EL PRINCIPIO DE LA MADUREZ: LA LEY ESPIRITUAL
INALCANZABLE
Cuando yo era niño, hablaba como niño [...]; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño.
1 Corintios 13:11
Tú, que ya eres adulto, ¿has abandonado el infantilismo emocional?
Los niños no suelen ser maduros. Cuando nacen, no saben nada y dependen de todo y de todos. A medida que crecen y aprenden de los mayores, ganan cierta independencia y autonomía, pero todavía tienen dificultades para lidiar con sus emociones y realizar tareas que consideran desagradables, como hacer los deberes o arreglar su cuarto. Por eso muchas veces lloran, hacen berrinches y exigen que se cumplan sus deseos.
MADUREZ, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL, ES SER UN FILTRO Y NO UNA ESPONJA.
Principios milenarios
Los adultos suelen ser más maduros que los niños, quienes debido a su poca edad y experiencia, no pueden prever el final de una situación provocada por una palabra o actitud. Por ejemplo, a mis 43 años, yo tengo la capacidad de saber cómo terminará un conflicto provocado por un insulto y la importancia de tener una casa limpia. El niño, no.
Sin embargo, la madurez no es un beneficio que viene necesariamente con la edad. En realidad, es una ley espiritual que puede ser practicada en cualquier etapa de la vida. Esta es la característica común de los que han alcanzado la felicidad: a pesar de las tormentas externas, siempre están en paz por dentro.
Ahora, curiosamente, la madurez es una ley espiritual inalcanzable porque su etimología ya revela que esta palabra significa estar totalmente listo. Y la realidad es que nunca lo estaremos. Entonces, el objetivo de este capítulo es hacerte abandonar las cosas de niño y buscar cada día actuar como adulto, como una persona madura.
Es decir, tener madurez significa hacer lo que necesita hacerse, y no solo lo que queremos. La madurez no es un estado del espíritu, sino una búsqueda constante. ¿Entendido?
Es el estilo de vida de quien es próspero, porque a través de la madurez tal vez no siempre consigas lo que quieres, pero siempre alcanzarás lo que necesitas. Es fruto de la sabiduría, y con ella los problemas de un ser humano se reducen considerablemente.
¡Madurez! Con ella somos útiles a la sociedad y traemos beneficios a quienes conviven con nosotros. No entramos en cualquier conflicto, nos conocemos bien a nosotros mismos y tratamos a las personas de la mejor manera posible, porque sabemos que la vida da vueltas y todo lo que sembramos, cosechamos.
Entendemos la vida y sabemos lidiar con sus procesos. Como el apóstol Pablo nos enseña en su carta a los corintios: Cuando yo
El principio de la madurez: La ley espiritual inalcanzable 21 era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño (1 Corintios 13:11).
¿Será esto verdad en tu vida?
Conozco hombres de 50 años que son niños en sus emociones, y jóvenes de 30 que ya han madurado lo suficiente para vivir con excelencia.
Es común tener que lidiar con situaciones negativas con mayor frecuencia de la deseada. Creo que la mayoría de las personas enfrenta al menos una circunstancia indeseada por mes, aunque sea el fin del último chocolate que deseas en la estantería del mercado. Es imposible no tener que lidiar con alguna condición negativa.
Existen muchas formas de reaccionar a lo que sucede en la vida. En la época en que eras estudiante, en las clases de física en la escuela, escuchaste sobre la Tercera Ley de Newton, que dice: “A toda acción siempre hay una reacción opuesta y de igual intensidad: las acciones mutuas de dos cuerpos uno sobre el otro siempre son iguales y dirigidas en sentidos opuestos”.1 Esta ley de la física es del área de la mecánica y se conoció popularmente como Ley de Acción y Reacción. Simplificando el concepto, se puede decir que toda acción genera una reacción. Es verdad. Y es nuestro nivel de madurez lo que determina nuestras reacciones. El secreto es que si tu reacción es desproporcionada a la acción que la provocó, eres tú quien va a sufrir. ¿Te parece lógico?
