la-cara-oculta-de-los-dibujos-del-principito-C

Page 1


La historia de El Principito es, en realidad, la historia de un sueño, en dos de sus acepciones, imaginación y anhelo, contado a través de palabras y dibujos.

Un escritor apesadumbrado por el progresivo derrumbe de una civilización, que él vio venir y se hizo patente con la derrota de su país, intenta dar una respuesta a la pregunta que lo obsesionó hasta su muerte —«¿Qué se puede, qué hay que decir a los hombres?»—1 a unos hombres carentes de vida espiritual, atrapados en un mundo enfocado hacia el materialismo y consumismo. Lo hace mediante la narración escrita del encuentro entre un niño de ficción y un aviador, él mismo. Con este relato, busca una reacción, un despertar, por parte de todos y, en particular, de sus compatriotas, para que miren, en una misma dirección, hacia las cosas que realmente importan y den sentido a sus vidas.

Y también, oculto tras las aventuras gráficas, aparentemente anodinas, de ese principito inventado, se halla el testimonio de un hombre exiliado y amargado por su situación personal, que se sintió toda su vida «extraviado entre la arena y las estrellas»; un hombre que presenta aquí el balance de su vida y un resumen

1 Lettre au général x: OC ii, p. 334. [En lo sucesivo, todas las referencias a las Obras completas i y ii, París, Gallimard, 1999, se citarán con las siglas OC, seguidas del volumen y la página. Todas las traducciones son propias, excepto las que se indican en su lugar.]

de los acontecimientos que ocurrieron en aquel período nefasto, pero también la predicción acertada de lo que ocurriría meses más tarde, cuando el cuento ya estaría publicado; un hombre consciente de que solo los más allegados sabrían descifrar por completo el significado encubierto de los dibujos.

El Principito de Antoine de Saint-Exupéry se publicó por primera vez en Nueva York en 1943 y dejó a todos atónitos. Un hombre de acción, un pionero de la aviación, conocido además por sus escritos serios, ¡escribía un cuento para niños! Sin embargo, si hacemos abstracción del género narrativo utilizado esta vez, vemos que todos sus libros nacen de experiencias vividas impactantes. En Vuelo nocturno (Vol de nuit), refería el espíritu de superación de sí mismo, de sacrificio de los pioneros del correo postal y motivaba sus propios pensamientos, en lo que llamaría Marguerite Duras Vuelo en mi noche; 2 en Tierra de los hombres (Terre des hommes), unos relatos sobre su vida y la de sus compañeros en el seno de la Compañía General Aeropostal, recalcaba la importancia de estar abiertos a los demás para crecer como personas en un planeta que es de todos; en Piloto de guerra (Pilote de guerre), narraba su propia experiencia como piloto en una misión suicida sobre Arrás, en mayo de 1940, y ofrecía sus reflexiones acerca de la necesidad de sobreponerse a la derrota de su país, además de la exigencia moral de pensar el mundo del mañana. El Principito, publicado un año después, va un paso más allá y da algunas claves para acercarse a esta meta.

2 Alain Vircondelet escribe en La verdadera historia de El principito: «Un día visité a Marguerite Duras. Fue en 1995, poco antes de que muriera. Llevaba conmigo Vuelo nocturno y lo dejé junto a ella. Lo vio y, de manera rotunda, dijo, melancólica y pensativa a la vez: “Saint-Exupéry… Vuelo nocturno… No es del todo exacto; si no recuerdo mal, habría que decir más bien, porque sería más acertado, Vuelo en mi noche…”. Siempre ocurría lo mismo con Duras: chispas que saltan como verdades» (Alain Vircondelet, La véritable histoire du Petit Prince, París, Flammarion, 2008, p. 14).

Lo que diferencia a El Principito del resto de sus libros es que, si bien es cierto que el protagonista del cuento es el principito —que representa el alma del aviador—, a su lado está, como coprotagonista, el propio aviador, que es a su vez el narrador y autor de la historia. Como autor, en la dedicatoria se dirige a los niños, que no suelen hacer juicios de valor como los adultos, pero deja una oportunidad a los adultos que hayan conservado el alma infantil. Y, por último, es ilustrador, y sus dibujos, a diferencia de las palabras, no son «fuente de malentendidos». Repiten para los niños la historia y aventuras del principito y encierran detalles sorprendentes y humorísticos, que solo ellos son capaces de percibir. Pero el segundo nivel de lectura de estos dibujos esconde, como decíamos más arriba, el relato de la vida del aviador-autor y de una época sombría.

Setenta años fueron necesarios para entender que El Principito es el libro más personal del autor, como él mismo reconoció en la dedicatoria de su cuento a Nelly de Vogüé:3 «A Nelly, que sabe muy bien que jamás escribí historia más verdadera, y que nuestro planeta no me gusta mucho». Si bien aflora su visión pesimista sobre los tiempos que corren y sus dudas respecto del futuro, deja un mensaje de esperanza para quien quiera verlo y, dado el éxito del libro, no son pocos los lectores que lo han captado.

Todavía hoy, a los editores no les resulta fácil decidir si este cuento va dirigido a un público infantil o adulto. El texto sencillo, el niño protagonista y el estilo de los dibujos han inducido a encasillarlo en un libro para niños, pero la temática seria y la lectura oculta de los dibujos nos indican, sin lugar a duda, que este cuento para niños va dirigido principalmente a los adultos.

El cuento es un iconotexto; es decir, que las ilustraciones, el texto y el soporte son inseparables. Sin embargo, los dibujos de Saint-Exupéry nunca han

3 Se trata de Nelly de Vogüé, fiel amante y confidente del autor. Véase, más abajo, «Una flor de nada» (cap. 18).

interesado mucho a los estudiosos del cuento. Se han afanado por descifrar el texto y hacerlo entendible al lector, pero han dejado de lado la parte gráfica.

Hoy sabemos que el autor daba la misma importancia —si no mayor— a sus dibujos que al texto, a tenor de una carta, ya famosa, al editor de la primera edición publicada en Nueva York en abril de 1943, tres años antes de que se publicara en Francia. En ella muestra su enfado con su agente literario, quien parece no entender las explicaciones que le ha dado a la hora de maquetar el libro:

Querido amigo:

No entiendo absolutamente nada de las explicaciones que me da Becker y creo que no entiende absolutamente nada de lo que le pido desde hace tres meses.

Cuando le entregué mis dibujos, le dije:

—Antes de que se emprenda cualquier trabajo, deseo absolutamente decidir por mí mismo acerca de

a) El emplazamiento de los dibujos

b) Su tamaño relativo

c) La elección de los que vayan en color

d) Los textos que se han de añadir a los dibujos

Cuando escribo, por ejemplo, «aquí tenéis el mejor retrato que más tarde logré hacer de él», sé perfectamente qué dibujo quiero colocar ahí, si lo quiero grande o pequeño, en blanco y negro o en color, mezclado con el texto o aparte. Creo que es importante, para no perder demasiado tiempo en correcciones laboriosas, que estemos perfectamente de acuerdo con la futura maqueta del libro.4

4 Alain Vircondelet/José Martínez Fructuoso, Antoine et Consuelo de Saint-Exupéry, un amour de légende, París, Éd. Les Arènes, 2005, p. 117.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.