A menos que se indique lo contrario, todas las citas de la Escritura han sido tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999, 2015, 2022 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. Las citas de la Escritura marcadas (PDT) son tomadas de La Biblia Palabra de Dios para todos © 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International. Las citas de la Escritura marcadas (TLA) son tomadas de la Santa Biblia, Traducción en lenguaje actual Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Used by permission. Las citas de la Escritura marcadas (RVR-60) son tomadas de la Santa Biblia versión Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.
¡Me estalla la cabeza!
Cómo dejar de ceder a las exigencias de los demás (¡y a las mías!)
Edición: Henry Tejada Portales
ISBN: 979-8-88769-252-4
eBook ISBN: 979-8-88769-253-1
Impreso en los Estados Unidos de América © 2024 por Alejandra Stamateas
Whitaker House 1030 Hunt Valley Circle New Kensington, PA 15068 www.whitakerhouseespanol.com
Por favor, envíe sugerencias sobre este libro a: comentarios@whitakerhouse.com. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida o transmitida de ninguna forma o por algún medio electrónico o mecánico; incluyendo fotocopia, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación sin el permiso previo por escrito de la editorial. En caso de tener alguna pregunta, por favor escríbanos a permissionseditor@whitakerhouse.com.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 31 30 29 28 27 26 25 24
NO LOGRO ENTENDER A LOS HOMBRES
¿Sentiste alguna vez que el hombre que tenías al lado, más que un hombre se asemejaba a un bebé a quien tenías que cuidar, mimar, alentar, darle de comer, prepararle la ropa…?
¿Te encontraste alguna vez sin reconocer a tu pareja, al ver que es un hombre que se preocupa demasiado por sí mismo y no se da cuenta de que tiene una familia con la que vive?
¿Cuántas preguntas te hiciste sobre la persona que elegiste para compartir tu vida?
Seguramente te has hecho bastantes preguntas y, por cierto, son muchas y diversas las clases de hombres con las que nos hemos encontrado en la vida o con las que nos encontraremos. Por eso sería muy bueno comenzar distinguiendo las características más visibles de estos hombres, ya sean nuestra pareja,
nuestros jefes, familiares o amigos, para que cuando los conozcas sepas cómo cuidarte y qué estrategias usar con ellos.
El hombre-bebé: es el que nunca crece, el eterno niño o adolescente. Nació en un hogar inestable, donde había problemas (quizá su padre era alcohólico) que se debían ocultar, no se podía contar lo que pasaba en su casa y mostraba siempre un rostro alegre para aparentar que todo estaba bien.
El hombre-bebé busca la paz a cualquier precio, y la mujer que esté a su lado se transformará en una mamá. Ella le dirá: “¿Por qué no le dijiste tal cosa…?”, “Y… ¿no te diste cuenta de cómo te miraba esa?, seguro que quería algo contigo”. Y él responderá: “¡Qué sé yo! Tú te das cuenta de esas cosas…”. Dirá, también: “Ocúpate de los chicos porque yo me siento incapaz”. ¡Y claro…! Si todavía él tiene que criarse, ¡cómo va a cuidar de sus hijos! Hasta que no deje de ser bebé, no podrá ser padre; y pretenderá que su esposa lo trate como a un hijo más. Ella será la “mala de la película” y le advertirá y confrontará con lo que él no hace.
Hay algo importante que debemos saber. Cuando tuvimos en brazos al bebé de una amiga o de un familiar y el bebé se ensució, se lo dimos a su madre para que lo cambiara (“Toma... se hizo caca”).
¡NO LE CAMBIES LOS PAÑALES A TU
“HOMBRE-BEBÉ”! ¡QUE SE LIMPIE SOLO!
¡NO TE HAGAS CARGO DE SUS COSAS!
No logro entender a los hombres 11
El hombre-perchero: es el que está obsesionado consigo mismo y vive preocupado por su imagen. Cree que todo lo que pasa se refiere a él, que es el único importante, y buscará lo que lo beneficia sin interesarse por nadie. Al hombre que está preocupado por su imagen no le interesa nada. Con tal de lograr su objetivo te pasará por encima y se creerá imprescindible: “No sé qué serías sin mí, yo te saqué de ese barrio de ‘cuarta’ y te di una mejor calidad de vida, ¿te quieres separar de mí? ¿Y adónde vas a ir? si eres una ‘pobre mujer’, no tienes nada”.
EL HOMBRE-PERCHERO ES AMBICIOSO Y DEPENDE
ADMIRACIÓN DE LOS DEMÁS. Y EL DÍA QUE DEJA DE SER ADMIRADO, SE ECHA
TODO A PERDER, SIEMPRE ESPERA QUE LE DIGAN
LO MARAVILLOSO QUE ES.
Tratará a los demás como sus sirvientes y se aprovechará de ellos, porque “él es el gran hombre”. Sobrestima sus propios logros y no permite que otros lleguen a tenerlos. Es ese hombre que dice: “No quiero que estudies, ni que vayas a trabajar, ni tengas tus propios ingresos; no vayas a ningún lugar porque la gente te puede hacer mal”. ¡Mentira! Es para dejarte en un estado de negación y que nunca lo superes.
El hombre-dispensador: aprietas un botón y se calienta, aprietas otro y se enfría. No le gusta que le digan lo que tiene que hacer, y en caso de aceptar un consejo, lo hará con bronca, refunfuñando y quejándose (especialmente los jubilados), se
olvidará de hacer las cosas o llegará siempre más tarde porque tiene miedo al fracaso.