Ley de Acción y Reacción. Golpeó, recibió. Ojo por ojo, diente por diente. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón. Sea cual sea la fuente de conocimiento que uses para justificar las reacciones que consideras proporcionales a las situaciones negativas que aparecen, entiende que en el camino de la vida, tu nivel de madurez determinará tu reacción. Y tu estado de ánimo depende de eso.
1. BRASIL ESCUELA. “Leyes de Newton”. Disponible en: https://brasilescola. uol.com.br/fisica/leis-newton.htm#3%C2%AA+Lei+de+Newton. Acceso el 23 de octubre 2023.
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Recuerda, sin embargo, que la manera en que reaccionas define tus próximos años. Observa lo que Jesús de Nazaret dijo al respecto:
Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. (Mateo 5:38-41)
Esta es la propuesta espiritual de madurez enseñada por Jesús. Incluso si sales en aparente desventaja, resuelve el problema el mismo día en que surgió. En otras palabras, no dejes que los problemas pequeños se conviertan en gigantes por tu orgullo.
Siempre repito una frase a mis colaboradores: “Cada uno elige su destino”. Es importante que la entiendan y que yo tampoco la olvide, pues no debo resentirme con sus decisiones; después de todo, tener un alma libre es una característica de las personas maduras. Las personas con un alma libre son aquellas que han aprendido a manejar sus sentimientos de manera saludable, lo que significa que sus emociones no están atrapadas en las situaciones vividas en el pasado. Eso también es señal de madurez: saber lidiar contigo mismo y estar en paz con lo que ya pasó y que no puede ser cambiado.
CADA UNO ELIGE SU DESTINO CON SUS
PALABRAS Y ACTITUDES: SU NIVEL DE MADUREZ
DETERMINARÁ CÓMO SERÁ SU FUTURO.
Otra característica de la madurez es tener idea de cómo termina la historia. Como ya dije, los niños son inmaduros porque no pueden observar las circunstancias y prever cuál será la consecuencia de una
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decisión o actitud. Por lo tanto, actúan sin pensar y repiten el error hasta aprender. Los adultos, por su parte, al menos teóricamente, deberían saberlo mejor.
Recuerdo cierta madrugada fría del invierno de São Paulo en que José, mi segundo hijo, en ese entonces con 4 añitos, vino a mi habitación y me despertó a las cinco de la mañana. Para mi sorpresa, José quería preguntarme si se casaría cuando creciera. ¡No lo podía creer! Respondí sonriendo, y con esa voz de quien fue despertado de repente, que casi no sale de la boca: “Hijo, no son ni las cinco de la mañana. ¿Qué pregunta es esa?”.
Mi respuesta no tuvo ningún efecto en ese niño curioso. José escaló la cama, se sentó con las piernas cruzadas y continuó, con el ceño fruncido digno de su inquietud: “Papá, si me caso y me voy a vivir a otra casa, ¿quién cuidará de mí?”. La duda de mi niño me hizo reír. En realidad, tuve ganas de soltar una carcajada (¡a las cinco de la mañana y con una pregunta así!), pero me contuve para no despertar a Jeanine, mi esposa.
A los 4 años José necesitaba muchos cuidados y aún no tenía independencia. La base de su cuestionamiento era la de un pequeño niño que necesitaba a alguien para bañarlo, ayudarlo a alimentarse, ponerlo a dormir... Pero, por algún motivo, José se dio cuenta de que después del matrimonio el hijo ya no vive con los padres. Al analizar estos puntos, entendí que se trataba de un tipo de ansiedad respecto al futuro. Quería saber cómo sería vivir sin los padres, ya que en ese momento los necesitaba para casi todo.
Lo abracé y le di un beso apretado en su mejilla. Inmediatamente después lo miré profundamente a los ojos y le dije: “Hijo, no se puede ver el futuro con la cabeza del presente. El sentido de algunas acciones y decisiones, como dejar la casa de los padres y casarse, solo puede entenderse con el tiempo, cuando crecemos y maduramos.
