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MÚSICA

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HISTORIA DE VIDA

HISTORIA DE VIDA

Himno del poeta evangélico John Greenleaf Whittier, alienta a contemplar la paz de Jehová y representa una declaración respecto a la virtud del silencio y la humildad ante Dios. OH PADRE NUESTRO CELESTIAL

PUBLICADA en 1884, la canción “Oh padre nuestro celestial” es considerada una excelente declaración sobre la virtud del silencio y la humildad ante el Creador. Fue construida sobre la base de un largo poema de meditación llamado “La elaboración del Soma”, del poeta norteamericano John Greenleaf Whittier. En su mencionada poesía, el hermano Whittier, un hombre de fe tradicional, criticó el uso del Soma, una droga intoxicante, en los rituales religiosos de la India y describió el verdadero método para el contacto con Dios. Su adaptación para ser entonada en los cultos cristianos fue realizada por el siervo Garrett Horder.

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En sus cinco estrofas, la alabanza hace referencia entre otros pasajes bíblicos a Éxodo 16:11-15, 1 Samuel 26:1, 1 Reyes 9:1-13, Salmos 46:10, Isaías 26:3, Jeremías 8:1-9:1, Mateo 4:1725, Marcos 1:35, Lucas 5:1-12, Juan 1:35-42, Romanos 12:1-21, 1 Corintios 8:6, Efesios 4:1-24, Filipenses 4:4-7 y Colosenses 3:14-15. En Estados Unidos, la melodía que la acompaña es una composición musical del organista y director de coro Frederick Charles Maker, nacido el 6 de agosto de 1844 en Inglaterra, quien fue profesor en el “Clifton College”. En tanto que en el Reino Unido se emplea un tema del compositor Charles Hubert Parry. El siervo John Greenleaf nació el 17 de diciembre de 1807 en la ciudad de Haverhill del estado de Massachusetts. Ávido lector de las Sa-

gradas Escrituras, su formación estuvo influenciada por el humanitarismo, la compasión y la responsabilidad social. Su primera poesía fue publicada el 8 de junio de 1826. En 1828, se convirtió en editor del diario “American Manufacturer” de la urbe de Boston. Dos años después, asumió las riendas del “New

OH PADRE NUESTRO CELESTIAL

1 ¡Oh padre nuestro celestial pedimos tu perdón! Renuévanos con tu bondad, y así en pureza y santidad te adore el corazón.

2 Permítenos al escuchar el eco de tu voz, también podamos contestar tal como aquellos junto al mar, siguiendo de ti en pos.

3 ¡Oh danos la serenidad con que venció Jesús! Silencio de la eternidad que halló al hacer tu voluntad, muriendo en una cruz.

4 Angustias, penas y dolor que pasen pronto haz; y sostenidos por tu amor mostrar logremos, oh Señor, la paz que tú nos das.

5 En tentación o ansiedad, tu calma da, Señor. Podamos en serenidad, o en la más ruda tempestad oír tu voz de amor.

England Review” de la metrópoli de Hartford. Luego, en 1836, del “Pennsylvania Freeman” de la ciudad de Filadelfia. A partir de 1847, dirigió el semanario abolicionista “The National Era”. Defensor de la eliminación de la esclavitud en Norteamérica, desarrolló una amplia actividad antiesclavista hasta el final de su existencia. Miembro fundador de la Sociedad Estadounidense contra la Esclavitud, empleó su talento poético para abordar la opresión y sometimiento que sufrían los afroamericanos. Fallecido el 7 de septiembre de 1892, es reconocido por su vasta labor a favor de la propagación de la Palabra del Señor. En su ilustre quehacer evangelístico, que amalgamó el periodismo y la poesía, el himno “Oh padre nuestro celestial” ocupa en lugar preponderante debido a que anima a contemplar la paz de Jehová.

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