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gabriel Soriano
Anuncia Ayuntamiento de Jesús María proyecto de ampliación del Parque Industrial Chichimeco
Serán más de noventa hectáreas adicionales en donde se instalarán naves industriales de 500 metros cuadrados
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José Guadalupe Valtierra Pérez
Gabriel Soriano
TexTo y foTo Comienza a gestionarse la ampliación del Parque Industrial Chichimeco; en estas noventa hectáreas se instalarán naves industriales de 500 metros cuadrados y se generarán alrededor de 2 mil empleos nuevos. Son cinco las empresas que ya han presentado la carta intención para instalarse en esta zona.
El titular de la Secretaría de Desarrollo Económico del municipio de Jesús María, José Guadalupe Valtierra Pérez, informó que ya se ha comenzado a trabajar en la segunda fase del Parque Industrial Chichimeco el cual tendrá una ampliación de noventa hectáreas y adelantó que ya tienen la carta de intención de cinco empresas que buscan instalarse en Jesús María.
El funcionario participó en la firma de convenio de colaboración con Lapieza para la creación de plazas laborales nacionales e internacionales, fomentando así el empleo y la inversión económica al municipio.
“Van a ser 90 hectáreas las que se van a construir, nosotros queremos como secretaría de Desarrollo Económico tratar de adelantarnos un poco, tener esta bolsa nacional e internacional para que los buscadores tengan opciones. Jesús María se ha convertido en un polígono importante para los inversionistas”, comentó el funcionario.
Se espera que en esta nueva etapa del Parque Industrial se instalen micro, pequeñas y medianas empresas quienes podrán instalarse en naves industriales de 500 metros cuadrados. Estimó que podrían generarse alrededor de 2 mil empleos.
“Esperemos antes de que finalice este año pongamos la primera piedra, es la consigna del alcalde, y se irá construyendo por cuatro fases, la totalidad del proyecto podría concluir en tres años. El proyecto apenas está en pañales, estamos en trámites de factibilidad y demás, son trámites muy tardados”, comentó.
Bioética y ética ambiental. Un origen común, objetivos distintos
VICTOR HUGO SALAZAR ORTIZ | SERGIO REYES RUIZ
En algunos textos recientes suele señalarse que la ética ambiental es una rama de la bioética, eso se debe a que ambas disciplinas surgieron siguiendo fuentes y criterios muy parecidos, pero en la práctica sus objetivos han sido bastante divergentes, pues la bioética ha enfocado su trabajo reflexivo específicamente en las áreas de la investigación médica y la práctica clínica; en tanto que la ética ambiental, en la justificación de los deberes y obligaciones morales que los seres humanos tenemos hacia otras especies. En otras palabras, la bioética no ha traspasado la frontera de lo humano, ha seguido atendiendo y respondiendo a asuntos relacionados estrictamente con problemas morales propios de nuestra especie; en cambio, la ética ambiental se ha aventurado a traspasar el territorio de los criterios humanos normativos tradicionales para evaluar, analizar y proponer nuevas obligaciones morales que los seres humanos debemos adoptar en la relación que tenemos con el mundo natural, ya que ésta ha sido sólo de dominio y explotación, sin que mediara en ella un freno para contener el deseo de señorío del hombre sobre el mundo natural.
Se reconoce que fue el filósofo y educador alemán Fritz Jahr (1895-1953) quien acuñó el término bioética en 1927. Jahr utilizó la combinación Bio-Ethik (unión de los vocablos griegos bios, “vida”, y ethos, “comportamiento”) en el artículo “Bio-ética: una panorámica sobre la relación ética del hombre con los animales y las plantas”. Parafraseando a Kant, Jahr consideraba como un imperativo de la bioética “respetar cada ser vivo como un fin en sí mismo y tratarlo como tal en la medida de lo posible”, es decir, se debía reconocer en cada individuo natural su propio valor intrínseco, lo que significa respetarlo por lo que es en sí mismo, independientemente de que pueda o no ser útil a las personas para algo. Además propuso la necesidad de incluir en la educación de los médicos una formación ética que redundara específicamente en el trabajo de investigación en seres humanos y en la experimentación con animales. El trabajo de Jahr no recibió atención debido a las circunstancias políticas y morales de su tiempo, por esta razón sus propuestas quedaron provisionalmente en el olvido. en 1970 titulado Bioethics: The science of survival (Bioética: La ciencia de la supervivencia), posteriormente lo vuelve a utilizar en su libro publicado en 1971 Bioethics: Bridge to the Future (La bioética: Un puente hacia el futuro). Su propuesta fue crear una disciplina que integrara la biología, la ecología, la medicina y los valores humanos. Potter concebía esta fusión multidisciplinaria como un puente entre dos culturas, la de las ciencias y la de las humanidades. Esto no era algo nuevo en ese momento, pues varios pensadores comenzaron a darse cuenta que se estaba generando una separación entre dos saberes, por un lado, los de la cultura humanística y por otro los científico-tecnológicos. Esto generó una creciente polarización entre intelectuales humanistas y tecnólogos que exigía un replanteamiento en la investigación y en los sistemas educativos.