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Tu preocupación hoy debe ser dormir, porque en poco tiempo ya es hora de ir a la escuela”.
Esta lógica no solo vale para los niños, es una verdad para todos nosotros.
SOLO QUIEN YA HA CRECIDO POR DENTRO PUEDE
ATREVERSE A IMAGINAR SU PROPIO DESTINO.
Las Sagradas Escrituras afirman que hay una gran diferencia entre quien ya es maduro o no, independientemente de su edad:
Sobre este tema tenemos mucho que decir, aunque es difícil explicarlo porque ustedes se han vuelto apáticos y no escuchan. En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros; sin embargo, necesitan que alguien vuelva a enseñarles los principios más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido. El que solo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los adultos, pues han ejercitado la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. (Hebreos 5:11-14)
A lo largo de mi vida sudé y trabajé con dedicación para conquistar muchas cosas. Hay beneficios que podemos obtener con dinero. Otros, sin embargo, cuestan tiempo, emoción o se generan mediante el dolor. De todo lo que luché por tener, la madurez fue lo más doloroso de desarrollar. Sí, en su totalidad es inalcanzable. Al fin y al cabo, ¿qué ser humano será 100 % bueno y perfecto? Sin embargo, se puede desarrollar en nosotros y todo comienza con una decisión. ¡Cuánto me costó madurar! Por este motivo, soy muy cuidadoso con mi vida, como enseña el Libro de la Sabiduría Milenaria: Así que
El principio de la madurez: La ley espiritual inalcanzable 25 tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos (Efesios 5:15-16).
Recientemente estuve en un evento en Brasil con cinco mil personas reunidas en un gimnasio que llegaron para escuchar la conferencia. Al subir al escenario, vi en medio del público a un hombre con quien hace unos veinte años tuve muchas desavenencias. Para ser más preciso, en ese entonces nuestra discordia casi se convirtió en una pelea física. ¡Qué tensión!
Sin embargo, el tiempo casi había cerrado la herida que yo cargaba; además, días después de nuestro último desacuerdo, conversamos y nos perdonamos mutuamente. No mantuvimos en contacto y seguimos con nuestras vidas hasta ese reencuentro.
El evento era grande. Muchas personas se habían desplazado desde diferentes ciudades del país para participar. Estaba en la lista de los autores más vendidos de Brasil con el libro Especialista en personas2 y, de repente, reconocí a ese hombre en medio de la multitud. Estaba en ese lugar lleno de gente, pero mis ojos lo encontraron. En ese momento detuve la conferencia, lo miré, y usando el micrófono le pregunté si era quien yo pensaba. Tan pronto como asintió con la cabeza, pedí a los guardias de seguridad que lo trajeran y lo pusieran en la primera fila. Esa fue la forma que encontré en ese momento para honrarlo públicamente.
LA MADUREZ MATA EL ORGULLO Y CANCELA LA VENGANZA.
Es común alimentar sentimientos pesados y negativos por personas que han errado con nosotros. Sea de forma leve o agresiva,
2. BRUNET, Tiago. Especialista en personas. São Paulo: Planeta, 2020.
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intencionalmente o no, estas emociones se mantienen porque hay errores cometidos contra nosotros que son difíciles de olvidar.
La madurez, sin embargo, permite que tanto personas como sentimientos salgan de nuestra vida, porque no necesitan ni pueden seguir ocupando espacio. Es necesario desprenderse de lo que ya pasó, de todo aquello que ya no forma parte de tu vida. Incluso cuando la experiencia pasada fue positiva, si ya no es parte de tu realidad, es esencial dejarla de lado para que puedas vivir lo que está por venir. No es posible alcanzar la paz y la prosperidad si estás atrapado en el pasado.
SIN MADUREZ, LOS HOMBRES ACTÚAN COMO
NIÑOS, LOS LÍDERES SE VUELVEN DICTADORES, Y QUIENES AMAN HIEREN COMO SI ODIARAN.
