DALL·E 2022- in the foreground a man with the head of a fly and in the background a giant spider with the head of a fish
DEL PLACER
Si, tengo un móvil que te cagas con sus vértices curvos, su cuerpo rectangular y sus bordes tenues biselados. Tengo una libre y democrática diversidad de aplicaciones dentro : lens, netflix, trivago, instagram, twitter, tik tok caixabank, telegram, tinder, facebook, spotify. ventanitas digitales de acción y fricción acción y fricción, acción y fricción.
Geometría del placer. Oh, no, párate, me digo de repente con la retina sobre el cuadrilátero como un púgil cubriendo con sus guantes la pupila. Todo lo han convertido en recto, necio y aparente, y esto es así, porque la vida es ahora más fácil y escabrosa, tan solo roza con el pulso flácido de tu teledirigido dígito la pantalla y todo será un sencillo laberinto de códigos de pereza hipnotizante una geometría simple de placer, un hedonismo ergonómico, un diseño mínimal para el disfrute eficiente del cliente. Geometría del placer.
Vórtice palpitante de la más placentera realidad. Glándula pineal del mercado, supercoño de plástico y litio.
¿Acaso han diseñado al más perfecto seductor artefacto de turgentes formas paralelepípedas?.
Y fuera, fuera queda todo lo demás: las piedras, el musgo, el pulso y la raíz.
Geometría del placer.
La realidad diseccionada en planos de mercancía ofrecida por aplicaciones bien adaptadas a las necesidades planas, la música plana, el arte plano, la lectura plana, la imagen plana la comida plana, las amistades planas, la moda plana, la droga plana, todo en finas lonchas planas, bien cortadas, en un placer que sube por el tabique nasal hasta el lóbulo cerebral y que progresa hacia la plana pista de baile donde se celebra la ceremonia del hedonismo atroz, pira de sacrificios para el Dueño y Señor.
Geometría del placer.
¡No te pases de los límites de líneas y vértices, ciudadano!, porque si te sales, dejarás de existir.
Vacío del pan
El hambre, también tiene nación no fue el mismo, el hambre ibérico, de mondas de patata, pan negro, que vació las tripas de las que luego vinimos que el hambre yemení, de los cereales con miel el hambre del gato, la rata, o la sopa aguada El hambre acuñado al calor o forjado en el frío, no es el mismo
Cositas de esas pequeñas
Ese gusano larvado con sabor metálico acurrucado bajo las costillas con el espacio justo para una vida pequeña para un amor chiquito con un nombre simple de dos sílabas y un apellido pequeño que al pronunciarlo consuma el aire mínimo imprescindible y es que todos perseguimos una bestia algo más grande que nosotros mismos.
Oh señor de los cadáveres y las bestias no reclamo nada que antes no haya sido mío yo también soy un hombre fallido pero tengo cuadernos y poseo dos brazos una frente y un trazo divertido no más.
¡Agarraos bien!
Dioses teníais que ser para mirar hacia otro lado Oh señores de la muerte
¿qué forma de morir es esta?
Dioses teníamos que ser.
David EfeTurno de Tarde
No hay descanso en esto del tiempo. Seguimos en un mundo enzarzado, aunque siempre hay algo más en lo cercano. Los horarios y el final del sueño, el cansancio… porque un cuerpo no está diseñado para todo esto. Porque no somos capaces, menos mal, de con vencernos de que lo que hacemos es necesario.
Vivimos, nosotros los que vivimos, encerrados en bucles de rutina sin esperanza casi. El próximo paso ha de ser el último, de ahí la desidia, la parálisis, el silencio.
La persona más pesimista que conozco me habla del equilibrio mientras le cuenta a to dos los demás de la inevitabilidad de nuestra caída, de lo mucho que ganará la vida sin nosotros. Tose y cada tos es un gemido, debería haberse muerto, tal vez lo haya hecho, hace muchos años.
Los últimos dos meses, de un tiempo a esta parte, sentía que tal vez morirse fuera mejor opción que este continuo jadeo, que ese punzante dolor que acompaña a la intermitente tos que le despierta en cada sueño, que le confina a su sillón donde no tiene otra cosa que hacer mas que fumar y hablar, si es que alguien tiene la decencia de escucharle.
Allí cuenta a los optimistas que no merece la pena vivir y a los malditos, a los malditos nos dice que tal vez haya esperanza, que puede ser que hayamos dejado sin saberlo la semilla, que merece la pena en algún sentido, tanto dolor.
No callo, no puedo, le empujo a encontrar sentidos a las mañanas que detesto. Bondad en las personas que odia si es que supiera odiar, como odiaba antes de llegar a la indiferencia del que posado en su rama, mira sin querer ver y busca ese momento de libertad que se ha de encontrar sin buscar, ese aire profundo, fácil, que llena los pulmones sin apretar y vacía silencioso sin prisa el cuerpo, después de un instante de plenitud.
Vuelta a empezar, alimentando la lucidez de una mente en calma... ¡Engañada! - protes to - Todo sigue igual alrededor, para qué la plenitud, de quién la calma, qué describe ese vacío.
No hacer nada es también hacer algo necesario, la actividad constante enturbia los mo mentos hasta que es imposible diferenciarlos entre sí. Un segundo más, otra primavera, la misma caricia, el mismo ser que se repite una y otra vez frente a las puertas del metro, estorbos en las escaleras con sitios a los que ir a dejar su vida en el turno de tarde.
