Junio En la Parroquia de Mater Dolorosa – erigida canónicamente el 9 de noviembre de 1987 – Entre las calles Grosella e Ixcóatl #5613 del Infonavit Aeropuerto C.P 32690 – Tel/Fax. 619-29-22 – facebook.com/ParroquiaDeMaterDolorosa – Año XXXIV Número 401
Palabras de Nuestro Párroco: María en nuestra fe En nuestra fe católica, la Virgen María ocupa sin duda un lugar muy importante. Cosa que no sucede en las iglesias protestantes. En ellas casi ni se menciona. Veamos si ellos tienen la razón o nosotros. Comencemos en el momento de la encarnación, cuando la segunda persona de la Santísima Trinidad descendió de los cielos y se encarnó en el seno de la Virgen María. Sin su consentimiento no se hubiera iniciado la Historia de nuestra salvación (Lucas 1,38). En el inicio de la vida pública de Jesucristo, según San Juan, en el primer milagro que realizó Nuestro Señor, María no solo está presente, sino que por su intercesión, Jesús empezó su manifestación como Hijo de Dios por la petición que su madre le hace al ver la necesidad de los invitados al carecer de bebida. El milagro de la conversión del agua en vino se llevó a cabo por la mediación de María (Juan 2,3). En la vida pública de Jesús, María aparece en varias ocasiones, pero especialmente en el momento de la crucifixión. Junto a la cruz estaba su Madre y a ella la encomienda a los apóstoles, en la persona de Juan. Representando Juan no sólo a los apóstoles, sino a toda la Iglesia que apenas estaba empezando (Juan 19,26). Es en Pentecostés, donde el papel de María en la Iglesia se demuestra cuando el Espíritu Santo aparece para formalizar la existencia de la Iglesia como institución nueva que superaba el pueblo del Antiguo Testamento por el nuevo pueblo de Dios en la figura de la Iglesia. María se encuentra en medio de los Apóstoles haciendo oración y participando en la constitución de la Iglesia (Hechos 1,14). No se puede entender la presencia de María en momentos clave de nuestra Iglesia, si no tiene un papel importante en la misma. Podemos decir que la Virgen María es un constitutivo importantísimo de nuestra fe. No podemos comprender correctamente la fe cristiana sin la presencia de María, no como algo accidental sino como algo esencial que no debe faltar en ninguna confesión de la fe cristiana.
Padre Lozoya