¿Existe algún sentimiento o alguien en tu historia de vida que necesite ser dejado de lado para que puedas vivir lo que está por venir? ¿Esas personas o situaciones fueron positivas o negativas en tu historia? ¿Sigues atrapado en ese pasado? ¿Qué te impide seguir adelante y dar el paso de madurez que puede transformar tu vida?
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Madurez es no sentirse herido por la opinión de los demás, significa no hacer una tormenta en un vaso de agua por el infantilismo de quienes te rodean. Peleas, chismes, intrigas, separaciones, quiebras financieras, ansiedad... Todas estas y tantas otras situaciones en este mundo son fruto de la inmadurez humana.
NADA
PROTEGE MÁS AL SER HUMANO QUE LA
MADUREZ QUE DESARROLLA.
Ahora presta atención a esta verdad: pasar por problemas no genera madurez; vencerlos, ¡sí!
“Pero, Tiago, ¿y cómo puedo vencer algo con lo que ni siquiera sé lidiar?”. Esta pregunta no tiene una respuesta simple y, además, puede estar acompañada de muchas otras como: ¿Por qué los maridos se van de la casa y abandonan a sus hijos al romper la alianza hecha en el altar, para vivir con una amante cualquiera? ¿Por qué los hijos que fueron bien cuidados por sus padres se vuelven rebeldes? ¿Por qué personas nacidas y criadas según los principios milenarios deciden vivir el lado más oscuro de la vida? Mi respuesta es que sin madurez los hombres actúan como niños, los líderes se vuelven dictadores, y quienes aman hieren como si odiaran.
La madurez es el resultado de tu crecimiento emocional y espiritual.
Madurez es darse cuenta de lo que ya no te sirve y desapegarse. Es saber lo que ya no combina con quien te has convertido y dejar que se vaya. Es como mirar una foto antigua y que te extrañes del estilo de tu corte de pelo o de la ropa que solías usar. Tal vez pienses: Era la moda de la época o Cosas de joven. El hecho es que en determinado momento cambiaste y abandonaste ese corte de pelo y ese estilo de vestimenta. Con esta pequeña ilustración se puede decir que has madurado en
Principios milenarios
relación a cómo te presentas ahora. Me tomaré la libertad de usar un pasaje de la Biblia con una aplicación diferente a la más convencional. Creo que es útil tomarlo como referencia para esta situación: Una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está adelante, sigo avanzando hacia la meta (Filipenses 3:13-14).
Madurar también significa asumir responsabilidades, hacer lo que tiene que hacerse, no lo que se quiere hacer. Es aceptar los desafíos del futuro sin abandonar la coherencia del presente. Madurez es hacer lo que funciona, no lo que tus emociones exigen.
LA MADUREZ EVITA GUERRAS QUE CIERTAMENTE PERDERÍAS.
ESTÁ DETERMINADO
Aquí hay una verdad que no podemos olvidar: si Dios levantó, nadie puede derribar. A lo largo de la historia, vemos innumerables casos de personas que intentaron derribar a quienes les parecían malos. Olvidaron, sin embargo, que no es posible vencer a quien tiene la protección divina.
Un ejemplo es el rey David, de Israel. Muchos intentaron quitarlo del trono, incluido su hijo Absalón, quien participó en el golpe de estado (lee la historia en 2 Samuel 15–18). Sin embargo, nada remueve a alguien de un lugar cuando fue Dios quien lo puso allí. ¡Destino! No es posible luchar contra él.
David fue el hombre conforme al corazón de Dios, incluso habiendo errado mucho durante su trayectoria. Desde la adolescencia, sin embargo, demostraba madurez, algo que podemos observar desde el relato de su confrontación con el gigante Goliat.
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Otro personaje bíblico nos muestra que la madurez nos libra de muchos problemas. Se trata de Gamaliel, un fariseo, doctor de la Ley, que en el siglo I ocupaba un lugar destacado en el Sanedrín, la suprema corte de los judíos en la época de Jesús. Después de que Cristo fue crucificado, la persecución romana contra los judíos se amplió a todos los seguidores de Jesús. El libro de Hechos (que entre otros acontecimientos narra el inicio de la Iglesia) cuenta que los fariseos, grupo religioso judío de esa época, estrecharon el cerco contra los apóstoles, y de todas maneras intentaban impedirles difundir el mensaje del reino dejado por Jesús.
