Gaudete No. 18 . 07 abril 2024

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La Divina Misericordia

La Divina Misericordia es una de las devociones más extendidas, en parte gracias al impulso que le dio San Juan Pablo II.

La fiesta de la Divina Misericordia se celebra cada año el último día de la Octava de Pascua, es decir, el domingo siguiente al de la Resurrección de Cristo, o también llamado Domingo in albis. Ese día concluye la novena de esta fiesta, que comenzó el mismo día de Viernes Santo.

La principal gracia que recibe la persona que participa en las celebraciones del Domingo de la Divina Misericordia es el perdón total, no solo de las penas sino también de sus culpas. Para ello deberá confesarse y comulgar.

La devoción en la Iglesia por la Divina Misericordia nace de las revelaciones recibidas por la santa de origen polaco Faustina Kowalska durante los años treinta del siglo XX. La mística religiosa recogió en un diario personal, con cerca de seiscientas páginas, todos los mensajes sobre la Segunda Venida y la misericordia de Cristo.

Fue el Papa San Juan Pablo II, compatriota de la santa y fallecido en la víspera de esta festividad, el que dotó a esta celebración de la importancia que hoy tiene para el orbe católico. La devoción del santo polaco por la Divina Misericordia se remonta a cuando era joven y trabajaba en unas canteras, cuyo camino pasaba junto al Santuario de la Misericordia.

En 1980, tras años de estudio de los escritos personales de Faustina Kowalska, el entonces Papa publicó su carta encíclica Dives in Misericordia relanzando la devoción sobre la misericordia divina. En ella señala: "es conveniente que volvamos la mirada a este misterio: lo están sugiriendo múltiples experiencias de la Iglesia y del hombre contemporáneo; lo exigen también las invocaciones de tantos corazones humanos, con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación".

No fue hasta el 30 de abril del año 2000, durante la canonización de Faustina Kowalska en Roma, cuando el Papa polaco instauró el Domingo de la Divina Misericordia y la práctica devota de esta fiesta para toda la Iglesia Universal.

LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

El 13 de septiembre de 1935, estando aún en Vilna, santa Faustina

escribió sobre la Coronilla de la Divina Misericordia en su diario personal. Faustina confesó que el propósito de las oraciones de la Coronilla de la Misericordia era triple: obtener misericordia, confiar en la misericordia de Cristo y mostrar misericordia a los demás. Esta oración, que se reza a las tres de la tarde, hora de la muerte de Cristo, utiliza el santo rosario para su rezo.

Pasos a seguir: La señal de la Cruz. Padre Nuestro Ave María. Credo

En cada perla mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, diga: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada perla menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, diga: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Invocación:

Al final de la corona, la siguiente oración se reza tres veces seguidas: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Oración para concluir (opcional) Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.

• II Época,
• Editor P. Armando Flores
Domingo 7 abril 2024
No. 18
Gracias a la oración de los justos Dios muestra su misericordia

El plan de Dios para la humanidad es bueno, pero en nuestra vida diaria experimentamos la presencia del mal: es una experiencia diaria. Los primeros capítulos del Libro del Génesis describen la expansión progresiva del pecado en las vivencias humanas. Adán y Eva (cf. Gn. 3,1−7) dudan de las intenciones benévolas de Dios, pensando que se trate de una deidad envidiosa que impide su felicidad. De ahí la rebelión: ya no creen en un Creador generoso que desea su felicidad. Su corazón, cediendo a la tentación del Maligno, es presa de delirios de omnipotencia: “Si comemos el fruto del árbol, nos haremos semejantes a Dios” (cf. v. 5). Y esta es la tentación: esta es la ambición que penetra en el corazón. Pero la experiencia va en la dirección opuesta: sus ojos se abren y descubren que están desnudos (v. 7), sin nada. No lo olvidéis: el tentador es un mal pagador, paga mal.