En 1962 la Universidad del estado de Dakota del Sur invitó al exalumno Van Rensselaer Potter a dictar una conferencia, en la que se esperaba hablara de sus investigaciones en la campo de la oncología, sin embargo, aprovechó la ocasión para hacer un abordaje filosófico desde el cual cuestionó el progreso médico y científico. Para Potter era urgente reflexionar en el acelerado avance tecnológico cuyo objetivo era hacer continuos desarrollos sin criterios éticos, ya que la éste se justificaba como algo bueno en sí mismo, a pesar de pasar por encima de los derechos de las personas y poniendo en riesgo a otras especies y ecosistemas, por lo que él incitaba a cuestionarse sobre el tipo de futuro que se tendría en el futuro. Potter señaló en esta conferencia lo siguiente: “Yo soy de la opinión de que la ciencia de la supervivencia debe ser construida sobre la ciencia de la biología, ampliada más allá de sus fronteras tradicionales para incluir los elementos más esenciales de las ciencias sociales y humanidades,con énfasis en la filosofía en su sentido estricto, que significa “amor a la sabiduría». Una ciencia de la supervivencia debe ser más que una sola ciencia y por consiguiente propongo el termino bioética para poder enfatizar los dos más importantes componentes para lograr la nueva sabiduría que tan desesperadamente necesitamos: conocimiento biológico y valores humanos” (Potter, 1971). getown, utilizó el mismo término para dar nombre al centro Joseph and Rose Kennedy Institute for Study of Human Reproduction and Bioethics, lo que generó que el término cobrara un uso y sentido más específico, y no tan Amplio e impreciso como lo presentó Potter. Para Hellegers la visión de la bioética es más restringida a favorecer el diálogo entre profesionales médicos y profesores de ética y filosofía, es decir, involucró a profesionales de la ética en los problemas biológicos, es por ello que la bioética sigue conservando un fundamental sentido filosófico como antecedente y base de discusión que se presente en los dilemas del área médica.
Para Potter era importante introducir las “corrientes humanistas y filosóficas”, pues veía la supervivencia del hombre dependiente de la base ética en el conocimiento biológico, por eso habla de bioética; Hellegers necesitaba el término para describir de manera filosófica los dilemas biomédicos. Mientras que Potter vio la bioética como una nueva disciplina que combina ciencia y filosofía, en Georgetown vieron ésta como un brazo de la ética, como una ética aplicada (González, 2000).
El término bioética avanzó y ganó terreno rápidamente en Estados Unidos en el ámbito clínico y médico basándose en una serie de principios cuyo propósito general fue solucionar los dilemas que surgen en la práctica cotidiana de la asistencia y la investigación médica. Con ello se desposeyó a la bioética de su carácter global como lo había pretendido Potter.
Como vemos la bioética y la ética ambiental podrían ser una sola disciplina, pero los caminos se bifurcaron y esto generó distintos campos de estudio, lo cual ha favorecido a que ambas corrientes crezcan sin los tropiezos que podría querer formar amalgamados multidisciplinarios extraños que dieran origen a una disciplina híbrida sin metas claras y precisas. Preferimos dejar que cada una de estas disciplinas sigan su propio camino tal y como lo han hecho, a rescatar la idea de Potter, por mero respeto a sus ideas, o a la misma amplitud del concepto.