Un ejemplo de este estereotipo es el empleado bancario que trabaja por años en el mismo banco, sentado en la misma silla, en el mismo escritorio, no hace nada más porque su trabajo no se lo exige, tiene miedo a equivocarse y su familia se queda estancada. La esposa le dice: “Si no fuera por mí, no hubiéramos conseguido la casa”; “Si yo no hubiera ahorrado, nunca nos habríamos ido de vacaciones…”. Y él, como no quiere fracasar, prefiere quedarse con lo conocido sin arriesgar.
El hombre-dispensador es arrebatado e impulsivo, todo lo hará sin entusiasmo, y los que viven a su alrededor estarán siempre esperando su reacción. El progreso familiar se detiene por su carácter.
El hombre-maniquí: es el hombre perfecto que te gustaría tener en la cama, que te enamora cuando lo miras, un hombre completo: atlético, musculoso, amante de Dios, bueno, comprensivo, que te proporciona mucho dinero, te lleva de viaje, paga tus cirugías y es fiel por naturaleza.
Quiero darte una noticia: ese hombre no existe, está solo en las vidrieras. Tiene las características que soñamos y suple todas nuestras expectativas.
SI NO ENTENDEMOS A LOS HOMBRES ES PORQUE PONEMOS TODAS NUESTRAS EXPECTATIVAS EN ELLOS.
No logro entender a los hombres 13
Todo lo que necesitamos lo proyectamos en ellos: “Este hombre me va a cuidar, me dará lo que necesito, me hará feliz, me mantendrá, me dará seguridad, me amará por siempre”.
La sociedad espera que tanto hombres como mujeres actuemos de determinada manera. Y las mujeres decimos: “Si él no tiene expectativas, yo haré que las tenga”, pretendiendo que cambie por nuestro esfuerzo.
La palabra “expectativa” deriva de la raíz “esperar”. Por ejemplo, si te ofrecen un dispensador de agua, te explicarán que de un botón sale agua fría y de otro caliente, y si eso no ocurre, no cubrirá las expectativas. Asimismo, llegamos al matrimonio con “ciertas expectativas”, y si el hombre no las cumple, aquello derivará en crisis y diremos: “No lo entiendo”.
HAY EXPECTATIVAS QUE SON RAZONABLES, PERO HAY OTRAS QUE SON IRREALES. DEBEMOS
RECONOCER SI LA EXPECTATIVA QUE PUSIMOS EN NUESTRA PAREJA ES IRREAL.
Algunos ejemplos de expectativas irreales y reales son las siguientes:
“Mi marido no mirará a ninguna mujer”.
Esta no es una expectativa real porque de todos modos va a mirar, y quizá lo haga cuando no estés cerca.
“Quiero que me sea fiel”.
Esta es una expectativa real, correcta.
“Quiero que tengas el mismo cuerpo de los quince años, cuando te conocí”.
Es una expectativa irreal que tu marido puso en ti. Respóndele: “Después de haber tenido tres hijos, ¿cómo voy a tener ese cuerpo? Tampoco tengo quince, ya tengo cuarenta o cincuenta y tantos”.
“Quiero que él me cuente todo”.
Es irreal e imposible porque su lenguaje está acortado. Los hombres solo hablan de soluciones; en cambio, las mujeres filosofamos sobre todo.
Los hombres tienen miedo a la ira de las mujeres, a su reacción, y por eso se callan o mienten. Muchas veces queremos que nos cuenten sus cosas, pero si no nos gusta lo que nos dicen, explotamos y nos dirán: “No te cuento más nada”, y antes de hacerlo lo pensarán veinte veces.
“Quiero que sea sensible y seguro a la vez”.
No sabemos lo que queremos. Si nos cuenta sus emociones, temores, alegrías, miedos, ¡salimos corriendo! Culturalmente el hombre era “el protector” y la mujer, “la tonta que está a su lado”. Lo que menos queremos es estar al lado de un hombre miedoso o inseguro.
NO SOMOS EL “ANEXO” DE NADIE. SOMOS ÚNICAS, ESPECIALES Y TENEMOS LAS CONDICIONES PARA SALIR ADELANTE.
No logro entender a los hombres 15
A veces ponemos expectativas tan altas que nadie las puede cubrir, por eso, muchas mujeres quieren tener una pareja y, a su vez, no quieren. Buscan un hombre ideal para que nunca aparezca (“este tiene los zapatos sucios”, “ese tiene las medias rotas”, “a este le faltan los dientes”). No podemos entender a los hombres porque no sabemos qué queremos.
Si no encuentras a tu príncipe es porque tampoco eres una princesa. Todos fallamos, tenemos lados oscuros y estamos creciendo. No tengas expectativas irreales, no tendrás a Brad Pitt en tu cama porque es “de película”. Tu pareja tiene cosas buenas, otras con las que está luchando y también algunas malas.
Como mujeres debemos hacernos dos preguntas:
¿Adónde voy?
¿Con quién voy?
No te olvides de que primero es necesario poder responder adónde vamos. Las mujeres que se preguntan “¿Con quién voy?” tendrán dificultades porque no saben adónde ir. Si el foco está primero hacia dónde vas, todo el que te acompañe te hará feliz y tendrá éxito, será transformado e irá adonde Dios le diga.