El mal se vuelve aún más arrollador con la segunda generación humana, es más fuerte: es la historia de Caín y Abel (cf. Gn. 4,1−16). Caín tiene

envidia de su hermano: está presente el gusano de la envidia; aunque es el primogénito, ve a Abel como un rival, uno que amenaza su primacía. El mal se asoma a su corazón y Caín es incapaz de dominarlo. El mal empieza a penetrar en el corazón: los pensamientos son siempre los de mirar mal al otro, con sospecha. Y esto sucede también con el pensamiento: “Este es malo, me perjudicará”... Y este pensamiento se va abriendo paso en el corazón..Y así la historia de la primera fraternidad termina con un asesinato. Pienso, hoy, en la fraternidad humana...guerras por doquier.

En la descendencia de Caín se desarrollan los oficios y las artes, pero también se desarrolla la violencia, expresada en el siniestro cántico de Lámec, que suena como un himno de venganza: «Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí. Caín será vengado siete veces, mas Lámec lo será setenta y siete» (Gn. 4,23−24). La venganza: “Lo has hecho ¡vas a pagarlo!”. Pero eso no lo dice el

juez, lo digo yo. Y yo me vuelvo juez de la situación.Y así el mal se propaga como un incendio hasta ocupar todo el cuadro: «Viendo Yahveh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo» (Gn. 6,5). Los grandes frescos del diluvio universal (cap. 6−7) y la torre de Babel (cap. 11) revelan que es necesario un nuevo comienzo, como una nueva creación, que tendrá su cumplimiento en Jesucristo.

Y sin embargo, en estas primeras páginas de la Biblia, también está escrita otra historia, menos llamativa, mucho más humilde y devota, que representa el rescate de la esperanza. Aunque casi todos se comportan con brutalidad, haciendo del odio y la conquista el gran motor de las vivencias humanas, hay personas capaces de rezar a Dios con sinceridad, capaces de escribir de otra manera el destino del hombre. Abel ofrece a Dios un sacrificio de primicias. Después de su muerte, Adán y Eva tuvieron un tercer hijo, Set, de quien nació Enós (que significa “mortal”), y se dice: «En aquel tiempo comenzaron a invocar el nombre del Señor» (4,26). Luego aparece Henoc, un personaje que “anduvo con Dios” y fue arrebatado al cielo (cf. 5,22.24). Y finalmente está la historia de Noé, un hombre justo que «andaba con Dios» (6,9), frente al cual Dios detiene su propósito de borrar a la humanidad (cf. 6,7−8).

Leyendo estas historias, uno tiene la impresión de que la oración sea el dique, el refugio del hombre ante la oleada de maldad que crece en el mundo.

Pensándolo bien también rezamos para ser salvados de nosotros mismos. Es importante rezar: “Señor, por favor, sálvame de mí mismo, de mis ambiciones, de mis pasiones”. Los orantes de las primeras páginas de la Biblia son hombres artífices de paz: en efecto, la oración, cuando es auténtica, libera de los instintos de violencia y es una mirada dirigida a Dios, para que vuelva a ocuparse del corazón del hombre. Se lee en el Catecismo: «Este carácter de la oración ha sido vivido en todas las religiones, por una muchedumbre de hombres piadosos» (CCC, 2569). La oración cultiva prados de renacimiento en lugares donde el odio del hombre solo ha sido capaz de ensanchar el desierto. Y la oración es poderosa, porque atrae el poder de Dios y el poder de Dios da siempre vida; siempre. Es el Dios de la vida y hace renacer.