Tose y el mundo se para de nuevo, abre la boca enorme y juraría que la bocanada de aire no le llega a tocar la lengua. Sigue contándome que es posible porque no hay otra manera, que incluso las mentes agrias se empeñan en el camino cuando el resto es ortiga y cieno,
cuando la alternativa es la nada y el olvido. Sabe bien que no hay reglas pero intuye una moralidad presente que pueda sino dominar, al menos suavizar la saña del que puede. Predica un momento donde el fuerte reconozca su debilidad y caritativamente nos per mita seguir viviendo.
No cree en revoluciones, no sé si ha dejado de creer o simplemente no está dispuesto a justificar tanta sangre, para coronación de nuevo amo.
La sangre le digo, lo sabe, ya corre. Pero no es la nuestra. De ahí la falta de urgencia por parar su pérdida, el flujo constante, borbotones que no salpican de este lado del mar, donde los trabajadores del turno de tarde siguen muriendo a excusas en horario laboral... la casa, la familia, el fin de semana. Las deudas, el frío, la cama, el futuro.
Nosotros, esclavos del tiempo a tanto la hora y da gracias a Dios, ya tardaba en aparecer. Al final los ateos solo queréis hablar de Dios, le digo, mientras se ríe a muecas desden tadas y le brillan los ojos de esa manera en la que no queda otra opción que otorgarle la palabra. Para que haga con ella malabares y rodeos místicos, para que defina el todo sin acercarse al ser, para llegar sin ningún pudor a ser parte él también de lo eterno, con la mente en calma contemplativa, el aire fácil en los pulmones y la vida en llamas.
Sí fuera tan sencillo aceptar las palabras como hechos no habría nada inconquistable; pero eran molinos los gigantes y precisamente por ello enemigo a batir.
Me niego a creer en ínsulas y prefiero lidiar con lo que tengo alrededor aunque no sea cierto, no me apetece perderme en el universo fundirme con ello, ser parte queda de un todo que me embarca y me engrandece...
Para una vez que tengo un cuerpo que siente, un órgano pensante, una piel que se estre mece, voy sin duda a usarlos. No me interesa no ser yo, ya lo seré, no por un instante, no necesito descanso, necesito más, mucho más que ser del todo, mucho mas que la claridad del vacío; he venido aquí para llenarme y soy yo, por una vez soy yo y quiero ante todo seguir siendo.
He ahí el conflicto del ser consciente de su destino; creo que a él le pasa lo mismo y respi ra para seguir vivo y se agarra al todo como suyo para permanecer cuando la última tos taladre el espacio que dejó atrás.
No niego esa paz de la que hablas, simplemente no la deseo para mí.
Quiero vivir, sufrir todo lo necesario, llorar por otros, sentir que algo me falta, no quiero encontrar entre el aliento y la nada esperanza.
Perdóname, no quiero ser parte de ti.
¿Y si lo fueras? Qué puede hacer un Dios omnipresente y solo para demostrarse a sí mismo su existencia. ¿Serías capaz de conocerte sin haber nunca reconocido en otros la cualidad consciente? ¿Qué sería de ti sin los demás?
Un ser que piensa, que duda de su existencia porque no hay nada fuera de sí capaz de reconocerle. Un ser invisible, un sin techo rodeado de puertas de entrada que son para él muros por donde no se ha de pasar. Sin duda no podemos elegir quienes somos, no me vengas con tu verso locuaz y tu protesta adolescente a negar lo que no está en tus manos.
¿Sabes que las manos representan al yo? Las palabras dictan pero las manos hacen. Pres ta mucha atención a lo que hacen tus manos porque son lo que eres. Tu pensamiento, ese que se pierde… perdona, se funde en el todo, es incapaz. No tiene repercusión en el mundo material de la existencia a no ser traducido por tu cuerpo.
No hacer nada, simplemente ser, contiene a largo plazo la disolución del individuo como persona y yo, yo quiero llorarle a mis muertos. No soy un espejo, ni un río, no quiero serlo, quiero sentir subjetivamente cada instante.
Tocar quiero tocar, agarrar, sentir la fuerza entre mis dedos, gritar, romper, estallar. Quie ro estallar, reventar el silencio, negarme y construir caminos diferentes, quiero estar vivo. ¿Me escuchas? ¡Quiero estar vivo!
Poeta del berrinche, me mira y se disculpa por haber llegado a llamar adolescente a mi intento, a mi osada revolución de no hacer nada. Chiquillo más bien.
Miro a su alrededor, pequeña cabaña de un cuarto. La cama en altura. dos pasos detrás del sillón donde reina. Una estufa de leña a sus pies, bolsas, paquetes, ceniceros, restos de velas, un par de guitarras que no toca casi nunca, garrafas de agua, una batería de coche de donde saca luz y la poca electricidad que necesita una tele portátil donde siempre están puestas las noticias.
Vive tan lejos del mundo porque quiere y aún así necesita ser testigo del descalabro. No entiendo que pase del agua corriente y de la carne, pero no quiera dejar de saber de las desgracias.
Me pasa su pipa, hoy no quiere que me vaya.