LA MADUREZ NO NOS LIBRA DE ERRORES. PERO LOS REDUCE CONSIDERABLEMENTE Y NOS ENSEÑA A LIDIAR CON CADA UNO.
En una ocasión el caso llegó a Gamaliel, quien era muy respetado por sus pares y por el pueblo de Israel. El hombre resolvió el problema con madurez. Algunos apóstoles de Jesús fueron arrestados y llevados al Sanedrín, y Gamaliel ordenó soltarlos. Como dice el pasaje de Hechos 5:35-39:
Hombres de Israel, piensen dos veces en lo que están a punto de hacer con estos hombres. Hace algún tiempo surgió Teudas, jactándose de ser alguien, y se le unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y allí se acabó todo. Después de él surgió Judas el galileo, en los días del censo, y logró que la gente lo siguiera. A él también lo mataron y todos sus secuaces se dispersaron. En este caso aconsejo que dejen a estos hombres en paz. ¡Suéltenlos! Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; pero si es de Dios, no podrán destruirlos, y ustedes se encontrarán luchando contra Dios.
Principios milenarios
¿Qué final tan increíble, verdad? Cuando Gamaliel dice “estos hombres”, se refiere a Pedro y a los apóstoles. Como sabemos, el propósito de ellos fue dado por Dios, y el mensaje que llevaban, el de Jesús, sigue difundiéndose por todo el mundo más de dos mil años después de sus muertes. Cuando algo viene de Dios, nadie puede detenerlo.
NO DEBEMOS LUCHAR CONTRA QUIEN DIOS DECIDIÓ LEVANTAR.
Contaré a continuación una historia personal. Es un relato triste que hasta hoy me sorprende. Hace años, un amigo me hirió profundamente. Teníamos contacto diario y una relación de mucha confianza, por eso hasta hoy no entiendo cómo dejó que su lado emocional se desordenara tanto al punto de romper nuestra amistad.
Era un día muy importante para mí, uno de los más significativos de mi vida hasta entonces. En esa fecha tan especial decidió maltratarme públicamente. Su ego se infló hasta ser más grande que nuestra amistad.
Delante de muchas personas, me menospreció y me ridiculizó.
Hoy entiendo que el crecimiento que estaba experimentando en ese momento lo estaba carcomiendo por dentro. Las personas inmaduras no saben lidiar con la victoria de los demás. No celebran los logros ajenos y se sienten incómodas con los éxitos de terceros.
Podría comprender una actitud así de un rival, de un envidioso, pero nunca de un amigo tan cercano. Fue duro. Sentí mucha rabia, pensé en reaccionar y en devolverle el mal con el mal.
Sin embargo, en el momento tragué las palabras y me mantuve en silencio. Durante los dos días siguientes, no dejé de pensar en lo ocurrido. Repasé esa escena muchas veces en mi mente; revisé toda nuestra amistad buscando algo que lo hubiera motivado y no encontré nada. El resultado fue que mi alma se llenó de angustia y rabia.
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¿Alguna vez te ha traicionado un amigo, una amiga? ¿Has sido despreciado por alguien a quien amabas? Si respondiste que sí a alguna de mis preguntas, entonces comprendes lo que sentí durante esos días.
Fue difícil, necesité tiempo, pero logré reequilibrarme. Mis pensamientos se enfocaron en algunas verdades: todo lo que este amigo tenía y era, le había sido dado por Dios (él es un reconocido líder cristiano); a lo largo de su vida, había pasado por dificultades extremas, situaciones que podrían haberlo derrumbado, sin embargo, seguía de pie.
LA MADUREZ NOS HACE ENTENDER LO QUE VALE
LA PENA Y LO QUE NO.
