Enero En la Parroquia de Mater Dolorosa – erigida canónicamente el 9 de noviembre de 1987 – Entre las calles Grosella e Ixcóatl #5613 del Infonavit Aeropuerto C.P 32690 – Tel/Fax. 619-29-22 – facebook.com/ParroquiaDeMaterDolorosa – Año XXXIV Número 396
Palabras de Nuestro Párroco: Año Nuevo 2022 Se ha iniciado un año más en nuestra vida, el año 2022, después de haber transitado por espacio de casi dos años en una incertidumbre que nos ha llenado de temor a todos los juarenses, creándonos un miedo que nunca habíamos experimentado a lo largo de algunas décadas. Por más que nos exhortan a no asustarnos, no somos de piedra y nuestro corazón no puede menos que dolerse del sufrimiento por el que están pasando no pocos de nuestros hermanos. Ante esta incertidumbre nos podemos preguntar cuál es el papel de nuestra fe. ¿Será la fe sólo un condimento para adornar nuestra existencia y para consolarnos cuando la vida normal no puede hacerlo? Pero una función así no reconoce la potencialidad de la fe, y la degrada a un papel muy secundario, aunque a veces útil para la estabilidad psicológica del ánimo de la persona. Pero la fe no puede ser solo eso. La fe en el Señor Jesús nos introduce a una nueva dimensión que llena todas las expectativas del ser humano y nos orienta, no solo a esta vida para vivirla intensamente, sino que la rebasa, introduciéndonos a una vida más allá de la que estamos acostumbrados a vivir. Con fe o sin fe, la situación de pandemia que seguimos viviendo nos afecta a todos, pertenezcamos a una iglesia o a otra. El impacto en uno es lo que varía. Una enfermedad no se sobrelleva de igual manera en uno que tiene fe que en uno que no la tiene. No es lo mismo tener un accidente automovilístico con seguro que sin seguro. Así sucede con la fe, no es lo mismo vivir esta vida con todas sus altas y bajas, con fe, que sin ella. Al empezar este año 2022, dos intereses tienen que llamar nuestra atención: primero, acercarnos más a nuestra fe pues la necesitamos enormemente, sobretodo aquí en Juárez, porque no sabemos que nos pueda suceder. Nuestra fe se intensifica con la cercanía a nuestra Iglesia, especialmente practicando los sacramentos de una manera más asidua; y segundo interés, intensificar la convivencia familiar, pues esta debe convertirse en un escudo que nos proteja de las asechanzas del enemigo y nos permita encontrar la felicidad que tanto anhelamos, y que si no la encontramos dentro de nuestro hogar, en ninguna parte la vamos a encontrar. ¡Muy feliz año nuevo!
Padre Lozoya