buen ánimo en su mies.

Reconocer la depresión en niños, niñas y adolescentes

¿Qué es la depresión?

La depresión es uno de los tipos más comunes de condiciones de salud mental y a menudo se presenta junto con la ansiedad. La depresión puede ser leve y de corta duración o grave y duradera. Algunas personas se ven afectadas por la depresión solo una vez, mientras que otras pueden experimentarla varias veces.

La depresión puede vincularse con autolesiones o incluso con pensamientos o intentos suicidas, pero se puede prevenir cuando se brinda el apoyo adecuado. Es importante saber que hay mucho que se puede hacer para ayudar a los jóvenes que están atravesando una depresión.

¿Qué causa la depresión?

La depresión puede ocurrir como una reacción a problemas familiares como la violencia o la ruptura familiar, la muerte de alguien cercano, situaciones de abuso o violencia en la escuela. También, alguien puede deprimirse después de estar estresado durante mucho tiempo o a veces quizás no sepamos por qué sucede.

Depresión en niños, niñas y adolescentes

La depresión puede manifestarse cuando hay períodos prolongados de infelicidad o irritabilidad. Es bastante común entre los niños y niñas más grandes y los adolescentes, pero a menudo pasa desapercibida.

El hecho de que parezca triste no significa necesariamente que tenga depresión. Pero si la tristeza se vuelve persistente o interfiere con las actividades sociales normales, los intereses, el trabajo escolar o la vida familiar, puede significar que necesitan el apoyo de un profesional de salud mental.

Algunos pueden decir que se sienten “infelices” o “tristes”. Otros pueden decir que quieren lastimarse o incluso suicidarse. Los niños, niñas y adolescentes que experimentan depresión corren un mayor riesgo de autolesionarse, por lo que estos comentarios siempre deben tomarse en serio.

Signos y síntomas de depresión infantil o adolescente

La depresión se puede manifestar de formas diferentes. Estos son algunos de los signos y síntomas comunes:

Físicos:

• Cansancio o poca energía, incluso cuando se ha descansado

• Inquietud o dificultad para concentrarse

• Dificultad para realizar las actividades diarias

• Cambios en el apetito o los patrones de sueño

• Molestias o dolores que no tienen una causa evidente

• Emocionales y mentales:

• Tristeza, ansiedad o irritabilidad persistentes

• Pérdida de interés en los amigos y las actividades que normalmente disfruta

• Aislamiento de los demás y soledad

• Sentimientos de falta de valor personal, desesperanza o culpa

• Correr riesgos que normalmente no correría

• Pensamientos autodestructivos o suicidas

Experimentar uno o más de estos síntomas no significa que la niña, niño o adolescente esté afectado por la depresión, pero hay varias maneras en que se los puede ayudar a sobrellevarlos.

¿Cómo colaborar para sobrellevar la depresión?

1. Averiguar qué está pasando

2. Pasar tiempo con ellos

3. Fomentar hábitos positivos

4. Permitir que se expresen

5. Protegerlos de entornos estresantes

Cuándo buscar ayuda profesional

Como la depresión solo puede ser diagnosticada por un experto calificado, es importante buscar la ayuda de un médico, quien puede derivar a los niños, niñas o adolescentes a un experto en salud mental o un psiquiatra. Si el experto en salud mental cree que se beneficiaría del tratamiento, las opciones podrían ser algún tipo de psicoterapia, donde aprender a manejar pensamientos y sentimientos, o una combinación de terapia y medicamentos.

Si tu hijo o hija tiene pensamientos de autolesión o ya se ha autolesionado, buscá ayuda llamando al servicio de emergencia o a un profesional de la salud. No demores en hacer la consulta.

Hacia el Jubileo 2025

12 claves de la bula Spes non confundit

Parte 4 y última

10. Esperanza para la tierra “Haciendo eco a la palabra antigua de los profetas, el Jubileo nos recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos”, apunta. “Es necesario que cuantos poseen riquezas sean generosos, reconociendo el rostro de los hermanos que pasan necesidad. Pienso de modo particular en aquellos que carecen de agua y de alimento. El hambre es un flagelo escandaloso en el cuerpo de nuestra humanidad y nos invita a todos a sentir remordimiento de conciencia”.

“Hay otra invitación apremiante que deseo dirigir en vista del Año jubilar; va dirigida a las naciones más ricas, para que reconozcan la gravedad de tantas decisiones tomadas y determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas”, añade el Papa. “Antes que tratarse de magnanimidad es una cuestión de justicia, agravada hoy por una nueva forma de iniquidad de la que hemos tomado conciencia”.

11. La esperanza cristiana

“¿Cuál es el fundamento de nuestra espera? Para comprenderlo es bueno que nos detengamos en las razones de nuestra esperanza”, dice Francisco. “En virtud de la esperanza en la que hemos sido salvados, mirando al tiempo que pasa, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria. Vivamos por tanto en la espera de su venida y en la esperanza de vivir para siempre en Él”, explica.

La esperanza cristiana, añade, consiste precisamente en esto: “ante la muerte, donde parece que todo acaba,

se recibe la certeza de que, gracias a Cristo, a su gracia, que nos ha sido comunicada en el Bautismo, ‘la vida no termina, sino que se transforma’ para siempre”. “¿Qué será de nosotros, entonces, después de la muerte? Más allá de este umbral está la vida eterna con Jesús, que consiste en la plena comunión con Dios, en la contemplación y participación de su amor infinito”, apunta.