Por eso el señorío de Dios pasa por la cadena de estos hombres y mujeres, a menudo

EclipsE solar 2024

Por: EnriquE AlcAlá VElArdE Pbro.

incomprendidos o marginados en el mundo. Pero el mundo vive y crece gracias al poder de Dios que estos servidores suyos atraen con sus oraciones. Son una cadena que no hace ruido, que rara vez salta a los titulares, y sin embargo ¡es tan importante para devolver la confianza al mundo! Recuerdo la historia de un hombre: un jefe de gobierno, importante, no de esta época, del pasado. Un ateo que no tenía sentido religioso en su corazón, pero de niño escuchaba a su abuela rezar, y eso permaneció en su corazón. Y en un momento difícil de su vida, ese recuerdo volvió a su corazón y dijo: “Pero la abuela rezaba...”. Así que empezó a rezar con las fórmulas de su abuela y allí encontró a Jesús. La oración es una cadena de vida, siempre: muchos hombres y mujeres que rezan, siembran la vida. La oración siembra vida, la pequeña oración: por eso es tan importante enseñar a los niños a rezar. Me duele cuando me encuentro con niños que no saben hacerse la señal de la cruz.

Hay que enseñarles a hacer bien la señal de la cruz, porque es la primera oración. Es importante que los niños aprendan a rezar. Luego, a lo mejor, pueden olvidarse, tomar otro camino; pero las primeras oraciones aprendidas de niño permanecen en el corazón, porque son una semilla de vida, la semilla del diálogo con Dios.

El camino de Dios en la historia de Dios ha pasado por ellos: ha pasado por un “resto” de la humanidad que no se uniformó a la ley del más fuerte, sino que pidió a Dios que hiciera sus milagros, y sobre todo que transformara nuestro corazón de piedra en un corazón de carne (cf. Ez. 36,26). Y esto ayuda a la oración: porque la oración abre la puerta a Dios, transformando nuestro corazón tantas veces de piedra, en un corazón humano. Y se necesita mucha humanidad, y con la humanidad se reza bien. (Papa Francisco, Catequesis del 27 de mayo de 2020)

El próximo 8 de abril, desde territorio mexicano se podrá observar un eclipse solar total. Aunque este evento astronómico será visible de forma parcial en casi toda la República, la franja de totalidad o máxima ocultación cruzará entre Coahuila, Durango y Sinaloa. Este evento será una oportunidad única, ya que en México habrá un eclipse similar hasta dentro de 28 años, en el año 2052.

A pesar de los esfuerzos científicos por demostrar este acontecimiento como un hecho astronómico, surgen distintas interpretaciones de superstición y esoterismo, creyendo que atrae la mala suerte o es una señal de presagio, todo ello precisamente debido a una falta de conocimiento sobre el tema.

En sí, un eclipse es un evento astronómico que sucede cuando el sol, la luna y la tierra se alinean, provocando la proyección de la sombra de la tierra sobre la luna o de la luna sobre la tierra. Los eclipses de sol, como el que podrá observarse

el próximo 8 de abril, ocurren cuando el disco de la luna pasa por delante del disco del sol. Es importante en torno a los eclipses tomar precauciones y cuidar especialmente la salud de nuestros ojos. Pues mientras una parte del disco solar siga siendo visible, su radiación puede producir daños irreversibles a la vista. Por ello, es importante evitar ver directamente al sol, ya que hacerlo puede causar ceguera parcial o total. Tampoco se debe observar a través de las nubes ni con vidrios ahumados ni películas veladas ni radiografías ni lentes solares.

De la vida parroquial

BAUTISMOS

El día 07 de abril 2024 por el Sacramento del Bautismo administrado por el Sr.Cura Armando Flores N, se incorporó al Pueblo de Dios. Daniela Fernanda, hija de José Fernando Galván y de Paula Celeste Hernández, vecinos de Sahuayo, Mich.

PRESENTACIÓN

El día 3 de abril de 2024 se presentaron a la Iglesia con la pretensión de contraer matrimonio los novios Jesús Eduardo Vivas Castillejo, originario de ésta, y vecino de Oaklan, Ca. hijo de J. Jesús y María. Pretende contraer matrimonio con Elizabeth Ramírez Chávez, originaria y vecina de ésta, hija de J. Jesús y María.

OBITUARIO

El día 28 de marzo de 2024, Santuario de Patrón Santiago, se celebró la misa exequial de J. Guadalupe Tejeda Flores, fué sepultado en el Panteón municipal.