Llegué a la conclusión de que este examigo se equivocó conmigo; sí, pero no estaba condenado por eso. La matemática era simple: a pesar de ese error, Dios estaba con él. Sí, falló seriamente conmigo, yo estaba herido por eso, pero Dios lo amaba. Punto. No puedo luchar contra quien Dios decidió bendecir.
Cuando alguien elegido por Dios se equivoca, ¡es el propio Dios quien se ocupa de él, no quien fue herido!
Este es el hombre que tiempo después, vi en mi conferencia y puse en un lugar de honor. Ese día, me di cuenta de que estaba madurando, aprendiendo a manejar y dominar mis sentimientos.
¿Recuerdas cuando David codició a la mujer de un soldado? Tuvo una aventura con ella, y cuando la mujer quedó embarazada mandó a su esposo al frente de batalla para que muriera. Dios usó al profeta Natán para exhortar a David y llevarlo al arrepentimiento (2 Samuel 11:1–12:9). Es decir, fue el propio Dios quien corrigió el comportamiento errado de su elegido.
Aunque experimenté el amargo sabor de la rabia y la decepción, no me atreví a levantarme contra ese hombre ni a vengarme de la
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humillación sufrida. Sabía que cuando tocamos a quien Dios levanta, cuando herimos a quien Dios ama, compramos una pelea aún mayor.
MI RABIA NO PUEDE SER MAYOR QUE MI ENTENDIMIENTO ESPIRITUAL.
Es importante que sepas que en el mundo espiritual toda ruptura de principios tiene consecuencias. Esta premisa es válida para cualquier persona. ¡Cualquiera!
LA MADUREZ DEL DR. KING
Sí, el respeto a las autoridades está garantizado por el principio de la madurez. En el Libro de la Sabiduría Milenaria, está escrito: Pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él (Romanos 13:1). La orientación bíblica es orar por los gobernantes, como dice claramente 1 Timoteo 2:1-2: Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, por los reyes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida devota y digna.
En este tema, Martin Luther King Jr. (1929–1968) nos dio una lección. En plena década de 1960, en medio de una violenta segregación racial, el Dr. King comenzó sus manifestaciones y luchó por los derechos civiles de los negros.
Admiro al Dr. King. Salió a las calles y buscó sus derechos, pero sin romper principios y enseñándonos cómo ser maduro en un mundo de sentimientos infantiles.
Lideró un movimiento que reunió a miles de personas y culminó con el fin de la segregación racial en Estados Unidos. Sin embargo, hizo todo esto sin jamás quebrantar el respeto a la autoridad. Y fíjate: eran autoridades que separaban a negros y blancos. Eran autoridades que
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defendían lo que Dr. King repudiaba. Aun así, mantuvo el respeto. Y se necesita mucha madurez para actuar así. Las marchas organizadas e impulsadas por el Dr. King eran antiviolencia. El gran líder estadounidense, inspirado por Mahatma Gandhi (1869–1948), activista pacifista indio, trabajó para promover la paz entre negros y blancos. Estaban en contra del sistema, no contra el presidente Lyndon Johnson (1908–1973) ni John F. Kennedy (1917–1963). La preservación de este principio hizo que King luchara por sus derechos sin herir los de los demás.
Otro ejemplo en este sentido, es la historia de David y el rey Saúl. ¿Te acuerdas? Un fragmento de ella refuerza la importancia de este principio. Nuestra mente siempre buscará alternativas. En algún momento buscará un camino más cómodo o de mayores posibilidades. Sin embargo, vale lo que está escrito: no hay autoridad constituida sin autorización de Dios. El joven David lo sabía y su posicionamiento ante los ataques de Saúl nos conmueve. ¿Cómo lo logró? ¿Cómo soportó?
DAVID ELIGIÓ NO TOCAR AL REY
SAÚL INCLUSO CUANDO EL GOBERNANTE ESTABA EQUIVOCADO.