“Otra realidad vinculada con la vida eterna es el juicio de Dios, que tiene lugar tanto al culminar nuestra existencia terrena como al final de los tiempos”, continúa. “Aunque es justo disponernos con gran conciencia y seriedad al momento que recapitula la existencia, al mismo tiempo es necesario hacerlo siempre desde la dimensión de la esperanza, virtud teologal que sostiene la vida y hace posible que no caigamos en el miedo. El juicio de Dios, que es amor, no podrá basarse más que en el amor, de manera especial en cómo lo hayamos ejercitado respecto a los más necesitados, en los que Cristo, el mismo Juez, está presente”.

El Juicio, entonces, “se refiere a la salvación que esperamos y que Jesús nos ha obtenido con su muerte y resurrección. Por lo tanto, está dirigido a abrirnos al encuentro definitivo con Él. Y dado que no es posible pensar en ese contexto que el mal realizado quede escondido, este necesita ser purificado, para permitirnos el paso definitivo al amor de Dios”. Así, la oración y el sacramento de la Penitencia “nos asegura que Dios quita nuestros pecados”.

12. Esperanza como la de María

“La esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto”, concluye el Papa. “En ella vemos que la esperanza no es un fútil optimismo, sino un don de gracia en el realismo de la vida. Como toda madre, cada vez que María miraba a su Hijo pensaba en el futuro, y ciertamente en su corazón permanecían grabadas esas palabras que Simeón le había dirigido en el templo: ‘Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón’. Por eso, al pie de la cruz, mientras veía a Jesús inocente sufrir y morir, aun atravesada por un dolor desgarrador, repetía su ‘sí’, sin perder la esperanza y la confianza en el Señor”.

Por ello, el Papa invita a los peregrinos que irán a Roma para el Jubileo “a detenerse a rezar en los santuarios marianos de la ciudad para venerar a la Virgen María e invocar su protección. Confío en que todos, especialmente los que sufren y están atribulados, puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos; ella que para el santo Pueblo de Dios es signo de esperanza cierta y de consuelo”.

¡M is palabras no dejarán de cu M plirse

!

El Evangelio del Domingo

En el pasaje evangélico de este domingo el Señor quiere instruir a sus discípulos sobre los eventos futuros. No se trata principalmente de un discurso sobre el fin del mundo, sino que es una invitación a vivir bien el presente, a estar atentos y siempre preparados para cuando nos pidan cuentas de nuestra vida. Jesús dice: «Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo» (versículos 24-25). Estas palabras nos hacen pensar en la primera página del Libro de Génesis, la historia de la creación: el sol, la luna, las estrellas, que desde el principio del tiempo brillan en su orden y dan luz, signo de vida, aquí están descritas en su decadencia, mientras caen en la oscuridad y el caos, signo del fin. En cambio, la luz que brillará en ese último día será única y nueva: será la del Señor Jesús que vendrá en gloria con todos los santos. En ese encuentro finalmente veremos su rostro a la plena luz de la Trinidad; un rostro radiante de amor, ante el cual todo ser humano también aparecerá en su verdad total.

La historia de la humanidad, como la historia personal de cada uno de nosotros, no puede entenderse como una simple sucesión de palabras y hechos que no tienen sentido.

De la vida parroquial

MATRIMONIOS

El día 16 de noviembre 2024 unieron sus vidas por el sacramento del matrimonio los novios:

Tampoco se puede interpretar a la luz de una visión fatalista, como si todo estuviera ya preestablecido de acuerdo con un destino que resta todo espacio de libertad, impidiendo tomar decisiones que son el resultado de una elección verdadera. En el Evangelio de hoy, más bien, Jesús dice que la historia de los pueblos y de los individuos tiene una meta y una meta que debe alcanzarse: el encuentro definitivo con el Señor. No sabemos el tiempo ni las formas en que sucederá; el Señor ha reiterado

que «nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo ni el Hijo» (v. 32). Todo se guarda en el secreto del misterio del Padre. Sin embargo, sabemos un principio fundamental con el que debemos enfrentarnos: «El cielo y la tierra pasarán, dice Jesús, pero mis palabras no pasarán"» (v. 31). El verdadero punto crucial es este. En ese día, cada uno de nosotros tendrá que entender si la Palabra del Hijo de Dios ha iluminado su existencia personal, o si le ha dado la espalda, prefiriendo confiar en sus propias palabras. Será más que nunca el momento en el que nos abandonemos definitivamente al amor del Padre y nos confiemos a su misericordia.

¡Nadie puede escapar de este momento, ninguno de nosotros! La astucia, que a menudo utilizamos en nuestro comportamiento para avalar la imagen que queremos ofrecer, será inútil; de la misma manera, el poder del dinero y de los medios económicos con los que pretendemos, con presunción, que compramos todo y a todos, ya no se podrá utilizar. No tendremos con nosotros nada más que lo que hemos logrado en esta vida creyendo en su Palabra: el todo y la nada de lo que hemos vivido o dejado de hacer. Solo llevaremos con nosotros lo que hemos dado.

David Pérez García y Blanca Estela Buenrostro Rivas, en la Iglesia

Parroquial de Santiago Apóstol, asistió al Matrimonio el Pbro. Enrique Alcalá Velarde.

David Gálvez Sahagún y Clara Fabiola Chávez Solombrino, en la Iglesia

Parroquial de Santiago Apóstol, asistió al Matrimonio el Pbro. José María Ochoa Mora.

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