El día 1 de abril de 2024, en el Santuario de Patrón Santiago, se celebró la misa exequial de Genoveva Ordaz Ramírez, fué sepultado en el Panteón municipal.

De la increDuliDaD a la fe

El Evangelio del Domingo

Hoy, domingo de la Divina Misericordia, el Evangelio nos narra dos apariciones de Jesús resucitado a los discípulos y en particular a Tomás, el “apóstol incrédulo” (cfr. Jn 20,2429).

Tomás, en realidad, no es el único al que le cuesta creer, es más, nos representa un poco a todos nosotros. De hecho, no siempre es fácil creer, especialmente cuando, como en su caso, se ha sufrido una gran decepción. Después de una gran decepción es difícil creer. Ha seguido a Jesús durante años, corriendo riesgos y soportando penalidades, pero el Maestro fue crucificado como un delincuente y nadie lo ha liberado, ¡nadie ha hecho nada! Ha muerto y todos tienen miedo. ¿Cómo fiarse todavía? ¿Cómo fiarse de la noticia que dice que está vivo? La duda está dentro de él.

Pero Tomás demuestra que tiene valentía: mientras los otros están encerrados en el cenáculo por el miedo, él sale, con el riesgo de que alguien pueda reconocerlo, denunciarlo y arrestarlo. Podríamos incluso pensar que, con su valentía, merecería más que los otros encontrar al Señor resucitado. Sin embargo, precisamente por haberse alejado, cuando Jesús se aparece por primera vez a los discípulos la noche de Pascua, Tomás no está y pierde la ocasión. Se había alejado de la comunidad. ¿Cómo podrá recuperarla? Solo volviendo con los otros, volviendo allí, en esa familia que ha dejado asustada y triste. Cuando lo hace, cuando vuelve, le dicen que Jesús ha venido, pero a él le cuesta creer; quisiera ver sus llagas. Y Jesús le complace: ocho días después, aparece de nuevo en medio de sus discípulos y le muestra sus llagas, las manos, los pies, esas llagas que son las pruebas de su amor, que son los canales siempre abiertos de su misericordia.

Reflexionemos sobre estos hechos. Para creer, Tomás quisiera una señal extraordinaria: tocar las llagas. Jesús se las muestra, pero de forma ordinaria, presentándose ante de todos, en la comunidad, no fuera. Como diciéndole: si tú quieres encontrarme no busques lejos, quédate en la comunidad, con los otros; y no te vayas, reza con ellos, parte con ellos el pan. Y nos lo dice a nosotros también. Es ahí que puedes encontrarme, es ahí que te mostraré, impresas en mi cuerpo, las señales de las llagas: las señales del Amor que vence el odio, del Perdón que desarma la venganza, las señales de la Vida que derrota la muerte. Es ahí, en la comunidad, que descubrirás mi rostro, mientras compartes con los hermanos momentos de oscuridad y de miedo, aferrándote aún más fuerte a ellos. Sin la comunidad es difícil encontrar a Jesús.

La invitación hecha a Tomás es válida también para nosotros. Nosotros, ¿dónde buscamos al Resucitado? ¿En algún evento especial, en alguna manifestación religiosa espectacular o sorprendente, únicamente en nuestras emociones o sensaciones? ¿O en la comunidad, en la Iglesia, aceptando el desafío de quedarnos, aunque no sea perfecta? No obstante todos sus límites y sus caídas, que son nuestros límites y nuestras caídas, nuestra Madre Iglesia es el Cuerpo de Cristo; y es ahí, en el Cuerpo de Cristo, que se encuentran impresas, aún y para siempre, las señales más grandes de su amor. Pero, preguntémonos si, en nombre de este amor, en nombre de las llagas de Jesús, estamos dispuestos a abrir los brazos a quien está herido por la vida, sin excluir a nadie de la misericordia de Dios, sino acogiendo a todos; a cada uno como un hermano, como una hermana. Dios acoge a todos, Dios acoge a todos.

4, 32-35 sAlmo 117
JuAn 5, 1-6 JuAn 20, 19-31
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