Massanassa Festes
de SANT JOAN
História Local
JOSEP TELLO. UNA DOBLE MIRADA: FILIAL Y AMIGA
M
i padre, Josep, tenía (tiene) un estudio en Massanassa. Era mucho más que un estudio, era un refugio para su espíritu creador, para sus manos laboriosas. Ese estudio ocupa una casa que pertenecía a la familia de mi madre, allí disponía de la tranquilidad y el espacio necesario que su oficio requería. Durante bastantes años esa casa fue el lugar donde se fraguaron, maduraron, transformaron papel, arcilla, escayola, madera, bronce o gres en obras, grandes obras. Su mente proyectaba desde un mundo al que lamentablemente la mayoría de nosotros no podemos acceder. Luego sus manos con delicadeza, tesón y capacidad asombrosa daban forma, a veces con fuerza otras como si de caricias se tratara, a la materia que había elegido. Después las obras, como hijos ya hechos tenían que irse de casa, a encontrar su destino, a veces lejano otras no tanto. Y siempre ocupaban un lugar en el corazón de mi padre, como verdaderos hijos.
La Casa-taller de Massanassa
siempre preocupada por el exceso de trabajo, que podía socavar su salud, “¡Ni siquiera descansas después de comer!” Aún así le daba tiempo a todo, cuidaba de su familia, de su mujer. Era un padre atento a su deber, a su querer.
Pero su espíritu inquieto le llevaba de inmediato a nuevos proyectos, siempre varios, siempre diferentes. Era ágil y rápido en su respuesta. Su cuerpo y su mente funcionaban a unas revoluciones diferentes, como una maquinaria avanzada que siempre me sorprendía.
No él no tenía miedo a nada, ni a los fracasos, que él decía no eran sino pasos necesarios para depurar, para mejorar. En realidad en su vocabulario no existía esa palabra “El suspenso lo tienes antes del examen, te examinas para aprobar” Josep creía que la superación de uno mismo era la única forma de vida aceptable. Esa palabra está grabada en mí, en mis fundamentos. En él tuvo digamos, un efecto mágico, le convirtió en un creador infatigable, en un investigador insaciable, en un maestro exigente y justo. En definitiva era un ser de inquietudes sin fin, como si en su interior albergase un mecanismo de movimiento perpetuo, que le llevaba siempre un poco más allá, sin asomo de fatiga.
Era inquieto, era curioso acerca de sus propios límites, siempre intentaba hacerlo todo mejor, lo mejor posible y ese posible era siempre infinito. Cómo hacer factible ese deseo innato sino trabajando horas, días, meses, años. No puedo recordarle ocioso. Mi padre trabajaba incluso cuando descansaba, casi me río al pensarlo, pero es verdad. Tuvo la inmensa fortuna de amar tanto su trabajo que no necesitaba nada más, él decía que su hobbie era su trabajo. No necesitaba las vacaciones ¿Vacaciones, sin modelar, sin dibujar? Nunca Recuerdo a mamá
Era valiente, acometía sus tareas, a veces, como si de retos se tratase. Yo creo que le gustaba superar dificultades, recorrer sendas de nuevas técnicas, de materiales desconocidos, aún sin hollar. Y los exploraba hasta la extenuación.
Ese afán de superación es la verdadera esencia de mi padre. Sus trabajos a veces tenían dimensiones realmente importantes, y siempre las obras a gran escala tienen “efectos
Josep Tello Andrés
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