Vamos a la historia. Hace unos tres mil años, el profeta Samuel fue enviado por Dios para ungir al joven David, el hijo menor de una familia con ocho hijos. En esa época Samuel actuaba como un intermediario entre Dios y el pueblo de Israel. Por lo tanto, no era cualquier persona quien tenía el honor de recibirlo en casa. Y con David fue mucho más que una visita cordial. El profeta fue a su casa, lo seleccionó entre sus hermanos y luego lo ungió como el próximo rey de la nación israelita. El acto de la unción significa consagración, es decir, que alguien está siendo apartado para un destino específico. En la época del Antiguo Testamento eran ungidas las personas que serían levantadas como profetas,
sacerdotes y reyes. Después de la impactante visita de Samuel, David sabía que era especial para Dios y que su futuro sería glorioso. No intentó adelantar el tiempo para alcanzar su destino, pues implicaría romper un principio. Cuando David fue ungido, el rey de Israel era Saúl. Mientras pudo, David se sometió a la autoridad de ese rey y solo huyó porque el propio gobernante intentó matarlo.
David sabía que sería el próximo rey, pero no hizo nada para derribar a quien estaba en el trono y así disfrutar sus días de majestad y gloria. Si Saúl era el rey, ciertamente lo era con la autorización de Dios. El valiente que venció a Goliat incluso tuvo la oportunidad de matar a Saúl en la época en que este lo perseguía. Podría haberle quitado la vida a su perseguidor y haber dicho: “Se lo merecía”. Sin embargo, veamos lo que leemos en 1 Samuel 26:7-11:
David y Abisay llegaron esa noche y vieron a Saúl dormido en medio del campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera. Abner y el ejército estaban acostados a su alrededor.
—Hoy ha puesto Dios en tus manos a tu enemigo —dijo Abisay a David—. Déjame matarlo. De un solo golpe de lanza lo dejaré clavado en el suelo. ¡Y no tendré que rematarlo!
—¡No lo mates! —exclamó David—. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor?
Y añadió:
—Tan cierto como que el Señor vive, el Señor mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla. En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Solo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí.
Cuando David dijo “el SeñoR mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla. En cuanto a mí, ¡que el SeñoR me libre
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de alzar la mano contra su ungido!”, estaba siguiendo el mismo concepto que Gamaliel, el notable fariseo y doctor de la Ley, usó en Hechos para mandar soltar a los apóstoles perseguidos siglos después. El erudito enfatizó: “Si su propósito o actividad es de origen humano, fracasará; pero si procede de Dios, no podrán vencerlos, y se encontrarán luchando contra Dios mismo”.
Estas dos historias ocurrieron hace miles de años, y sabemos cómo terminaron: Saúl se suicidó para no ser asesinado por los filisteos, y David se convirtió en rey; Gamaliel es recordado hasta hoy por su decisión madura y sabia; y los apóstoles de Jesús difundieron el mensaje de aquel que es el camino, la verdad y la vida por todo el mundo.
Las leyes espirituales rigen la humanidad desde siempre. De nada nos sirve entrar en batalla contra este hecho. Todos los que fueron en dirección contraria a los principios milenarios desaparecieron de la historia o quedaron marcados negativamente. Tu nivel de madurez te llevará a cumplir o incumplir estos principios. Tu nivel de madurez guiará tu reacción y determinará tu futuro.
SEÑALES DE MADUREZ
• Es alguien de pocas palabras.
• Nunca habla de los demás.
• No presume.
• Se pone en el lugar de las personas.
• Entiende que el mundo no es justo.
• Perdona rápidamente.
• Sabe cómo terminarán las cosas.
• No juzga.
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• Sabe decir no.
• No se queja con quien no puede resolver el problema.
• Escucha ambos lados antes de tomar partido.
• Entiende que la vida se compone de fases.
• Administra con excelencia la información que recibe.
Si el principio de la madurez forma parte de tu rutina a partir de hoy, tus resultados cambiarán para mejor. Nunca faltará paz interior y tus relaciones serán saludables y duraderas.
¿Es eso lo que quieres?
Entonces paga el precio, porque la madurez no viene gratis. Pero si la alcanzas, tu vida aquí en la tierra tendrá más paz y más sentido. Como dijo el apóstol Pablo, cuando crecemos, es necesario abandonar las cosas de niño (1 Corintios 13:11).
Aplica las lecciones de este capítulo y tu destino será de paz y honor.
ANALIZA TU NIVEL DE MADUREZ
En el test a continuación, analizarás tu nivel de madurez. Para ello debes responder con sinceridad y rapidez, ¡sin pensarlo dos veces! Marca el círculo que corresponda a tu respuesta: si estás muy de acuerdo con la afirmación, más o menos, en desacuerdo o totalmente en desacuerdo. Al final, suma la cantidad que le corresponde a cada círculo y ve el resultado. La buena noticia es que puedes repetir el test tantas veces como quieras, en diferentes momentos de tu trayectoria, para verificar tu progreso.
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1. No hablo mucho cuando converso con otras personas; en cambio, escucho atentamente y espero mi turno antes de responder.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
2. Detesto los chismes y no hablo sobre la vida de los demás.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
3. No presumo de mis logros con otras personas, ni creo que soy mejor que los demás por esos logros.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
4. Siempre que tengo un desacuerdo con alguien, trato de imaginar qué hizo que esa persona actuara de cierta manera en lugar de juzgarla.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
5. Sé y acepto que el mundo no es justo, y que no siempre tendré todo lo que quiero.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
6. No guardo rencores. Si alguien me ha hecho mal, oro a Dios para que ilumine su camino y le deseo lo mejor.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
7. Cuando estoy en una situación complicada o difícil, siempre sé cómo terminarán las cosas. Confío en mi experiencia e intuición, que nunca falla.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
8. No juzgo a las personas, porque sé que solo Dios sabe lo que pasa en cada mente y corazón. Al final, las apariencias engañan y, de hecho, nunca conocemos cómo es la vida de una persona.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
9. Siempre pongo límites y digo “no” a demandas que no me engrandecen ni me ponen en el camino del Señor.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
10. No me quejo de mi vida con quien no tiene nada positivo que aportar. Reservo mis dolores exclusivamente para quien pueda acogerme y ayudarme.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo
Estoy completamente de acuerdo
El principio de la madurez: La ley espiritual inalcanzable 39
11. Nunca tomo partido en un conflicto sin conocer la versión de todas las personas involucradas. Toda historia tiene al menos dos lados.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
12. Sé con absoluta certeza que la vida está hecha de altibajos. Cuando estoy en una fase mala, sé que pasará; y en una fase buena, sé que es necesario estar alerta ante tormentas.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
13. Siempre administro bien la información que recibo, sabiendo con quién compartirla y qué hacer con ella. El conocimiento es un poder que nunca desperdicio.
Totalmente en desacuerdo
No estoy de acuerdo
Mas o menos
Estoy de acuerdo Estoy completamente de acuerdo
RESULTADO
NIVEL ALTO DE MADUREZ
Si marcaste de 7 a 13 círculos “muy de acuerdo” o “de acuerdo”, ¡felicidades! Aunque no conocieras el principio de madurez, estás en el camino correcto: sabes manejar las situaciones que la vida presenta con paciencia, humildad y sabiduría. ¡Sigue practicando el principio de madurez hasta dominarlo completamente!
NIVEL MEDIO DE MADUREZ
Si la mitad o más de tus respuestas fueron “más o menos”, aún tienes un largo camino por recorrer. Por un lado, entiendes la importancia del principio, pero te falta perseverancia para poder ponerlo en acción en todas las ocasiones. Recuerda: los principios milenarios son universales e innegociables. ¡Deben practicarse siempre, sin excepciones!
NIVEL BAJO DE MADUREZ
Si la mayor parte de tus respuestas fue “en desacuerdo” o “totalmente en desacuerdo”, todavía tienes mucho que aprender. Pero no te desanimes: ya sea por la edad, traumas, sentimientos negativos o falta de experiencia, puedes estar tropezando con obstáculos que impiden tu madurez. Ahora que conoces el principio de madurez, busca practicarlo todos los días, en todas las ocasiones, y usa tu fe cuando el espíritu flaquee.